Partida Rol por web

Las palabras de Carlos me sobrecogieron. No estás loca. ¿Estaba viendo de verdad el fantasma de Carlos? No confíes en ellos, Caoline, esto no es lo que crees.

Arrugué la frente, moviendo la cabeza cabizbaja de un lado a otro, intentando asumir sus palabras. 

Al ver que comenzaba a desvanecerse, lo miré con angustia y extendí el brazo hacia él, suplicante: -Carlos... no me dejes- él había sido lo más parecido a un amigo que había encontrado allí dentro. Su presencia, fuera fruto de mi imaginación, o una manifestación fantasmagórica, era lo único que me salvaba de la soledad.

No pudo evitar dar un respingo con cada zumbido de la mosca en su oreja. Parecía que la estuviese regañando y quisiera que fuese a desayunar.

Está bien, está bien...-concedió al niña, llevándose un dedo tras la oreja para acariciarla. Mosca 1 - Joy 0. 

No puede evitar sonreír al escuchar a la doctora decir que el tratamiento estaba yendo bien, aunque ella no se sintiese del todo bien a decir verdad.

- Bien-sonrió-. Está bien, iré a desayunar... ¿hay tortitas?-pregunta mientras sale de la cama con un saltito para calzarse las zapatillas-. Para las tortitas siempre tengo hambre...-confiesa con una sonrisa inocente. 

- Claro que si - Responde la doctora con tono cómplice. Y sin esperar más se levanta dispuesta a salir de la habitación, pero se detiene como si hubiese recordado algo - Hay una cosa más, Joy. - dice con tono emocionado - Le hemos dado el alta a Carlos. Se fue a casa a primera hora de la mañana. Me pidió que te diese esto.

La mujer saca del bolsillo una moneda idéntica a la que el mago le dejo a Joy el primer día. 

Lo siento Caroline. El ya viene. - Las palabras eran apenas un susurro, llegaron a los oídos de Caroline un segundo antes de que la imagen de Carlos se fundiese con la nada.

Súbitamente se escucharon pasos al otro lado de la puerta, y a continuación dos golpes secos.

Señorita Jones, soy el Doctor Jensen. ¿Puedo pasar?

La Doctora alzo la vista con su impertérrita sonrisa.

- Seguro que si ­- dijo y sin volverse a la enfermera añadió - Todo correcto señorita Worth. Llévelo al laboratorio.

El tono firme de la doctora con la enfermera contrasto con el que había empleado con Richard un instante antes. La mujer no dijo nada, y salió de la estancia con cierta precipitación. Julia sin embargo se volvió hacia Richard y cuando escucho el sonido de la puerta al cerrarse le hablo.

- Queda otro asunto - comenzó a decir, y la gravedad tiño su rostro - se trata del señor Fresno. Falleció durante la noche. - La mujer dejo que Richard digiriese la noticia durante unos instantes - De todos ustedes era el más grave, y nuestras esperanzas de poder contrarrestar los su estado eran ínfimas. Aun así, entiendo que es un duro golpe.

Me sobresalté al escuchar los golpes de alguien llamando. 

-Adelante- dije, repitiendo en mi cabeza las palabras de Carlos mientras un instinto de supervivencia me hacía permanecer en alerta.

Aquella facilidad con la que la doctora cambiaba el tono de su voz y el tacto con la enfermera no le agradó mucho a Richard. No es que fuera algo terrible por su parte, simplemente le daba algo de mala espina.

Se despidió con la mano de la enfermera y se estiró un poco, como si para el ahora empezase a despertarse en realidad, pues aunque no lo pareciese, a su cerebro le costaba despertarse y dejar atrás aquel mundo de los sueños.

Enarcó una ceja cuando la doctora puntualizó que aun quedaba otro asunto y por un momento pensó que tendría que ver con su reunión nocturna con la otra enfermera y que iba a llamarle la atención. Pero no se trataba de aquello, y no es que conociese a aquel hombre como para entristecerse, pero la impactante noticia dentro de aquel lugar pues... le pilló completamente desprevenido dejando sus ojos abiertos como platos y los labios apretados.

A los pocos segundos logró decir algo sin decir realmente nada.

-Va-vaya...emm...buff.

"Pobre Joy..."

Esperó un poco a ver si realmente la doctora ya había terminado para preguntarle.

-Emm...una cosa. Por casualidad...¿No sabrá el nombre de la enfermera que tenía turno nocturno anoche? Así rubia...vestida de enfermera...je-je...

"Muy inteligente por tu parte Ricky"

Sonríe ampliamente, aunque de forma vaga y cansada, pero al menos por una vez se la ve entusiasmada con todo eso.

- Gracias Doc... me ayudará mucho - Realmente estaba superando el mono de la nicotina pero la terapia la estaba matando, y sentía que moría en todas las direcciones.

Cuando se marcha y le da la flor, la observa. Ladea la cabeza y entrecierra los ojos ¿estaba mejor la flor o eran alucinaciones?

- Pero si estaba hecha una mierda... - Murmura. Al final frunce el ceño y con cuidado se levanta del suelo, observando como la doctora se marcha por el pasillo

Comienza a andar hacia la puerta cuando la doctora la detiene y le dice que su amigo Carlos, el mago, se había ido ya del hospital. La niña frunce los labios, algo triste, pero enseguida su expresión cambia a una mucho más alegre cuando ve el regalo que el hombre le ha dejado: ¡la moneda mágica! La pone cerquita de sus ojos, para contemplar su brillo y las inscripciones de esta, la cara y la cruz. Sonríe y asiente.

- Qué bien. Si le han dado el alta quiere decir que se ha puesto bueno...-dice con una sonrisa ancha. Si Carlos se había curado, eso quería decir que ella también podría y eso la hacía tremendamente feliz. Podría volver a casa con mamá, papá y su hermana. 

Sigue caminando al lado de la doctora, lista para el desayuno.

La doctora asiente mientras camina acompañando a Joy hasta la zona del desayuno. Es la primera en llegar, aunque seguro que el resto no tardaran demasiado. La mujer se despide con una sonrisa, y cuando desaparece la mosca, que se ha mantenido en su sitio todo ese tiempo, decide finalmente moverse.

Sale volando desde su lugar en la oreja hasta el lugar en el que se sienta Joy cada mañana. Que mosca mas curiosa.

La doctora deja a Maia con tiempo suficiente para arreglarse antes de que sirvan el desayuno. En unos treinta minutos lo servirán, pero hasta entonces hay poco que hacer, y el resto estarán en sus habitaciones aguardando la visita o el desayuno como ella.

La puerta se cierra finalmente dejando a la mujer sola con su curiosidad.

La mujer parece un poco sorprendida por tu falta de reacción, y la siguiente pregunta la remata a juzgar por su expresión.

- Lo siento, no se quien tenia turno, pero lo comprobare. – dice con corrección antes de añadir – Richard, me gustaría que no le dijésemos nada a Joy. Le he dicho que se ha ido pero no creo que ella necesite saber la verdad. ¿De acuerdo?

Sin esperar una respuesta se levanta dispuesta a irse para que Richard pueda ir a desayunar.

La puerta se abre despacio y un hombre de aspecto desarreglado entra dedicándole a Caroline una amable sonrisa.

- Señorita Jones… - dice con un tono afable – soy el Doctor Tapman, aunque puede llamarme solamente Jens.

El hombre da un par de pasos hasta quedar dentro de la habitación y cierra la puerta tras de sí. Actúa de forma un tanto indecisa, mirando a su alrededor como si no estuviese seguro de si sentarse o quedarse de pie. Finalmente dedica una mirada a una mirada a Caroline mientras señala una de las sillas, y se decide a sentarse.

A diferencia del resto de miembros del equipo, Tapman no lleva una Tablet, sino un expediente lleno de papeles y lo que parece un bloc de notas aparentemente nuevo.

- Me llamo Jens Tapman… creo que ya lo ha dicho. Soy psicólogo. – Declara esto último en voz extremadamente baja, como si fuese un asunto incomodo – Me han pedido que hable con usted para hacer una pequeña evaluación…  - se detiene de forma abrupta durante unos segundos, claramente incomodo – Al parecer ha… ha visto un fantasma ¿no?

La niña mira como la doctora se va cuando escucha una vez más el zumbido de la mosca alejándose hacia donde la pequeña solía sentarse siempre. Joy se sienta en el sitio de un saltito y se apoya sobre la mesa para observar más de cerca a la mosca. Pone un dedo sobre esta, suavemente, como si volviera a acariciarla.

- Eres una mosca muy rara...-le dice-. Pero me gustas. Tengo que pensar en un nombre para ti...

La sigue mirando, ahora con la mejilla apoyada en uno de sus brazos.

- En casa teníamos un perro... pero no creo que un nombre de perro le quede bien a una mosca... 

-Gracias, no te preocupes.-richard no había pensado en la posibilidad de no contarle la verdad, ya había comenzado a pensar en como hacerlamás llevadera par a la niña...-Oh, buena idea, no contarselo...está bien, descuida. Hasta luego.

Cuando la doctora se marchó, Richard no tardó en seguir su camino hacia fuera y ver si los demás ya se encontraban desayunando.

Caroline asintió con la cabeza cuando el doctor se presentó, pero no dijo nada, limitándose a observar la actitud de Jens. Lo siguió con sus ojos vidriosos mientras el hombre parecía dudar entre si tomar asiento o no, hasta que, finalmente, se sentó en una de las sillas.

Era psicólogo al parecer. Jones se removió en la cama, inquieta. ¿Fingiría estar loca o contaría la verdad? Carlos la había avisado, de eso no tenía dudas.

-Bueno...- comenzó a decir -juraría que vi a Carlos entrar en mi cuarto para despedirse, pensé que el tratamiento había funcionado, hasta que la doctora Neville me contó que había muerto la noche anterior... cosa que no tiene sentido.

No dijo que había vuelto a verlo, sólo contó lo que sin duda Neville ya le habría dicho. Ahora desconfiaba de todo... y de todos.

Unos instantes mas tarde, en el comedor:

Las alas de la mosca vibran produciendo un cosquilleo en la yema del dedo de Joy. Un instante más tarde, el pequeño insecto alado alza el vuelo desapareciendo por la puerta de entrada, casi en el mismo instante en el que Richard entra en la estancia.

Al cruzarse con la mosca, Richard alza la mano con intención de espantarla, y Joy contiene la respiración durante un instante. Sin embargo el pequeño ser es demasiado rápido y Richard al ver que se aleja por el pasillo la ignora mientras saluda a Joy, que se encuentra sentada en la mesa aguardando el desayuno.