Partida Rol por web

Gracias por tu ayuda, Darioleta. Muy seguramente no hubiese sobrevivido sino llega a ser por vos- tras decir esto, vuelve a recostarse en el carro, esperando que se pusiese en marcha y proseguir el viaje.

Tras la bendición del Padre Benito, fue a preparar su caballo para un nuevo día de viaje. La noche había pasado tranquila y agradecía el poder descansar si tener que preocuparse demasiado por lo que ocurra mientras tiene los ojos cerrados.

-Gracias por todo, Padre y espero que todo se solucione con la ayuda del todopoderoso.

Tras despedirse de ambos, tanto del padre como de Darioleta, siguió su camino hasta la retaguardia del carro donde estaba Edgar, así, aparte de darle conversación para que no se aburriera, poder ir algo más relajado.

Proseguis viaje hacia el norte pasando un par de aldeas, las cuales sin duda, han sido perturbadas por el paso de los caballeros rojos. 

A eso de medio día y siguiendo el curso del río Thames, llegais a un puente que lo cruza. Al otro lado, un caballero rojo lo guarda.

-Esperando estaba a que viniesen aquellos que derrotaron a mi hermano en la morada de Sir Ulbert, por la espalda y atraición, que bien me ha contado aquél que huyó como un cobarde por no saber defender su plaza. Sois aquellos?.-

Eliott alza la mano para detener la comitiva y alertar a sus camaradas, y no puede evitar sentirse molesto ante las palabras del desconocido

Ni por la espalda ni a traición cayó el caballero de vuestra hermandad, sino luchando hasta el último aliento, y honrándome con sus últimas palabras como buen contrincante...

Está visto que Sir Ulbert, además de un traidor y un cobarde, es un mentiroso y más pronto o más tarde pagará por todo ello! se limita a contestarle el escudero, que considera que con todo eso tiene más que suficiente

Alerta por si se tratara de una emboscada... le susurra Eliott a su amigo Jerrod, aunque aquello tiene más pinta de ser un desafío...

-Mal no habeis herrado, pues tampoco le tengo aprecio. Y si es mentira lo que habla, demostraldlo en una justa singular aquí y ahora mesmo. Que de ganar a este caballero, os juro que ningún hombre de mi campaña osará levantar la mano contra vos ni sus amigos, más de ganaros, me dareis aquel preciado trofeo que tan alta estima y gloria concede Lady Ginebra.-

-Aceptais o sois un cobarde como describió Sir Ulbert?.-

Por San Jorge, que cobarde no soy, más no puedo concederos personalmente aquello cuya custodia nos ha sido encargada a todos nosotros por tan alta dama.

Justemos pues si queréis por la gloria, para que sepáis el temple de los hombres que guardan el presente de la Reina. Sabed que vuestro hermano tuvo buena sepultura, y yo recé unas oraciones por su alma, como es debido.

Le propone Eliott, preparándose para la justa, por si aceptara. Y añade Y una vez nos midamos, podréis entonces juzgar por vos mismo, no por boca de un felón cobarde

-Dios os bendiga escudero, que es hombre bueno aquél que al enemigo respeta. Entonces me justaré con todos y cada uno de los presentes consiguiendo así mi premio. Sea dicho.-

El caballero hace retroceder su caballo para dejaros sitio. Al pié de un árbol, un escudero le prepara las lanzas y ajusta sus correas. Todo está dispuesto.

Entonces notais unas manos que os sujetan las riendas y la lanza mientras ajustais vuestro escudo y os poneis el yelmo.

-Animo escudero Eliott de Wintwrbourne Gunnet, se que lograreis vencerle ensartando su cabeza en la punta de vuestra lanza.-

Eliott no puede sino sentirse reconfortado ante la súbita presencia del joven cochero, y le muestra la mejor de sus sonrisas mientras se prepara para justar...

Una vez listo, pica espuelas y se lanza a toda velocidad contra su adversario, consiguiendo impactar con su lanza...

Por San Jorge y por la Reina! grita animoso mientras carga...

-Rezad lo que sepais escudero.- La carga del caballero hace temblar la tierra mientras apunta su lanza contra vos.

Los dos contendientes se lanzan en una carga con las lanzas en ristre dispuestos a acabar con el uno con el otro. El suelo retumba, los caballos jadean, las patas levantan trozos de tierra a su paso y finalmente las lanzas se encuentran. El sonido metálico del choque hace que uno de los caballos suelte un relincho. Los escudos han sido abollados y los contendientes dan la vuelta para lanzarse otra vez a la carga....

De nuevo se lanzan los caballos a la carga, y de nuevo impacta el escudero en su adversario...

-Debeis ser un loco, si pensabais ganar el torneo de esta manera.-

Las lanzas vuelven a chocar con los escudos desviándose de su destino.

Las palabras del caballero suenan hueras a los oídos del escudero, que se limita a sonreír y a encomendarse de nuevo a San Jorge...

-Oh..ya veo- El caballero sigue intentando descentraros con sus palabras.-Pensabais divertir a ese bufón de Sir Robert.-

Eliott se limita a sonreír de nuevo... Veo que el vuestro es un extraño estilo de justa, meramente verbal...

Disfrutando del combate, le chillo a mi compañero:

-Recuerda que la reina nos lo pidió en persona, no te dejes embaucar por este traidor!!!

Tras escuchar las palabras del caballero Edgar se incorporó para ver la refriega. 

Maldita sea- piensa mientras se baja del carro y busca su arma y armaduras, las cuales se encontraban en el mismo. Quería estar preparado en el caso de que tuviese que combatir.

Waldon había abandonado su posición en la retaguardia para colocarse a un lado de la carreta, aunque aún era el miembro más alejado de todos. No quería perderse ese enfrentamiento entre ambos. Miraba con rostro sereno y en el más profundo silencio como ambos se abalanzaban, el uno contra el otro, con las lanzas en ristre, y oír como entrechocaban con los escudos. Era, sencillamente, magnífico.

-Acabemos con esto de una vez.-Grita el caballero airado.