Aprovechando su ventaja, Edgar lanza un rápido ataque contra el enemigo mas cercano que intenta arrebatar al Duque y a Waldon la bandera.
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 20-
Resultado: 7 (Exito)
Motivo: daño
Tirada: 4d6
Resultado: 9
Motivo: Daño espada
Tirada: 5d6
Resultado: 21
Tras la caída, lo primero que veo son los cascos del caballo de Sir Ulbert pisoteando el suelo a menos de un palmo de mi cara. Ruedo sobre mi mismo para encontrarme frente al cuerpo caído de Eliott. Sus ojos vidriosos me miran y su fria mano me tiende la espada con la que luchó hasta el final.
-Eliott, hermano, tu brazo ya no volverá a blandir arma alguna. Deja que sea el mio quien empuñe tu espada.
De un salto me incorporo y lanzo un golpe sobre el traidor, pero la desventaja por estar bajo su caballo me impide acertar.
Motivo: Ataque final
Tirada: 1d20
Dificultad: 12-
Resultado: 19 (Fracaso)
Dios, que desastre... Ni dramatizando me apoyan los dados.
El ruido de batalla es casi inexistente excepto por unos pocos focos concentrados. Pero el aire es rasgado por el grito de alguien con un fervor renovado. Veis a Edgar, sangrando por las heridas recibidas como masacra enemigos defendiendo al duque y la bandera. La bandera por la que tantos habeis luchado, ahora está en manos de un joven escudero de nombre Waldon que lucha por mantenerla en pié.
Edgar tiras cinco dados de daño, te repito tirada.
Turno nuevo señores, comenzad.
Vuelvo a golpear con furia a mi enemigo, he de terminar con el, ayudar a mis compañeros, y recuperar la bandera. El agotamiento aun no empezaba a hacer mella en mi, pero tarde o temprano, llegaría.
-No seáis tan obstinado, y caed de una vez por todas, caballero.
Motivo: espada
Tirada: 1d20
Dificultad: 14-
Resultado: 2 (Exito)
Motivo: daño
Tirada: 5d6
Resultado: 12
Tras un primer ataque fallido, recupero mi posición y lanzo un segundo que esta vez alcanza a mi oponente en un muslo. Oir su grito de dolor me hace recuperar la confianza y le miro a los ojos de forma desafiante.
Motivo: Espadilla
Tirada: 1d20
Dificultad: 12-
Resultado: 10 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 6d6
Resultado: 19
Edgar estaba débil, pero aún así y todo aún tenía fuerzas para luchar. Vuelve a la carga, colocándose al lado de la bandera y lanzando tajos a diestro y siniestro. No iba a permitir que nadie la cogiese, aunque le costase la vida en ello.
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 11 (Exito)
Motivo: daño
Tirada: 5d6
Dificultad: 15-
Resultado: 21 (Fracaso)
Uno de los soldados se gira para ver como, estupefacto, una espada desciende hasta partirle la cabeza a la mitad. El miedo y la confusión se apoderan del resto pensando que una guardia ataca por su espalda. En ese momento la bandera titubea, Waldon ha sido atravesado por una espada enemiga. Sus fuerzas se apagan y cae de rodillas manteniendo la bandera en alto mientras ves como la vida desaparece en sus ojos. La bandera cae lentamente, amortiguada por las últimas fuerzas de vuestro compañero.
Motivo: Ataque espada de soldado a Edgar
Tirada: 1d20
Dificultad: 11-
Resultado: 17 (Fracaso)
Muy bien Edgar
-Jamás, habreis de caer vos, Dios está con nosotros.-Tu espada golpea débil en el flanco sin afectarle.
Motivo: Ataque maza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 11 (Fracaso)
Ves, si tu lo haces bien pero el daño....la armadura es la misma que la vuestra, 12 puntos y esta vez sin escudo.
Sir Ulbert se retuerce en el caballo agarrándose la pierna. Un ahogado grito de dolor sale de sus labios. Gira las riendas espoleando a su caballo, intentando salir del campo de batalla.
Motivo: Ataque espada
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 17 (Fracaso)
Motivo: Cabalgar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 2 (Exito)
Puedes intentar darle por última vez Jerrod.
Cuando veo retroceder a Sir Ulbert, agarro al caballo por la cola y trato de asestar un último golpe al jinete, pero las fuerzas me fallan y caigo rodando por el suelo. Clavo la espada en la tierra y maldigo mi mala suerte.
Motivo: Ataque final 2
Tirada: 1d20
Dificultad: 12-
Resultado: 18 (Fracaso)
¿Hay alguna posibilidad de hacerme con un caballo y perseguirle o hay demasiado caos alrededor?
Algún caballo hay por ahí aunque debes hacer una de cabalgar para apaciguarlo antes de montar.
Vale turno nuevo, jerrod que te has adelantado.
Vuelve a intentar golpear con la maza pero tu último ataque le dejó en mala posición.
Motivo: Ataque maza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10-
Resultado: 12 (Fracaso)
Sir Ulbert apodado "El traidor" cabalga veloz entre los restos de la batalla, esquivando enemigos y amigos por igual, que estos últimos, al ver que su líder abandona la batalla, se quedan confusos. Algunos corren también tirando armas y escudos por el camino.
Motivo: Cabalgar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 14 (Exito)
Corre que se escapa....
Uno de ellos intenta clavarte la espada pero derrepente, la suelta y corre como un pobre diablo.
Motivo: Ataque espada Edgar
Tirada: 1d20
Dificultad: 11-
Resultado: 20 (Fracaso)
Puedes intentar atacarle si quieres.
En medio de la confusión de cuerpos caídos, heridos, combatientes y soldados huyendo, me hago con un caballo y lo agarro fuerte por las riendas. El animal se resiste a ser cabalgado por un jinete desconocido, pero mi tesón lo apacigua.
Monto en él y cabalgo tras el traidor.
Motivo: Equitacion
Tirada: 1d20
Dificultad: 12-
Resultado: 6 (Exito)
-¡Que la ira de mi espada caiga sobre vos, maldito traidor!
Le grito mientras doy un golpe de arriba a abajo contra mi enemigo.
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 14-
Resultado: 10 (Exito)
Motivo: daño
Tirada: 5d6
Resultado: 17
El combate continúa, y parece que no tiene fin. Los enemigos siguen apareciendo sin cesar, y Edgar hace esfuerzos denodados por tenerlos alejados de la bandera. En estos momentos se encuentra cerca de Waldon, mientras sigue lanzando poderosos golpes a sus adversarios.
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 8 (Exito)
Motivo: daño
Tirada: 5d6
Resultado: 15
Exaustos de fuerzas, el sudor recorre todo vuestro cuerpo. Los músculos responden a base de adrenalina, no sienten dolor ni miedo. Nisiquiera recordais por qué luchais, solo quién será el próximo enemigo al que enfrentaros.
Jerrod persigue al traidor que antaño se llamara Sir Ulbert, por entre soldados enemigos huyendo. Edgar defiende valientemente la bandera real a costa de su propia vida y Gallowain libra un épico combate entre caballeros en medio de una matanza.
El sonido de unas trompetas llega a vuestros oidos, un redoble de tambores acompasado hace huir a todos los contendientes de la hermandad de los caballeros rojos, dispersándose como simples villanos. Alzais la vista un momento al horizonte hacia donde el viento arrastra el redoble y las trompetas. Poco a poco veis las siluetas de hombres a caballo y en medio de ellos, una bandera gemela a la que servisteis de escolta desde Camelot, por la que habeis luchado todo este tiempo y por la que vuestros amigos han muerto. El azul y el oro de la bandera se funden en uno bailando al viento y justo debajo de ella, una perfecta espada de pulido acero y oro destella en manos del único hombre capaz de poseer algo semejante en inglaterra y en el mundo. El Rey Arturo Pendragón.
El caballero se detiene por completo al comprender que Sir Ulbert lo ha abandonado, que sus fuerzas aliadas huyen y que el mismísimo alto rey se acerca.-Matadme caballero,-dice mostrando su cabeza, dejando caer el yelmo al suelo junto a las armas.-Habeis ganado el combate y sois merecedor de mi respecto como a un igual.-Sir Galahaut abre los brazos en cruz y hace avanzar lentamente al caballo hacia Gallowein.
Jerrod si deseas continuar la persecución tira cabalgar para adentrarte en el bosque tras él.
Jadeando por el gran esfuerzo, observo a mi enemigo, ya derrotado y sometiéndose ante mi.
-Señor, la pelea ha sido muy justa, y el vencedor era el que estaba protegido por el arcángel Gabriel, cada golpe de mi espada, era uno propinado por el, y dios sabe que en estos momentos, yo mismo querría darle una muerte a vos en este campo de batalla, pero la justicia es la justicia, y deberás rendir honores ante el rey Arturo, aquí presente.
Me acerco a el con la espada aun en mi mano, y apuntando con la punta a su garganta:
-Acercadme las manos, para que pueda ataros, y seréis sometidos a un juicio justo, aunque si aún deseáis la muerte en este campo de batalla, yo no soy quien para quitaros ese honor, y libraros de la vergüenza. Vos decidís, esta será la última oportunidad que le doy.