Partida Rol por web

Mi confusión iba en aumento y cada vez entendía menos lo que sucedía a mi alrededor... como podía haber llegado aquí el viejo este? 

Pero poco podía hacer más que seguir los movimientos de mi compañera que, tal y como había demostrado con la pregunta del bufón, era más inteligente y sabía que yo.

- Si el alcalde es tan malo, porque no matarlo y poner otro? En mi clan si un líder toma malas decisiones, acaba siendo comida para osos - comenté bastante extrañado de que no hubiesen llegado a esta conclusión por aquí.

--Mmm, matar al alcalde, una opción que no había contemplado, por una buena recompensa..., puede que ese sea el desafío que andas buscando, piénsalo podrías honrar al clan Hacha—no espero respuesta y sigo el camino que era más largo de lo que pensaba, empezaba a dudar de que las intenciones del contable fueran buena pero en estos momentos sólo podíamos seguir adelante.

- El desafío que busco? - le solté mientras escupía en el suelo, mostrando mi repulsión - no utilizaría la cabeza de esa rata ni para limpiarme el culo... un auténtico líder habría solucionado él mismo el problema... así es como lo hacen los hombres de verdad, mujer! - continué mientras golpeaba mi pecho con fuerza. - Yo hablo de un desafío sin igual! mi padre el gran Remol, estuvo dos días luchando sólo contra una tribu rival... mató a todos sus guerreros... más de 100! y mi abuelo el gran Garn se fue una noche al bosque, sin arma alguna, y al día siguiente volvió con 20 osos muertos y 50 pieles de lobo, dicen que mi bisabuelo podía matarte solo con mirarte muy fuerte..... Yo, como heredero del clan Hacha, tengo que estar a la altura de mis ancestros... por eso bajé a las llanuras, para encontrar un desafío digno de mi sangre.

El Contable escuchaba, en silencio, la conversación de sus nuevos amigos. ¿Un desafío? A saber de qué coño hablaban estos.

De repente, el pequeño camino mal iluminado se abrió en una sala no mucho mejor iluminada, pero sí más abarrotada. Muchas sillas y gente, algo nerviosa, os miraba de lejos.

-Bienvenidos a la resistencia. Como comprenderéis no se fían mucho de vosotros...yo tampoco, lo reconozco, pero mejor es nada. Sentaos...-

La gente se apartaba al veros, os miraban con recelo, pero no parecían violentos, todo lo contrario. Sorprendidos, algunos incluso con alivio en sus miradas.

Todo el mundo se sentó.

El Contable se levantó, alzó una especie de copa y habló...

-Hoy tenemos unos nuevos futuros miembros de la resistencia. Están aquí por culpa del Alcalde. Ese que solo sabe mantenerse en el poder a base de violencia, intimidación y magia. Como todo sabemos, menos nuestros nuevos invitados, el Alcalde busca el Orichalc para hacerse con el dominio de todo el pueblo y sus regiones. ¡No podemos permitirlo! Este era un pueblo de paz...pero ahora...-

El Contable se giró hacia vosotros...

-Ahora ya no lo es. No podemos hablar en contra de el, no podemos tocar a nadie que venga en su nombre. El, en cambio, abusa con sus impuestos, coge a quien quiere, y hace lo que le da la gana. ¡Os necesitamos! Nosotros no somos guerreros, somos del pueblo, y no podemos enfrentarnos a é...pero vosotros...¡Vosotros si!-

Se alejó de vosotros un momento, a un pequeño altar. Cogió algo...

-Este es el Orichalc. Ninguno de nosotros tiene poder para controlarlo, ni conocimiento como para usarlo. No podemos permitir que caiga en poder del Alcalde...-

El Orichalc se quedó en la mesa, cuidadosamente colocado.

-Teniamos un plan para acabar con el Alcalde, pero necesitamos guerreros. Solo sois dos, no se si será suficiente, pero tenemos que intentarlo.

El Alcalde os cedió la palabra, aunque no esperaba un gran discurso por vuestra parte.

Cuando el contable acabó de explicarnos la situación me levanté para que todo el mundo pudiese verme... una enorme mole de músculos bien definidos y brillantes a causa de la humedad de la mina, con las venas del cuello marcadas por cierta rabia que se iba incrementando a medida que escuchaba los lloriqueos de "la resistencia"- Si fueseis miembros de mi clan, os escupiría, os daría una paliza y saquearía vuestras casas por ser demasiado débiles... sois una deshonra para cualquier clan, pero sé que aquí en las llanuras las cosas se hacen de otra forma... tenéis leyes estúpidas y líderes aún más estúpidos... solo sabéis quejaros hasta que otros hacen el trabajo sucio... pero si buscáis un guerrero, Q'Kar del clan Hacha vale por cuatro!- finalicé levantando los brazo y mostrando los bíceps a los presentes.

Poco me importaban los problemas de esa gente, el "Oriloquesea" o incluso que hacía o dejaba de hacer el alcalde con su pueblo... pero ahora mismo solo él se interponía entre yo y la taberna... y iba a pagar por ello.

- Puedes quedarte aquí mujer... si va ha haber pelea, no me gustaría partirte por la mitad sin querer con algún hachazo durante la batalla. - comenté a Agwins cuando estuve a su lado. Aunque había visto su desempeño con el arco, el campo de batalla no era lugar para una mujer.

Miré divertida al grupo allí presente– Creo que Q´Kar olvidó mencionar que es habitual en él comer lobos y si se queda con hambre también puede deleitarse con alguno de vosotros— no sé si la mole de músculos prestó atención amis palabras, así que me puse delante de él y hablé--por supuesto, todo tuyo, dejaré que ganes la batalla para tu clan, puedes ir delante yo me quedaré detrás esperando que termines con todos los que se atrevan a desafiarte, si quieres mi ayudas silva, no tardaré en disparar mis flechas--

Al ver que acercan el talismán o lo que sea aquella cosa me dirijo al al tesorero,-- no sé que poder tiene este objeto ¿habrá alguna leyenda sobre él?¿Que cuentan los antiguos? --no suelo fiarme de los cuentos de viejas pero en esta situación eso es mejor que nada.

Me acerco un poco más al viejo contable y le digo--Entiendo que esto es una transacción comercial y que habrá alguna recompensa, ya que usted requiere de nuestra ayudada. Q´Kar ganará la batalla y yo me encargaré de repartir la retribución, que será una parte en oro y la otra en cerveza, así mi compañero podrá celebrar la victoria como manda su clan.-- Espero de esta forma ganarme la gracia del guerrero y llenarme los bolsillos sin hacer nada.

Me quedé allí en medio, con los brazos cruzados y asintiendo ante las palabras de mi compañera. – Ella tiene razón – sentencié cuando acabó – el pago será tal y como ha dicho – aunque no me había enterado muy bien porque estaba más centrado en mirar de forma intimidante a los presentes, había escuchado “oro” y “cerveza”, motivo suficiente para dejar a Agwins seguir al mando de la negociación.

La gente se quedó en silencio. El Alcalde, algo dubitativo se levantó.

-Respecto al pago...no tenemos oro, el justo para sobrevivir. Tenemos algo que si os puede interesar...somos gente del pueblo, los trabajadores del pueblo, los comerciantes, fabricantes, contables...Os podemos ofrecer todo lo que el pueblo tiene, incluida cerveza, y todos los servicios del pueblo, de forma gratuita. Espero que os parezca suficiente... -

Nada más acabar la frase os indicó que le siguierais, asumiendo que estaríais de acuerdo con el pago.

Tras un par de puertas y unos vitoreo que escuchabais de fondo, os llevo a un túnel.

-Tras este túnel se encuentra la sala donde nos conocimos, dentro del Ayuntamiento. Evitareis a los guardias de la entrada y podréis volver por aquí. El resto es cosa vuestra...-

Algo os decía que no os podíais fiar mucho de ese túnel, pero aun así decidisteis seguir adelante y llegar al Ayuntamiento y allí...¿matar al Alcalde? O no.

Cruzasteis y llegasteis a la sala del Contable, dentro del Ayuntamiento. Había un silencio inquietante. Una puerta conducía a la sala principal y, de ahí, a la sala del Alcalde. Estabais seguros que en la sala principal habrían guardias.

¿Tienen nuestros héroes algún plan?

--¿No hay oro?-- no sé porque no le creo, puede que a K´Qar le venga bien este trato, pero a mi me va a costar trabajo mover una flecha si no hay recompensa.

--¿Qué haría el jefe de tu clan si estuviera en esta situación?--digo mirando al guerrero.--No tengo pensado morir aquí. Si entramos en la sala principal posiblemente habrá lucha, no sería lógico meterse en la boca del lobo ¿y si hacemos algún ruido para atraerlos hasta aquí? una pequeña emboscada, si entran de uno en uno será más fácil terminar con ellos, ¿qué puede infundir curiosidad a estos pueblerinos?--pongo mi mano en la frente con ademan de pensar-- ¿el sonido de unas monedas de oro cayendo al suelo?¿El sonido de un gorrino gritando viéndose perdido? Debe ser algo sutil que no atraiga a toda la guardia en tropel.--

Q'kar, ¿algo que decir o seguimos? jeje

Casi había alcanzado la puerta para abrirla de una patada cuando Agwins me hizo dudar con sus comentarios, así que frené y me giré hacía ella.

- hmmmmm puede que tengas razón mujer... las bocas de los lobos muerden y hacen daño.

Siempre había pensado que el Gran Remol, líder del clan Hacha había luchado en combate abierto contra toda esta tribu rival... pero las palabras de mi compañera me hicieron dudar. 

Entonces me dirigí nuevamente hacía la puerta, pero sin la intención de derribarla, simplemente la abrí lo suficiente para ver el otro lado y luego solté sin levantar mucho la voz - KOKOÓ! - estaba bastante orgulloso de mi imitación del grito de apareamiento del comepiedras volador, este mismo reclamo me había asegurado la cena en más de una ocasión.

El Alcalde en completo silencio, completamente intimidado y dolorido. Asustado era poco. Iba cabizbajo, cojeando. Arago le "llevaba", más bien arrastraba, hacia el bosque.
Dada la velocidad de estos, Agwins iba algo adelantada, vigilando el camino. Extrañamente no se cruzaban con nadie, aun así tuvieron que hacer una pausa para descansar.
El Alcalde se atrevió a hablar...

-Os he dado todo lo que tenía en el Ayuntamiento. No puedo daros nada más. ¿Qué queréis de mi? ¿Qué puedo hacer? Esa resistencia no es buena. No os podéis fiar de ellos. Si me entregáis a ellos, todo irá a peor...volvamos. Haré lo que queráis...-

.-Considera el dinero del ayuntamiento como un pago por no matarte cuando se nos pidió que lo hiciéramos pero no creas que no sigo teniendo ganas de hacerlo.-le espeto al alcalde al decir que no le quedaba nada más que ofrecer:-Empieza por hablarnos de ese Oricalch que querías que encontráramos, para qué sirve y por que el dueño quería que te matáramos?-empiezo a decirle mientras saco la daga de acero y la dejo apoyada con la punta hundida en las brasas:-Durante un tiempo aprendí a hacer hablar a la gente de maneras muy desagradables y tienes suerte por que no tengo todo mi equipo pero esto creo que será suficiente para que hables.-le digo señalando la daga y la sacaba del fuego para comprobar el estado de la punta. 

Escucho atentamente a Arago, espero que  tengamos más suerte, hasta ahora no sacamos nada en claro sobre el Orichal. El alcade no quiere hablar.--Tal vez necesite otro empujoncito, que pena que no haya otra ventana cerca por donde saltar, aunque podemos colgarlo de un arbol— No puedo evitar sonreír. Estoy contenta, tenemos el oro.

El Alcalde no quería hablar. No quería decir nada, pero la situación no le apoyaba. No podía hacer nada más que hablar.

-El orichalc es un artefacto que da ciertos poderes a quien lo posea. Aún no sabemos qué poderes son exactamente, pero sí sabemos que permite controlar la voluntad general del pueblo. Salvo algunas extrañas excepciones...

Carraspeó, dudando sobre si continuar...

-La resistencia lo quiere para hacerse con el pueblo y dominarlo, hacer con él lo que quieran. Yo, junto con los guardias y algunos nobles solo lo queremos para mantener las cosas en orden, como en el resto de pueblos. El problema está en que nadie tiene muy claro cómo es el orichalc, pues nadie lo ha visto de forma certera. Se dice que cuando uno lo coge y dice en voz alta su nombre, si lo que tiene es el orichalc, este se revelará...No sé nada más. Os lo juro.-

Se notaba cansado y asustado al Alcalde. No parecía mentir. El momento de continuar el camino se acercaba. Tras descansar un par de horas, nuestros héroes continuaron el camino.

En breve llegaron a la puerta de la mina, donde les esperaba su amigo, el bufón.

-Bienvenidos otra vez a mi humilde puerta. Ya conocéis las normas, así que será rápido-

Hizo unos aspavientos con las manos y...

-¿Qué es algo que cuando lo obtenéis es negro, cuando lo utilizáis es rojo y cuando lo dais por inservible es gris?