Partida Rol por web

Sin comerlo ni beberlo. Sin que nadie se lo esperara Q'Kar se lanzó con todo su peso hacía quien parecía el líder de esos rebeldes. Corrió, cabreado y con el objetivo fijo en su mirada, tan fijo, que no vio un par de jarras de cerveza que habían caído con la discusión. Las pisó, ambas. Nuestro héroe tan grande como era cayó delante de todo el mundo, rompiendo el banco sobre el que cayó. Era absurdamente ridiculous ver a un hombre de semejante tamaño caer de una forma tan brutal.Esto no pasó desapercibido a los rebeldes que no pudieron aguantar la vida ante esa imagen. Sus armas bajaron debido al descojone que llevaban encima.

Uno de los rebeldes intentó decir entre carcajadas...

-Menudos inútiles, deberíais ... - No pudo acabar la frase pues el arma de Arago rebanó su cuello de una forma brutal. La sangre salió a borbotones de su garganta, manchándolo todo a su paso. Tras ver esta situación uno de los rebeldes enfiló a Arago con su espada, pero no llegó ni a equilibrarla cuando algo duro y con una textura extraña golpeó su cabeza, abriéndola por completo y dejándolo en el suelo inerte.

Udo no se iba a quedar atrás y rápidamente cargó con su hacha dando vueltas cuál torbellino. Destrozó varios asientos y una mesa, pero el rebelde que tenía más cerca consiguió esquivarlo, devolviéndole un fuerte ataque que chocó con el hacha de Udo.

Unos doce enemigos, de los que había que descontar los dos que acababan de caer. Una voz se escuchó en el fondo...

-JAJAJA ¿de verdad esa es vuestra decisión? Veo que no os acordáis de la última vez que se combatió en este lugar. Se os dejó ganar y, aún así, os costó. No vais a sobrevivir...pero soy benevolent. Guardad las armas, bajad las cabezas y corred. ¡YA! O esta noche brindaremos sobre vuestros cadavers...-

La sala quedó completamente en silencio. Incluso los rebeldes tenían cara de miedo, había oido esa voz antes y aun así le tenían pánico.

A nuestros heroes también les sonaba esa voz...

Uno de los rebeldes salió corriendo, más asustado que otra cosa. El resto os miraron, con la mirada os suplicaban que os fuerais, mas parecía claro que esto no iba a pasar...

Estaba abatido… me sentía abatido… notaba el sabor a tierra en la boca… dolor en brazos y piernas… pero lo peor era el orgullo. Sentí como empezaba una batalla, como el acero cortaba el aire y todo lo que se encontraba por delante, pero yo no estaba allí - ¿Porque los Dioses no estaban de mi parte? ¿Acaso no había tomado la mejor decisión? – me pregunté mientras flexionaba los brazos para empezar a levantar el cuerpo del suelo, pero no pude - ¿Soy digno de mi nombre? ¿De heredar el futuro del clan Hacha? Quizás les iría mejor sin mi… igual que a ellos - La idea de mantenerme en el exilio cruzó por mi mente, dejar el clan, dejar las armas y olvidar - les he fallado a todos - pensaba mientras sentía una voz familiar en la lejanía, pero no presté atención en sus palabras.

Me sentía abatido… notaba el sabor a tierra… y sin fuerzas para continuar.

Buahh!! no podia cree que el golpe de atillo fuera tan efectivo. Voy a dejar al lado por esta vez a mi querido arco y me voy a dedicar a dar golpes de oro. Me acerco a Q´Kar-- levantate y espabila!! no seas un bulto sin ojos... mira donde pisas, diantres!!--no es momento de perder a nadie del grupo, quiero salir con vida de aquí.---Terminemos con ellos !!--Mi interior me dice que no es una buena idea, pero si no luchamos nuestro bárbaro quedará marcado para toda la vida por no ser un digno integrante de su clan.

.-La última vez que estuvimos aquí, Sigref, te derrotamos, a pesar de tener a esos goblins. Ahora tienes humanos, y su voluntad puede ser igual de volátil que la de un goblin.-dije apuntando con el brazo demoníaco hacia el hombrecillo de ropas caras y la espada hacia otro de los rebeldes.

.-Debimos haberlo hecho pero esta vez lo haremos y te cortaremos la cabeza para asegurarnos de que no vuelvas.-y emprendo un nuevo ataque sobre un rebelde cercano ignorando el que acaba de huir llorando como un bebe. 

- No te dejaremos ganar... - gritó Udo mientras blandía nuevamente su martillo haciendo un amplio circulo dispuesto a hundirlo en el cráneo de otro de sus oponentes.

La situación era bastante extraña. Un viejo enemigo volvía a enfrentarse a nuestros héroes, y bastante bien acompañado. Los aventureros son cuatro, sus enemigos...quedan diez y Sigref. Una situación nada buena. Aun así, tirando de la valentía del corazón, estos se lanzan al ataque contra los ¿malos? 

Independientemente de que sean los malos o no de esta historia, únicamente queda una opción. LUCHAR.

Tras las palabras de Sigref Arago no pierde un segundo lanzándose al ataque contra lo primero que vio. Seguido de Uno que sin mirar, movió su hacha a ver contra quién se golpeaba. Ambos tuvieron suerte, y dos cuerpos inertes quedaron tendidos en el suelo.

Q'Kar continuaba en el suelo, pero gracias a la rápida ayuda de Agwins, se levantó, aunque dando la espalda a sus enemigos. A Agwins se le planteaba una duda importante, ¿arco o bolsa? Era un lugar cerrado...aunque siempre había dominado mejor el arco.

Los enemigos no pensaron tanto y se lanzaron todos contra ellos. Aprovechando que Q'Kar estaba de espaldas, varios de ellos fueron a por él [1] y a por Agwins [2], inténtando pillarles desprevenidos.

Udo[3] y Arago [4] estaban preparados para la pelea pero a sus enemigos les dio igual y no dudaron en ir a por ellos también.

Quedaba Sigref. No lo dudo y se dirigió hacia Arago, pues es el que tenia más cerca. No era su objetivo, pero no dudo en lanzarse a cogerle del cuello.

Agwins tenia razón... yo los había metido en esto y era mi deber sacarlos de ahí. Ya tendría tiempo luego para pensar.

- Gra... - empece a decir, pero antes de poder agradecerle la ayuda noté una puñalada en la espalda. No fue gran cosa, pero me hizo reaccionar al siguiente atacante, al que, tras esquivarlo, lo levanté del suelo para lanzarlo hacia una pared, aunque en el proceso noté como otro acero me cortaba por el costado.

Me alegra ver a Q´Kar otra vez en pie. Dejo mi hatillo bien amarrado a mi cinturón y tomo mi arco, quiero que terminemos pronto con ellos. Me alejo unos paso y disparo. Parece que he tenido buena puntería, no puedo evitar sonreír, pero mi mueca cambia enseguida a una de dolor un golpe seco en mi costado me hace tambalear. Parece que nos lo van a poner difícil.

Q’Kar se levantaba gracias a la ayuda de Agwins cuando, de una forma extraña, un enemigo cayó completamente desarmado delante de él. ¿Qué había pasado? El enemigo 2 había ido directo a por Q’Kar para abrirle la cabeza como pudiera, pero se resbaló. Absurdamente resbaló con su propia sangre, golpeándose con el suelo, y siendo pisado por la bota de Agwins al levantar a su amigo. Enemigo 2 estaba herido y confuso. Aunque él no se dio cuenta, pues nada más caer y sin darle tiempo a que su cabeza casi golpeara el suelo, Q’Kar terminó de aplastarle la cabeza con su arma. En resumen, enemigo 2 no sabía que había pasado ni por qué. Aunque seguro que todos los demás acabarían contando semejante situación en una taberna.

Agwins no lo duda, una vez su compañero está levantado, su arco empieza a escupir flechas con la precisión que la caracteriza. Concretamente atravesando el pecho de enemigo 4, que muere entre gritos y sangre. La gran agilidad de Agwins hace que esta se mueva a una velocidad incomprensible para sus enemigos, que no logran alcanzarla. 

Arago no se había casi ni percatado del resto de enemigos, pues estaba completamente concentrado en Sigref. Este lo cogió del cuello y lo golpeó contra la pared, haciendo acopio de todas su fuerzas, Arago intentaba escaparse de él. La rodilla de Arago golpeó de improviso unas partes bastante importantes de Sigref, por lo que logró que este aflojara su agarre. Aun así, no se soltó.

Los enemigos 1 y 3 no dudaron en atacar a Agwins en cuanto vieron el daño que era capaz de hacer con sus temibles flechas. Un golpe de espada se dirigió a su cabeza y una piedra, lanzada con una honda a su pecho. No era una situación fácil de eludir.

Udo permanecia en un lado, observando la situación, pensando en cual sería su siguiente movimiento. Los enemigos restantes lo vieron, concentrado, como ausente del combate y no lo dudaron ni un segudo. Dos piedras lanzadas con honda se dirigieron directamente hacia Udo, mientras enemigo 7 y 8 corrían con sus espadas enfiladas hacia Udo. ¿Saldría de esta?

Gracias al golpe en las partes nobles de Sigref, la presión en mi cuello se reduce y en ese momento recurro a mi fuerza demoníaca, agarro el brazo que me sujeta contra la pared y aprieto. mi brazo se empezó a iluminar al utilizar aquella fuerza y el fulgor rojizo de la palma de mi mano aumentó. 

Liberado de la presión que ejercía el brazo de Sigref, lo empujo hacia atrás y le asesto un corte descendente con la espada de acero negro:-Averiguemos quién es mejor guerrero.-le digo al Sigref y entonces con un giro de espada me coloco en posición de ataque con el brazo derecho al frente y la espada hacia atrás y apuntando hacía él.

Una espada pasa rozando mi cabeza, con suerte consigo esquivarla, pero sin saber de donde viene, un golpe da en mi pecho y hace que pierda la respiracion. Me hace caer al suelo. No!! no puede ser!! intento esquivar a los secuaces de Sigref hasta que consigo respirar con normalidad. Me escabullo, necesito unos segunto para apuntar...mi objetivo es Sigref. Tenemos que terminar con el lider lo antes posible.

Al ver a los enemigos corriendo hacia él, Udo parece despertar de su ensimismamiento y aferrando con fuerza el mango del martillo comienza a girar sobre si mismo creando un molinillo mortal de acero entre él y sus rivales.

Udo salió de su concentración para encontrarse de frente con los enemigos, intentando esquivarlos todo lo que puede. Por desgracia, no pudo evitar los ataques seguidos de todos sus enemigos, impactando varias veces sobre él. Con la furia lógica de estos golpes, no dudó en salir con su martillo a golpear a todo bicho viviente que tuviera cerca. En concreto solo tenía cerca a dos enemigos y uno de ellos consiguió agacharse suficientemente rápido y saliendo disparado contra una pared. El problema estaba en el enemigo que le había esquivado que no dudo ni un segundo en intentar apuñalar el estomago de Uno con todas sus fuerzas. Nuevamente un par de piedras se dirigieron hacia Udo, repitiendo el ataque anterior. Los enemigos no querían desperdiciar la distancia.
 

Agwins tuvo bastante mejor suerte, pues únicamente recibió un corte en su pierna, corte que no la distrajo de disparar una certera flecha contra Sigref. Flecha que se clavó en el antebrazo de su enemigo, produciéndole una mueca de dolor y una mirada de odio profunda y sincera. La cara de Agwins se iluminó, pero no duró mucho cuando vio como una espada se dirigía directamente contra su costado.

Arago se quedó unos instantes mirando a Sigref con la concentración propia de un guerrero. Sigref le devolvía la mirada en todo momento, con una leve excepción cuando recibió una flecha en el brazo. En ese instante Arago no lo dudo y se lanzo contra él en un más que bravo ataque. Sigref intentó esquivar con todas sus fuerzas ese ataque pero la agilidad de su brazo había decaído gracias a una bonita flecha clavada en él, con lo que la esquiva no fue lo suficientemente precisa como para esquivar un espadazo en la misma zona que la flecha. Intentó devolver el ataque con un golpe de mano bastante poco preciso, pero esa espada necesitaba respuesta.

Q'Kar estaba cansado, la caída le había dejado bastante tocado y consiguió quedarse unos segundos apartados, recuperando el aliento después de la caída.

Bien!!Miro a Sigref, la flecha impactó con fuerza. Levanto el arco y vuelvo a por mi objetivo. Percibo un movimiento cerca, doy unos pasos atrás al ver venir hacia mí una espada. No puedo dejar que lleguen hasta mi posición. Giro y cambio la dirección de mi disparo, esta vez voy a por el de la espada.--No estás en el bando correcto!!-

Aprovechando que los enemigos habían perdido su interés en mi y tras unos instantes controlando la respiración, el campo de batalla cambió... todo parecía más claro ahora. No estábamos luchando contra goblins endebles... y aunque no eran guerreros, gracias a la superioridad numérica los aldeanos era una fuerza a tener en cuenta.

- Arquera! acaba con esa escoria y luego clávale una flecha en la cabeza al malnacido ese- gritó a su compañera para que acabase con el tipo que intentaba acuchillarla. Si acababa con ese tipejo, seguro que podría centrarse mejor en sus disparos contra Sigref - yo me encargo de esos - comenté mientras ya miraba fijamente a mis presas... los dos tipos armados con hondas.

Sin perder más tiempo, agarré con fuerza el hacha, moví el brazo para asegurarme que ya lo notaba mejor y cargue contra los blancos.

-Sigref es mio asi que nadie intervenga.-dije tras parar el ataque de Sigref en respuesta al mio de hacia unos instantes.

Mi siguiente ataque consistia en una serie de giros de espada horizontales e imbuyendo la espada del fulgor de la magia demoniaca empezaba a dejar una espiral que impactaba sobre Sigref.

Al ver como uno de los enemigos intenta clavarme su cuchillo hago un movimiento desesperado intentando atraparle el brazo antes de que llegue a tocarme con la intención de arrebatarle el arma de las manos...