Partida Rol por web

Los sonidos que se escuchaban no tranquilizaban precisamente a la mercenaria que avanzaba con tiento bajo la titubeante llama de la antorcha. No se veía ningún otro punto de luz pero, para su sorpresa, si se escuchaban pasos en la oscuridad. ¿Acaso los mineros estaban tan acostumbrados que no necesitaban iluminción? ¿O era otro tipo de ser más peligroso lo que se movía por allí? Pero a pesar de las pisadas que se escuchaban no se encontraron con nadie y siguieron avanzando hasta llegar a un desvío marcado con runas.

- Herdis, ¿alguna interpretación divina de estas runas que nos pueda ayudar a elegir bien el camino? -A pesar de hablar en susurros daba la impresión de que su voz se debía oír a gran distancia.

En mitad de ña oscuridad, pero mas protegida ya del frio, Herdis dio un par de pasos e ilumino ambas runas. Las examinó de cerca, tratando de discernir si contaban con algun otro significado o carga mágica o cualquier otra cosa que no sea lo evidente.

Lo intentare pero sospecho que no son mas que lo que parecen, indicadores.

La Volva acaricio las piedras tratando de escuchar la voz de los dioses.

El olor de la cueva se le metio en la nariz profundamente a Bjondir. No le gustaba nada ese olor y por eso se empezo a frotar la nariz enérgicamente, quizas para evitar estornudar o simplemente creyendo que así podría deshacerse de él. Pareciera que quisiera arrancarse la nariz de cuajo de los frotamientos que hacía. Cuando se le calmó la nariz, siguió en paralelo con la mujer guerrera.

La cueva se dividía en dos. Había dos letreros. Cuando la luz fue suficiente, leyo lo que el ellos ponía y esto le sorprendió.

- ¿Plata? Nunca habia oido que en la mina hubiese plata. - Dijo intentando susurrar, pues su fuerte y grave voz retumbaba en la cueva. - ¿Os suena a alguno que se haya encontrado plata en la cueva? - dijo de nuevo en un tono más bajo girandose hacia el scalda, mientras la völva hacia sus cosas.

Audun niega con la cabeza y afirma en susurros:-Nunca han informado de que hubiera plata... creo que ha tenido que ser una veta reciente y que los muy ruines estaban escondiéndola al resto del pueblo...- La acusación es grave, pero las runas a no ser que sean para llamar a cada túnel por ese nombre no lo desmienten. En tanto Herdis parece no encontrar ayuda de los dioses en su proclama de información, en realidad se nota algo cansada, quizás se ha esforzado demasiado en el día. Al escuchar mejor comprendéis que los ruidos provienen del túnel indicado como plata.

Herdis abrió los ojos después de dejar de concentrarse. Se sentía ya cansada y deprimida.

-Nada. Creo que deberiamos seguir los gritos, amigos. Puede ser la unica guia que nos concedan los dioses hoy. Yo tampoco habia oido de la presencia de plata pero eso refuerza mas la sensacion de que sea lo que sea que buscamos, quizas este alli.

La Völva había realizado ya tres rituales hoy y aquello pasaba factura. Se alegró de no tener que combatir porque, tal y como estaba, le costaría hasta tensar su arco de caza.

Thyra se encogió de hombros, ella no llevaba tanto tiempo en la aldea como para saber si en alguna ocasión habían extraído plata de aquella mina, pero si el resto decía que no así sería.

- Sí, será mejor que sigamos por este pasillo, es donde se escuchan pasos y seguramente que será ahí donde encontremos una explicación a todo esto. O por lo menos eso espero...

Miró con cierta preocupación a la völva, se la veía tan agotada que seguramente se caería de un momento a otro. Ese día había sido demasiado para Herdis y se le había exigido quizás demasiado dada su juventud.

- ¿Te ves con fuerzas de continuar? Porque sino igual era mejor que volvieras a la aldea y descansaras un poco. -La mercenaria se mordió el labio al darse cuenta que Herdis ya no tenía hogar al que volver, acababa de perderlo todo aquella misma noche. No dijo nada más y se dispuso a adentrarse por el túnel marcado con la runa de plata.

Herdis escucho el comentario y su mirada se torno tan fria que parecio como si la antorcha perdiera luz por unos momentos. Despues sus ojos color miel volvieron a arder con el reclejo de las llamas sobre sus pupilas.

- Estoy bien Thyra. Solo quiero ver al culpable de esto ardiendo. Gritando como un cerdo mientras el fuego lo consume. Despues ya descansare.

- Todos queremos ver a los culpables ardiendo en una pira - replica taciturno el scalda.

Su mente daba vueltas a aquel asunto. Tenía la certeza que en la mina encontrarían la respuesta a las preguntas. Tenía ganas de cazar a su escurridizo enemigo. Veía el sufrimiento en la cara de la chica, lo había perdido todo y pensaba que era la persona más afortunada de Mirdgard pues no poseía nada excepto su instrumento que yacía muda en su espalda y, por tanto, no tenía nada que perder. Pero aunque viajero y solitario era, tenía una responsabilidad con su clan y los ancestros tenían puestos sus ojos en ese grupo de héroes que darán sin duda su vida por el bien de su pueblo.

Decidís llevaros por la guia de los murmullos, gritos y sonido de pasos que parecen provenir con más fuerza del interior de ese tunel que tiene como nombre "plata". Al principio solo podéis ir uno a uno, avanzando en una fila india con Bjondir a la cabeza que es el más resistente y parece deseoso de acabar con el mal que ha provocado la carga de los mineros. Al final llegáis a una pequeña sala, donde varios sacos parecen estar llenos de un material brillante que pronto identificáis con plata... Los mineros han estado ocultado esas ganancias, diciendo que solo podian sacar hierro y poco con gran esfuerzo de su parte, por supuesto lo estaban gastando en sacar la plata que luego venderían aparte, normal que el clan minero subiera como la espuma... Pero cuando estáis en estas divagaciones, veis varias figuras que entran de un túnel al otro lado de la estancia, sus ropas están desilachadas, parece que se han arrancado la barba con las manos y sus ojos están negros como la pez, van armados con picos y largos cuchillos, al veros gruñen con fuerza.

En un principio pensó en dialogar y preguntar a aquellos que se acercaban, pero su estado, movimientos y gruñidos no le gustaron nada. Parecian estar poseidos por algún tipo de locura o algo.

Entonces anticipando la batalla levanto con firmeza su gran hacha, se colocó en posición de ataque y previno a sus compañeros. - ¡Atentos! Esto no parece normal y estos no parecen tener buenas intenciones.- dijo a sus compañeros para luego gritar a los las figuras que avanzaban. - ¡Deteneos! ¡Soy Bjondir Skarsgärdson y por Loki, deteneos u os mandaré al mismiso Niflheim!

Los ruidos y las pisadas cada vez se oían más cerca a medida que avanzaban por el túnel, y cuando por fin llegaron al final se encontraron en una sala donde brillaba la plata en los sacos.

- La aldea muriéndose de hambre y los mineros enriqueciéndose con la extracción de plata y sin avisar a nadie. Hay algo raro en el ambiente...

Acababa de pronunciar esas palabras cuando la irrupción de aquellos desharrapados la pusieron en alerta.

- Tienes razón Bjondir, hay algo muy extraño en todo esto...

Mientras escuchaba la arenga del guerrero, Thyra desenvainó su espada dispuesta a luchar si aquellos hombres no atendían a razones.

Audun comenzó a tañir sus cuerdas y comienza a entonar un cántico suave de forma rítmica en falsete. Su voz era moderada pero comenzó a aumentar en intensidad. Comenzó a mover ritmicamente la cabeza al son de la tonada.

El Tuerto desde lo alto vigila al Cuervo,

que la voz del ahorcado se eleve

y haga caer a los enemigos 

y el Sueño se los lleve.

A pesar de las elocuentes palabras de Bjondir, los enajenados mineros se avalanzan sobre vosotros, sacáis vuestras armas dispuestos a vender cara vuestra vida, cuando Audun hace que su canción tocada por el mismo Odin, caiga sobre los hombres haciendo que se queden durmiendo, cayendo al suelo como si fueran fardos de patatas, por suerte para ellos no cayendo sobre sus armas, ahora escucháis los ronquidos de los mineros, aunque seguramente por poco tiempo, el hechizo no es tan potente como le gustaría a Audun. 

Eso si ahora tenéis el pasillo libre para adentraros más dentro de la mina, aunque si los dejáis así puede que os encontréis con dos frentes en un posible combate posterior...

Desde atras, desde un punto tras el foco de luz, casi invisible ante el brillo de la antorcha, la Volva hablo.

-Matadlos. Matadlos a todos. Como perros. Que mueran por su avaricia sin limite.

La voz de la muchacha estaba cargada de veneno. De venganza. De ansia de justicia.

Miró sorprendida al bardo que había conseguido, sin derramar una gota de sangre, anular la amenaza de aquellos extraños mineros pero más sorprendida se sintió al oír la rabia y el odio de la völva. La joven parecía histérica y lo que decía sólo podía ser producto de la frustracion que sentía al haber perdido todas sus posesiones.

- Pero ¿qué estás diciendo? Yo no pienso levantar mi arma contra hombres indefensos. Será mejor que busquemos cuerdas y los dejemos atados antes de que vuelvan a despertar. Por aquí tiene que haber seguro.

Y se adentró un poco en aquella cueva buscando algún tipo de atadura que sirviera para inmovilizar a los hombres.

- Sí, mujer creo que mejor que los atemos a los cuatro - responde el scalda sacudiendo la cabeza como si quisiera alejar la ensoñación que le causaba el tener que concentrar energías - usemos sus propia ropa para atarlos y amordazarlos, no perdamos más tiempo de lo necesario.

En cierto modo le habian quitado la diversión de una buena batalla, pero tambien era cierto que era mucho mejor así.

- Muy bien hecho, Audun. -dijo en tono serio. Entonces las palabras llenas de rabia y odio de la völva le sorprendieron, pero Thyra se adelantó a contestarla y no dijo nada, solamente miro a Herdis con un gesto muy serio, apoyando las palabras de la mercenaria.

Se aceró a los cuerpos dormidos y los desarmó con cuidado, estaban dormidos y no sabía si podrían despertar si se les manipulaba bruscamente. Observó lo que el scalda dijo sobre la ropa. Para sujetar las pieles se solian usar cuerdas, con ellas los atarian. Tambien los amordazó, no quería que les descubriesen. Los atarian los pies, las piernas y las manos por detrás de su espalada y si podían amarrados a algo, una columna o algo donde no pudiesen moverse. Y por último los registró por si tuviesen algo de interés. Debian darse prisa para hacer todo eso.

Pronto los mineros están bien atados y amordazados a las vigas de los puntales que mantienen protegida la sala de posibles derrumbamientos, y justo a tiempo pues se empiezan a menear poco después. El registro de Bjondir, no ha dado información adicional, excepto que sus ropas están manchadas de sangre fresca, lo cual es cuanto menos inquietante. Ahora estáis en la sala vacía con un único pasillo para recorrer, hacía abajo. Suponéis que cada estadio tendrá unas salas así, más o menos donde los antiguos mineros pueden conseguir el mineral de plata que tan bien han ocultado a su propio pueblo. Con los gimoteos de los atados, no podéis escuchar lo que hay más abajo...

-Aqui ya no podemos hacer nada. Sigamos bajando - dijo Herdis mientras alumbraba con la antorcha hacia el tunel que se adentraba en las entrañas de la mina.

Aquellos gemidos lastimeros enervaban a la muchacha, que aun rebosaba de odio y deseaba la muerte de todos aquellos maniacos.

- Sí, tienes razón, tenemos que seguir adelante.

Y viendo que la völva emprendía de nuevo el camino, Thyra se apresuró para ponerse delante de ella, no era buena idea que Herdis avanzara en cabeza ya que no sabían lo que les esperaba allí delante y en caso de tener que comenzar una pelea la joven sería la primera en caer ya que no llevaba armas con las que luchar.

Siguieron por el nuevo túnel con precaución, dejando a sus espaldas el sonido de los gimoteantes mineros que ya se habían despertado.