Partida Rol por web

Sin dar mayor importancia a la mirada cargada de rabia que le lanzó Magnus, Thyra se despidió del consejo con una leve inclinación de cabeza para, acto seguido salir al cálido sol que asomaba en el cielo.

- Bueno amigos, en mi humilde opinión creo que estas agradables noticias merecen ser remojadas al calor de un hidromiel picante. ¿Alguien se anima a discutir el siguiente paso en mi modesta cabaña? Todavía me debe quedar una botella esperando una buena ocasión para ser abierta. Y qué mejor ocasión que esta en la que deberemos decidir qué es lo que haremos, si estamos juntos en esto o nos separamos y nos repartimos las tareas ¿no os parece? -Los miró con una sonrisa bailándole en los labios.- Venga, venga... un buen trago siempre calienta el ánimo y ayuda a tomar mejores decisiones.

- Estoy de acuerdo, Thyra - una feliz sonrisa se dibujó en el rostro del músico - celebremoslo con una buena cerveza.

Herdis miró hacia otro lado cuando se habló de beber. Para ella la muerte de su madre aún era demasiado reciente. Más bien estaba pensando en lanzar los huesos y preguntar a los dioses sobre qué camino tomar.

-Yo rezaré a los dioses para que nos sean propicios en nuestra misión. Venid a mi cabaña cuando hayais saciado vuestra sed.

Bjondir estaba bien satisfecho con las palabras dichas en el consejo tanto por él como por sus compañeros. Había que dar buena imagen y labrarse un nombre, y nadie sabía labrarse un nombre a capa y hierro mejor que el gigantón hijo de Skargärd.

- Por mi estupendo, ya voy teniendo la boca seca. -con una alegre risotada acompaño a sus compañeros a la cabaña de Thyra. Debían empezar a entenderse si querían que sus aceros se apoyasen en batalla en vez de cruzarse.

Despidiéndoos de la Volva que se vuelve a su casita a las afueras del poblado, marcháis a la choza que han dejado amablemente el consejo para la estancia de Thyra, no es ningún caso lujosa, siendo una de tantas chozas vacías por el fallecimiento o desplazamiento de sus habitantes. La vida en la aldea sigue aunque la falta de los hombres se nota cuando es desplazáis por ella, solo algún guardia que se nota que apenas han tenido tiempo de salirles la barba o ya ancianos que aún mantienen las armas en sus manos, parecen nerviosos alterados por el ambiente. En la zona escucháis las toses comatosas de los enfermos, en tanto que los niños juegan por la zona, sin duda una situación en cuanto menos curiosa.

Finalmente llegais a la casa de Thyra que es poco más que una sola habitación con muy pocas comodidades, pero las suficientes para vivir, en ella están los pocos enseres de la mercenaria encima de la poco confortable cama.

Tras despedirte de tus compañeros de destino, al menos parece que hay buena química entre ellos, aunque por las ganas de Thyra  de jolgorio en su casa, no te extrañaría que hubiese peleas por ella. Tu paseo hasta tu casa hace que tu alma te duela pues te sientes apegada a este lugar, desde que llegastes siendo una simple niña luchando por sobrevivir en esta tierra. La vida en la aldea sigue aunque la falta de los hombres se nota cuando es desplazáis por ella, solo algún guardia que se nota que apenas han tenido tiempo de salirles la barba o ya ancianos que aún mantienen las armas en sus manos, parecen nerviosos alterados por el ambiente. En la zona escucháis las toses comatosas de los enfermos, en tanto que los niños juegan por la zona, sin duda una situación en cuanto menos curiosa.

Sales por la puerta principal donde el guardia, un jovenzuelo que te echa una mirada algo descarada entre las ranuras de su casco, pero más por falta de edad casadera que por te quiera algún mal, su cabeza hace un asentamiento como despedida. A 200 metros del pueblo ves tu pequeña casucha que se mantiene por las reparaciones que no dejas de realizar todos los veranos, antes con la ayuda de tu madre.

Heldir ssalió del pueblo con un gran peso sobre sus hombros. No veía nada claro el destino de su misión y, sin embargo, era de una importancia suma. Vió la mirada del muchacho del casco y se puso roja como un tomate pero su experiencia con Ragnar la había marcado y no quería saber ya más de los hombres, jóvenes o adultos.

Entró en su primitiva cabaña y buscó los huesos de las gallinas. dibujó en el suelo el patrón y las runas y agitó los huesos entre sus delicadas manos. Los lanzó pidiendo guía a los dioses. La primera runa era la que simbolizaba un barco. La segunda, los enemigos, y la tercera, el veneno. Las tres pistas que tenían. ¿Que le sugerirían los dioses? 

Heldir cerró los ojos y elevó una súplica. 

Luego los vovlió a abrir.

Heldir abrió los ojos dejando la mente abierta a la interpretación de las formas de los huesos en relación con las runas. Esperando con ansiedad una guía de los dioses.

- Pasar, pasar... acomodaros donde podáis. -La mercenaria apartó sin muchos miramientos un par de cosas que tenía sobre el par de tocones que le servían como asientos antes de ir a buscar la última botella que le quedaba. Sirvió el líquido ambarino en unos vasos de barro algo resquebrajados.

- No sé qué pensaréis vosotros pero creo que, aunque tardemos algo más en conseguir resultados, era mejor que no nos separásemos. No sabemos lo que nos espera ahí fuera ni los peligros que nos acechan, así que nos necesitaremos unos a otros. ¿Qué os parece a vosotros? -Bebió un largo trago de su vaso.- Después, cuando hayamos tomado una decisión podemos visitar a nuestra joven volva a ver qué nos puede decir de lo que nos espera.

- No rechazaré una invitación - contesta el scald haciendo una reverencia exagerada.

Acto seguido se sentó afinando su instrumento.

Los huesos caen al suelo, mientrás que entras en trance, agitas los huesos de pollo por el suelo dando los pases que te enseño tu madre como su madre hizo con ella. De repente se aclara, la figura de un barco llega a tu mente, pero esta medio podrido con percebes y animales del fondo del mar pegados a su madera, como si hubiese sido arrancado del lecho marino para subir por el rio. Mueves otra vez los huesos y en tu mente ves una negra caverna, en el fondo hay algo que se mueve sus respiración es fuerte y habla con voz cavernosa, reconociendo palabras de venganza en ellas. Por última vez los huesos dan información cuando pasas tu mano por el femur cortado de un pollo, ves la aldea desde arriba en vista de pajaro, en ella hay un punto oscuro, que parece tragarse el resto de la aldea.

Tras eso caes desmayada unos minutos, necesitas recuperar la fuerza que te ha robado el sortilegio y comprender lo que te han dicho los huesos.

La cabaña esta fria pues no ha sido caldeada desce que Thyra se marcho por la mañana, pero el alcohol que ha guardado de una correría en el sur es bueno y sirve como buen calefactor por la forma que os sube los colores, ahora hay muchas cosas en las que pensar, aunque el consejo ha sido muy vago ovbiamente tiene la razón, si no haceis algo el pueblo morira irremediablemente.

- ¡No te falta razón mujer! mucho acero junto siempre es bueno -Bjondir tomó un largo trago de lo que fuera que estaba bebiendo, no prestó mucha atención cuando le dijeron de que se trataba, lo que importaba era que era alcohol- Debemos actuar unidos ¡Pero cual martillo! -añadió golpeando con el puño la mesa- Quienes quiera que sean los culpables debemos atraparlos pronto y sin vacilación. No os tiembla la voz al hablar a ninguno, espero que tampoco tiemblen vuestras espadas -y concluyó con otro trago su intervención

Poco a poco, la luz empezo a filtrarse por entre las pestañas rubias de Heldir. Una fuerte sensación de mareo aún residía en su estómago y garganta. La visión había sido fuerte, casi demoledora y parecía implicar fuerzas sobrenaturales involucradas en la situación. O tal vez fuera la manera de los dioses de indicarle su camino.

Poco a poco se incorporó, dolorida. Se había golpeado la cadera al caer y la promesa de un gran cardenal palpitaba en su muslo derecho. Mentalmente, Heldir rememoró lo visto en su trance. El barco fantasma, reflotado de nuevo, la caverna y aquella horrible respiración que le puso los vellos de punta, y, por último, aquel punto oscuro localizado en la aldea.

En la aldea pero, exactamente, ¿Donde?

- Lo que habrá será ir pensando en qué hacemos. Por mi parte creo que un buen punto de partida sería investigar ese barco... fantasma. Si él es el origen de el envenenamiento de la comida, mataríamos dos pájaros de un tiro. -Dio un trago a su bebida acabando con todo el contenido.- Uaaa... esto reanima a un muerto, sí señor. Umm... siguiendo con lo nuestro, ya sé que es prioritario el tema de la comida pero lo dicho, creo que sería interesante investigar primero el barco. ¿Qué opináis? Al fin y al cabo por algún sitio tenemos que empezar ¿no?

Audun dejó el instrumento junto a sus pies tras acariciar suavemente sus cuerdas. 

- Estoy de acuerdo Thyra, pero antes podíamos registrar la zona  de las provisiones para ver si encontramos pistas  - apuró su bebida - Por las barbas del Ahorcado, esta bebida es realmente buena.

Alargó la mano que sostenía el vaso para que su anfitrión se la rellenara.

- Quizás en las inmediaciones encontremos huellas de algún calzado especial o algo que nos de una pista de quién puede estar detrás de esto. 

- ¡Decidido entonces! yo también tengo ganas de saber de que se trata el tal barco ese -Bjondir no era capaz de distinguir una bebida mala de una buena ni aunque se las dieran en un cáliz de oro y una tinaja de barro, pero imitando a sus compañeros dijo- ¡Demonios! Si que esta bueno si.

Recuerdas vagamente la experiencia, como si fuese un sueño lucido, aunque claramente jamás has volado sobre la aldea, reconocistes que la oscuridad provenia del edificio más grande del pueblo, del mismisimo thing. Si eso significa que hay alguien que esta traicionando a la aldea desde dentro podria dar muchas respuestas a lo del envenenamiento de la comida, pero si te equivocas puedes asestar un golpe mortal a la aldea que ya esta lo suficientemente sufrida. Es tu trabajo como Volva hacer que esta visión no caiga en saco roto, que el destino se cumpla...