Partida Rol por web

Rajhnat había conducido el coche siguiendo las indicaciones del padre Elías hasta la iglesia del padre Saúl. Ahora estaban todos reunidos en la sacristía. El hindú se hubiera quedado en el coche pero Clive insisitió en que entrase con los demás¹. Después de lo sucedido Elías también estaba de acuerdo en que no era seguro quedarse sólo en la noche londinense.

Nada más llegar pusieron al día de lo sucedido al padre Saul. El hombre, lejos de extrañarse por lo relatado, asintió con gravedad ante cada suceso que le contaban.

—Es lo que nos temíamos Elías. Los herejes han tomado las calles de Londres trayendo con ellos a las bestias del averno.

Más que sentarse diríase que se desplomó sobre su silla, como si llevase un peso enorme sobre sus hombros. Jugueteaba con una pequeña caja de rape o tabaco, un artilugio sin duda procedente de algún viaje marino, hecho de hueso de ballena bellamente labrado. Pero lo hacía de forma mecánica, pensando en como debía abordar lo que estaba sucediendo.

—Todo encaja ahora. La muerte de Hobston y la de esta mañana de Marsh. Seguramente trabajaban para ellos. Los habían visto con los chinos. Pensé que estarían traficando con opio a nuestras espaldas pero ya veo que es peor... mucho peor.

Suspiró:

—Después de lo que han visto imagino que serán capaces de entender que nos enfrentamos a la encarnación del mismísimo Enemigo aquí en Londres. O al menos de sus seguidores más acérrimos. Una secta capaz incluso de sacrificar almas inocentes con tal de atraer la mirada de criaturas infernales que puedan escucharlos y darles placeres impíos. La piedra que usted guarda, señor Donovan, es una de las joyas que quedan todavía se conservan del templo de Salomón. ¿Es usted creyente?

Dejando la caja a un lado abrió una desgastada biblia para leer un pasaje de los muchos que estaban marcados:

—'Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne. 
Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas'. — cerró la biblia —Esa joya es una parte de lo que queda de la sagrada Arca del Alianza. Una de las concubinas del rey Salomón era hija de un faraón e introdujo al gran rey en otros cultos por que en el final de sus días traicionó su veneración a Yahvé.

Volvió a abrir la biblia en otro punto:

—Reyes 11:13  Dios le había dicho a los israelitas: «No se casen con mujeres extranjeras, porque ellas los harán adorar a sus dioses». Y así sucedió. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres lo apartaron de Dios y lo hicieron adorar a otros dioses. Salomón adoró a la diosa de los sidonios llamada Astarté, y construyó un lugar para adorar a dos ídolos repugnantes: Quemós, que era un dios de Moab, y Milcom, que era el dios de los amonitas. Lo construyó en la montaña que está al este de Jerusalén. También edificó lugares para que sus esposas ofrecieran animales a sus dioses y quemaran incienso. Salomón actuó mal delante de Dios y no lo obedeció; en realidad, nunca se comprometió a obedecerlo por completo, como lo había hecho David, su padre.

Señaló hacia Donovan:

—La piedra, imbuida del poder de los Mandamientos, fue profanada y llevada a Egipto por esa concubina hija de un faraón. La piedra que ahora mismo tiene usted, señor Clive, y cuyo poder podría de nuevo pervertir lo más sagrado y traer a deidades olvidadas a nuestro mundo...

Freddy puso la mano en su gabardina palpando desde fuera ese objeto¹. Se mantuvo callado durante la explicación del padre Saúl y, cuando finalizó, preguntó.

—¿Y qué quiere que hagamos? Tengo la localización de un posible lugar de reunión, creo que no está de más echar un vistazo. Propondría tratar de disolver esa secta pero no alcanzo a entender la magnitud del asunto. Por no hablar de que tendré que hacer un informe para la policía sobre el asunto de los niños...

- ¿La hija del faraón? ¿Mencionasteis un faraon negro antes o lio las cosas? - Preguntó Pero pronto perdió el interés por su pregunta. - Si necesitan la gema destruyamos la y sigamos yendo a por ellos. - Sugirió

- Sabemos donde van estar, llenemos las alcantarillas de aceite, petróleo o keroseno, prendamos le fuego, que se ahoguen con el humo dentro de las canalizaciones y según vayan saliendo a respirar los vamos matando como a ratas en una casa infestada.

Cuando bajaron del vehiculo,esta vez, Donovan llevo consigo su arma,. Al llegar al intetior del edificio miró a Saúl y entrecerró los ojos. Estaban pasando csras muy raras esa noche, pero al menos le habia preguntado sin encañonarle primero.

- Si me hubiera hecho esa misma preguntas hoy a medio dia le habria dicho que no, no creo en ningun tipo de superstición o religión. -dijo sacando la pipa y cargandola- Pero tras lo ocurrido hace unos momentos, tengo que aceptar que hay algo mas alla de lo que la ciencia puede explicar, pero desconozco el qué. -la prendió y disfruto de su primera bocanada- Si a usted le hace ilusión que lo llame "Dios", asi lo hare pero no le estaria siendo sincero.

Reposo sobre el bastón sus viejos huesos mientras buscaba un banco en el que sentarse y descansar un poco. Habia sido una noche dura y no tenia pinta de terminar en breve.

- Si me permite una puntualizacion, padre Saul, le dire que no me cuadran las fechas usted habla de que esa piedra fue parte del arca de la alianza, pero fue encontrada en una estatuilla muy anterior, de la epoca entre la segunda y tercera dinastía, ¿No podria ser que esa piedra fuera llevada por una de las esposas de Salomón, y a posteriori fuera utilizada para crear el Arca? -suspiro- De las dinastias egipcias tenemos fechas exactas, padre... pero del antiguo testamento solo aproximaciones. Creame cuando le digo que veo mas factible que en origen ese objeto fuera profano, sacralizacizado a posteriori para formar parte del arca, y luego de nuevo saqueado... -sonrio y asintio al joven- Asi es, la dinastia perdida pel faraon negro.

El padre Saúl asintió a las palabras de Donovan:

—Veo que es usted un experto en su materia, señor Clive. Quizás entonces comprendí mal las referencias a la Piedra del Tiempo y la realidad fue que llegó a manos de Salomon a través de su concubina, y no al revés. Eso explicaría por qué después el gran rey renegó de Yavhé para asomarse al delirio de dioses malignos. Quizás, como bien dice, quiso sacralizar la piedra incluyéndola en su mítico templo engarzándola en el Arca y acabó por enloquecer ante el poder de dicha joya. Sea como sea esa piedra es un objeto peligroso. Tengan cuidado con ella. Destruirla, mi joven Stuart, me temo que no será un acto sencillo. Tampoco sabemos las consecuencias que podría traer.

Vio que Donovan tenía su arma a punto y abrió un cajón para sacar un Smit & Wesson. Aquellos sacerdotes parecían llevar al último extremo la frase 'a Dios rogando y con el mazo dando'.

—No se sorprenda. Somos paladines de la fe y debemos defenderla de todas las maneras posibles. Aunque la solución que propone el joven Stu pueda parecer buena no debemos olvidar que esos maniáticos tienen en su poder a los niños. No quisiera que se me atribuyese aquella mala frase de que nuestro Señor distinga a los buenos tras montar una carnicería con inocentes. Elías: reúne a todos los hombres que puedan estar aquí armados antes de veinte minutos. Freddy: déjame ver ese mapa. Señor Clive, joven Rajhnat: lo que estamos a punto de hacer es peligroso pero no hay tiempo que perder cuando hay vidas de niños en juego. Entenderé si se quieren retirar. Solo les pedirían que no interfiriesen arriesgándose a poner en aviso a las autoridades. No creo que la policía sea capaz de entender lo que está sucediendo y para ellos esto sólo sería otra reyerta entre bandas. No nos beneficia en nada que nos detengan.

El anciano cargo su arma mientras parecia ausente en sus pensamientos, estaba difuso,pero no para mal, como si estuviera encajando las piezas de un puzzle difuso que empezaba a ganar claridad.

- Donde vaya la gema y la estatuilla, ire yo caballeros...

Embarcarse en aquella escramuza era su manera personal de expiar sus pecados por abandonar a su amigo a su suerte, por no apoyarle, por anteponer su propia imagen ante el proporcionarle ayuda. Habia llegado el momento de ajustar cuentas, y si todo salia como esperaba, salvarían a los niños y limpiaría el prestigio de su viejo colega. Se:dirigio a su cochero.

- Rajhnat, le libero de sus deberes para conmigo. No esta obligado a acompañarnos. Puede volver al hotel.

—Un momento —dijo Freddy cuando Donovan liberó de sus quehaceres a su cochero—. Ese hombre ha demostrado ocultar información e incluso poder ser peligroso. Liberar a ese hombre de toda vigilancia puede comprometer nuestro objetivo. ¿Y si tiene contactos y filtra la información? Señor Clive, es su decisión pero si resulta que tengo razón y, por tanto, le haré responsable de las consecuencias.

Nuevamente Fredy y Donnovan vuelven a ponerse a discutir, si supieran las ganas que le dan de gritarles cada vez que se enzarzan en discusiones inertes.... pero ahora tenía otra cosa en mente. Stu miraba al padre confundido

- ¿Creen que siguen vivos? ¿Los niños? - Dijo suspicaz - Entonces sabe para que los quieren... Eso se dice.-  Se quejó Stu cruzando se de brazos a la defensiva con cierto gesto de reproche.

Si los niños podían seguir con vida solo quedaba bajar a sacarlos, a oscuras a su territorio, a galerías estrechas donde el nº no valdría de nada, eso si que era una mierda. Si había que bajar el escenario no era alentador.

- Si vamos demasiado nos van a oír y se va a montar una buena... los usarían de escudo si perciben que es una de nuestras intenciones y que de ese modo nos pueden detener... - Meditaba en voz alta.

-Deberíamos ir dos grupos, el principal, que llamaría al atención y otro mas pequeño que pueda infiltrarse, por suerte ellos creen que no sabemos a donde vamos. Así que si el grupo principal se acerca demasiado como para obligar el enfrentamiento(podría de una forma disimulada escoger donde reñir), mientras el grupo pequeño pueda rodear la gresca y meterse en su cocina... Pero deberían tener en cuenta que ahí abajo, el nº de nada valdrá, pues las galerías estrechas os harán ir de 1 en 1 y la oscuridad anula las armas de fuego en gran medida, cuando puedan disparar les tendrán encima, por no mencionar que las galerías suelen ser cortas y con esquinas donde cubrirse...-  Stu hablaba desde su experiencia, pues era como el había usado dichas galerías en su favor en el pasado.

- Usar cebo(si quieren la gema, es arriesgado pero puede ser un buen cebo, o la estatuilla igual basta, esa no tiene ningún valor ¿no?), de ese modo sacarles a alguna de las canalizaciones principales donde poder disparar les... maximizar vuestras posibilidades. - Explicó - Además, dos disparos y un navajazo no hicieron gran cosa a uno de esos seres... igual deberían llevar escopetas, si tienen. O algo que haga boom muy gordo.

Mientras hablaba pidió donde dibujar y esbozando una copia del mapa que tenían ellos de las alcantarillas sobre un papel en blanco para usarlo como referencia[1], lo completo con una serie de galerías indicando donde podían hacer lo que proponía

- Lo dibujo de memoria claro, igual tienen que buscar las referencias que os pongo, pero no están lejos[1]. Buscad las galerías que os indico antes de empezar el barullo, cuando todo salte los ecos se oirán desde los sótanos de medio Londres, el grupo pequeño sabrá que es la hora de empezar a moverse con facilidad cuando llegue el momento.

Dio el plano improvisado a el padre Saul

- Esto va a oler muy mal... lleven algo para la cara, en serio, afecta. Pañuelos húmedos, con alguna sustancia que huela, zumo de limón o alguna mierda así. Que ningún idiota use whisky o algo como eso en el pañuelo...

El padre Saúl asintió sorprendido ante el desparpajo del muchacho. Pero no podía negarle razón alguna en lo que decía.

—Tu plan podría funcionar Stuart. Elías y yo lideraremos el ataque del grupo 'ruidoso'. Eso atraerá hacia nosotros a los posibles defensores... Tú eres el más agil de todos.— le dijo al chaval —Debes encargarte de poner a los niños a salvo. Freddy y el señor Clive te protegerán.

Se quedó un momento pensativo.

—La piedra fue tocada por la oscuridad pero también por la luz. No sé cual será su función esta noche pero creo que si hay algo sobrenatural allá abajo podría sernos de ayuda.

Rajhnat miró fijamente a los ojos de Freddy:

—Me ha acusado de algo sin motivo alguno, señor, sólo porque desconoce mi cultura y por lo tanto si busca hechiceros y adoradores del diablo yo debo ser uno de ellos.— hablaba un correctísimo inglés. Luego se volvió hacia Donovan —No hace falta que me avale, sahib Clive, ya que lo acompañaré. Creo que es usted un hombre decente y mi obligación era cuidarlo mientras estuviese en Londres. Pese a lo que ese detective pueda pensar yo soy un hombre de palabra.

Donovan se removió incomodo en su bastón, ante las palabras de aquellos caballeros y los eventos que se avecinaban. No es que no le apeteciera una buena aventura ni mucho menos, ni que no quisiera desentrañar verdades que llevan ocultas siglos a los hijos de los hombres. Era algo mucho menos heroico y juvenil. Era la sensatez que te dan los años cayendo como pesadas losas con las que sus viejos huesos.

- Uno ya tiene una edad para segun que cosas...

Suspiro mirando al cochero tras su intervención,  palmeándole la espalda, física y metafóricamente, sintiendo la juventud y el ímpetu de Rajhnat y sus fuertes hombros. Una sonrisa aparecio en el rostro del anciano mientras se dirigía a su chofer.

- Gracias amigo. Que sepa que hablare muy bien de usted a lord Abbendor, es sin duda encomiable. -miro al detective y luego a Rajhnat de nuevo- Sin duda sera mejor que dejemos nuestras asperezas de lado antes de bajar, ¿no creen? -se aclaro la voz antes de proseguir- El plan del joven me parece mas que valido, pero permítanme añadir la guinda al pastel. Cuando de quiere pescar un gran pez hace falta el mejor cebo, y si ademas es grande y apetitoso, mejor. -os miro a todos- Así pues dado que quieren la gema sera mejor que crean que la van a conseguir, por lo que propongo lo siguiente: Denme la estatuilla, vacia, y déjenme a mi ser el perro ruidoso, yo quiero respuestas, pero el sigilo o la fuerza no es lo mio, no me verán a mi, verán el objeto de su deseo, el envase quiero decir. Buscan la figurilla porque creen que contiene la gema... Déjenme darles el envoltorio.

Espero pacientemente su respuesta, como quien no tiene nada que perder.

- Esas cosas aparecieron cuando sacasteis la canica esa, se dio ese vendaval y hablasteis de los cuentos esos, pareció cosa de magia, la verdad, puede ser que no se dejen engañar sólo por la estatuilla... pero yo no entiendo una mier... No entiendo nada de este lío sacado de una historia de gitanos, solo quiero sacar a los mocosos de ahí abajo(si siguen vivos)- Puntualizó pues no tenían ninguna garantía de que fuera así - Y que esos mamones paguen por lo que han hecho hasta ahora. - Reconoció Stu

- Si la estatuilla o la gema hacen de cebo da igual mientras los distraigan lo bastante, pero me jod.... fastidiaría - Se detuvo a tiempo de soltar un improperio - Que todo se tuerza por hacer una suposición de la que me da la impresión de que ninguno está seguro del todo de ello.... - Dijo Stu observando al padre Saul no fuera que no se hubiera librado del guantazo pese a haber frenado a tiempo su lengua. - Si esas cosas quieren esa joya, tampoco podemos dejarla sola sin supervisión...- Concluyó al fin. - No llevarla implica el problema de donde se deja y con quién. Los dos caminos traen riesgos...

Freddy miró con rudeza al cochero.

—Te equivocas, hasta ahora solo eres sospechoso. No te he acusado de nada. Si mi instinto no me falla esta vez, esas palabras tuyas estarán de vuelta a tu boca antes de lo que te imaginas.

Se dirigió entonces al resto del grupo.

—La gema está en un lugar seguro —miró fijamente a Donovan ya que él sabía donde estaba la gema pero, con suerte, no había compartido la localización con su cochero y éste no podía saberlo. Si se confirmaba su teoría, la presencia del cochero podría revelar su plan y no tenía muy claro como controlarlo—. Si de verdad quiere asumir ese riesgo, no tengo problema con ello, pero necesito gente en retaguardia para poder mantenerle seguro. ¿Podría mandar a su cochero con nosotros?

Las alcantarillas bajo Londres formaban un submundo de cuya existencia poca gente se preocupaba. Ahora un nutrido grupo de individuos recorrían uno de sus oscuros tramos en fila india teniendo buen cuidado de no resbalar en la pequeña cornisa que los separaba de las hediondas aguas fecales. Al llegar a un determinado punto donde se bifurcaba el camino se dividieron sin decir palabra alguna. Los dos sacerdotes encabezaban al pequeño ejército de matones, casi una docena, que irían hacia el nexo por el lado oeste. Donovan, Freddy, Stu y Rahjnat lo harían por el este.

El nexo era una zona amplia donde llegaban varias tuberías de mantenimiento y contadores, formando un espacio cerrado circular a salvo de las aguas, con una barandilla que conducía a un segundo nivel más profundo del alcantarillado. Allí era donde, según las notas encontradas por Freddy, tendría lugar un encuentro de algún tipo.

Se ocultaron un momento en el túnel esperando la señal convenida. Cuando se oyeron los gritos y golpes, seguidos de algún disparo, supieron que todo se había puesto en marcha. Era el momento de actuar. Se acercaron cuidadosamente a la sala central. Allí convergían varias tuberías de metal que salían de la pared a medio metro de altura, así como unos cuantos silos de metal que probablemente procesaran la inmundicia. Pero nada de aquello les interesaba. Lo que veían aproximándose al túnel por el que avanzaban era a un individuo enorme, de rostro deforme aunque humano, que venía armado con lo que parecía un sable oxidado. Tras él, se oía el escándalo de la violencia que venía del otro tunel, al otro lado de la sala, donde se concentraba el principal ataque de Saúl y Elías. En la sala, a través de la entrada, podían ver a dos figuras embozadas en túnicas grises que les cubrían totalmente. Y más atrás, atados a una gruesa tubería que salía del suelo y recorría varios metros de la sala antes de volver a enterrarse como un gusano de metal, estaban cuatro de los chiquillos desaparecidos. Estaban desnudos y alguien había grabado sobre ellos tatuajes de una extraña y desconocida caligrafía.