Partida Rol por web

Miró al anciano, preguntándose no por primera vez lo que había sucedido con Aknosh como para desaparecer de la faz de la tierra. ¿Había sido una catástrofe o algo premeditado? Pero no lo preguntó, aún no se sentía lo bastante cómoda como para saciar su curiosidad, ni mucho menos lo bastante tranquila. En su lugar, rebuscó en su morral hasta dar con un libro infantil y tendérselo al anciano.

- Es cierto lo que dice Jack, tiene marcas que no entendemos - anunció con el ceño fruncido, aunque ni siquiera eso ocultó la sombra de su rostro al no volver atrás -. Nos arrepentiremos de no volver a por Jonas. Estoy segura de que el destino nos había unido por algún motivo...- su expresión se tornó angustiada pero ya había perdido aquella discusión de modo que se decidió a guardar silencio.

Valtorn escucha las reticencias de Vahala en relación al joven que ha abandonado el grupo, pero no puede hacer mucho por aliviar sus preocupaciones. En lugar de eso, se centra en el libro que la joven le tiende y lo coge con mano firme, pues tiene aspecto de ser no poco pesado.

Se detiene un instante para observarlo, ya que su experiencia de caminante le ha enseñado que no es buena idea andar sin prestar atención a donde uno pisa. Se pregunta si un análisis de ese libro le dará alguna pista valiosa, y examina la portada para luego abrirlo con cuidado y echar un ojo al interior.

Jack niega con la cabeza ante la insistencia de Vahala por encontrar a Jonas.

-Si el destino quiere que estemos juntos, nos volveremos a reunir. Yo creo, más bien, que nos arrepentiremos si perdemos el tiempo buscándole. ¿No? ¿No tenéis que salvar el mundo?

La verdad es que si tanto una como otra continúan así, el próximo en irse será él. Aunque no le importe a nadie.

A primera vista no se ve nada, pero a contra luz se ve como diferentes puntitos inconexos que van recorriendo el margen de las páginas centrales. Al superponer las páginas con puntos se puede ver como algunos desaparecen completamente y otros, aunque perdiendo un poco de transparencia, aun son visibles a contraluz. 

Aunque no hay más que sacar, de momento. No parece el lugar ni el momento indicados para descubrir los misterios que esconde.

Valtorn examina el libro cuidadosamente, y se da cuenta de que en efecto, las páginas tienen un curioso diseño de puntos semitransparentes. Pero por más que lo intenta, no consigue averiguar qué significan. Le ofrece el libro a Vahala con un gesto.

-No es un libro cualquiera, eso es evidente -dice-. Harías bien en conservarlo, estoy seguro de que se revelará útil para tu misión en algún momento. Aunque por ahora, parece que nos mantendrá en ascuas...

Sigo caminando, escuchando la conversación sobre Jonas, se supone que se había ido por mi culpa. No me siento culpable por ello, él sabe nuestro propósito y si ha dejado el grupo es muy posible que fuera por miedo. Si no triunfamos, el mundo pierde.

Mis ojos siguen el movimiento del libro, el cuento, del cual no fuimos capaces de sacar mucho más. Quizás un gran mago pueda descifrar el enigma que guarda. Pero sus palabras no parecen revelar nada, simplemente tampoco ha sido capaz de descifrarlo.

Prefiero no decir nada y mantenerme en silencio, por el momento la gente de ciudad no había acogido bien mi carácter, exceptuando a Sophie. Casi me siento mal por haberme ido sin despedirme pero como dice el ladronzuelo, si el destino quiere que volvamos a encontrarnos ya aparecerá.

Doy una patada a una piedrecita del camino y observo como sale rodando. La malo de no saber a dónde vamos es que desconocía cuanto faltaba por llegar. -Señor Valtorn ¿Sabe cuánto camino queda?- Pregunto mientras sigo andando.

El anciano había descubierto el patrón de puntos con una facilidad esperanzadora, lo cuál hizo que le mirara con intensidad a la espera de que descubriera una pista esclarecedora. Pero no dijo nada más y en su lugar le devolvió el libro, encomendándole su cuidado, algo que iba a hacer con sus instrucciones o sin ellas. Demasiado importante era como para perderlo, y no sólo como información.

sin embargo, en lugar de guardarlo pasó las páginas suavemente hasta llegar a la página que le shabía llevado de vuelta a la ciudad.

- ¿Reconoce este blasón, maese Valtorn? - no sabía cómo referirse a un hechicero milcentenario pero maese parecía un buen término.

El blasón del libro es el emblema de la Ciudad Perdida de Aknosh. Del que también proviene el emblema de la Emperatriz Eterna. No hay mucho más que contar sobre él, salvo que proviene de los mismos dioses y de eso es algo de lo que Valtorn está seguro. 

Valtorn mira el blasón que Vahala señala y no necesita más que un segundo para reconocerlo. Lo ha visto miles de veces. Asiente con la cabeza.

- Claro que lo reconozco -dice-. Es el blasón de la ciudad de Aknosh. Un símbolo antiquísimo, que proviene de los propios dioses. El emblema de la Emperatriz deriva de él. Es un símbolo poderoso.

Mira a la joven bajo sus cejas pobladas, con un brillo de curiosidad. Cada vez le llama más la atención que sea una caja de sorpresas.

Han pasado dos días. Dos días desde que la Ciudad Eterna se sumió en el caos debido a la muerte de la Emperatriz. Y lo peor de todo no es ese hecho de la muerte de la Emperatriz, pues ha visto muchas muertes en su vida, sino el hecho de que el cielo se ha comenzado a rasgar y tras las rasgaduras solo se puede ver oscuridad.

Y esa opresión. Una sensación rara que siente en lo más profundo de su ser. Vamos, que la ciudad no invitaba a quedarse así que ahora está sola en el camino. Al amanecer del tercer día desde que todo comenzó. 

Voy andando por el camino en dirección a otra ciudad cercana o una taberna en la que poder desplumar a algún pardillo.
Voy atenta según avanzo para que ningún salteador de caminos pueda pillarme desprevenida.

En lo poco que lleva Shae en ese país, ha descubierto que no hay muchos peligros en el camino. Es un país de gentes sencillas y prósperas y que no parece tener problemas con otros países vecinos ni con amenazas externas. Al menos, en las zonas que están más cercanas a la capital.

Al venir de un país vecino, Shae no conoce mucho sobre la historia y tradición del Imperio Eterno, pero parece ser que la Emperatriz era la que mantenía las amenazas fuera del territorio Imperial gracias a su poder procedente de los dioses. Una Emperatriz inmortal para mantener una amenaza oscura lejos de las gentes de paz que habitan en el imperio.

Shae sale de la capital y avanza por el camino apesadumbrada pese a no saber lo que ocurre, esas rasgaduras no son normales y la crean un cierto malestar, quizá sea su ignorancia hacia el tema lo que le produce el malestar, sin embargo todo el clima de la capital era igual, caos, gente alterada y preocupada, gente huyendo de la ciudad, ahora lanzaba la vista hacia atrás y echaba de menos la vida con los suyos, quizás algún día pueda volver con ellos, los daimana pese a no ser conocidos por ello, eran a su forma, justos.

El tiempo es bueno y el sol comienza a calentar tras la fría noche. El camino es perfecto para pasar el día caminando hasta el siguiente punto en el que descansar o, para ver la vida pasar. Cualquier cosa es buena. Las puertas de la ciudad, ya abiertas, dejan pasar a aquellos que vuelven a sus pueblos tras las festividades. Aunque no han sido unas fiestas con buenas nuevas. Lo que llevan de regreso a casa solo son las noticias de la muerte de la Emperatriz Eterna y las incertidumbres que esto conlleva.

Nadie comenta nada de las grietas en el cielo que solo ella parece ver. Un poco más allá, Shae puede ver un grupo de personas que parece bastante variopinto. Y no, no parecen aldeanos y campesinos.

Me acerco al grupo variopinto, observando si miran al cielo, si lo hacen, espero y me oculto, les sigo a cierta distancia intentando oír de qué hablan.

Si no lo hacen me acerco simplemente diciendo:

- Que día más bueno hace hoy. Ojalá todos los días hiciesen así de despejado, este clima es ideal para viajar...

Tras poco tiempo caminando, el grupo comienza a cruzarse con los primeros viajeros del día. Justo cuando Valtorn entrega el libro a Vahala, una chica de aspecto extraño, para lo que están habituados, se acerca a ellos. Sin duda, es una persona exótica y muy diferente a los que están ahí. Pero bueno, esos tiempos parecen diferentes. Aunque parece que tiene buenos modales, al menos, ya que saluda al grupo.

-Que día más bueno hace hoy. Ojalá todos los días hiciesen así de despejado, este clima es ideal para viajar...

Valtorn mira a Morrigan, pues aún debe contestar a su pregunta. Pero la respuesta no es nada sencilla.

- El camino a Aknosh... nunca se sabe lo que puede durar -dice-. La propia ciudad está tan imbuida de poder, que términos mundanos como las distancias no aplican del todo bien con ella. Lo que sin duda es crucial para alcanzarla, es la voluntad de hacerlo, así que eso no debe faltarnos en ningún momento. Sé que no es la respuesta que esperabas, guerrera, pero no puedo darte una más tranquilizadora.

Es al terminar de decir eso cuando la extraña viajera les alcanza y les saluda. Valtorn la observa sorprendido, hace mucho que no ve por los caminos a alguien de aspecto tan pintoresco.

La respuesta que me da el anciano mago me deja sin palabras, creo que ni siquiera me ha contestado. Asiento indicando que lo he comprendido, aunque aun intento averiguar si me está engañando o simplemente es cierto lo que dice. También puede ser que no tenga ni idea pero ahora mismo tampoco tenemos tiempo de volver atrás.

Mis cavilaciones se ven interrumpidas por el saludo de una mujer, mis ojos se abren y luego miro hacia mis compañeros, sin decir nada, ya he comprendido que cuando hablo molesto a la mayoría así que prefiero mantener un silencio y así no ofenderlos, al menos a mis compañeros.