Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

MEDIA MAÑANA.

-¿No son diamantes? -Preguntó Giorgino algo decepcionado. Varias negaciones le confirmaron que así era, sin embargo el joven se sobrepuso rápidamente.- ¡Da igual! ¡Seguro que valen algo! Podemos venderlos como recuerdos mágicos de la misteriosa cueva del pantano, todo el mundo en Punta Arena querrá comprar uno.

No dijo nada sobre el tema del reparto del botín, eso era asunto de su tío, en realidad el ya se sentía bastante realizado con haber podido volver junto a ellos al pantano y con todas las aventuras que iba a poder contar.

Seguro que la Señorita Ameiko me dará una cerveza gratis por lo menos.

Claro que no todos parecían convencidos sobre la conveniencia de llevarse los cristales, eso que no fueran diamantes había hecho disminuir la ilusión del grupo.

-No te preocupes primo Vankor, seguro que podemos sacarles un buen valor, el tío es un gran comerciante, ya verás. -Después abrió mucho los ojos al ver a Vankor meter la mano dentro del bicho muerto.- ¡AAAGGGG! ¡Que asco! Ya te puedes lavar bien las manos después.

Sin mucho más que hacer el grupo salió de la cueva dispuesto a regresar al pueblo, ya nada los retenía en el pantano y Giorgino estaba deseando llegar para contarle a sus amigos y a Petunia sus nuevas aventuras.

-¿Por donde volvemos? ¿Vamos en la barca otra vez? Eso es lo mejor yo creo.

Lo de los paseos en barca por el pantano le había gustado, así que intentaría repetir la experiencia si era posible, aunque tan cargados y con Serveris herido no sabía si sería la mejor opción.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

MEDIA MAÑANA.

Nuestros compañeros se empecinan en llevar unas piedras brillantes como botín, lo que hace que Kromdal vaya muy cargado, pero es un hombre fuerte y es su decisión. No menciono palabra alguna aunque me parece que no debe ser algo demasiado valioso.

Luego volvemos a la parte más profunda de la cueva, donde reunimos los huesos de los guerreros fallecidos y los agrupamos con respeto sobre el material para incinerarlos. Enciendo la pira usando la antorcha que me facilitan, pensando en el destino de aquellos que allí fallecieron, que no encontraron descanso ni después de muertos.

Mientras las llamas bailan frente a nuestros ojos, me siento obligado a pronunciar unas palabras por su partida final:

 - "Que este ritual les brinde el descanso eterno que merecen. Que vuestros espíritus viajen hasta la tierra de sus ancestros y descansen a su lado. Que esta despedida sirva para saber que han traído honor a sus familias y han servido hasta el final como el deber lo dicta. Es hora de descansar, hermanos y ancestro, pues su servicio ha terminado."

Mantengo mis ojos cerrados, esperando a que las llamas consuman los restos, mientras prometo a mi abuelo que seré digno de mi legado. No sé y quizás jamás sepa si las palabras de desprecio hacia mí las pronunció él realmente o era su espíritu atormentado y furioso. No lo sé y probablemente jamás tendré una respuesta real, pero quiero creer que él me daría la oportunidad de probarme y que, si esa es su opinión actual, conseguiré hacer que cambie de idea. Ya lo veremos.

Dejamos las cuevas y está el tema de qué ruta tomar. Apoyo a Giorgino y lo planteo:

 - "El bote será más lento pero menos agotador y podremos descansar la mayor parte del camino. Creo que es la mejor opción."

Descansar en el bote, descansar fuera de él mientras se realiza el otro viaje. Es una buena forma de recuperar energías para la parte que hay que recorrer a pie. Sé que estoy mal, se nota, por lo que es necesario que haga acopio de todo lo que queda de mí si quiero llegar al Dragón Oxidado sobre mis propios pies.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

PASADO EL MEDIODÍA.

-Eres un exagerado -dijo  Giorgino-. No es peor que reventar una cabeza de un pisotón -afirmó al tiempo que miraba sus pies para observar los restos de fluidos de la araña gigante-. Jefe Sandru, una pregunta. ¿Crees que podríamos hacer algo con las lianas de la entrada y un par de buenos palos? Me refiero a hacer unas parihuelas para llevar a Serveris en ellas. Tal y como está, no sé hasta qué punto caminar le va a hacer ningún bien. Lo que necesita es descansar y en medio de todo lo malo, no hacer esfuerzos que abran sus heridas. Quizás incluso en casa de la bruja haya un pequeño carro que podamos usar. No recuerdo haber visto ninguno pero tampoco lo busqué. ¿Vosotros visteis alguno?

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

PASADO EL MEDIODÍA.

Habían salido ya de las dichosas cuevas y en aquel momento se planteaba ante ellos otro dilema que debían resolver con premura y buena cabeza ¿qué camino debían tomar? Bevelek se mantuvo pensativo y atento a las dos alternativas más obvias que debían barajar. Quería reflexionar adecuadamente antes de pronunciarse, pues era consciente que era una decisión importante.

—Creo que es mejor bordear, es más rápido que ir en bote, puede que corramos algún riesgo más pero ya hemos enfrentado muchos peligros, espero que no nos topemos con nada más y Serveris está débil, necesita atención médica cuanto antes. En mi opinión vale la pena correr algo de riesgo por ahorrar tiempo. Aunque también es cierto que el viaje en bote es más descansado para él. Pero podemos ayudarle a caminar haciendo una camilla. Tenemos formas de ayudarle a que viaje mejor y en el menor tiempo posible que me parece fundamental en su estado.

Miró a sus compañeros y en especial al jefe Sandru que no en vano era el que acababa tomando las decisiones pues era el jefe de la caravana y también de esa expedición. Él había expuesto sus ideas, quizás de forma no muy clara, pero hablar en grupo no era uno de sus fuertes.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

PASADO EL MEDIODÍA.

Tras el buen trabajo que da el recuperar los cristales y guardarlos en sacos, Sandru admira a la luz de la linterna el pedazo de cristal que se ha quedado para si mismo. Los chicos hablan, exponen opiniones y trazan planes. Algunos lanzan incluso preguntas difíciles de responder. Bien por todos ellos, eso significa que están madurando para la aventura.

Se sonríe cuando Giorgio habla de diamantes y Kromdal lo niega categóricamente. La verdad es que con poca luz y depende del grado de alcohol, una de estas piedras a la luz de las velas podría salvar una vida. O tomar el pelo a alguien. El mercader la guarda satisfecho, siguiendo una corazonada más que otra cosa.

- Bueno, bueno, buena cháchara tenéis montada. Lo primero es que yo no me comería eso ni aunque tuviera mucho hambre. - Sandru pone cara de asco, mientras se sonríe y mira en tono jocoso a Bevelek.

- Aunque podéis cortar un pedazo para ver si a Buentocón o a cierta posadera se le ocurre alguna receta, jo, jo, jo.

En otro orden de cosas, mi madre siempre insiste en que no deje nada a medias. La verdad es que me decanto por viajar en barca. Hacer unas parihuelas con esas lianas venenosas no sería bueno para nadie, Vankor. Aunque tardemos más tiempo por el agua, tenemos muchos factores a nuestro favor.

El Monstruo está muerto, los goblins dispersados, y la Bruja muerta también. No digo que el pantano sea un sitio seguro, pero hay que contar que apenas ha pasado el mediodía y mientras el sol brille y no me vea en la tesitura de pasar otra noche al raso, abogaré por una marcha tranquila, descansada y segura.

La primera etapa del viaje en barca nos permitirá prender fuego a la cabaña de la Bruja, y echar un vistazo en ese cobertizo, que como dice Vankor puede tener algo de interés. Además, si la cosa pinta mal, le puedo dar otra pócima a Serveris. Aunque haya bebido la mejor que tenía, me queda alguna otra de menor potencia. -

Sandru mira a su sobrino orgulloso por su idea del negocio de los cristales. Quizás sí había bastante de Vhiski en su interior para hacer de él un buen mercader. El resto también lo hacían muy bien, evaluando la situación desde diferentes puntos de vista, lo cual restaba mucho trabajo a la labor de decisión de Sandru. Ellos ya pensaban en casi todo. Hasta en el tesoro.

Mientras las llamas reducían a cenizas a los viejos huesos, el varisio musitó una plegaria a Desna para que ayudara a sus espíritus en esa parte del camino. Luego miró a Kromdal, que había preguntado algo a lo que Sandru llevaba tiempo dando vueltas.

- Preguntas sobre el reparto, Kromdal, y me parece más que bien. Por un tema de consideración, me gustaría que fuese Ameiko quien nos descubriera las riquezas que hemos ganado ya que en un tiempo pertenecieron a su familia. Es decir, que tenga la oportunidad de abrir el cofre ella. Pero lo que contenga dentro, será repartido entre los que hemos derrochado esfuerzos por recuperarlo, no te quepa duda. Ahora al reducir a metálico lo encontrado ahí, ella podría ser la primera opción para pagar el valor de lo que en ese cofre se encuentre. ¿Parece justo a vuestros oídos? -

Sandru observa a todos mientras comienza a preparar la marcha en la barca.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

PASADO EL MEDIODÍA.

Es curioso lo mucho que puede cambiar un semblante tras tan sólo unas pocas palabras. El gesto del bárbaro, que había sido arisco prácticamente desde el momento en que habían eliminado al abuelo no muerto de Severis, se relajó en una sonrisa amplia y casi bonachona.

- Así habrá un hombre de verdad, de los que se visten por los piés- dijo usando una peculiarísima expresión de su tribu que sólo a duras penas podía traducirse al varisio- No me parece justo, jefe. Me parece tres veces justo. Por mi, encantado- era como si hubieran quitado un peso de encima a Propiedad Transitiva- En cuanto al tema de como volver, a mí, sinceramente, lo mismo me da. Creo que estando herido Severis, es su opinión la más importante. Si a mí me estuvieran colgando la tripas o hubieran estado a punto de degollarme, me gustaría que se hiciera lo que me saliera de los cojones, salvo que hubiera algún motivo de peso para lo contrario, claro.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

PASADO EL MEDIODÍA.

Sandru asiente a las palabras de Propiedad, por más que en algún momento le resulten algo extrañas. Ya el apodo del fornido bárbaro es algo que daría para una charla animada en una taberna, con una bebida fuerte y otros temas que abordar si el principal se pusiera algo "caliente".

- Bueno, Serveris ya ha comentado que prefiere holgazanear en la barca, antes que poner un pie detrás de otro de camino hasta Punta Arena, jo, jo, jo. Así que preparemos el bote, algo de aceite que me ha sobrado para preparar una buena fogata en la cabaña de la Bruja y pongamos camino a casa. Al menos espero llegar a casa de el mediano Buentocón, que es lo más tranquilo que he podido dormir en este maldito pantano, ¡Con serpientes incluidas! -

El varisio guiña el ojo al personal, mientras reparte palmadas de ánimo y aliento. Aunque no han salido del pantano, cree que la mayor parte del peligro pueda haber sido conjurada. Se siente bien al no haber perdido a ningún compañero, y a pesar de que cierta añoranza de los antiguos compañeros le invada, además de otros sentimientos más profundos, está seguro de que Desna les ha sonreído en todo momento.

- Ameiko, ojalá hubieras estado aquí. Puede que hubieras conjurado viejos fantasmas, como yo he tenido que hacer... -

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

ANTE LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

​El pantano está ya casi a oscuras cuando el grupo arriba a las inmediaciones de la casa del autodenominado "Guardián del Pantano". El Mediano os asegura que el pantano siempre es peligroso, aunque hayáis eliminado a los monstruos más prominentes. Es el hábitat de toda clase de serpientes, lagartos, insectos (de varios tamaños) y toda clase de parásitos.

Hicisteis un alto para quemar, o tratar de incendiar, la casa de la Vieja Megus. La madera tan húmeda y en esta época fría no prendía bien, y con su tremendo gripazo y heridas, no era cuestión de hacer esperar tanto a Serveris, por lo que seguisteis hacia lugares algo menos inhóspitos.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

ANTE LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Cuando oye los pasos del mediano tras la puerta, Sandru no puede reprimir un silencioso suspiro de alivio. Otra noche al raso en el pantano podría ser más de lo que Serveris podría soportar, y no podía decir que a él le gustara mucho la idea después de la noche anterior.

- Saludos amigo Buentocón, Guardián del Pantano. Te pedimos una vez más la cálida hospitalidad de tu hogar para pasar la noche. A cambio tenemos historias que compartir contigo sobre el Pantano, sus habitantes y sus peligros, información que esperamos encuentres relevante. ¿Podemos pasar? -

Podrían llegar a Punta Arena, pero no era lo mismo hacer una entrada triunfal a medio día con la cabeza del Monstruo del Río Empapado a cuestas, que llegar en mitad de la noche con la oscuridad como única compañera. A Sandru le gustaba llamar a las cosas por su nombre, y si eran unos héroes, que demonios, debían demostrarlo.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

ANTE LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Contempló la casa del pequeño Buentocón con una genuina felicidad que era muy distinta a la que había sentido la primera vez que había pisado aquel lugar. No pudo evitar recordar su primera y caótica visita a casa del mediano, no fue mucho tiempo atrás aunque le habían ocurrido infinidad de cosas en ese lapso de tiempo. Ahora en aquella pequeña casa de madera en mitad de aquel odioso pantano se sentía como en casa. La vuelta había sido mucho más rápida y menos accidentada que la ida, la mayor parte del viaje estaba hecha y Serveris daba la sensación de que iba a poder aguantar aquello sin problemas.

—¡Oh sí! Y unas buenas bayas de esas que recolectas con amabilidad y preparas con cariño, nuestro viaje en el pantano ha sido duro y peligroso, nos vendría bien reponer fuerzas y luego seguir con nuestro apacible camino. Hemos convertido el pantano en un lugar mucho más seguro.

No había mentido, especialmente en aquello último, el lugar en el que vivía era ahora más seguro y además ellos habían matado al terrible monstruo que asustaba a todos los viajeros, no era mucho pedir el tomar unas pocas bayas y poder pasar la noche cobijados. Bevelek estaba seguro de que el pequeño hombre accedería encantado a la petición del jefe Sandru.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

ANTE LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Después de abandonar la caverna, hacemos un viaje por etapas en el bote hasta la casa del mediano Buentocón. Viajé tranquilo sobre la embarcación, dejando que el suave movimiento sobre las aguas pantanosas y estancadas, permitiendo que las fuerzas se reúnan un poco en mí, ayudándome para la marcha que seguirá.

El esperar durante el resto de los viajes fue aún mejor, pues me significó poder dormir un poco. No fue un sueño muy relajado, pues igual debía estar un mínimo de atento al entorno en caso de que ocurra algún ataque o incursión en nuestra contra. Sé que no sería ningún aporte, pero eventualmente podría dar la alarma si veo lo que otros no.

Por suerte, no ocurre nada y puedo descansar una gran cantidad que de otra forma, me habría sido imposible.

Finalmente llegamos a la casa de Walthus, donde Sandru llama para que nos invite a pasar. Sus palabras dicen que quiere contar lo que nos ha sucedido, pero tengo claro que querrá obtener camas en condiciones para nosotros o, por lo menos, para mí. No estoy de acuerdo en tener un trato preferente, pues ya me siento lo suficientemente carga como para además ser tratado de forma distinta. Si todos dormimos dentro, dormiré dentro. Si todos acampan, acamparé. No consentiré otro trato que ese.

"Ojalá tenga suficientes camas..."

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

ANTE LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

​Walthus no parece especialmente complacido de recibir tantas visitas de nuevo tan pronto, aunque sí está interesado en las noticias que traéis. Pese a todo, y con cierta sequedad al principio, que pronto se atempera con un trato más cálido, os ofrece su hospitalidad.

Ofrece una cama al herido Serveris, y el suelo del comedor al resto, si no les importa compartirlo con las serpientes. Insiste mucho a sus invitados de que no molesten a sus queridas serpientes (parece tener bastantes más que en la última visita). Si alguno no quiere dormir en un suelo con serpientes del pantano puede optar por acampar fuera, delante de la casa. El claro en esa zona es razonablemente seguro y despejado de alimañas.

Walthus ofrece un jarabe asqueroso y apestoso, tremendamente espeso y pegajoso, a Serveris y a Sandru y les asegura que es bueno para aliviar los síntomas de la gripe y acelerar la recuperación de la enfermedad. Quizá es que el organismo se esfuerza el doble en recuperarse para no tener que probar otra dosis de algo tan repulsivo.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA, CUEVAS JUNTO AL ACANTILADO SUR.

POCO ANTES DEL OCASO.

La verdad es que a Vankor el viaje de regreso se le había hecho liviano, pese a la lentitud del mismo. Pero recordaba las fechas en las que quien tenía el estómago atravesado era él. Inconscientemente y mirando a Serveris mientras avanzaba lento pero seguro, se acariciaba la pálida cicatriz de aquella pelea ya casi olvidada.

Llegando a la casa del extraño hombrecillo, dejó que este hablara con Sandru mientras aguardaba paciente. Se alegró de que Serveris tuviera una cama donde dormir y se sorprendió una vez más de las habilidades de este para elaborar cosas que sirvieran para curar. Ciertamente él era un hombre con un sueño, pelear, pero quizá algún día pudiera aprender las cosas que sabía aquel pequeñajo y ya en la madurez, dedicarse a ello, ayudando a los demás de otro modo.

Se acercó a Serveris.

-Deja que te ayude a acostarte -dijo dispuesto a ello-. Hace falta que duermas y además que duermas mucho y bien antes de volver a salir mañana. Si necesitas cualquier cosa, dímelo. Dormiré a los pies de tu cama -señaló aparentemente no importándole que las serpientes vagaran a su alrededor, cosa que no era del todo cierta-. Señor Whaltus, ¿no dispondrá de un carro o algo similar con lo que podamos trasladar a Serveris y así evitar que tenga que andar? Le prometo que yo mismo se lo traeré tan pronto como Serveris ponga un pie en la posada o en su casa -su mirada seria y franca era una muestra clara de que no mentía.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Sandru vence los deseos de intimidad del mediano con una buena sarta de historias, entre las cuales se encuentran las recientes andanzas de los compañeros en el Pantano del Tocón de Salmuera. No se extiende en demasía, más si relata sin entrar en detalles las luchas y victorias que los amigos han tenido en su expedición.

- En cuanto a la Vieja Megus, sólo nos resta comunicarte que encontramos su casa en pésimas condiciones, y su cadáver en ella. Puede que un fallido filtro o experimento acabara con su vida, ya que sus restos estaban terriblemente deformados. Quién sabe que oscuras magias usaría la Bruja, lo que es seguro es que finalmente le explotaron en la cara. -

Sandru relata su lucha contra el nido de ratas gigantes que habían hecho su nido en las inmediaciones de la ahora abandonada casa de la Bruja y hace una pausa antes de acometer la siguiente parte del relato.

Mientras engulle con verdadero trabajo la pasta apestosa que el buen mediano les ha ofrecido para combatir la gripe, el varisio toma un saco el cual deja a su lado. Cuando la historia de la lucha contra el Monstruo del Río Empapado llega a su fin, palmea el contenido del mismo con una sonrisa sólo deslucida por el rictus del amargor de la sustancia que está ingiriendo.

- He aquí la cabeza del monstruo, amigo Walthus. Me pregunto si conoces de alguna hierba o ungüento que frene su putrefacción, o al menos mitigue su olor, ya que entra en nuestros planes el que un taxidermista la trate para dejar constancia de nuestro triunfo sobre el pantano. - El rostro de Sandru se torna serio.

- Muchas familias descansarán en paz ahora que su pérdida ha sido vengada. - No era una afirmación baladí. Los desaparecidos en las cercanías del pantano eran decenas, y muchos de ellos coincidían con avistamientos del ahora difunto monstruo. Merecían saber que se había hecho justicia.

- Los naufragios son zona segura ahora, así como el poblado de los Lamesapos, y las cuevas que estaban protegidas por un nutrido grupo de muertos vivientes. No creo que las zonas queden sin ocupar durante mucho tiempo, ya que los goblins son como el olor de pies, siempre vuelven. Si notaras algún cambio en el Pantano, Walthus, creo que al Sheriff Cicuta le gustaría saberlo.

Por otro lado, Vankor, creo que a Serveris le vendrá bien andar un poco mañana por la mañana. Esos bebedizos y una noche en cama pueden hacer maravillas. Puede que nuestro amigo Walthus pueda echar un ojo a sus vendajes esta noche y tratarlo para que descanse adecuadamente. Además no creo que quiera que le vean entrar en Punta Arena tumbado en un carro, ¿Eh Serveris?

Por mi parte ya he dormido una vez bajo este techo, y creo que fue una noche estupenda comparada con la última que pasamos al raso. Dormiré en la casa, aunque si pudiéramos usar una habitación de arriba, estaría más que agradecido. -

El muchacho era orgulloso, y Sandru no creía que quisiera mostrar debilidad alguna a su vuelta al pueblo mientras pudiera mantenerse en pie. Sandru se acerca a otro de los sacos y saca unas pocas piedras brillantes de su interior.

- Estas piedras se encontraban en las cavernas de las que he hablado. Quédate algunas de recuerdo amigo Walthus. Y si decides explorarlas por tu cuenta ten dos precauciones: Primera, cuidado con las lianas venenosas que cubren la entrada y segundo, el resbaladizo piso de la cueva. -

Sandru saca el mapa que encontraron en casa de la Vieja Megus y señala a Walthus los diferentes puntos que han explorado del pantano, incluyendo la localización de las cuevas, así como la existencia de sendas ocultas, que puede que el mediano conozca ya.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Bevelek escuchó con atención como el jefe Sandru relataba las historias de sus andanzas, que en boca del varisio sonaban mucho más amenas y divertidas que como él las había percibido en primera persona. Escuchar historias de aventuras era divertido, tener que protagonizar dichas aventuras era incómodo, doloroso y generalmente peligroso también, eso era lo que había aprendido en sus últimos días como "aventurero". Sin embargo disfrutó de todo el trabajo que habían hecho y lo mucho que habían mejorado el pantano, seguía siendo un lugar peligroso, pero no tenía comparación con como era antes de la llegada del grupo del que formaba parte.

El momento de elegir lugar para dormir había llegado y dormir en el interior de la casa le parecía muy agradable, pero hacerlo rodeado de serpientes no le convencía, pero dormir al raso podía causarle una enfermedad como la que Serveris y Sandru habían contraído. La decisión no era sencilla así que lanzó una pregunta con la que confiaba aclarar sus dudas.

—Yo si no me muerden mientras duermo, no tengo problema en pasar la noche en casa, porque las serpientes no nos morderán ¿verdad?

Lanzó la pregunta directamente a Walthus Buentocón al que miró esperando una respuesta que deseaba que fuera positiva. No creía que aquel simpático hombrecillo dejara que sus mascotas los comieran en mitad de la noche, pero por si acaso prefería salir de dudas.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Giorgino disfrutó de su paseo en barca, aunque su tío no le dejó llevar el timón como él quería y tuvo que conformarse con hacer de vigía por si encontraban algún obstáculo. Con el pantano medio vacío de monstruos fue solo cuestión de tiempo que todo el grupo llegara hasta la casa de su amigo Buentocón.
No estaba del todo seguro con lo de dormir entre las serpientes, parecía haber muchas más que la vez anterior y además estaban sueltas por ahí, pero tampoco quería parecer un miedica y decir que prefería dormir fuera.

Por otra parte, si dormimos entre serpientes será una buena historia que contar cuando regresemos a Punta Arena, vamos a ser los dueños del lugar.

Giorgino buscó un rincón donde dejar sus cosas y extender su saco de dormir, al menos lo harían bajo techo y calentitos en casa del mediano.

-Oye Walthus. ¿Para que quieres tantas serpientes? Cada vez tienes más... Les dirás que no se muerde a los invitados ¿Verdad? Es de mala educación jajaja.

Escuchó el relato de su tío sobre lo que habían hecho en el pantano mientras asentía y corroboraba la historia, añadiendo de vez en cuando algún dato para hacer su aventura aún más heroica de lo que había sido.

-Yo pensaba que las piedras serían diamantes, pero parece que no... ¿Sabes que clase de mineral son? Esperamos que valgan algo...

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Walthus mastica pensativo un poco de anguila seca y medita largo rato antes de hablar.

- "Tenía un carro, pero acabó en el pantano, hundido en arenas movedizas. Tenía un burro, pero creo que se lo zampó ese cabronazo." - Cabecea señalando la cabeza cortada del Monstruo del Río Empapado con un gesto.

- "Tengo palos rectos y largos, cuero y cuerdas. Esta noche fabricaré unas buenas parihuelas para vuestro amigo que os servirán además para otras aventuras. Si es orgulloso y no quiere entrar así al pueblo, siempre podéis parar poco antes de llegar y que siga por su propio pie." - Sonríe tenuemente.

- "Ese es un buen trofeo, señor Sandru. Creo que tengo un frasco grande de conservas por alguna parte. Puedo sacar el contenido y ponerlo en frascos más pequeños y dejaros el frasco grande. Diría que la cabeza cabrá justa. También tengo bastante salmuera. Apropiado, ¿verdad?" - Sonríe de nuevo.

- "Bonitos prismas de cristal de roca. Lo cierto es que son una buena decoración. Creo que en el pueblo hay quien los usaría para fabricar lámparas o algo así." -

Mira a Bevelek serio:

- "Mis pequeñas no te picarán si no eres de los que se remueven en sueños, y si no te levantas a orinar en mitad de la noche." -

Mira más serio aún a Giorgino:

- "Mis pequeñas son mis amigas y mis protectoras. En este pantano hay infinidad de pequeñas alimañas que no temen a las personas. Ratas mordedoras, mosquitos enormes y otros insectos, gusanos devoradores de la carne, y otras cosas. Mis pequeñas se comen a todas esas cosas y me mantienen a salvo. Además, nunca hacen preguntas." - Sonríe de nuevo tenuemente y se retira a fregar los cacharros de la cena y a preparar el frasco de salmuera y las parihuelas.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Walthus Buentocón nos abre la puerta e invita a pasar, dejándonos ver la misma casa de antes, aunque ahora habitada por más serpientes que cuando vinimos la vez anterior. Acepta la propuesta de Sandru, probablemente más motivado por la curiosidad de lo sucedido que por el placer de disfrutar de nuestra compañía. Lo sé y no me molesta pues imagino que alguien muy sociable no habría elegido este lugar para levantar su morada. 

Me instan a entrar y a acostarme, a lo que acepto, pero respondo a algunos de los comentarios que se dejan oír:

 - "No necesito carros ni parihuelas. Con una buena noche de descanso, podré caminar sin problemas, se los aseguro. Solo necesito dormir un poco."

Los ojos se me cierran casi solos, pero hago acopio de mis fuerzas para mantenerme despierto mientras bebo, no sin una gran cantidad de asco, pero haciendo alarde de toda mi entereza pues la promesa de mejorar rápidamente mi gripe es una oferta que vale cualquier precio.

La conversación prosigue, pero el sueño comienza a vencerme y, no me doy cuenta cuando termino dormido. Profunda y plácidamente dormido.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Lo de hacerle una camilla a Serveris no parecía mala idea, pero no estaba muy seguro si su amigo la aceptaría, parecía que los tien no sabían disfrutar de la vida tanto como los varisios y tenían costumbres y formas de ser muy raras.
Por otro lado lo de meter la cabeza del monstruo en un tarro enorme le parecía fascinante.

-¡Si, eso será alucinante Walthus! ¿Os imagináis? La gente entrará en el Dragón Oxidado y verá la cabeza del monstruo. Y cuando pregunten quien la puso ahí, podremos decir que nosotros. Tendríamos que haber traído cabezas de las ratas también, no eran tan impresionantes, pero seguro que dentro de un tarro de cristal daban más miedo. -Giorgino cogió uno de los tarros que tenían Walthus por ahí y se lo puso delante de la cara haciendo que la curvatura del cristal deformara su rostro.- ¿Veis? ¿A que doy miedo? ¡Imaginaros el monstruo y las ratas!

Volvió a dejar el tarro en la repisa y reprimió tirarse un pedo, no quería que su primo Bevelek se asustara, ya tenía bastante con las serpientes.

-Entonces nada de orinar y nada de hablar por las noches o agitarse. Primos, si veis que me muevo mucho por la noche, me despertáis, no quiero que me muerda una serpiente ¿Vale? Yo también os vigilaré.

Probablemente el muchacho dormiría como un tronco y no se levantaría hasta que alguien lo despertara al día siguiente, pero su intención era la de velar por sus primos, su tío y sus amigos si llegaba el caso de despertarse. La idea de que los cristales pudieran tener una utilidad hizo que se frotara las manos, si servían para algo significaba que alguien estaría dispuesto a pagar por ellos.

-¡Estupendo! ¡Os dije que podríamos venderlos!

La alegría de Giorgino contrastaba con un Waltus que parecía algo triste y taciturno, se notaba que añoraba la compañía de alguien pues incluso decía que las serpientes no hablaban.

-Bueno sí... Para comer alimañas y mantener alejados a algunos bichos no están mal, pero son una mascota un poco aburrida ¿No? ¿Nunca has pensado en tener perros o gatos? Petunia tiene una cabra y se lo pasa muy bien con ella, seguro que te haría mejor compañía. Y si no ya sabes que te puedes pasar por el Dragón Oxidado a vernos. ¿Te he dicho que hay una mediana muy guapa allí? Se llama Bethana, deberías conocerla. ¡A que sí chicos!

Sí, a Walthus y aquella casa les faltaba un toque femenino, unos pequeños medianos correteando por allí y esas cosas. Seguramente si iba por el Dragón Oxidado todo eso se podría solucionar, claro que a Giorgino le preocupaba mucho más su tío que ya era muy mayor y pronto ninguna muchacha querría casarse con él y de paso también sus primos que iban por el mismo camino.

No han tenido la suerte de encontrar una chica como Petunia. ¡Pero yo puedo ayudarles!

Sumido en esos pensamientos negó con la cabeza al escuchar las palabras de Serveris negando necesitar la parihuela. Se puso a su lado y comenzó a susurrarle al oído.

-Pero no seas tonto, di que si, así no tendrás que caminar, irás como un príncipe y si te cansas de estar tumbado pues me dejas a mi un rato ¿Que te parece? Diles que si, que cambiaste de opinión.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, NUEVE DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

POCO ANTES DEL OCASO.

Ante la buena voluntad de Walthus Buentocón, Sandru sonríe animado. Un tarro grande lleno de salmuera sería maravilloso para conservar la cabeza del monstruo. Que sea exhibida en la Posada del Dragón Oxidado daría caché al local y demostraría que se había hecho justicia con los muertos y desaparecidos achacados a las acciones del infame monstruo.

- Bueno, bueno, gracias por tu hospitalidad amigo Buentocón. Te hemos dado trabajo y seguro que no tienes muchas visitas por aquí, ¿Eh amigo? Si necesitas algo alguna vez, no dudes en acercarte a Punta Arena y visitar el campamento vistani. Pregunta por mi y si no estoy déjame el recado. -

Sandru se apresta para introducir la cabeza del mostruo en el tarro lleno de salmuera que el mediano le ha ofrecido, y sopesa la imagen a la luz del fuego. Sin duda tenía un aspecto terrible.

- Bueno jóvenes, ha sido un día intenso. Será mejor que nos aprestemos a descansar. Mañana tenemos un día importante por delante, y habrá que tener buena cara. Agradeceré esas parihuelas Walthus, si no son para Serveris, nos ayudará a llevar el cofre o las piedras, y las dejaré en la caravana por si en el futuro les damos uso.

¡Aunque espero que sea para cargar tesoros, jo, jo, jo! -

Sin más el varisio hace uso de la manta que Giorgino le prestó la noche anterior para envolverse en ella y tratar de pasar una noche tranquila.