Partida Rol por web

La joven chica se quedo todavía más perpleja ante la nueva pregunta del esqueleto y antes de hablar volvió a soltar una de sus características risotadas.

- No creo que tenga que ver con ser un esqueleto, sino algo que se adecúe más a tus características físicas. - Hizo una pausa viendo que aquella frase no tenía sentido alguno. - Quiero decir, yo soy una especie de combatiente, así que busco presas con muchos músculos y fuertes, aunque las hay de todo tipo, desde esquivos guerreros, hechiceros o incluso luchadores de distancia, así que deberías decantarte por alguno o te convertirás en una mezcla de muchos estilos que no destacará en ninguno.

Sin embargo, cuando Phil había mentado a los osos, su interlocutora se puso ojiplática.

- Nunca podría derrotar a un oso por mi misma. - Dijo bastante avergonzada. - ¿Es que no estudiaste sobre este mundo antes de venir?

La pregunto se respondió por si misma, pues Phil le había dicho que no podía recordar apenas nada de antes de atravesar el portal.

- Vaya, entonces eres como un niño. - Sentenció con la frase que parecía clavarse en lo más profundo de los sentimientos de Philcomay. - Yo provengo del infierno del fuego, hogar del hermano de tu señor y, por la deuda que mi señor tomó con el tuyo, te ayudaré en todo lo que pueda en pago de esa deuda. Aunque pareces bastante normal para venir de ese mundo, pues sólo sabía de criaturas deformes que ostentasen cargos superiores, aunque quizás solo sean los más famosos, pues nunca pude ver tu ciudad con mis propios ojos.

Con un golpe en su cara, intentó volver al tema que les afectaba imperativamente.

- En fin, eso poco importa ahora, lo mejor para cazar por los alrededores son unas pequeños monstruos rosas hechos de gelatina que deambulan libremente por este área. No son agresivos pero si alguno ve que otro de su raza es atacado, todos vendrán en tromba a defenderlo. - Se quedó pensativa un momento. - O podemos ir al hogar de las hormigas gigantes, donde podemos robar sus huevos o incluso algún espécimen vivo si nos adentramos un poco. Aunque corremos el riesgo de encontrarnos con los soberanos de ese lugar y entonces si que no saldremos vivos de ese lugar.

La sensación de peligro no pareció importarle demasiado, pues reía continuamente al imaginar como serían descuartizados si eran capturados en el último lugar mencionado.

- También podríamos intentar emboscar a algún humano de la ciudad, pero es difícil que salgan en solitario, más después de nuestra batalla lunas atrás. O bien podemos adentrarnos en el desierto, aunque probablemente acabemos muriendo antes de llegar a algún lugar habitable.

Las opciones que planteaba Kana no eran demasiado prometedoras pero, recordando el mapa que había ojeado Phil, descubrió que se encontraba en un territorio remoto casi completamente rodeado de mar y solo existía desierto hacia la parte sur, la ciudad que había mencionado al norte o los campos de gelatina la oeste, dejándole pocas opciones de caza.

Un niño? Hace tantos años que Phil no está entre los vivos que ha olvidado casi todo de su antigua vida, por elección más que nada pues había sido demasiado recto y honesto sin que eso le haya traido más que ruina y sufrimiento. Su niñez es apenas una imagen lejana que no llega a formarse en su memoria. - Soy un poco mayor que eso... - dice señalando sus centenarios huesos.

- No solía salir de la ciudad infernal, tal vez por eso no sabías de mi - no puede creer su buena suerte, afirmar que era oriundo de ese infierno le ha dado una leal compañera que lo ayudará en ese nuevo mundo, para colmo es una guerrera muy fuerte y con buen humor - Pero me alegra saber que eres tan leal al Señor de Fuego, me vendrá bien tu ayuda y no pasaré por alto tu gesto hacia mi - afirma convencido.

- Quiero ser el Señor del Rayo en este mundo y alzar un ejército de esqueletos, así que supongo que mi tipo es el de hechicero. Aunque me gustaría también manejar un arma, una bien grande que sino no lo respetan a uno, aunque a decir verdad si puedo ocultarme y evitar una pelea lo haría con gusto, que siempre es mejor que los demás se peleen entre ellos... creo que no tengo tan claro mi tipo- apoya su esqueletica mano sobre su cabeza y la rasca pensativo.

Cuando Kana habla de los sitios de caza parace disfrutar de todos ellos, su entusiasmo resulta contagioso y pronto se concentra en sus propuestas. Philcomay es tan insensato como ella, así que la prudencia queda completamente descartada como camino - Me gustan todos! - empieza a sentir que se le abre el apetito de todas las cosas que podría llegar a comer esa noche - La gelatina es el postre, no podemos iniciar ahí... pero las hormigas pueden esconderse bajo tierra, no?... mmm... ya se, nos comemos esos huevos de hormiga y aprendemos a ocultarnos, así esquivamos a sus soberanos y podemos comernos las gelatinas sin que el resto de los postres nos vea. La gelatina tiene agua, seguro algo de utilidad para el desierto obtenemos de ella. No que es una buena idea? - tal vez no tenga el menor sentido, pero le parece ingeniosa y está seguro que la diablilla estará conforme con recorrer todos los sitios. 

- Lo de los humanos mejor lo dejamos para el final - si por el fuese iría primero a la taberna de la ciudad a beber cerveza, pero el tema de la batalla le hace pensar que no serán amigables con él, y la idea de comerse humanos aún no le hace mucha gracia - Qué fue lo que pasó hace alguna lunas en la ciudad? Tu pudiste ver algo de esa batalla? -

Kana sonrió ante la idea de ir de caza juntos, así que, emocionada, empezó su camino hacia el nido de las hormigas mientras continuaban la conversación.

- Libramos una batalla contra estúpidos humanos, quiero decir, lo que quedaba de ellos. Nuestra fuerza principal está al norte de ese campamento, pero no podemos unirnos a ellos mientras esos humanos nos corten el paso, así que intentamos reestablecer el camino, sin éxito. - Pareció agotarse su euforia. - Pensábamos que quedando sólo mujeres sería pan comido, pero ellas también son guerreras y cuentan con una poderosa hechicera, así que fuimos repelidos, aunque su bando quedo tan mal como el nuestro, quedando apenas unas diez personas.

El ánimo pareció reaparecer en aquella joven chica.

- Ahora no tenemos líder y básicamente a Serina se le ocurrió que si no podíamos comunicarlos por los medios naturales, debíamos invocar ayudar para acabar con ellos definitivamente, y aquí estás tú. - Dijo con un brillo especial en los ojos, por primera vez desde que habías cobrado conciencia en ese mundo. - Cuando recuperes tus poderes podremos exterminar a esa aldea y reunirnos con el grueso de nuestras fuerzas.

Más rápido de lo que Phil podría esperar, la vegetación por la que andaban se acabó y dio paso a un desierto de arena muy fina y, tras otro trecho, llegaron a una hendidura en la arena.

- Nadie sabe exactamente cuantas entradas tiene su colmena, pero vamos a la más cercana. Allí encontraremos varios tipos de hormigas, así que presta atención. - Le enseñaba mientras andaban por el desierto. - Las que deberían preocuparnos son las de color rojo, las defensoras de la colmena. Luego, están las verdes que se encargan de recolectar alimentos y llevarlos a la colmena; las color marrón que cavan los túneles y las negras rechonchas, que se encargan del cuidado de los huevos que buscamos. 

Aquello parecía una breve descripción del escenario que podrían encontrar. 

- Probablemente sólo las rojas nos ataquen, aunque las otras podrían avisar al patriarca de la colmena, el padre de todas ellas que, simplemente, nos convertirá en la siguiente comida de sus hijas. La reina, por suerte, deberá encontrarse en lo más profundo de la colmena expandiendo su progenie.

La abertura a la colmena era sencilla pero estaba decorada con huesos y colmillos de un tamaño mucho mayor al de los dos sujetos que habían llegado y, de ella, entraban y salían con cierto orden hormigas verdes. No había rastro de las demás, ni tan siquiera de los huevos. Cuando estuvieron suficientemente cerca para notar la perspectiva, aquellas hormigas eran tan grandes como el brazo de Phil, y la mitad de grandes que Kana, y aunque se veían relativamente débiles, pudieron ver que cargaban con objetos que multiplicaban varias veces su tamaño, haciendo creer a cualquiera que la fuerza de sus pequeños cuerpos no era algo que debiera ser tomado a la ligera.

Los huesos de su rostro parecen formar una sonrisa - Una aldea de mujeres? - es lo primero que se le ocurre decir a Phil, ya en su cabeza se arma la fogata en medio de la plaza y se imagina a las diez danzando, con música y cerveza durante toda la noche. Pero son guerreras y están enojadas, no serán fáciles de convencer - Una hechicera... puedo comermela primero a ella a ver si entiendo después estos libros - lo dice como si fuese algo sencillo, pero esa mujer parace ser la critarura más peligrosa de toda la zona. 

Lo de recuperar mis poderes era una pequeña mentira, que era un completo inutil también en mi mundo!. Comienza a entender que se ha metido en problemas por hablar de más, y como siempre lo ha hecho, tendrá que improvisar una solución para seguir adelante. - También te invocaron a ti, no? Somos los únicos convocados? - pregunta para evitar emitir comentarios sobre el desafío imposible que tenía por delante - Conozco a Gro, Yg, Serina y a ti, Kana, pero y el resto de los diez dónde se metió?- 

Caminan por un buen rato sobre la fina arena y dan con una abertura llamativa - Habrá que empezar por las verdes - dice tras la explicación de Kana, además de que sus palabras son convincentes, no hay ninguna hormiga de otro color a la vista, están sólo las inofensivas como si estuviesen en su día de suerte - Pero son muchas... - murmura llevandose la mano al mentón. Su experiencia en combate es casi nula, pero ha tenido más de uno en las tabernas, y allí no gana nunca el más fuerte, sino el mas astuto y el más tramposo. Tal vez esa estrategia le sirva ahora también.

 Mira los huesos grandes que hay en la entrada de la colmena, y observa los desniveles que hay en la arena sobre el desierto, siguiendo las pequeñas huellas que dejan las verdes armando un sendero. - Gro nos hubiese venido bien, pero siendo tan pocos en les túneles, es mejor que se haya quedado defendiendo - miente, no le importa nada esos túneles, sino su propia supervivencia, pero a Kana no le gustará escucharlo - Que te parece si movemos uno de estos huesos juntos, hasta esa parte del camino - señala un punto sobre una pequeña duna que se elevaba más que las demás - podemos usarlo para obligar a una verde a desviarse del camino, y que vaya hacia el otro lado de la elevación. Tiene que ser sólo una y de las que van más cargadas y están cansadas.- 

- Entonces, detrás de la duna, salto y me cuelgo de la carga que lleva a su espalda, tratando de robarle la comida, lo cual me imagino va a defender con su vida, porque es su razón de ser. Y ahí apareces tú con tu hacha y le partes la cabeza por detrás sin que siquiera se de cuenta. Y podemos hacer esto por un largo tiempo, siempre de a una y siempre que la duna nos tape. Dime que es una buena idea! - es un plan cobarde y traicionero, Phil está seguro de que puede funcionar. Lo único que lamenta es que el sabor de las hormigas verdes pueda ser rancio y le de arcadas.

- Esa sacerdotisa es muy poderosa. - Volvió a su particular decaimiento. - Si aún no hemos podido erradicarlas es por su culpa, ya que es capaz de restituir las heridas con mucha facilidad y no podemos arriesgarnos a un nuevo enfrentamiento, ya que si no les exterminamos por completo, serán capaces de recuperarse mucho más rápido que nosotros y acabar aniquilándonos en nuestro hogar, aunque por suerte no se están arriesgando a adentrarse en nuestro territorio con tan pocos efectivos, es sólo cuestión de tiempo.

Respondiendo a la siguiente pregunta de Phil, Kana volvió a su estado de despreocupado.

- Me dijeron que hay otro convocado más en nuestro refugio, pero nunca le he visto. - Se confesó Kana. - Sin contar a ese tipo que siempre anda de viaje, el resto están o bien consiguiendo bienes para nuestra supervivencia o cortando la línea de suministros al poblado enemigo, por lo que ahora todo está muy tranquilo.

La explicación de Philcomay sobre el método de caza pareció ser más complicada de lo que Kana podía comprender, así que simplemente siguió las instrucciones del mismo con la esperanza de que aquel plan fuera fructuoso. 

Con su hacha enfundada, Kana se dirigió hacia el hueso que Phil le había sugerido y lo movió no sin poco esfuerzo para crear un desvío para las hormigas verdes que, aunque en un principio siguieron como si nada, una de ellas no tardó en descolgarse de la ruta que antes había seguido para acabar llegando hasta donde les esperaba la emboscada.

Como si de mantequilla se tratase, el hacha de Kana cercenó la cabeza del insecto verde y tras unos segundos, el cuerpo dejó de moverse.

- Fácil. - Rio con sumo placer al ver sus propias habilidades. - Ya tienes la comida servida, voy a recolocar este hueso antes de que nos descubran.

Kana volvió a colocar todo en su lugar, pareciendo que nada había pasado mientras que lo que tenía el esqueleto delante de sus ojos no era para nada apetitoso, carne cruda de hormiga, pero su compañera le había dado a entender que sus habilidades sólo mejorarían si consumía cuerpos recientes de otros seres de aquel mundo.

- Son todos muy trabajadores - reflexiona el esqueleto, temiendo que lo hagan trabajar a él también. Todo parecía bastante equilibrado, aunque la sacerdotisa podía convertir esa batalla en algo eterno - Uno de los libros enseña lo mismo, tal vez si me como algunas paginas, también pueda curar a nuestras tropas como lo hace ella con las suyas... - se quedó pensando en que no sería nada fácil vencer a esas chicas del pueblo.

- Y que me dices del que está siempre de viaje? Se comunica con la base del Norte o simplemente le gusta pasear? - si uno de los convocados podía pasear a su gusto, entonces tal vez él también podría pasarla bien mientras el resto trabajaba, comienza a degustar la idea en su cabeza. Voy a conquistar ese pueblo y asentarme en la taberna, eso haré.

El hueso pesa mucho pero Kana es mas fuerte que Phil y logran después de un buen rato desviar a una pobre hormiga, que termina con la cabeza partida como un zapallo en un abrir y cerrar de ojos. - Esto es un asco, Kana. Tengo que comer muchas de esta o con una basta? - no entiende el todo como funciona el estómago de los convocados, si comer mucho de lo mismo genera algún beneficio o simplemente sólo se absorbe el poder de la primer pieza que se come de cada especie.

Con cierta repugnancia metió la mano en el agujero que Kana hizo y sacó un líquido verde amarillento viscoso, como miel pero en muy mal esado, y lo llevó a su boca - Puaj - vuelve a repetirlo, una vez, dos , cinco, poco a poco se va comiendo a la difunta hormiga y empieza a sentirse mejor. - Si cierras los ojos no es tan desagradable, tiene gusto a cerdo con cebolla y apio, mezclado con bastante picante -

Kana se quedó pensativa ante todas las preguntas de Phil y arrugó la nariz ante la idea de explicar sobre la magia.

- Creo que algunas magias nos están vetadas, al igual que tenemos facilidad para otras, pero creo que eso depende de los dioses que nos han otorgado su favor como raza. - Respondió dejando casi las mismas incógnitas, para pasar a referirse al otro convocado. - La verdad es que no sé lo que hace, pero supongo que es fuerte, por lo que dicen de él, así que no creo que nadie sea capaz de darle órdenes. 

Tras ver como Phil había acabado de comer la hormiga, intentó aclarar sus dudas.

- Al igual que con la magia, puedes no ser compatible con ciertos animales, por lo que es posible que estemos perdiendo el tiempo, aunque al menos ya no tenemos hambre. - Volvió a su característica felicidad ingenua. - Además, depende de la fuerza de lo que comas, así que probablemente tendrás que comerte decenas de hormigas antes de notar algún cambio, así que cada vez se hace más difícil mejorar, pues tienes que derrotar cada vez rivales más fuertes. El jabainfierno que me hizo cambiar a mí me mantuvo luchando con él durante tres días y sus noches, pero, aunque era mucho más fuerte que yo, no contaba que era inmune a sus llamas.

En ese momento se iluminó la cara de aquella chica y, con cierta vergüenza, cambió radicalmente de tema. 

- Quizás podríamos visitar al oráculo antes de seguir cazando hormigas, quizás nos dé más pistas sobre qué hacer contigo. No se me había ocurrido antes porque yo tenía bastante claro mis objetivos desde antes de venir, pero puede que a ti sí te ayude por la falta de memoria.

De nuevo Kana demostraba que podría ser la más fuerte del refugio, pero sin lugar a dudas no era la más inteligente, ni de lejos, así que la simple idea de abandonar su caza parecía poco alentadora, pero ella parecía estar dispuesta a ayudar a Phil con lo que decidiese.

- Decenas de hormigas? - pregunta con cara de asco mientras termina de comer un bocado de la espesa sustancia apestosa - No se si podré soportarlo... - dice pensativo, rascándose la cabeza. La idea de comerse decenas de insectos es repugnante, pero hacerlo sin saber si algo pasaría o no es casi absurda, aunque no del todo. Es un riesgo, y a Phil no le gusta arriesgar su vida pero si el riesgo de ganar o perder, le recuerda a los juegos en la taberna, a veces ganaba mucho y otras perdía demasiado, pero la adrenalina del no saber qué va a pasar es algo de lo que siempre ha disfrutado, de las pocas cosas que hacían sentir vivo al no muerto.

- Estamos aquí, así que comamos mas hormigas, pero compartamos que tal vez alguna te haga bien a ti - le extiende una pata verde y carnosa a Kana - Cuando terminemos aquí iremos a ver al oráculo, que puede que valga la pena conversar con él - no hay duda alguna de eso, hablar con él es lo primero que debió hacer, pero ninguno de los viejos cascarrabias le dijo nada al respecto y no va a culpar a la bien intencionada kana por carecer de cerebro, mejor aprovechar su fuerza y experiencia en este momento, que parece tener mucho de ambas.

- Dime, porque en la aldea humana hay sólo mujeres? No se reproducen con hombres en este mundo? O tienen muy mal carácter? - pregunta mientras van a buscar el hueso nuevamente, para capturar otra hormiga verde. Se propone repetir el procedimiento, si lo hacen varias veces tal vez lo perfeccionen aún más, cazarlas de a una y con discresión lleva tiempo pero no parece peligroso, así que de momento es lo mejor que pueden hacer, hasta completar algunas decenas. 

Kana aceptó la petición de Philcomay y volvió a repetir vuestra estrategia para conseguir seis hormigas más. Sin embargo, ella no parecía interesada en ese "manjar", pues se había negado a probar bocado.

- Esos bichos son demasiado flojos para mi, así que no me afectarán. - Decía con una aparente decepción. - Pero el entrenamiento de fuerza sí que parece que me ayudará a mejorar.

Lo que decía la compañera era cierto pues, aunque el primero intento le había resultado bastante costoso, ahora apenas tardaba unos segundos en modificar la estructura de la entrada para desviar a las hormigas que iban solas.

Sin embargo, tras la séptima hormiga te instó a alejaros un poco de la zona.

- Parece que se han dado cuenta de algo, hay hormigas rojas en la entrada. - Le dijo al esqueleto que seguía devorando a las hormigas. - No creo que una de ellas me diera problemas, pero si que los tendremos si nos encuentran y se abalanzan todas a la vez. Podríamos esperar a que volviesen a sus posiciones para seguir cazandolas.

Mientras tanto, y durante la cacería, Kana había seguido con su particular amabilidad respondiendo las preguntas de Phil.

- La batalla más sangrienta tomó lugar hace mucho. - Respondía a la pregunta sobre los hombres. - Y en ella murieron todos los hombres y una gran cantidad de mujeres, aunque las que quedan ahora son las que sobrevivieron. No me preguntes por qué, pues yo apenas había llegado a éste lugar.

Al esqueleto le resulta muy cómodo este acuerdo dónde su compañera trabaja arduamente y él simplemente se alimenta - Que bueno que el ejercicio te haga bien... - dice cuando está comiendo el interior del apestoso cuerpo de la cuarta hormiga. Por momentos siente que le va a dar arcadas, pero prosigue en la tarea pendiente de si hay algún cambio o no. No lo hay, pero conversar con Kana le agrada y hace más amigable el espantoso momento que está pasando.

Cuando la guerrera le advierte de la presencia de las hormigas rojas así que ambos se alejan, Phil se tira a descansar con la espalda sobre la arena sitiendose más que saciado por la abundante comida  - Es como si fuese vegetariano, verde, verde y más verde - reflexiona mirando el cielo de ese mundo. 

- Porque no me cuentas sobre tí y tu relación con el fuego. Me dijiste que no te quemas, también puedes lanzar fuego? Puedes respirar en el humo? Puedes aguantar el calor? Es que me parece muy interesante... y no lo haría ni por una cerveza, prefiero el frío - pregunta interesado.

- Y sobre las hormigas, conoces bastante, estuviste ya dentro del hormiguero? Cómo haríamos para llegar a dónde están los huevos? Porque las verdes llevan las hojas a algún lugar y no se que hacén con ellas, pero dudo que ese depósito de comida esté cerca de los huevos - en realidad la idea de las hormigas le empieza a dar vueltas en el hueco cráneo, tal vez pueda sacarle mucho más provecho a esa colmena del que imaginó en un principio.

Kana parecía entusiasmada con la conversación con Phil, ya que al parecer el carácter tosco y seco de los miembros que vivían en aquella gruta también le había afectado a sus relaciones sociales y ahora, tenía un compañero semejante cuyas habilidades sociales hacían las delicias de la joven guerrera.

- La mayoría de los demonios del infierno de fuego son inmunes a él, así que me sorprendí un poco cuando la gente de aquí no eran iguales. - Explicaba Kana, pareciendo que Philcomay también podría tener algunas características poco comunes. - No puedo respirar dentro del humo, ya que es vapor de agua y es mi elemento natural, pero sí algunos gases combustibles como los desprendidos del azufre y aguanto extremadamente bien el calor, no así el frío.

Cambiando al tema de las hormigas, su cara se tornó algo más roja de lo normal, señal de lo que se avergonzaba a sí misma.

- Creo que son leyendas que pasan de generación en generación entre los goblins de nuestra aldea. - Dijo reconociendo por primera vez la raza de Yg, Serina y supuestamente los demás miembros que habían convocado al esqueleto. - Cuando lleves tanto tiempo como yo, también sabrás unas cuantas cosas. Cuando la vieja no está de mal humor, cuenta historias que le contaban a ella, aunque quizás muera antes de que se le pase el desánimo. Ya sabes, debe de ser difícil, tanto para ella como para Yg, haber visto morir a sus congéneres, a los que vieron crecer desde niños y, bueno, verse abocados a la casi destrucción de su poblado.

El nuevo punto de vista que planteaba Kana era interesante, ya que aunque Phil era alegre y cordial por naturaleza, no comprendía todavía la verdadera situación que había ocurrido en el poblado.

- Nunca me he adentrado bajo tierra, ya que he el consorte de la reina que te conté vigila el primer piso y sus múltiples entradas, así que esto es lo más que podemos acercarnos sin estar en peligro. - Retomó el tema con una sonrisa pícara. - Aunque la cantidad de alimento y huevos que debe haber bajo tierra debería sustanciosa. Si pudiéramos infiltrarnos sin problemas, seguro que podríamos disfrutar de un buen banquete, ya que tengo entendido que en los niveles más alejados de la superficie no hay guardias y todo son trabajadores y cuidadores, es decir, comida prácticamente gratis.

La cara de Kana hablando de ello reflejaba que ya se imaginaba degustando toda clase de comida sabrosa procedente de muchas partes del desierto, salivando mientras hablaba aunque, como había dicho, era un riesgo intentar adentrarse tan profundamente.

Mira las nubes muy cómodamente recostado, imaginándose el Infierno Rojo natal de Kana, lleno de azufre y fuego por doquier. La sola idea amenaza con hacerlo transpirar, sería agobiante aún para él que no necesita aire para existir. - El vapor de agua es malo para las articulaciones,mejor evitemoslo - agrega luego, flexionando su rodilla que pese a los años no sufre de artrosis.

Ver a la pequeña demonio de fuego sonrojada le parece simpático, es como una brasa incandecente, pero lo que dice luego sobre los goblin no tiene nada de agradable. En su primer vida se hubiese conmovido hasta las lágrimas y hubiese corrido a ayudarlos en cuanto pudiese a costa de su bienestar, juró que en la no muerte abandonaría ese pensamiento y se dedicaría a disfrutar la segunda oportunidad de existencia que se le presentó, pero aún así Phil no puede permanecer indiferente - Vaya, o sea que su mal humor tiene un buen motivo... no lo había pensado - Se da cuenta que probablemente la lesión en la cabezá que tuvo Gro haya sido consecuencia de lo mismo, y eso lo entristece un poco, el grandote no habla mucho pero le cae bien - Tenemos que darle una alegría a esos goblin, no te parece? - 

Cuando retoman el tema del hormiguero, Phil se muestra más animado - Me gustaría evitar a las rojas por ahora, además nos pueden ser muy útiles más adelante... - se da vuelta hacia ella - Creo que no cazaremos nosotros ninguna roja pero nos comeremos unas cuantas, ya verás - su hueca cabeza está barajando una alocada idea - Tengo cuatro preguntas para hacerte, todas muy importantes -dice levantando su huesuda mano cerrada, estirando cada falange a medida que las pronuncia, con el pulgar aún plegado - Puedes crear fuego rápidamente como para encender una antorcha en un abrir y cerrar de ojos? - hace una pausa entre una y otra para darle un aire de suspenso a la pequeña demonio.

- Te contó la vieja algún detalle más sobre las marrones que cavan los túneles? no se me ocurre cómo hacen esos laberintos sin que algo o alguien las organice - con dos dedos levantados, continúa - Te orientas bien como para ir en dirección a la aldea de las hembras humanas desde aquí? - es consciente que esa idea es extraña y peligrosa, pero puede que eso a Kana le resulte entretenido - Podríamos convencer a los goblin que interceptan los suministros humanos para que dejen pasar una caja con alimento para las guerreras hambrientas? - entonces estira el pulgar - Una más... no te gustaría comer bien esta noche? - su mandibula sin labios intenta esbozar una sonrisa.

La pequeña demonio se quedó impactada por tantas preguntas.

- Claro que no puedo crear fuego, solo soy una demonio menor. - Le respondió como si fuera algo obvio, pare seguir contestando las demás preguntas. - No dijo nada que pudiera entender, sólo que se guiaban por la humedad y el tipo de roca que encontraban.

Tras mirar a su alrededor, pareció orientarse bien en aquel lugar que había ido.

- Claro, simplemente hay que ir hacia el Norte, atravesando los campos y encontraremos la aldea de las humanas. - Dijo sin saber muy bien a donde quería llegar. - Por supuesto que podríamos convencer a los goblin descerebrados de cualquier cosa, pero los suministros llegan desde el Norte del poblado y tendríamos que perder varios días de viaje para llegar hasta ellos por la zona segura, y aún así es probable que nos encontrásemos con alguna humana de caza.

Ante la última pregunta, Kana simplemente se limitó a agitar la cabeza de arriba a abajo con un brillo especial en sus ojos.

- A comer entonces! - dice en tono alegre, cerrando sus dedos en un puño de victoria. Luego se sienta sobre la arena, la claridad le permite ver mejor que cuando habían llegado y empieza a ubicarse, teniendo presente el mapa que Yg le había mostrado. - Tendremos que trabajar un poco, pero las haremos trabajar a ellas aún más - habla como si trabajar menos que los demás fuese un triunfo en si mismo. 

- Se me ocurrió una idea que te va a encantar, si nos sale mal moriremos en el anonimato y con algo de suerte regresaremos a nuestros mundos, y además toda la tribu goblin terminará con su penosa existencia a manos de las guerreras humanas... pero si nos sale bien seremos héroes legendarios y acabaremos con la aldea humana en un par de días y le daremos a esos goblin la mayor alegría en años... no me digas que no es una idea irresistible! - habla con entusiasmo y complicidad, los únicos dos locos capaces de hacer algo tan riesgoso son ellos dos.

- Queremos llegar a los pisos inferiores y comer hasta que anochezca sin que nadie nos moleste, cierto? - decide hablarle más lento para no marearla - Pero arriba están las rojas y el giganton, así que habrá que hacerlos salir sin que se fijen en nosotros - la mira esperando que asienta a sus palabras y luego sigue - Si cerramos la entrada con huesos las rojas vendrán enseguida hacia allí, pronto el grandote sabrá que pasa algo raro - ahora él asiente y levanta una palma como para hacer una pausa más larga. Comienza a dibujar sobre la arena con su afilado dedo índice.

- Las verdes llevan a su lomo la comida hacia un lugar, son como pequeñas mulas y podríamos cargarlas con lo que querramos, incluso con nosotros - hace un camino desde la entrada con los huesos grandes hacia el centro del hormiguero - Si las hacemos llevar ramas y hojas secas, que entre el desierto y el campo seguro encontraremos, podemos hacer una fogata cuando nos lleven dentro - se frota las manos entre si, cada vez más entusiasmado - Si tapamos el fuego con hojas verdes de las que traen todo el tiempo, se armará una gran humareda. Y eso no les gustará nada, comenzarán a correr hacia todos lados - ahora marca sobre la arena lo que serían hormigas corriendo sin sentido - El grandote se moverá, y me imagino que irá hacia dónde las rojas están amontonadas, aunque no estoy del todo seguro porque no soy una hormiga... aún - podría llegar a serlo si se comía un millar de huevos, no sabe cómo será su transformación y no descarta que le salgan algunos brazos y piernas más. Y si me salen antenas?

- Lo importante es que si el grandote se va y todas corren, no será difícil colarnos abajo. Creo que podremos comer varios cientos de huevos cada uno, o tal vez miles! - rie divertido con la idea. Salir de allí es otra historia, algo tiene en mente pero Kana se perdería si se lo contase, y además tantas cosas podían salir mal o incluso mucho mejor, que no valía la pena perder tiempo ahora con eso.

- Cazemos unas cuantas verdes mas a ver si me pasa algo y puedo ganar algo de su fuerza - ya se está acostumbrando al horrible sabor de esas hormigas - de paso aflojamos un poco los huesos de la entrada y probamos a ver si las verdes reaccionan al agregarle carga en los lomos, a las que entran y a las que salen - se ponde de pie y la anima a volver a la zona de caza, esperando que tras el tiempo de charla las rojas se hayan ido de la entrada - Te animas a hacer una fogata con unas piedras? O prefieres comerte una pagina del libro con un conjuro de fuego a ver si puedes encenderla con un chasquido de tus dedos? -

Master, ya me apareces como usuario no encontrado. Espero andes bien

Y repetirte que fue una gran partida y una linda experiencia, disfrute mucho de jugar con Philcomay