Partida Rol por web

Una oscuridad nubla tu mente, inconsciente de qué eres y nada puedes recordar de lo último acontecido.

El peso de tu cuerpo te impide moverte, como si no estuviera acostumbrado a hacerlo y el simple hecho de ir tomando consciencia poco a poco hace que tu cuerpo suplique por permanecer inerte, ajeno a lo que es capaz de lograr.

Unos ruidos confusos entran dentro de tu cabeza, pero no consigues separarlos u ordenarlos, añadiendo más confusión a lo que te rodea.

Ni siquiera sabes cuanto tiempo has estado en ese estado, consciente y aletargado recibiendo estímulos incoherentes.

Poco a poco consigues identificar algunos ruidos, algunas voces, incluso tu respiración se torna agradable de sentir.

El primer impacto visual que detecta su cuerpo al abrir por primera vez los ojos se vuelve tan confuso como los anteriores, pero ya sabes lo que es salir de ese estado y esta vez la transición se hace más rápidamente, aunque tu percepción temporal no podría darte a entender cuanto tiempo tardas en "despertar".

Tu cuerpo se empieza a mover y da muestras de vida con actos involuntarios que tornan tu deforme cuerpo en una posición más natural y tus partes se acostumbran a su propio peso, haciéndote fácil moverte.

Ahora eres consciente de lo que te rodea, un recinto cerrado apenas iluminado. Estás en el centro de la sala y, por curioso que pueda parecer, recuerdas momentos fugaces de donde estabas antes de estar ahí y una voz llamándote a ese "lado".

Tus ojos se acostumbran rápidamente a la oscuridad y lo único que ves es una entrada, pero sin puerta, sólo con unas telas moradas que impiden que algún ojo indiscreto las atraviese.

- Vaya resaca... - susurra el esqueleto mientras intenta incorporarse, mareado, sin tener la menor idea de lo que ocurría. Muchas borracheras ha pasado en su no vida, pero está convencido de que ninunguna había sido tan dura con él como esta. Duda por un instante si no ha muerto por segunda vez, la primera había sido menos dolorosa para él que ésta.

Su desconcierto es tal que comienza a tocarse los huesos en la oscuridad, contándolos para asegurarse que no le falte ninguna pieza. El torbellino de sensaciones dispares empieza a calmar a medida que recupera algo de su consciencia. La oscuridad es la soberana en ese sitio, y eso le gusta, lo hace sentir en su hogar.

Philcomay recuerda vagamente una voz, lo llamaba, era irresistible, como un mandato que se sentía obligado a seguir. No entendía su origen pero en algún punto se le hacía familiar. Parece estar solo en la habitación, apenas acompañado por una cortina. Intenta dar unos pasos hacia la tela, le cuesta moverse pero encuntra la fuerza para hacerlo. Lleva sus manos de hueso hacia el pesado manto morado con la intención de abrirlo y ver qué hay más allá. 

Al atravesar la cortina, el escenario continuaba igual que en la sala anterior, con asépticas paredes de piedras apoyadas unas sobre otras haciendo un pasillo en forma de arco que se perdía en la oscuridad a izquierda y derecha.

Antes de que el pequeño esqueleto pudiera elegir el camino tomar, unas pequeñas botas salieron de la oscuridad a su izquierda de manera silenciosa y, gradualmente una figura humanoide se ilumino con alguna luz que se filtraba desde la sala anterior.

Una figura pequeña y grotesca le miraba fijamente y, aunque el primer instinto de Phil fue prepararse para la lucha, aquella criatura no cambió su rostro al verle y simplemente emitió unos pocos sonidos guturales mientras volvía sobre sus pasos, dándole la espalda al esqueleto.

Muros, oscuridad, silencio. A ambos lados de la cortina el paisaje es el mismo, por fortuna le es agradable, los muertos vivientes suelen sentirse a gustos en sitios como ese. Parece una gran tumba, pensó. Pero Philcomay no es un esqueleto cualquiera, sin música, sin bebida y sin compañía está a punto de empezar a aburrirse, la lectura no es opción para pasar el rato allí. Se aferra a lo único que le parece interesante, descubrir el misterio detrás de toda esa experiecia .

Apenas da unos pasos se materializa a su lado un ser tosco, desagradable, poco sociable y muy horrible, su existencia le parece miserable al punto de que siente compasión por él. - Convertirte en esqueleto sería hacerte un favor, amigo - le dice cuando éste le da la espalda y avanza hacia un lado del pasillo. 

- Me puedes decir dónde estamos? - pregunta mientras avanza siguiendole los pasos, adentrándose en el oscuro pasillo. 

Aquella criatura hizo caso omiso al esqueleto y siguió andando apenas diez pasos más, hasta que giró una esquina de lo que ya parecía más reconocible como una gruta subterránea donde las paredes no había sido acabadas y dejaba ver la roca viva.

Entonces, en la nueva sala más iluminada, otra figura de algo menor tamaño pero algo menos horrenda a la vista, si podía ser, escudriño con su mirada a Philcomay y con un leve gesto de la mano hizo que su "escolta" se marchase.

- ¿Sólo esto? - Dijo mientras te examinaba de arriba a abajo, aunque no hubiera demasiado que mirar. - Esa pequeña granuja debió de equivocarse en su conjuro, pues...

Tras aquella introducción a su propio monólogo, dicho sujeto se percató de que tus ojos le devolvían la mirada y seguían sus movimientos y casi inconscientemente, entabló una conversación.

- Mis disculpas, mi nombre es Yg y soy el encargado de este lugar. Ya sabes, mantener la jerarquía, repartir las provisiones y dar órdenes. - Empezó lo que ya parecía un diálogo entre ambos. - O bueno, no lo sabes. Lo cierto es que nuestra situación es precaria y pedimos a "aquel que no ama la luz" que nos ayudase.

Su mirada cambió a un gesto de cierto desagrado.

- Y bueno, tú eres lo que nos ha mandado, así que dudo de que nuestra plegaria fuera bien entonada. - Soltó una maldición por lo bajo tras su última palabra. - O puede que no, pero esperaba algo más, todo sea dicho.

Aquel viejo ser parecía no recortar sus pensamientos a la hora de hablar y pudiera ser ignorante de que Phil se sintiera herido por aquellas palabras, pero no parecía que fuera capaz de percibir emociones ajenas.

- Bueno, haré como siempre, con lo que tengo, lo mejor que pueda. - Sentenció dando por acabada su introducción.

La voz del esqueleto hace eco en el túnel sin obtener respuesta, pero seguir a su apático guía tiene su recompensa, encontrar a alguien que guste de hablar más que él mismo es algo que no le sucede a menudo. El encargado hace preguntas y se las responde solo, las palabras salen desmasiado rápido de su boca como para poder poner bocado. Philcomay lo escucha y lo observa, es tanto o más horrible que su empleado, y su aspecto empeora cuando tuerce su rostro en un gesto de desagrado.

- Oye, quien te hizo eso? Dime y le daré su merecido - dice sin aclarar a qué se refiere. Habla sobre su cara verde de sapo aplastado, pero es mejor que el encargado complete la frase con lo que sea que le venga a la gana, al parecer gusta de contestarse solo y el muerto vivo piensa que lo mejor es hacerle una pregunta. 

- Soy Phil, un gusto Yg - dice extendiendo sus frías manos de hueso, lo cuál le cuesta más que de costumbre, se siente agotado como si hubiese muerto una vez más.

- Así que le debo a "aquél que no ama la luz" este pequeño viaje a tus túneles. Yo también prefiero la noche, es más divertida la verdad - al parecer el encargado tambien la prefería porque en aquél sitio abundaba la oscuridad - Dale las gracias por el paseo, pero ya es hora de que vuelva a casa - 

El pequeño anciano, lejos de reírse, miró con más intensidad a Phil.

- No durarás mucho si empiezas a golpear a todo el que se lo merezca. - Anunció con una cara de descontento evidente. - Vuelve si es lo que deseas, aunque no sé cuál será tu castigo por hacerlo.

Sin la menor preocupación de lo que hacía el esqueleto, Yg volvió su vista a unos pergaminos y para sorpresa de cualquiera que no lo conociera, se colocó unas pequeñas lentes bastante rudimentarias y empezó a enfrascarse en sus quehaceres.

Sin saber ni siquiera donde se encontraba, el esqueleto estaba encerrado dentro de aquella guarida, si es que se lo podía llamar así el lugar al que había llegado, sin ser capaz de encontrar nada que lo guiase hacía su destino, aunque no parecía ser un lugar demasiado peligroso para buscar por su propia cuenta.

Al desagrado se le suma el descontento, las expresiones del anciano verde podrían revolverle el estómago a Phil si tuviese uno. Pero el esqueleto se siente aliviado por la respuesta de Yg, le acaba de aconsejar que no ande a los golpes lo cual le agrada porque cuando lo hace le duelen los huesos, y además le da permiso para volver a su hogar y allí puede tomar un barril de cerveza y olvidarse de este aburrido lugar. Pero nadie lo está esperando en el pueblo, así que puede tomarse un poco más de tiempo si eso le ahorra una paliza - Por qué alguien querría castigarme por volver a mi hogar? Este es el tuyo, te castigarían por querer volver aquí? - pregunta para seguir escuchando al viejo, que está muy callado.

Se acerca al escritorio donde se sentó el anciano y le hecha una mirada a los pergaminos, curioso, para ver de qué se trata el trabajo que lo tiene tan procupado. Recorre con la mirada la sala, comprende claramente que Yg carece de buen gusto al igual que de buen humor, pero no pierde la esperanza de hallar allí algo más interesante que los fríos y oscuros pasillos que ha recorrido.

El anciano verde vuelve a mirar a Phil y suspira, para luego llevarse una de sus manos a la cara, como si aquel comentario le hubiese producido vergüenza ajena.

- El señor que te mandó aquí a nuestro llamado debe haberlo hecho por alguna razón, aunque viéndote, ambos la desconocemos. - Hablaba mientras Phil podía notar una mezcla de miedo y respeto por aquel señor. - No sería prudente desobedecerle. Así que sí, si mi líder me mandase a un lugar, sin ninguna duda me castigarían por volver a este.

Aquel anciano parecía caer en la desesperación mientras hablaba con el esqueleto, viendo que posiblemente no entendiera el motivo de su presencia allí.

- Quizás Serina te pueda ayudar con tus dudas, aunque no sé donde se encuentra. El muchacho que te trajo aquí debería saberlo. Dile su nombre y te guiará, aunque no esperes que emita palabra alguna, pues fue herido de tal gravedad que no sabemos ni como sobrevivió, pero sí sabemos que no puede hablar ni ver demasiado bien, así que simplemente lo usamos para proteger este lugar. - Por primera vez el viejo estaba soltando más su lengua, pero tanto el tono como el fondo de la conversación daba a entender que quería librarse del molesto esqueleto. - ¿Por qué sigues aquí?

La última frase la había esgrimido al ver como tras volver a enfrascarse en sus papeles, Philcomay había estado husmeando sobre su contenido, hasta que volvió a reparar en él.

El esqueleto había podido darse cuenta que lo que estaba plasmado en aquellos papeles no eran más que listas de víveres y suministros precarios y diseños rocambolescos de una especie de artilugios. Sin embargo, el excesivo tiempo que dedicaba a cada papel era debido a que la caligrafía era pésima y debía desencriptar de alguna manera el contenido.

Además, Phil pudo ver toda clase de libros sobre la mesa y la habitación, la mayoría en maltratadísimas condiciones que demostraban que el trabajo de gerencia que desarrollaba aquel sujeta se basaba en un conocimiento autodidacta. Sin embargo, también había algunos otros de índole mágica y mística que, sin duda, ninguno de los sabría entender. 

Aquella habitación parecía una sala de estudio o una especie de oficina, carente de cualquier impresión agradable a la vista aparte de la oquedad que se había creado en la tierra, con una simple abertura sin puerta que devolvía al pasillo por el que había llegado.

- No ama la luz ... y tampoco que lo desobedezcan, entiendo - comenta llevándose las frías falanges al mentón. Aquél ser misterioso parece ser la máxima autoridad allí, y por algún motivo que Phil no comprende ahora es su líder también. Yo no tengo líder, pensó, pero evitó comentarselo al ya malhumorado Yg.

- Si, ya noté que el muchacho es un poco... tímido - Y muy feo. Pero lo que dice el anciano resulta interesante, podría ser un buen guía y además un buen guardián, no le vendría nada mal tenerlo de amigo durante su breve estadía en los oscuros túneles. - Y él tiene nombre? -  

Los pergaminos no parecen interesantes, pero a simple vista nota que algo falta en la lista - Cerveza, agrega cerveza - dice en voz baja con complicidad, trata en vano de guiñar un ojo, un gesto que tenía mientras vivía pero que al carecer de párpados no puede percibirse y resulta de lo mas bizarro. 

La pila de libros sí le resulta interesante, solía entretenerse leyende en el altillo durante el día, alguno podría servirle para distraerse allí. Busca alguno que tenga mapas, otro que tenga historias, y un tercero de la pila más entera que parecen mágicos y por ahora no comprende - No te molesta si te los pido prestados, verdad? Te los devolveré en el mismo estado antes de salir - dice apilando en su antebrazo uno sobre otro - A Aquél que no le gustan tantas cosas, supongo que tampoco le gustará la ignorancia, no está de más leer un poco para complacerlo - 

Por primera vez desde que había empezado aquella conversación, aquella criatura mostró por un instante algo de ánimo ante las palabras de Philcomay.

- Se llama Gro, pero quizás su mente esta tan dañada que no recuerde su propio nombre, no lo sabemos.

Tras lo cual, al ver que libros elegías, él mismo giró sobre si mismo y alcanzó un libro de su estante que sin duda no había sido ojeado desde hace mucho tiempo, pues la capa de polvo que desplegaron al arrancarlos de su lugar era abundante.

Los que habías tomado por tu cuenta trataban sobre algunas historias del continente en el que supuestamente os encontrabais, mientras que el de Yg era un fragmento del continente, desde un tamaño en general hasta ampliaciones por zonas donde describía un poco su geografía y lo que se podía encontrar, incluido algunos monstruos y cosas peligrosas.

Tras ojear someramente el mapa, Yg te indicó donde os encontrabais, añadiendo que sabía que existía más mundo fuera de ese mapa, aunque no había conseguido una imagen más amplia.

Sobre los libros de hechicería, no había uno de nigromancia, sino que todos eran de magia elemental, emanar fuego, frio o rayos y algo sobre hechizos curativos y de protección que entroncaba en lo que llamaban magia espiritual.

El viejo parece interesado por los libros, aún cubiertos de polvo como estan es evidente que los ha leído más de una vez. Los ojos huecos de Phil siguen las indicaciones sobre el mapa y no logran reconocer nada parecido a su pueblo, ni siquiera en el que muestra el resto del continente. Tampoco reconoce a los héroes históricos que se mencionan en el otro libro, como si realmente estuviese en un lugar muy lejano - Como se llama este reino? - 

Los libros de magia le llaman más la atención, no encuentra en ellos nada de las artes que usó su creador para traerlo de la muerte y tampoco entiende las palabras allí escritas, salvo por algunas referencias y símbolos que le resultan tan raros como bonitos. Las curaciones le sirven de poco, podría decirse que el no muerto goza de buena salud, no se enferma, no se envenena, no tiene hemorragias ni dolor de panza. Pero puede embriagarse, y tal vez haya algo interesante en esas páginas para la resaca. Las protecciones seguramente son para frenar criaturas como él, podría ser peligroso, pero también útil para detener a Yg si se enfadara demasiado.

El frío y la muerte siempre se llevan bien, al esqueleto le recuerda a las tumbas en dónde solía descansar, y le parece útil poder aprender algo de ese arte elemental. El fuego por el contrario no le agrada, demasiada luz y además calienta la cerveza, la idea de quemarse los dedos intentando aprender a manipularlo le parece igual de espantosa, así que deja ese tomo en su lugar. Pero nunca ha pensado en los rayos, es algo que está en los cielos y no puede controlarse, tan poderoso como indomable. Deja volar su imaginación para verse a sí mismo como el amo del rayo, y de repente se da cuenta que siente un regocijo impensado - Seré el nuevo señor del rayo! - dice con entusiasmo, olvidando que Yg lo está mirando.

Luego busca un saco para poner los libros que había elegido, los mapas, los de historia, los de magia espiritual, los de frío y los de rayos - Os los devolveré después de leerlos Yg, lo prometo - dice colocándolos con cuidado dentro de la tela. Levantarlos es algo muy distinto, está demasiado débil como para sostener todos esos libros a la vez, se esfuerza en vano en intentarlo. Tan sólo puede arrastrar el saco hasta la entrada de la habitación. 

- Oye Gro, no podrías ayudarme con esto? - le dice tratando de sonar convincente - Tenemos que cuidar estos libros de Yg mientras vamos a ver a Serina - le dice sin saber con certeza si entiende una sóla palabra de lo que está hablando.

El viajo no había sabido o querido responder a Philcomay sobre el nombre del reino en el que se encontraban alegando que eso era irrelevante para ellos, cosa por lo menos extraña. Sabiendo que no había mucho más que sacar de aquel viejo, buscó a quien le había llevado hasta allí y con suma facilidad, pudo convencerle de que llevara la mayor parte de los libros mientras le conducía hacia la mencionada Serina.

Como había sido el trayecto desde la sala donde había "despertado" hasta la oficina de Yg, aquel monstruo no emitió palabra alguna y le guio por más pasillos de roca viva y parcialmente descuidados hasta una nueva sala, donde le esperaba otra engendro de avanzada edad y con una tez algo más enrojecida. 

- ¿Qué es lo que quie...? - Empezó a decir la mujer hasta que vio la figura que escondía su robusto cuerpo. - Aparta cabeza hueca, déjame ver a éste.

De nuevo fuiste inspeccionado desde la distancia y, tras un primer vistazo, fijó sus ojos en los libros que ambos cargabais.

- ¡Buscaos otra cosa con la que jugar! Estos volúmenes son importantes. - Le dijo principalmente a Gro mientras lo golpeaba con un brazo ciertamente flácido, pareciendo que el grandullón apenas sentía el contacto. - Salid a buscar piedras o algo más, pero los libros no son para arrojarlos.

Sin duda aquella mujer había malentendido la situación pero, recordando las palabras de Yg, era ella la causa de que Phil estuviera en aquel lugar, así que quizás tuviera más respuestas o explicaciones que las del viejo encargado.

Puaj, son todo feos aquí. La primera impresión de la mujer es desagradable por su aspecto repugnante, la segunda impresión es aún peor por su carácter intratable. Por fortuna Gro es fuerte y resiste los acolchonados golpecillos sin inmutarse, porque no le duele o porque nada le ha hecho cambiar su expresión durante quién sabe cuanto tiempo.

Tal vez la vieja verde sabe cosas pero a los ojos del esqueleto no parece sabia, y mucho menos lista. Si está claro que debe saber de magia porque reconoce los libros y los tiene en alta estima, y si Yg le dijo la verdad entonces esa mujer lo debe de haber traído por algún medio sobrenatural. Sin embargo verla gritonear así y pegarle al tosco de Gro no es algo que Phil esté dispuesto a dejar pasar, además un poco de diversión no vendría mal esos lúgubres túneles.

- El encargado dijo que podía disponer de él para mis experimentos, por favor no estropees su cuerpo - dijo con voz seria, con aires de importancia, señalando con sus huesudos dedos a Gro - Lamentablemente el novato que me ha invocado lo ha hecho tan mal, que he perdido mis poderes en el camino, y ahora tengo que hacer lo posible por recuperarlos cuanto antes para complacer a "aquél que no ama la luz" - por fortuna no tiene carne ni piel que delate su rostro, porque Phil está tentado de la risa, ansioso de ver la cara que la malhumorada hembra de esa raza repugnante pone al escuchar semejante versión de los hechos. Phil cree que ha sido convincente, no es tan alocado que ella haya querido invocar a un mago poderoso en lugar de un esqueleto alcoholico, y cuando la gente quiere creer le es fácil llevarla hacia dónde él quiere.

- La lengua de este mundo es diferente al mio, pero Yg me dijo que la poderosa Serina podría ayudarme con estos tomos, la has visto? - dejando claro que no espera que fuese ella, la mira a los ojos esperando una respuesta. A punto está de descostillarse de risa, pero se mantiene erguido, disfrutando de lo más divertido que le ha pasado en ese lugar.

La anciana esperpéntica enarcó una ceja ante las palabras de Philcomay.

- Aún te faltan cien años para intentar mentirme tan descaradamente. - Discrepó la anciana, aunque sin mostrar un enfado mayor. - Ese botarate no podría haberte dicho tal cosa si no es que quisiera renunciar a la vida.

Cuando se trató el tema de la llamada, como se referiría después, si que se notó un carácter más irascible.

- No sabes nada, ¿verdad? Yo simplemente abrí el portal para que pudieras venir y quien quiera que te mandase aquí fue el causante de que perdieras tus poderes. - Te recriminó. - No me eches a mi esas culpas si no quieres acabar siendo uno de los ingredientes de una de mis deliciosas sopas.

Cuando se tranquilizó al haber aparcado ese tema, volvió a su tono más normal, no lejos de estar bastante irritada.

- Si los dos hablamos nos entendemos hablando, ¿Cómo puedes decir que tenemos otra lengua? - Parecía desesperarse durante la conversación. - Parece que no nos mandaron al más listo. Y eso que pedí expresamente ayuda.

Vaya que se ha enojado. Le duele la panza que ya no tiene de contener la risa, aunque el buen ánimo empieza a esfumarce a medida que el enfado de la anciana crece más y más. - Te saldrá amarga la sopa... y no es que sumarme como ingrediente vaya a hacerla más sustanciosa, no te parece? - le responde señalando sus costillas limpias sin un gramo de carne.

- No es culpa mia tampoco, no te enfades conmigo. Que yo era muy listo y poderoso allá... y mira en lo que me han convertido! Estoy más decepcionado que tú, de los dos soy el que se lleva la peor parte - Tiñe sus palabras de medias mentiras y medias verdades con el afán de ganarse algo de respeto de la mujer aún a costa del engaño, lo que menos quiere es ser tratado como un inservible, algo que solía pasarle cuando se ponía ebrio en la taberna . Con la esperanza de que si lo habían convocado es porque esperaban que tuviese alguna habilidad especial, se animó a ir por más  - Ayúdame primero a recuperar mis increíbles poderes y juntos le daremos su merecido al que me hizo esto! -

Sostiene en sus huesudas manos uno de los libros de hechizos - Ya no puedo entender lo que dicen estas páginas, todo por culpa de ese inepto! No me resultan familiares estas runas, tal vez la magia de este mundo es distinta a la del mio, o tal vez simplemente la olvidé durante el viaje - dice con tono preocupado. O tal vez nunca entendí nada de estas artes, pero eso espero que no lo averigues o terminaré en esa sopa de verdad. 

-En fin... - suspira resignado - Necesitas ayuda y aquí estoy, cuéntame qué ha ocurrido como para tomarte la molestia de convocarme - y alejarme de la taberna en la que solía beber hasta el amanecer, bruja amargada.

Una figura apareció sin previo aviso por el umbral de la puerta.

- Vieja loca, deja de molestar a nuestro invitado y preocúpate de tener la cena lista, que a éste me lo llevo yo. - Dijo esa extraña forma tomándole de la mano y sacándole de la habitación. - Vámonos Gro.

Aunque el primer instinto de Philcomay fuese resistirse a seguirla, la fuerza de la pequeña figura que le arrastraba no podía rivalizar con la suya propia, haciendo que pronto entendiera que era inútil tratar de resistirse. Gro, que estaba confuso siguiendo a Phil y a aquel ser, emitía un aura de temor hacia aquella figura.

Tras apenas un minuto deambulando por los pasillos de roca y subiendo cuestas de lo que luego descubriría era una cueva, Phil pudo ver por primera vez un cielo oscuro y nublado, estaba en el exterior de aquella gruta. Cuando hubieron salido fuera, la chica le soltó y se le giró, dejando ver una figura semejante a las que había visto antes pero mucho más estilizada, joven y extrañamente rojiza, con una figura tonificada y cargando en su cintura un improvisada hacha con un filo que medía la mitad de su cuerpo.

- Déjame darte la bienvenida como es debido. Mi nombre es Kana y soy la guerrera más fuerte de este reducto, al menos por ahora. - Dedicó una sonora risa picarona hacia el esqueleto. - No debes intentar leer el libro, sólo absórbelo.

Aquellas palabras parecieron confundir a Phil y su interlocutora lo sabía.

- Creo que deberías tragártelo. - Dijo mientras observaba el cuerpo del esqueleto. - Es lo que hacemos nosotros, pero no sé hasta que punto podrás asimilarlo.

Sin salir del asombro de toda la palabrería que soltaba aquella sujeta, la misma no paraba de hablar.

- Mírame, yo era como ellos pero me comí un jabainfierno y mírame, roja y fuerte. - Explicaba mientras blandía el hacha perceptiblemente pesada con suma facilidad. - Si tu consumes muchas cosas, adquirirás sus poderes y cambiaras, como me pasó a mí.

En ese momento dejo de hablar y te miró interrogativamente, esperando que hicieras algo o por lo menos respondieras a sus insinuaciones.

- Pero... Serina me esta por contar algo... - dice a modo de protesta pero con muy poca insistencia, sus débiles huesos no son rival para la pequeña y tampoco es que Phil esté muy interesado en trabajar para esa gente, así que la intervención de la recién llegada resulta muy oportuna. La fuerza de la demonio le resulta tan potente como su carácter y voluntad, nada parece dentenerla. Cual de las dos está más loca?

- Hola Kana, yo soy Philcomay - le extiende la mano helada a modo de saludo - Estas segura que eso de comerse los libros no es en el sentido figurado? - le responde pensativo. Tal vez la chica no estaba en sus cabales, o le estaba jugando una broma para reirse de él por un buen rato. 

- A ver si entiendo bien... si lo que comemos nos afecta tanto... entonces la vieja que hace la sopa ha de ser la persona más importante de estos túneles! - dice en un intento de comprender la locura que acaba de escuchar. No puede comerse esos libros así como así, prometió devolverselos a Yg y ademas eran importantes para Serina, pero podia probar con algo parecido.

- Podríamos probar comer algo fuerte a ver si me pasa lo que a ti - dice hacia Kana y entonces gira con cara maliciosa hacia Gro, castañeando con la mandibula - Mmm, qué rico se ven los músculos de este muchacho... - murmura, para luego reír a carcajadas. - Tranquilo Gro, es broma, no voy a comerte - 

La muchacha golpeó su frente en señal de desesperación.

- No todos pueden hacer eso, sólo los que atravesamos el portal. - Le recriminó con cierto desprecio. - Parece que no sabes nada...

La frustración cambió de repente ante la mirada que dedicó Phil a Gro.

- Pues vaya panoli estas hecho, muy bien, te explicaré. Sólo podemos comer los objetos inanimados o los seres vivos que hayan muerto recientemente. Normalmente deberías buscar algo que fuera compatible contigo, pero parece que no eres de ningún tipo. - Dijo mirando de arriba a abajo al esqueleto, algo que parecía ser común en todos los que le conocían. - Pareces ser del infierno oscuro, por esas pintas, pero me sorprende que te hayan mandado aquí sin saber ni lo básico. ¿Qué esperaban que hicieras?

Preguntó irónicamente.

- Quizás sí fuera buena idea que buscases algo acorde a tu poder porque, si comes algo que sobrepase tus energías, creo que podrías implosionar. - Rio ante ese mero pensamiento. - O eso me dijeron a mi, no es que haya visto a nadie hacerlo, ¿Qué dices, vamos a por tu primera comida o prefieres probar suerte con ese libro tan valioso? Seguro que la vieja tenía razón y alberga un gran conocimiento que de perderse condenará a nuestro poblado, por eso aún tiene rastros de polvo, señal de que nadie que sea más joven que el anciano Yg han puesto un ojo sobre él.

Sin duda la actitud de Kana era jovial y despreocupada, algo ingenua e incluso infantil, pero parecía que estaba en sintonía con Philcomai y sabía más que él, lo cual no era difícil, de aquel que le había enviado, de donde estaban o de qué hacer para sobrevivir por el mayor tiempo posible.

- Lo sabría si no me hubieses arrastrado cuando Serina me lo estaba por explicar! - golpea el hueso de su frente imitando el gesto de Kana, simulando una preocupación de modo burlón que a las claras no siente.

La explicación de su compañera es simple y le deja más dudas que certezas, pero al menos ahora tiene dudas, instantes atrás no sabía ni qué preguntar - A qué te refieres con comer algo de mi mismo tipo? Que si como el esqueleto de un oso me haré más fuerte? - El asunto de la comida empieza a tener algo de sentido para él, y la sugerencia de no comer los libros le parece la excusa perfecta para no tener conflictos con el malhumorado de Yg y la cascarrabias de Serina, los podría seguir cargando Gro por un tiempo hasta que pudiese resolver el tema de mejor modo. Estar acompañado de la mejor guerrera es una oportunidad que no va a desperdiciar, ella caza y él come, parece un buen acuerdo para comenzar una cómoda y sabrosa amistad - Bien, me convenciste, tu despedezas a un oso bien grande y te quedas con la carne y la piel, y yo me como sus huesos. Y así los dos nos hacemos más fuertes... no está mal, verdad? -

El asunto del portal le parece más interesante, ella también fue convocada y tal vez haya muchos de ellos dando vueltas por ahí, lo cuál lo hace sentir menos especial, si siendo el elegido lo han tratado tan mal, lo que le haán si es tan sólo otro más de los tantos convocados - Yo era un poderoso Señor del Infierno Oscuro, por eso acudí voluntariamente al llamado de "Aquél que no ama la luz" - dice con seriedad y tomando una pose altanera, inventando descaradamente algo que sonase creíble a los oídos de Kana e inspirase un poco de respeto - Pero algo falló en la convocación, Serina jura que no fue su culpa pero no lo se, creo que no admitiría su error. Tú la conoces mejor, para mi está un poco loca. Y si el real responsable está en el Infierno, su castigo tendrá que esperar -

- De qué mundo has venido, Kana? - pregunta luego, mientras se pone a su lado dispuesto a seguirla de cacería.