Mientras busca una forma de explicar lo que ha ocurrido con Ireth, ésta llega hasta nuestra posición. Se disculpa con la mirada por la situación que ha creado antes, para después contestar a Zarek:
- Eso ya lo hemos discutido antes, y no ha dado resultado. La respuesta tiene que estar aquí: alguna pista debe haber -vuelve a concentrarse en los cuerpos de los hombres caídos.
Tras pensarlo un tiempo me decido a hablar pese a que pocas ganas tengo de esgrimir palabras sino aceros.
Deberíamos borrar el nombre de esa maldita bestia. No creo que concederle la fama que busca sea bueno. Y pese a que sea arriesgado sigo siendo partidario de desafiar a ese asesino. Si lo matamos se acaba esta historia y si nos mata llamará la atención de la guardia de manera definitiva.
Tal como lo digo me doy cuenta que no es una propuesta sensata pero es que no me siento nada sensato en este momento, me gustaría poder cargar contra algo o alguien para desahogar mi furia contenida. Y aún pretendo contenerla más, hasta que encuentre al verdadero culpable.
Laern saluda en su momento la llegada de la elfa y mira al resto cuando habla. Se aclara la garganta al terminar Görg, pero entonces sus ojos pasan de nuevo sobre Ireth y parece cambiar de parecer.
-Dama elfa... Sólo quedáis vos por proponer. Creo que no lo sabíais, pero la alimaña de Huart Mildor ha escrito su nombre en una casa, puede que más -esta vez no vuelve a mirar al hechicero-. Ese nombre es falso, como que me llamo Laern Tidarion, o el muy hijo de perra es además engreído y estúpido.
La elfa se reunió con el grupo justo para escuchar la última parte de la conversación, pero la concisa explicación del mariscal, fue más que suficiente para entender qué tenía tan alterado al grupo. Meditó un instante lo ocurrido y se sintió bastante frustrada por no poder dar una respuesta que la satisficiera.
-Laern, es evidente que este falso profeta se está burlando de nosotros. Está claro que dejar su nombre escrito es nada menos que una provocación... y como tal, deberíamos ignorarla. O mejor dicho, hacerle creer que la ignoramos. Pues más que nunca, tenemos que caerle al tipo este con todo el peso de la ley de Talona- Ireth volvió a callar unos instantes. -¿Hemos hallado alguna pista que nos sirva? Estoy cansada de seguir el son que nos toca este personaje... ya es hora de que comencemos a adelantarnos a sus jugadas.
Como toda respuesta, el mariscal vuelve la cabeza hacia el segundo elfo, esperando pacientemente.
Habían muchas huellas de pisadas, pero era normal en una aldea tan pequeña. Apenas habían huellas de caballos, y simplemente destacaban unas pisadas más grandes de lo normal.
Los cadáveres estaban en ese estado desde hacía dos o tres días como mucho, y la mayoría había sido asesinada a sangre fría mediante el uso de espadas y hachas.
¿Qué quieres saber concretamente?
-Zarek alza la cabeza y dice:
-Lo cierto es que no sabemos si ese nombre es real o es falso , pero creo que no perderemos nada por investigarlo o indagar en las aldeas , al fin y al cabo es la única pista que tenemos, ¿no creéis? - y mira cara por cara al variopinto grupo
No hay nada fuera de lo normal, ha sido una matanza sin piedad en toda regla. Y las pisadas de los asesinos salen de la aldea de forma normal. Si pasas una tirada de (percepción+inteligencia)/2 sabrás cuantos eran.
Tirada: 1d100
Motivo: Número de asaltantes
Dificultad: 37-
Resultado: 12 (Exito)
Además de las pisadas de mayor tamaño observas que a estas le acompañan por lo menos otras seis o siete.
¿Como que pisadas de mayor tamaño? ¿No son tamaño humano ni de caballo?
Lo siento, me he explicado mal. Las pisadas son humanas, pero más grandes de lo normal, tampoco llegan a ser de gigante, simplemente de alguien que debe ser grande o bien tiene unos pies enormes.
Tras una concienzuda búsqueda, se levanta y comenta algo desalentado:
- Aquí no hay nada. Uno de ellos es muy grande, pero eso no nos ayuda. Aunque, si no tenemos otro camino, podríamos intentar seguirlos: las huellas marcan la dirección por la que salieron del pueblo. De todas formas, más adelante serán más difíciles de rastrear...
Laern se sume en un silencio meditativo, posando sus ojos ora en Zarek, ora en Elladan. Al fin rompe su mutismo mirando al elfo.
-Podríamos indagar en todas las aldeas que viéramos de regreso, sí, pero eso podemos hacerlo siempre que queramos. Y ahora tenemos, aunque sea muy débil, otra pista. Confío en sus ojos, señor elfo... Confío en ambos pares -volviendo la cabeza hacia Ireth-. ¿Creen que están a la altura?
-Haremos todo lo posible. Si nos ponemos en marcha cuanto antes, el rastro será más fresco. ¿Nos queda algo más por hacer aquí?- la elfa miró a sus compañeros aguardando antes de volver a montar y seguir el rastro que había encontrado Elladan
Laern imita a la elfa y camina decididamente hacia su caballo mientras habla.
-Bueno, no hemos revisado todas y cada una de las casas a fondo, pero también creo que el tiempo es esencial. Las pistas dentro de las casas podrían seguir ahí, si es que hay, aparte de esa suerte de señuelo de su pintada. -se monta lanzando un gruñido de esfuerzo, a su edad y co toda esa armadura...- ¡Vayamos!
Un rastro. Un simple rastro es todo lo que tenemos, un tenue hilo del que tirar con delicadeza para no romperlo. Pero con suerte podría bastar ese hilo para llegar al titiritero y poner fin a esta obra.
Sujeto de nuevo mi hacha en su lugar para no perderla si el caballo se agita. ¡Hugmpf! El sonido gutural es todo lo que me sale al asentir a las palabras de Laern y señalar luego con el mentón a los elfos. El tiempo de las palabras llega a su fin, es hora de que hable la astucia de unos y el acero de todos. Yo soy de los segundos así que esperaré mi momento.
Miro al hobbit preguntándome en que lugar se situará él. Pronto lo veremos, quizá nos de alguna sorpresa.
El grupo vuelve a montar, esta vez en dirección al norte. La búsqueda del rastro es lo primordial, y por eso la marcha es algo lenta, pero la fortuna sonríe al grupo puesto que Elladan ha encontrado un rastro en apenas unos minutos.
El rastro parece ir al norte, pero a los pocos metros cruza el camino en dirección al oeste, camino de las colinas mayores, lugar poco frecuentado por la ley de Talona y muy propenso a las fechorías y la mala vida.
Pero para llegar allí todavía hay un largo trecho, y en medio un buen puñado de aldeas y pueblos.
Abriendo la marcha, Elladan se esmera por seguir el rastro lo más rápidamente posible, haciendo caso omiso a los acontecimientos, sonidos o distracciones que surgen, espontáneamente o no, a su alrededor. Con algo de suerte, los asesinos no habrán tomado las precauciones necesarias después de semejante barbarie y podrán seguirlos hasta alguna posición relevante.
Si hay opción voto por saltar hasta la próxima aldea.