Partida Rol por web

-Pués en esta aldea médico no tenemos, habría que ir a Pola de Siero, que está como a 6 horas de camino de aqui, alli hay un médico. Aquí solo tenemos curanderos. Pero decidme hijo mio, ¿que mal acecha a sus compañeros?.-

Sixto ve como Mu´tamid tras hablar con el tabernero se ha sentado al fuego con un plato de sopa que ha comprado. El tabernero mira y le pregunta a Sixto.-¿Y vos señor, vais a tomar algo o preferís seguir de pie contando parroquianos?- le dice soltando una risotada.

Dejé que fuera Diego el que le explicara, pues yo había estado demasiado ensimismado para darme cuenta del contagio de los plebeyos, y él sabía más que yo del asunto.

-Ummm. Tendría yo que ver ese mal. Traedme a esos dos que decís, me gustaría verlos con mis propios ojos. Pero ha de ser mañana por la mañana. En cuanto al fallecido podeis dejarlo en esa habitación, estad mañana temprano por si quereis lavarlo antes de celebrar la misa, y sobre todo no olvideis traerme a los enfermos-. Os dice mirandoos con mucha seriedad y rotundidad.

-Si me lo permite el párroco, me gustaría quedarme velando a Tiago toda la noche -le respondí a don Diego, a modo de pregunta al mismo tiempo para Próculo.

Mu´tamid mira al tabernero, era obvio que le estaban cobrando por adelantado por ser moro, pero al fin y al cabo, tenía hambre y sueño, así que no estaba para discutir. Cuanto antes le trajesen esa sopa, mejor.

-Aqui tienie posadiero, sus dies maravedi-ies. Póngamie esa sopa que me muerio de hambre, juder.

-Como deseeis, pero no hay sitio donde dormir allí, tendreis que hacerlo en el suelo. Yo estaré en mis aposentos, pero procurad no molestar pués tengo el sueño ligero y no me gusta despertarme por tonterías-. Le digo a Vasco.

-Tomad la sopa, lleva un poco de carne y un poco de verdura. Somos pobres pero tratamos a los extranjeros con dignidad, mucho más desde que una banda de truanes dificultan el paso por el puente y los alrededores, cada vez viene menos gente. Entre unas cosas y otras parece que Laviana está maldita-. Le dice el tabernero a Mu´tamid, y espera a Sixto que pida lo que desee.

-No vos preocupéis, soy un viajero et acostumbrado estoy a dormir en el suelo -le contesté-. Iré a la posada a dejar mi caballo et volveré. Vos acompaño, don Diego.

Diego y Vasco tardan poco tiempo en llegar a la posada, gracias a sus caballos, atan a los equinos en la entrada y entran en la posada "El gato apestoso", tras unos 45 minutos desde que dejaron el grupo. Un sitio pobre pero decente y ven a sus compañeros (Mu´tamid y Sixto) sentados al fuego descansando tras la dura jornada. Al fondo hay una barra y el tabernero charlando con unos cuantos parroquianos os mira (a Vasco y Diego) esperando que os acerqueis u os vayais.

Tomemos eso caliente pues.

-Non, don Diego, disculpad mas non me apetece beber hoy; et menos aún viendo el nombre que le han dado a aqueste lugar -dije en voz alta, sin importarme que me oyeran los parroquianos y el posadero.

Aquella había sido una reacción normal en mí, pero, acentuada por mis penas y mi rabia por lo acontecido aquel día, quizás había sonado demasiado grosera, aunque no lo pretendiera. Sin embargo, no me importó lo más mínimo. Y de todas formas, un lugar cuyo nombre se lo había dado un gato apestoso no era el más adecuado para alguien de su rango.

A don Diego no parecía importarle; en lo poco que le había conocido, había comprobado que el caballero no le hacía ascos a los plebeyos ni a sus tugurios. Yo había conocido antes a nobles así, casi todos guerreros, que por alguna razón no consideraban importante mantenerse, como su rango indicaba, por encima de los mediocres. Y hasta cierto punto podía comprenderlo, porque Tiago había sido un plebeyo y me había enseñado que un buen corazón puede anidar en el interior de cualquier hombre. Pero desde luego eso no hacía que me sintiera cómodo entre gente de humilde condición.

Así que saludé a Sixto y Mutamid con un gesto y, tras dejar mi caballo en las cuadras, me dirigí de vuelta a la iglesia.

Tras dejar el caballo en las cuadras y pagar al tabernero emprendes tu camino a la iglesia. Llegas a buen paso y encuentras al padre Próculo esperándote.-Vamos hijo mio, no podemos dejar las puertas del templo abiertas toda la noche, pues el mal anda en estas tierras, como ya has visto. Entremos y descansemos.- Te dice y cierra las puertas de la iglesia que un con un CLONC seco y fuerte se cierran a cal y canto.

En el interior Próculo comienza a apagar las velas de la iglesia, y te señala la habitación donde está Tiago muerto tumbado en una mesa grande.-Allí dentro encontrarás velas, pero no gastes mucho hijo mio, la iglesia no tiene muchos fondos de dineros. La paz del señor sea contigo, que sus angeles guardianes velen por tí y por tus compañeros. Buenas noches tengais.- Te dice y se retira a sus aposentos con una vela en la mano, dejándote otra a ti para que no andes a oscuras por la iglesia que se haya en tinieblas.

Vasco a salido por la puerta y se ha ido a la iglesia. Os ha dejado en la taberna "el gato apestoso" que a pesar del nombre no está del todo mal, la comida está buena y la estancia aunque pobre no es lo peor que habeis probado.

A pasado un rato desde que Vasco se fué, y varios parroquianos se acercan al fuego a calentarse junto a vosotros.
 

El posadero le da la sopa de verduras y carne a Diego y ve como se sienta con sus compañeros y después de tomar su sopa se va a descansar.

Tras estar un rato limpiando el mostrador y despidiendo a algunos parroquianos que se van a sus casas se acerca al grupo y se sienta con ellos al fuego. Es un tipo regordete, con escaso pelo y barba de 3 días.-¿Que tal van por estas tierras extranjeras, porque si me lo preguntan se nota que son de otras tierras aún estando callados. Que les trae por Laviana a estas horas de la noche, y lo más importante ¿han sido atacados en el camino?.- Les dice poniendo mucho énfasis en la última frase.

Entras en tu habitación que no resulta tan mala. Una cama y un arcón a sus pies son los únicos muebles que hay. La ventana, desde la que se ve la luna llena, da a la calle, está justo encima de la puerta de entrada a la taberna, desde allí puedes ver como algunos borrachos salen de la posada después de haber gastado el dinero ganado en la jornada.