Partida Rol por web

Estas en un campo extenso, tanto que no alcanzas a ver el final. Avanzas y casi te parece que no te desplazas, quizas por lo extremadamente monotono que es el paisaje. Entonces, cuando giras la cabeza, todo empieza a oscurecerse. El miedo o la prudencia invade tu cuerpo, que ya busca su arma por si necesitas defenderte de algun ataque. Pero... por mas que esperas no aparece nada, aunque la oscuridad se hace cada vez mas densa, hasta que te cuesta moverte en su interior. Tras dar no mas de tres pasos, algo parece agarrarte. Piensas que es la propia oscuridad, que te aferra mediante unos tentaculos. Tu intentas liberarte, pero es inutil... ¿quizas es tu fin? ¿de este modo? ¿sin lugar a defenderte?...

Casi abandonas toda esperanza cuando notas que te elevas. Te libras de la oscuridad pero ves como esta se extiende por todas las tierras que conoces, sin obstaculo ninguno. Algo te ha salvado a ti, pero... - ¿a los que viven en esa casa? - te preguntas, señalandola con la mirada... Intentas descender, para salvarlos. Todo acaba cuando una imagen aparece ante ti... Entonces una imagen aparece ante ti...

Te despiertas sobresaltado, sudado y con un gran mal presentimiento en tu conciencia. Crees que ese sueño ha sido por algo, que tiene un significado y que se cumplira, y pronto... ¿que haras al respecto?

Al principio todo parecía ir bien. Monótono, aburrido, pero bien. Hasta que todo comenzó a oscurecerse. Sensaciones nada agradables van invadiéndola y se prepara para sacar su arco.

El tiempo pasa, sin que nada parezca suceder, hasta que todo se precipita de golpe: algo la atrapa y ella lucha fútilmente, sin saber qué diablos hay en la oscuridad que la rodea. O si es la misma oscuridad la que quiere tragársela.

Entonces algo la salva, algo la eleva y la aleja de la oscuridad, pero sin que parezca llevarse a nadie más. Ella lucha por tratar de bajar para ayudar...

Y entonces lo ve.

Y se despierta con un grito, jadeando, asustada.

Julie se pasa una mano por el pelo, esforzándose por que su respiración retome el ritmo normal y tranquilizar los temblores que la dominan. Está asustada, mucho, pero mantiene la calma tras un par de minutos, recordando dónde está: acampada, de noche, en un bosque en el feudo de Karminof desde el que son visibles las montañas en las que cuentan que están los enanos.

Mira al cielo nocturno, ya calmada por completo. ¿Qué es lo que ha visto? No está segura pero, desde luego, no es una buena señal. No después de todo lo que ha estado pasando, de lo que pasó con su aldea y su familia. Es obvio que pasa algo malo, hasta ella puede sentirlo, aunque sea casi una cría algo tímida.

Pero, ¿qué hacer? Es lo que medita durante largo rato y a lo que lleva dándole vueltas en los últimos días. Y se reafirma en lo que ya pensaba.

Lo mejor que se le ocurre es ir a la capital, a ver si allí encuentra algo que pueda hacer o dónde pueda ayudar.

Estoy en el feudo de Karminof. Estoy lejos de la capital, a varias millas de mi aldea. Llevaba toda la mañana andando, comí y me tomé un descanso en el cual me quedé dormido. Ahora he tenido ese sueño tan raro pero a la vez tan real. Recojó mis cosas y sigó andando hacia la capital.

Al despertar me levando de la cama de un salto, empuño la espada y miro a mi alrededor, mientras trato de recordar si todo en la habitación está tal y como lo dejé al acostarme, la ropa, las armas...

Si todo está tal y como lo recuerdo, me acerco a la ventana, la abro, y me asomo ligeramente examinando el exterior, la noche sobre Dubno. Miro al cielo, a las calles del pueblo que veo desde mi ventana, y a las casas de los vecinos. Presto atención, sobre todo a los sonidos de la noche, si todo está tranquilo, si la noche es como tantas otras a lo largo de estos años, o si algo ha cambiado. Si el viento es el habitual o si ha cambiado, o si trae algún sonido u olor que no sea habitual.

Si todo está en calma, y la noche es como todas las demás noches, cierro la ventana, la aseguro, y hago una ronda por la casa, para comprobar que todo está tranquilo, y que los accesos a la casa están cerrados y asegurados. Revisando de paso los cuartos de mi madre y de mis  hermanos. Si todo está tranquilo, vuelvo a mi cuarto, me visto, y dado que estoy desvelado, espero al amanecer preparando y repasando mis armas y mi equipo de viaje habitual, de cara a tenerlo todo preparado por si surge trabajo al día siguiente.

Mientras afilo la espada, pienso que tal vez ya va siendo hora de que mi hermano Kerment tenga su propia espada, y que no vendría mal que mi hermanita Sephrenia, aprendiera a defenderse con las armas, Tironia está en un momento delicado, y la situación parece ir empeorando.

Ese sueño otra vez - Pienso mietras con una mano me limpio el sudor de la cara al tiempo que me doy cuenta que tengo el labio hecho una pelota. - Uff, como me a quedado. Ese enano estúpido!
Entonces recuerdo lo sucedido esa noche: otra vez en una taverna me he buscado pleito y esta vez le a tocado a un tipo bajito. - Esos enanos estupidos, con sus piernas cortas. Me enfurecen!.
Él estaba en una de las mesas cuando lo comencé a increpar desde la barra.

- Oye tú maldito pendejo, vete de aquí, aquí solo admiten hombres - le grité.
- Hombres y monstruos, engendro. - me contestó.

De inmediato le lanzé la botella que tenía en la mano y le di de lleno en la cara. Corrí hacía donde estaba él para darle más y le planté una patada en el estómago. Jo, como a gritado el muy imbecil. Luego le pegue un puñetazo en la cara. Inmediatamente saltaron un par de tipos a defender al enanito. Yo estaba muy ebrio y no vi venir ese puño. Ese maldito tenía un anillo - como me ha dolido, me ha dado directo en la boca.

No recuerdo mucho más, golpee a uno de los tipos y se armó la grande. Comenzaron a saltar botellas y sillas por encima de las cabezas. Tengo un par de moretones - alguna que otra cosa me habrá llegado. Luego estaba yo, en mi casa con la cara y los puños llenos de sangre, mia, tuya, nuestra, no sé.

Mi habitación es muy pequeña, solo cabe mi cama y un banco para poner una vela. Está tras la carnicería y la puerta da directamente a la habitación donde trabajo. Mi padre vive aquí tambien, pero en el cuarto de al lado, es identico al mio, pero el de él tiene un espejo.

Me levanto de la cama y me pongo un par de pantalones y una camisa. Estos son los únicos pantalones que tengo, solo me quedan un poco cortos, se me ven los talones, pero son bastante anchos, lo que me acomoda mucho. La camisa tiene una capucha. Si quiero salir he de esconder la cara para que no me anden apuntando.
Ambas prendas son café. Me calzo y salgo de la carnicería.

Aún es muy temprano como para que haya mucha gente en las calles, eso me agrada de la capital, así puedo andar más tranquilo. En los feudos, me han contado, la gente madruga.
Despues de caminar un poco me encuentro en la plaza central y con la gran estatua del Rey en el centro.
Me acerco a ella y me siento a sus pies, usándola de respaldo.

Esa casa... esa casa se padece... se padece mucho a la mia. - Pienso - Qué quieren los antimanos conmigo... o con papá. Papá... no puedo dejalos... no voy a dejalos. - Grito mientras golpeo el piso.

El día empieza a clarear. Espero que lleguen pronto -pienso- no me gusta cuando hay mucha gente aquí.

Anoche antes de golpear al enano, cuando estaba bebiendo mis primeros tragos, un tipo regordete me comentaba algo por lo que estaba muy emocionado. No lo hubiera recordado si no fuera por el sueño que tuve, normalmente no recuerdo las conversaciones, si es que se pueden llamar así; yo sólo me pongo en la barra a beber y de vez en cuando un borracho o alguien me comienza a hablar, yo sólo sigo bebiendo. Me decía algo de que se uniría a un grupo de nosequé para buscar unas cosas que podían salvarnos de los antimanos y que se juntarían en la plaza. No puedo quedarme esperando a que esos malditos monstruos lleguen y le hagan daño a Papá, debo detenerlos, eso habría querido Mamá...

- Espero lleguen pronto...

Se quedó tendida en el lecho, mirando hacia arriba unos segundos para orientarse. Era su cuarto, en su habitación. Cerró los ojos de nuevo durante instantes para recuperar el aliento por aquella pesadilla, y finalmente se decidió a levantarse.

Se dedicó a arreglarse normalmente, aunque la imágen no dejaba de dar vueltas en su mente, sin significado para ella mas que el ser un horrendo espectáculo. Solo dejó de pensar en ello cuando ya estaba casi lista y la tripa reclamaba un desayuno decente.

El cuarto era de un tamaño normal y paredes de madera bien construidas. Sobre la mesa reposaban multitud de pequeñas cosas, alguna flecha rota, una pluma sin tinta, un tintero vacío, un odre también vacío, dos manzanas y un esqueleto de la misma fruta...

Entonces, se colocó los botines y tomó su queridisimo arco largo de ébano, apoyado fielmente a la cabecera de la cama. Tras apañarlo en la espalda junto con el carcaj de 20 flechas, decidió que pasaría a saludar a Marlon antes de irse al bosque, porque tenía ganas de cocinar un conejo, y no estaba demasiado segura de que le diera el dinero para pagar uno. Seguramente el ya se hubiese levantado ya, o eso creía por la luminosidad que entraba por la ventana. Antes de salir, tomó una de las manzanas y los restos de la otra ya sin pulpa. La primera para el camino, y la segunda la arrojó poco despues de salir de casa.

Me levanto de cama aún cavilante; aún estoy aturdida. Una voz resuena en mi cabeza "Esto tiene que significar algo". Bajo a desayunar, aún vivo con mi madre porque siento que no puedo dejarla sola, no después de todo lo que ella ha hecho por mi. Al sentarme a la mesa le cuento mi sueño con la esperanza de que me guíe hacia alguien que pueda aconsejarme sobre ello.

Abro los ojos, jadeando por la sorpresa de la imagen que apareció ante mí. Era horrible... tanto que no me la puedo quitar de la cabeza.

¿Habrá tenido algún significado especial? No fue un sueño normal, de eso estoy seguro. Durante unos instantes pienso en avisarle a alguien sobre lo que me ha pasado, pero luego recapacito. ¿A quién se lo voy a decir? Y lo que es más importante: ¿quién me va a creer? Quizá hasta me tomen por loco.

Todavía preocupado, me levanto, me preparo y salgo a las calles de la ciudad para buscar a mi contacto. Tal vez si se lo cuento a él, tenga alguna explicación que me tranquilice...

Observo con atencion a mi alrrededor e intento recordar con minuciosidad todos los detalles de aquel terrorifico sueño, aquella ultima vision era espantosa, aquellas casas, debia encontrar aquellas casas, si el sueño se cumplia los habitantes moririan sin remision.... 

Que demonios¡¡¡... -Sobresaltado aun por el sueño, miro a mi alrededor aun con nerviosismo, me aseguro de que todo este en su lugar tal como debe de estar, trato de pensar que podria significar aquella imagen, cual es la razon de ese mal presentimiento...finalmente para tranquilizarme tomo mi flauta y empiezo a tocar una suave y dulce melodia que me haga calmar mi mente...

Tu grito sobresaltado provoca un aleteo acelerado, varias decenas de pájaros abandonan los arboles cercanos, temiendo un peligro cercano. Tu te cercioras de que a tu alrededor no hay ninguna amenaza y estimas que falta poco para el amanecer. Parece que has tenido suerte, otra noche mas sin rastro de Antihumanos.

Reanudas tu marcha hacia la capital. Encauzas un camino que esta en bastante mal estado, pero a ti no te causa ninguna molestia. A lo largo de la mañana el sol pega con fuerza y el calor te agota bastante. De tarde empieza a soplar un viento que agradeces. El camino se te hace bastante aburrido y no te cruzaste a nadie.

Cuando ya empiezas a pensar en buscar un lugar donde acampar una nueva noche, ves en el suelo un rastro bastante extenso de sangre que cruza el camino de un lado a otro. A tu derecha hay una verde explanada bastante extensa que acaba en un bosque frondoso, a tu izquierda el terreno desciende unos metros de forma bastante acusada, hay bastante vegetación acumulada en la caída que se extiende de forma intermitente en una pradera con grandes piedras y desniveles.

Hacia ya unos días que habías abandonado tus adoradas montañas, donde te sentías realmente cómodo. Ahora viajas por caminos con pequeñas pendientes, rodeados de llanuras que van cogiendo mas color según avanzas y algunos bosques. Todo como lo recordabas de tus otras incursiones por el reino. Esta seria, por fin, la ultima, o al menos eso te habían dicho... Como si no tuvierais bastante con los peligros que se esconden bajo la montaña...

No parece que esa región se frecuente mucho, no has encontrado a nadie en todo el trayecto. Quizás están demasiado asustados en sus casas, la verdad es que no le das mucha importancia. Pero a media tarde encuentras un bulto a un lado del camino. Cuando te fijas te das cuenta de que es una capa oscura debajo de la cual, supones, podría haber un hombre, aunque no percibes movimiento alguno. 

Un día más en el camino, bastante aburrido. Pero bueno, agradece no haberse encontrado con ninguna amenaza por el camino. Eso significa que, o están en otra zona, o por ahora no están acercándose a la capital. O no, y quizás solo ha tenido suerte. Ya se acabará viendo.

Mira al cielo, observando como se va tiñendo de carmesí por el atardecer. Es un buen momento para ir buscando un refugio o sitio para acampar otra noche. Y con esa intención en mente, Julie acaba encontrándose una muy desagradable sorpresa.

Sangre cruzando el camino.

Traga saliva, incómoda, mirando a un lado y a otro en busca de amenazas. Eso no la gusta lo más mínimo, como es lógico. Cuidadosamente, se agacha para examinarlo, con el arco cargado en la mano, atenta a la más mínima señal de peligro. Se fija en lo que hay a cada lado del camino y comienza a pensar. Obviamente, ese rastro lo ha dejado alguien herido. Y por la cantidad, de haber ido en dirección al bosque, su primera elección, seguramente no habría llegado y se le vería caído a mitad de camino. Por otro lado, una persona sangrando de esa manera no podría ser capaz de subir por la izquierda, dado lo acusado de la caída.

Con estos pensamientos, la chica llega a una conclusión: se acerca al lado izquierdo del camino, con mucho cuidado, pues cree que quién sea el dueño de esa sangre ha debido caer por ahí.

Por mas que compruebas, todo parece estar como lo dejaste. La noche es tranquila, nada llama tu atención, no ha sonado la alarma del pueblo, y todos tus vecinos parecen dormir plácidamente. Tu casa esta en silencio y no parece haber ningún problema en los accesos, el único inquieto eres tu, que aun mantienes la imagen que te desvelo en la mente. 

Finalmente amanece y la calma total empieza a fragmentarse cuando el pueblo inicia la actividad. Tu madre y tus hermanos van apareciendo uno tras otro por la casa, camino de la cocina, todos ellos te dan los buenos días al verte. Kerment vuelve junto a ti, con una manzana en la mano, y observa tu equipo.

- ¿Cuando me dejaras ir contigo? - 

Te pregunta animado. Sin duda tiene ganas de aventura y piensa poco en los peligros que contrae. 

La ciudad empieza a despertar y los ciudadanos salen de sus casas para comenzar las tareas de un nuevo día. En poco tiempo la plaza central esta a rebosar, algo que te incomoda, pero nadie parece prestarte atención, están aun algo desorientados por el amanecer y preocupados en sus asuntos.

La espera se te hace larga. En ella observas que llegan hombres bien equipados que se estacionan en distintos puntos de la plaza, puede que estén aquí por lo mismo que tu. 

Finalmente aparece un grupo de tres hombres que te llaman la atención. Sin duda se trata de soldados y el ultimo de ellos porta una bandera, es negra con un faro blanco en el centro. En cuanto entran en la plaza los hombres que llamaron tu atención durante la espera se acercan al grupo. Intercambian apenas dos frases con el primero de los soldados, que deduces sera el capitán, y después se colocan tras el portaestandarte. Con los nuevos incorporados forman un grupo de siete. El jefe echa un vistazo a los alrededores y se gira hacia el resto, parece que todos se preparan para seguirle, no crees que vayan a quedarse mucho tiempo mas. 

En la calle todo el pueblo había iniciado las labores del nuevo día. Los ves pasar de un lado para otro, a algunos los conoces bastante, a otros menos, pero todos te sonaban de vista y unos cuantos te saludan cuando pasas a su lado. 

Tras cruzar un par de calles ves a Marlon paseando con un hombre que reconoces como Freid, un amigo suyo. En cuanto te ve se separa de él, acercándose a ti con una ligera sonrisa. 

- ¿Que vas a cazar? - 

Te pregunta al verte con tu equipo encima. 

Tu madre escucha tu historia mientras te prepara algo para desayunar. Lo normal seria que la tachase por una simple pesadilla, pero al verte tan preocupada y afectada piensa que puede ser algo mas. Te coloca el desayuno en la mesa y algo para ella, que se sienta contigo.

- Pues no se Prue... aunque... ahora que lo dices... he escuchado historias de ese estilo por el mercado, quizás... - queda pensativa, como intentando recordar - ...la anciana Mencia, ¿sabes quien te digo?, la madre de la frutera que nos vende los higos. -

Te mira de manera escrutadora, intentando descubrir si necesitas mas datos para identificar a la mujer. Tu sabes quien es, la has visto alguna vez junto al puesto de su hija. Aunque no sabes si te podrá servir realmente de ayuda...

- Vive unas calles mas abajo, y sino esta en casa estará con la frutera... - 

Lo ultimo no parece muy convincente. De todas formas si te interesas por ir a ver a la anciana, tu madre te indica cual es su casa y el camino que debes coger para llegar hasta ella. 

Me dirijo a la casa en busca de la señora, prefiero encontrarla allí ya que no es un tema para tratar en el mercado.

En caso de encontrarla allí le cuento mi historia, en caso contrario me siento en la puerta y espero.

Montelius tenía que seguir su camino hacia la capital para reunirse con un grupo de desconocidos. La idea no le hacía ninguna gracia pero ellos sabrían hacia donde dirigirse y en que lugar buscar. De pronto vio, en el camino, un bulto que parecía ser un hombre bajo una capa oscura. No estaba asustado, ni mucho menos. Pero era precavido, siempre. Sacó su hacha de batalla y con la punta golpeó a lo que había debajo de la capa y dijo: - ¿Quién anda ahí?