Partida Rol por web

Parece pensarselo un momento.

- Como os he dicho antes, mandamos un grupo tras la pista de una de las piedras de nuestro antiguo dios. El hombre al que habeis encontrado formaba parte de la incursión, pero todo ha sido una trampa del Adversario. Temo que el que se haya salvado no sea a consecuencia de su buena fortuna, sino que lo hayan dejado escapar para seguirlo hasta aquí, y herido es aun mas fácil.- os estudia con detenimiento, dando unos segundos de silencio. - Ningún antihumano penetra este bosque, es como si... - busca las palabras idoneas - ... como si hubiera algo que los persuadiera de no hacerlo, y por eso seguimos sobreviviendo. Pero si lo encuentran... dudo que ese poder sea tan fuerte...- Luego mira principalmente a Alreen - No te preocupes por las guardias, tenemos hombres suficientes y verán al enemigo con el tiempo justo para que nos prepareos. Es mejor que te prepares con el resto de elegidos. Deberíais ir a descansar, nosotros nos ocupamos de todo- sonríe, aunque aun se nota cierta preocupacion en su rostro.

Me quedo pensativa un rato. La preocupación por lo ocurrido asoma en mi rostro.

- De acuerdo. Descansemos. Seguro que mañana será un día largo. - dije sin mucho ánimo. Para después salir de la tienda y dirigirme al área de descanso

Salgo de la tienda, decepcionado de no poder ayudar en mucho. Pienso un rato en el Adversario y los antihumanos, en el resto de elegidos que conoceré al día siguiente... Será un día largo y pesado, y seguir el consejo de Crecio de descansar es lo prioritario.

- ¿Estás bien, Prue? -le digo a mi compañera-. Serán unos días difíciles, pero no dudo de la habilidad del campamento de protegerse. Seguro que estaremos bien. -Sonrío, aunque ¿realmente me creo mis propias palabras?

Crecio os deja ir sin decir nada, y podeis escuchar sus suaves pisadas que vuelven hacia la tienda. Dentro se escuchan las voces de aquellos que intentan salvar la vida del herido, teneis la esperanza de que sobreviva.

Avanzais por el campamento iluminado por antorchas cada pocos metros y no conseguis ver el final de este a ninguno de los lados. Prue se pierde ligeramente entre las tiendas, pero al final consigue encontrar la zona designada para vuestro descanso. Allí encontrais varias tiendas desocupadas, cada una con un par de mochilas en su interior.

En la zona hay varios grupos entre las tiendas conversando y comiendo algo. Prue reconoce alguna cara de las que se encontro antes y le saludan.

Saludo sin mucho ánimo y tras dar las buenas noches me meto en una de las tiendas vacías. Será bueno descansar, si se puede.

Miro a los que saludan a Prue, y sin más, me meto en una de las tiendas para poder dormir.

Te duermes con facilidad, te sientes seguro y la tienda es mas comoda de lo que parecia. En principio casi temes tener otra de esas pesadillas, pero la noche no te da mas que descanso.

Cuando te despiertas con la claridad que traspasa la lona de la tienda no ves a nadie a tu lado, deben haber tiendas de sobra para todos los que habiten en aquel campamento e incluso mas para los que puedan llegar hasta él. Empiezas a escuchar murmullos de conversaciones en el exterior y un hombre mete la cabeza en tu tienda.

- Arriba - dice antes de desaparecer tan rapido como aparecio.

Te duermes con facilidad, ya que te sientes segura y la tienda es mas comoda de lo que parecia. Pronto se presenta ante ti un bosque extenso. Caminas por su interior donde la claridad parece iluminarlo todo, el verde refulge en las hojas y un arrollo corretea a tu lado, vivo, con varios peces surcando sus aguas. Entonces ves un hombre. En contraste con el resto esta en el unico punto oscuro que hay, y este parece moverse con él. Va vestido de negro y no consigues verle la cara. Se acerca hasta ti con lentitud, mirando todo a su alrededor, y cuando llega extiende la mano para tocarte, pero antes de ello explota liberando miles y miles de sombras, que corren de un lado a otro acabando con la luz y la vida, entonces te despiertas, sobresaltada antes de que te atacasen a ti.

La luz del dia empieza a colarse por la lona de tu tienda de campaña. No ves a nadie a tu lado, deben haber tiendas de sobra para todos los que habiten en aquel campamento e incluso mas para los que puedan llegar hasta él. Empiezas a escuchar murmullos de conversaciones en el exterior y un hombre mete la cabeza en tu tienda.

- Arriba - dice antes de desaparecer tan rapido como aparecio.

Me levanto lentamente, aún algo desconcertada y desorientada. ¿Más sueños? Pero, ¿Porqué? - No consigo entender lo que ha ocurrido y tras pensar unos segundos salgo de la tienda.

Una vez fuera miro a mi alrededor y espero ordenes, aunque en mi cabeza ronda la idea de acudir a Crecio y contarle lo ocurrido. Tal vez él pueda saber de qué se trata.

Me despierto ojeroso y cansado, pero por lo menos no ocurrió nada durante la noche. Luego de que el hombre me de un aviso, recojo mis cosas (especialmente mi espada) y salgo para ver lo que ocurre.

Cuando salís de vuestras respectivas tiendas veis que el hombre que os despertó esta repitiendo el proceso en cada una de las tiendas, provocando que caras somnolientas aparezcan de cada una para cubrirse de los rayos del sol hasta que sus ojos se acostumbran. 

Una vez fuera y preparados todos empiezan a caminar hacia la misma dirección. Unos parece que saben donde van, aunque otros, como vosotros, parecen algo perdidos y simplemente siguen al grupo, estos son los menos numerosos. 

Vosotros os veis el uno al otro, ya que escogisteis tiendas cercanas. 

Saludo a Arleen y decido seguir al grupo, con un poco de suerte nos llevarán a desayunar. Antes de echar a andar le hago un gesto a Arleen para saber si va a venir en nuestra dirección.

Devuelvo el saludo a Prue, y me acaricio el estómago, que ruge. Hace bastante que no tengo una buena comida.

- Vamos con esos -digo a mi compañera, y empiezo a seguir al grupo.

Camináis en la larga hilera de "elegidos", gente de todos los lugares del reino, de distintas culturas, de distintas edades, complexiones, color de pelo, de ojos... y todos extrañamente unidos, como vosotros... Tan aleatorio y tan necesario... 

Pasáis muchas tiendas de largo, aunque Prue parece saber hacia donde os dirigís. Alreen no se guía tan bien, pues el solo vio el campamento a oscuras. Ahora ve la longitud que tiene este en todas direcciones, mas allá de su vista, y la cantidad de gente que lo habita. 

Finalmente llegáis a la zona que se usa como comedor. Hay un pequeño espacio en medio de varias tiendas que forman un circulo alrededor, son bastante grandes y todas ellas tienen abierta la cara que da hacia el interior. Veis sillas y mesas en su interior, excepto una que es mas pequeña y contiene los utensilios de cocina. En el centro del circulo hay una hoguera y se las han arreglado, malamente, para colocar tres grandes calderos sobre ella, casi parece que están todos a punto de volcar. 

Se empieza a formar una fila y entre los dos hombres y las dos mujeres que parecen encargados de la comida van sirviendo uno a uno. Cuando llega vuestro turno os ofrecen caldo de pollo, pan, algo de carne de algún día anterior y fruta, en donde podéis escoger entre higos, manzanas o peras. 

Observáis que la gente se reúne en grupos en las mesas, seguramente ya hayan entablado amistad entre ellos. Hay huecos libres en casi todas las mesas, os sería fácil sentaros juntos, pero ya no hay ninguna totalmente libre. 

Cojo la comida que me dan y espero por Arleen para sentarnos juntos en la comida, aunque también intentaré entablar conversación con la gente que este en la mesa en la que nos sentemos.

En mi cabeza aún ronda la idea de ir a ver a Crecio al acabar el desayuno.

Hablan sobre como eran sus vidas en sus respectivos pueblos. Uno trabajaba como aprendiz para un panadero en el sur, en tierras de Luvidoc, y hablaba de lo bien que sabían sus recetas, que algún día teníais que probarlas. Otro era cazador en tierras de Hartiel, relataba como había daba caza a enormes jabalís, ciervos y a veces a lobos, para que dejaran en paz los rebaños de su pueblo. Una tercera eludía las preguntas sobre su pasado, llena de misterio y acrecentando la intriga y el interés del resto.

Tras un largo rato, en el que podéis comer sin prisas, los comensales de algunas otras mesas se levantan y avanzan entre las tiendas, perdiéndose de vuestra vista a causa de las lonas que hacen de pared de la vuestro comedor. Van en dirección a la zona donde descansasteis, también en esa dirección esta donde deberíais entrenaros. Todo parece bastante rutinario y nadie esta tenso por ninguna situación, o no se han enterado o no se preocupan por ello.

No me interesan las conversaciones de los demás, pero lo poco que dice la mujer misteriosa sí que logra llamar mi atención. Al ver que no va a decir nada más y que todos los demás se están yendo, me giro hacia Prue.

- ¿Vamos a ver a Crecio?

Me fijo en todo lo que hay a mi alrededor. Aún me siento fuera de lugar en aquel sitio y mis pensamientos tras la pasada noche me mantienen  con la vista aparentemente perdida en el horizonte. Las palabras de Arleen me sacan de mí misma.

- Vayamos - le contesto sin mucho entusiasmo. Lo cierto es que yo ya pensaba ir y no sabía si me hacía mucho bien que Arleen viniera, pero mejor eso que andar sola por el campamento.

Avanzáis entre los arboles mas de una hora que se te hace eterna, esperabas que te llevaran bastante mas cerca, pero cuando llegas te quedas bastante impresionada. Hay un punto donde los arboles, que a lo largo del bosque se presentaban tan juntos, se distancian bastante mas entre ellos, dejando varios claros despejados... Pero todos esos huecos están ocupados por casuchas mal logradas de madera y tiendas de lonas de varios colores, a izquierda y derecha, y hasta donde consigues lanzar la mirada, es un campamento enorme. En el hay movimiento constante, aunque no parecen prestarte la menor atención. 

Cruzáis entre un montón de tiendas, perdiendo la orientación por un momento, debatiendo entre vosotros cual es el camino. Aunque no tardáis en situaros al ver una tienda amarilla con franjas negras. No necesitáis caminar mucho mas para llegar hasta donde encontrasteis a Crecio siempre que acudisteis a él.

Cuando aun estáis a una buena distancia de la tienda de Crecio veis a un hombre y una mujer delante de ella, él levanta la lona para que ella pase. Al hombre lo identificáis por las ropas como uno de los soldados del campamento. La mujer es desconocida y despierta en vosotros ese sentimiento de cercanía y confianza que os embriago cuando os visteis la primera vez, aunque esta vez esta algo mas apagado, como difuso. 

La mujer entra en la tienda de Crecio y el hombre se retira.