Partida Rol por web

El Silencio tras la Rebelión

Arena abandonada

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24/04/2018, 20:41
Citrino

La visión de Morganita evaporando a su Turmalina me perturba, y no sin razón. En el Planeta Natal, hacer enfadar a tus superiores era motivo suficiente para ganarte un viaje de vuelta a tu gema. Aquel acto me desarma, pero, por suerte, Esmeralda da un paso al frente.

Su actitud me sorprende, pero no por inesperada, sino porque hasta el momento la situación había sido increíblemente tensa, y tan solo había hablado yo... 

Cuando la guerrera increpa a Morganita sobre la información que nos está sonsacando, decido permanecer en silencio y esperar su respuesta. Desde detrás de la guerrera, a resguardo.

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29/04/2018, 10:38
Morganita

Morganita entrecierra los ojos cuando Esmeralda da un paso al frente con actitud desafiante. La gran gema rosada sonríe de forma enigmática. Mira a la guerrera con una mezcla de sorpresa e irritación.

¿Me preguntas qué quiero, Esmeralda?- pregunta, haciendo un énfasis despectivo en el nombre de la guerrera-. Tú me lo preguntas.

Su mirada baja hasta la estrella que decora su cintura, símbolo de las Gemas de Cristal. Al hacerlo, la expresión de Morganita se vuelve más dura. No hay ni rastro de la sonrisa amable (e inquietante) que lucía hasta ahora.

Estoy intentando arreglar el desastre que tú y tus amigas dejasteis- espeta irritada-. Por vuestra culpa perdimos la Tierra. Por vuestra culpa muchas gemas fueron corrompidas a raíz de la estúpida guerra que empezasteis- da un paso al frente y notáis como la arena tiembla-. Por vuestra culpa Diamante Rosa ya no está y no volverá jamás.

Se queda en silencio, intentando contener un cúmulo de emociones negativas que se ha ido formando mientras hablaba. Respira profundamente y retrocede a su posición inicial, cerca del palanquín. Continúa mirándoos con desprecio.

Por vuestra culpa, yo y mi séquito ya no tenemos objetivos. Debíamos servir a Diamante Rosa y la hicisteis añicos- su tono es gélido-. Debíamos servir a los Diamantes, pero ahora estamos atrapadas aquí, en la Tierra, porque ya no podemos confiar en ellas de lo que hicieron.

Suspira y da un paso atrás, introduciéndose lentamente en su palanquín. Se sienta con una elegancia forzada y os sigue mirando fríamente.

- Quiero que desaparezcáis- añade mirando a Esmeralda y Jade-. O que os unáis a mí y hagáis algo provechoso por este mundo abandonado- dice finalmente mirando a Citrino-. Y no voy a hacer tratos con nadie, puesto que ya he sido engañada una vez. Volver a confiar sería un error por mi parte.

Se tapa el ojo y suspira. Tiene un aspecto cansado, aunque en seguida se recompone y vuelve a dirigiros la mirada.

Si quieres que algo salga bien, hazlo tú misma- sonríe y exhala algo de aire. En seguida eso se convierte en una risa, y finalmente una carcajada contenida-. Nos volveremos a ver las caras. Gracias por haber pasado este rato conmigo. Y gracias por dejar Santuario desprotegido.

Vuelve a reírse y las puertas del palanquín se cierran. Al instante, notáis un golpe de aire cuando unos propulsores bajo el mismo se activan. El palanquín echa a volar como si fuera una nave cualquiera y sale disparada hacia el cielo, levantando una cortina de polvo y arena.

Cuando por fin podéis ver, encontráis una pequeña nave que estaba oculta detrás del palanquín. Posiblemente se trate de la nave en la que debía volver Turmalina después de dar el informe. Es pequeña, pero si lo hacéis bien tal vez podáis entrar las tres.

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03/05/2018, 08:44
Esmeralda

La conversación con Morganita me estaba acalorando. ¡Echaba la culpa de la corrupción a las Gemas de Cristal! Lo que faltaba. ¿Y Diamante Rosa había sido echa añicos?

Era todo tan confuso a veces me costaba acordarme de que la guerra había sido mucho años atrás, que en realidad había pasado el tiempo. No fue la semana pasada. Habían ocurrido muchas cosas que me había perdido. Pero creía con todo mi corazón que mis antiguas compañeras no fueron culpables de lo que nos acusaba Morganita.

Me quedé callada, apretando los puños con enfado. Temblaba de rabia. Quería decir tantas cosas y me salían tan pocas... 

-Ggggrrr. ¡AAAAAAHH! -grité en cuanto el palanquín se alzó y desapareció.- ¡Maldito trozo de piedra de tierra sucia!

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03/05/2018, 15:36
Citrino

Escucho el discurso de Morganita desde atrás, a resguardo tras Esmeralda. Sus palabras son inquietantes, y tristes. Conozco esa sensación, la de pensar que ya no perteneces a ningún sitio. Comienzo a sentir cierta empatía por Morganita y su séquito, hasta que desaparece con aquellas últimas palabras.

“Dejar desprotegido Santuario”

- ¡Santuario! – grito de pronto, una vez la gema rosada ha desaparecido -. ¡Esmeralda, nos estaba distrayendo!

Mi voz se tiñe de horror en el momento en que me doy cuenta de lo que estaba sucediendo. Esmeralda y Jade son gran parte de nuestras fuerzas de combate. Sin ellas en Santuario, las tropas de Morganita pueden haber invadido nuestro hogar.

- ¡Hay que regresar! – ordeno con un chillido agudo.

Por suerte, parece que una pequeña nave ha quedado entre las dunas.

- Una de nosotras puede pilotar y… y… las otras… Podemos reducir nuestro tamaño – sugiero, hecha un cúmulo de nervios.

Pensar y planificar bajo presión debería ser una de mis habilidades, pero en aquellas circunstancias la tensión se adueña de mi gema.

Notas de juego

Ese es básicamente mi plan. Dos se reducen y la otra pilota.

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05/05/2018, 22:24
Director

Jade resuella con una expresividad casi impropia de ella.

Turquesa...- musita en voz baja y con mucha preocupación.

Si es cierto que Morganita estaba distrayéndoos, Santuario está en peligro, y todas las gemas que están allí también. Vuestras compañeras. Vuestras amigas. Rápidamente os acercáis a la nave. Esmeralda está acostumbrada a modificar su tamaño y consigue hacerse pequeña para entrar, casi tan pequeña como un zafiro. Jade hace un esfuerzo descomunal para lograrlo, y apenas reduce su tamaño. Al menos, conseguís entrar las tres, si bien estáis muy, muy apretadas.

Citrino se pone a los mandos de la nave. Parece bastante simple; está hecha para que cualquier gema con un mínimo de conocimiento sepa pilotarla. Con suerte, este viaje será más seguro que el último...

La compuerta de la nave se cierra. Respiráis aliviadas cuando comprobáis que no hay problema alguno por el hecho de haber ocupado entre tres una nave individual. Eso sí: habiendo pasado solo unos segundos ya empezáis a arrepentiros. Aun así, hacéis un esfuerzo. La urgencia no os permite ser quisquillosas.

La pequeña nave despega. Se tambalea un poco, tal vez por el peso extra, pero rápidamente se equilibra. Esta nave se mueve a una velocidad muy superior a la que construyó Obsidiana, tal vez porque no está hecha con materiales sencillos y porque es mucho más moderna.

El viaje se hace largo porque os abruma la preocupación. Jade está enroscada sobre sí misma, intentando ocupar el menor espacio posible aunque de vez en cuando Citrino tiene que aguantar algún que otro codazo involuntario debido al movimiento de la nave. Jade susurra algunas cosas casi ininteligibles, aunque podéis suponer que no deben de ser muy agradables. Parece sentirse culpable.

Por suerte, llegáis a Santuario después de un largo rato sin sufrir ningún accidente ni nada parecido. Aterrizáis justo en frente de la entrada. No hay nadie allí. Salís de la nave y estiráis vuestros cuerpos como nunca lo habíais hecho. Hay un silencio casi completo. Con cuidado, os acercáis a la entrada. No parece haber peligro. ¿Tal vez Morganita se ha echado un farol para asustaros y que no la persiguiérais?

Entráis. El pasillo de la entrada está vacío. Oís una voz familiar que proviene del salón principal. La puerta está abierta, como de costumbre, así que podéis ver de quién se trata.

Esme está explicando algo a Heliotropo, Turquesa y Piedra Lunar. Al veros, se calla y os mira con intensidad.

Notas de juego

Seguimos en Santuario reformado