Partida Rol por web

Tu gema asciende en el aire. Empieza a desprender una intensa luz que toma forma lentamente. Tus brazos, tus piernas, tu cabeza. Todo vuelve a como debería ser. Cuando has conseguido reformarte del todo, caes y vuelves a sentir el vértigo. Solamente estabas a unos palmos del suelo, de modo que la caída no es dolorosa. Tus rodillas y tus manos se aferran al suelo como si tuvieras miedo de volver a perder el contacto con el mundo físico.

Abres los ojos y te levantas. Mantienes el equilibrio pese a estar algo confundida. Mirando a tu alrededor, te encuentras en una sala gris. Hay cuatro paredes que te rodean. Te giras y entonces ves de dónde has salido: en la pared que tienes más cerca hay una especie de aro metálico unido a un tubo violáceo. Este conducto está, a su vez, conectado con dicha pared.

El aro tiene el tamaño idóneo para que tu gema encaje en él. Ahora que no te sostiene, lo que se asemeja a un brazo de metal está echando chispas. Es un dispositivo de algún tipo... Y está roto.

Me quedé en silencio tras volver a recuperar mi cuerpo, recorriendo entonces este con ambas manos... Volvía a estar físicamente en la tierra ¿O a caso habían llevado mi gema al planeta natal?... ¿Que había pasado con la guerra?... Y.. ¿Que era aquel dispositivo chisporroteante que tenía delante de mi?...

Tantas respuestas sin responder tan pronto podía ver lo que tenía a mi alrededor y sin embargo respuestas podía sacar muy pocas. Lo mejor sería empezar y tras levantarme del suelo, recompuesta en mi estado físico, me acerqué hacia el brazo chisporroteante ¿Quizás tecnología nueva del planeta natal? ¿O a caso se había desarrollado algo en este planeta que podía crear algo tan avanzado? Lo mejor sería asegurarse.

Aun recordaba lo que había visto y construido durante el tiempo que permanecí atenta a mi objetivo y mi alrededor. Era hora de atentar a emplear esos conocimientos e investigar cual es el propósito no solo del dispositivo sino de toda la sala.

Analizas ese extraño conducto y el aro de metal. Intentas usar tus conocimientos y experiencia para comprender qué clase de aparato es ese. Lo primero que confirmas es que está roto. Si no lo estuviera, no soltaría chispas. Después te fijas en que el brazo metálico está dentro de un orificio en la pared. Parece ser que ese tubo es capaz de ocultarse dentro de la pared y el agujero tiene un cierre.

Con una observación más exhaustiva, empiezas a desentrañar todo lo que puedes llegar a saber. Nunca habías visto un dispositivo como ése, pero sí algo parecido. El brazo metálico es lo de menos: es un simple conductor de energía y un alargo que conecta el aro de metal con lo que sea que haya detrás de la pared. Lo importante es esa pieza metálica en la que encaja tu gema: hay unos pequeños filamentos que rodean el espacio vacío. En el Planeta Natal ya encontraste, antes de marcharte, una pieza como ésa. En esos tiempos eran prototipos poco trabajados, pero el que tienes delante es una versión mejorada y optimizada.

Se trata de un cosechador.

No puedes evitar sentirte repelida por esa máquina. Con ese aparato tan pequeño y aparentemente insignificante se puede extraer la fuerza de una gema para redirigirla y usarla como fuente principal de energía. Es algo cruel, pero muy útil. Un buen castigo para desertoras y traidoras: se las devuelve a su gema y se las coloca en una máquina como esa para que tengan un nuevo propósito. Así también son incapaces de reformarse. Con la energía de una sola gema, contando en que no sea débil, se puede hacer funcionar una maquinaria grande sin esfuerzo.

La pregunta ahora es qué hace un cosechador allí y por qué estás tan cerca de él.

Di un par de pasos hacia atrás asqueada de que me hubieran no solo puesto en esa máquina, sino además que siquiera se hubieran empleado dichos dispositivos. Se me escapó un leve suspiro, negando y cerrando los ojos ¿Como pude siquiera revisar los planos de ese tipo de creaciones?

Debía buscar una manera de marcharme y, si podía, salvar a otras que se encontrasen también en mi situación, aunque algo reaccionó en mi cabeza... ¿Como podía haberse roto el dispositivo cosechador? Este tipo de artilugios del planeta natal suelen estar muy vigilados y mantenidos. Aunque lo primero debería ser marcharse, porque poco podría ayudar a otros si no huía de esta barbarie.

-Si ni siquiera elegí un bando...-

Negué lentamente buscando una salida a aquella sala para escapar.

Tus palabras resuenan y chocan varias veces contra las paredes. Supones que están hechas de metal o algo parecido. Tus pasos también hace eco cuando empiezas a buscar.

La sala, a simple vista, parece sellada. No hay puertas ni aperturas de ningún tipo. El techo también es gris y liso. Lo único que llegas a encontrar es una especie de máquina en el centro de la sala. Cuando te acercas, te das cuenta de que es un teclado con pantalla holográfica.

Es una interfaz sencilla. Sin embargo, está codificada.

Lees con detenimiento el extraño código que bloquea el control de la consola. No es fácil de comprender pero tampoco es imposible. Tus dedos bailan sobre los botones hasta que entiendes que la mayor parte de bloqueos son falsos datos. Lo único que tienes que hacer es limpiar y engañar a la máquina...

Y ya está. Después de este proceso, ves que la consola sirve solamente para mostrarte unas opciones. "Mostrar", "Abrir", "Seguimiento" y "Arriba".

Fruncí ligeramente el ceño al ver toda la sala junto con las opciones de la consola, suspirando, claramente con la sala siendo metal tendría cierta ventaja para poder escapar satisfactoriamente, pero debería empezar cuanto antes. Lo primero fue pulsar el botón de mostrar, quizás algún sistema de grabación y esto mostraría las grabaciones del sistema. Mientras tanto cerraba mis ojos y suspiraba, llevando en silencio una mano a la pared, pues debía tratar al menos de defenderme, debía hacer algo para cubrirme. O al menos a mi gema.

Trataba de concentrarme en volver las paredes poco a poco de un líquido metálico viscoso y moldearlo hacia mis brazos y mi cuerpo para defenderme al menos en brazos y piernas.

-He de salir de aquí deprisa..-

Volví a abrir mis ojos atenta a la pantalla mientras aprovechaba el líquido metal, pasándolo uno de mis brazos, respirando profundamente.

Al darle a la opción de "Mostrar", oyes un ruido proveniente del interior de las paredes. En cada pared, exceptuando la que tenías más cerca al reformarte, aparece uno de esos brazos metálicos sosteniendo sendos aros. Estos no están rotos y ves que funcionan perfectamente. Cada uno sostiene una gema: definitivamente, esta sala está cosechando la energía de esas tres desafortunadas.

Consigues convertir parte de una de las paredes en una protección para ti. Estás recubierta de metal viscoso y endurecido.

Suspiré levemente al ver a las gemas allí encarceladas tal y como yo estaba, asqueada porque se hiciera algo así, teniéndolas como simples recursos, fuentes de energía vivas ¿Por que? ¿Tan despiadadas se habían vuelto las gemas del planeta natal? Fruncí ligeramente el ceño y llevé mis manos a los aros, tratando de liberar a las tres gemas a la vez y después cubrirlas con mi cuerpo hasta que se regenerasen, por lo que tendría que llevarlas conmigo hasta que pudieran valerse por si mismas.

Ahora con ello suspiré pensando un poco, empleando la opción "Abrir" del ordenador, esperanzado de que ello abriera las puertas y podría entonces marchar de allí tan pronto como pudiera.

Todo el mundo debía tener una oportunidad...

Recoges cada una de las gemas atrapadas. Los brazos metálicos parecen desconectarse cuando retiras la fuente de energía que están extrayendo. Las gemas están calientes, como si hubieran estado expuestas a un intenso calor durante mucho rato. Ahora que te das cuenta, tú misma sientes una calidez extraña proveniente de ti misma.

Con las tres gemas en brazos, te acercas a la consola. No sabes cuándo podrán regenerarse estas gemas. Dependiendo de cuánto tiempo hayan estado allí y cuánta energía les hayan sacado, es posible que tarden más o menos. Sospechas que podría llegar el punto en que una gema ni siquiera pudiera optar por reformarse después de haber sido una fuente de alimentación, pero es mejor no pensar en ello.

Le das al botón de "Abrir". A los pocos segundos, oyes un estruendo por encima de tu cabeza. Suena como si un mecanismo se hubiera puesto en marcha. Efectivamente, algo se mueve: en el centro del techo, justo por encima de la consola, el metal se desliza y se abre en forma circular. No puedes ver qué hay más allá, sólo destellos cuyo origen o forma es difícil de adivinar.

Me quedé meditativa en silencio al ver como se abría la compuerta, mirando después las opciones tras haber probado tres, suspirando, activando ahora la opción de "Arriba" con la espera de que fuera un ascensor y poder así lanzarme a escapar con las gemas que pudiera salvar... Al menos mientras que no estuviera en el planeta natal, porque a lo mejor estaba en la Tierra aun... Pero no se exactamente cuanto ha pasado ni donde se encuentra esto ciertamente.

Tomé a las gemas entre mi pecho y mi brazo cubierto, cerrando los ojos con suavidad a la espera de ver lo que sucedía, tratando de percatarme de todo lo que empezaba a pasar a mi alrededor, cualquier sonido o cualquier movimiento extraño, pues estaba haciendo ahora mismo todo por puro instinto de supervivencia.

-Nadie merece ser usado de esta manera...-

Al pulsar el botón, el suelo bajo tus pies retumba un poco y das un traspié para recuperar el equilibrio. Ves que aparece una fina línea cerca, marcando la separación de una plataforma que estaba completamente unida al suelo. La plataforma, también circular, empieza a ascender lentamente. Como esperabas, el botón te está haciendo subir.

La plataforma va poco a poco, a un ritmo ni muy lento ni demasiado rápido. Mientras asciendes, miras a tu alrededor y pones tus sentidos alerta. Sin embargo, no ves nada raro o digno de tu atención. Al menos, no hasta que llegas al piso superior. Allí te encuentras con otra sala rectangular y gris. No sería nada diferente si no fuera porque, al mirar hacia arriba, ves alrededor de dos docenas de burbujas que contienen gemas.

Están suspendidas en el aire, flotando sin tocar nada. Cerca de ellas, en las paredes y en el techo, hay un entramado de conductos púrpuras parecidos a los brazos metálicos que has encontrado abajo. Parece que están apagados.

La plataforma en la que has subido tiembla un poco cuando encaja en la superficie de esta nueva sala. La consola sigue ahí, pero ahora sólo da las opciones "Arriba", "Abajo" y "Seguimiento".

Abrí los ojos sintiendo una mezcla de horror y asco ante todo aquello ¿Eran todas esas burbujas para evitar que las gemas se regenerasen? ¿Por que? ¿Que monstruo habría hecho algo así? Negué lentamente y en silencio antes de observar las opciones que ahora marcaba, pulsando la que indicaba el seguimiento, a la espera de un mensaje emergente, que sería lo más probable que pasara o quizás un holograma de explicación. Aun así sabía que si quería llegar al fondo de este asunto debía seguir arriba, lo cual sería el siguiente paso en las instrucciones. Ni Cuarzo Rosa y sus gemas ni el planeta natal parecían ser tales monstruos, pero sin saber exactamente cuantos años había estado dentro de mi gema encerrada ¿Cuanto tiempo había pasado? ¿Quien ganó la guerra? Fuera quien fuere aquí me encontraba por ello, por una guerra que me hubiera gustado frenar.

-Hematita... Esto no era lo que queríamos...-

Murmuré con un suspiro mientras observaba a mi alrededor aquel cuarto.

Al darle a la opción de "Seguimiento", la consola proyecta una pantalla holográfico que muestra una especie de informe. Es sencillo y ambiguo. Hay una fecha que indica el último cambio introducido en el registro, pero eres incapaz de comprender qué método ha usado quienquiera que escribiera esto para medir el tiempo.

Registro de almacenaje (Última modificación, 250-65-4-1)

Gemas almacenadas: 25

Gemas corruptas: 19

Gemas con potencial energético: 1

Gemas listas para experimento nº 4: 5

Mínimo de gemas necesarias para el experimento nº 4: 8

Gemas perdidas: 4 (3 recuperadas con nuevo propósito)

Rotaciones hasta la próxima sustitución: 5

En silencio hice una anotación mental sobre los datos que se encontraban, cerrando los ojos con pesar tras hacer lógica de esos datos, escapándose un leve suspiro, activando la función de arriba, suponiendo que se de nuevo podría dirigirme hacia una nueva sala y así hacia la salida con la esperanza de salvarme y salvar a aquellas gemas que llevaba conmigo... Aunque.. ¿Y si estaban corrompidas?... Debía correr el riesgo al menos de momento, deseando por favor que lograra encontrar la salida de aquel asqueroso y horripilante lugar como si fuera a despertar de un mal sueño, una terrible pesadilla que llevaba viviendo tantísimo tiempo.

Cuando le das al botón de subir, vuelves a sentir el mismo temblor bajo tus pies. La misma plataforma circular que ya te ha traído a este piso empieza a ascender de nuevo. Mientras subes, puedes ver más de cerca esas gemas atrapadas en burbujas. También tienes la oportunidad de examinar aquellos extraños conductos que se adentran en la tierra, pero no consigues adivinar su propósito. Lo que sí que confirmas es que no parecen estar funcionando.

Tras unos segundos, llegas al siguiente piso. Sientes que éste está al nivel del suelo y que los otros dos estaban bajo tierra. La sala en la que te encuentras es más grande y está llena de consolas con pantallas enormes. Tiene aspecto de ser un laboratorio, pero no hay nadie trabajando allí. Te sorprende la avanzada tecnología que tienes delante: algo así era solamente un prototipo cuando abandonaste el Planeta Natal y lo usaban las investigadores más cercanas a las Diamantes.

Las pantallas están encendidas y los datos fluyen sin parar. Desde la distancia no sabrías decir qué se está procesando exactamente. Echando un rápido vistazo a tu alrededor, encuentras una puerta metálica en el extremo opuesto de donde estás. A su lado hay un panel numérico que probablemente sirva para teclear una clave de acceso.

Observaba todo aquello extrañada ¿Cuanto había estado encerrada en mi gema? ¿Cuanto tiempo había pasado desde la guerra? Me quedaba mirando constantemente los ordenadores que había en aquella sala a los cuales me iba acercando a paso lento y cauto, atendiendo a lo que había a mi alrededor aquella tecnología tan avanzada del planeta natal que aprovechaban para usar contra nuestros propios congéneres, para aprovecharnos como simples fuentes de energía.

Una vez estaba de alguna de las pantallas comencé a revisar los datos para tratar de descifrar que significaba... O al menos tratar de obtener respuestas sobre como marchar de aquí, debía buscar un lugar seguro para mi... Para estas gemas... Al menos de momento, más adelante volvería a por las otras.

Consigues traspasar la seguridad de las consolas fácilmente. Tu experiencia con la tecnología y, especialmente, con los sistemas de codificación de información, te permite encontrar la forma de ignorar los protocolos y las contraseñas que protegen los datos.

Gracias a esto, descubres que esta sala sirve para monitorizar una especie de sondas desplegadas por todo el planeta, que resulta ser la Tierra. En efecto, sigues en el mundo donde perdiste tu forma física. Además, hay algo extraño en todo esto: estos datos no han sido recopilados por un equipo de investigación. Tampoco ves informes destinados a supervisoras ni a las Diamantes.

Las sondas están colocadas en distintos lugares del mundo: puedes ver las imágenes que han retransmitido hace unas horas. Reconoces sitios clave del proyecto de colonización: una guardería, un templo en el cielo, una arena para las guerreras, una isla... Y todos están vacíos. No hay nadie ni nada allí, excepto las sondas que registran lo que ves. Parecen estar programadas para vigilar constantemente. Por la perspectiva de las imágenes, supones que las sondas pueden volar de alguna forma.

Aparte de esto, encuentras un sistema de emergencia para abrir la puerta al lado de la cual está el panel numérico. Con un sencillo gesto, abres la puerta, y detrás de ella ves un largo pasillo que lleva a otra puerta.