Partida Rol por web

Si, tocaba volver a la escuela, a ver si Corbin tenía razón y habían vuelto a terminar lo comenzado con aquella pequeña hoguera o si era otro el motivo de que los reclamasen. Por ahora les habían mantenido alejados de los incidentes provocados o relacionados con los mineros manifestantes, pero estos viciaban todo el sistema sanguíneo de la base, generando una atmósfera de abandono y anarquía a la que ayudaban los toques de queda o la reducción de los envíos de productos de supervivencia a la colonia.

Mientras se aproximaban, los investigadores pudieron respirar tranquilos al ver que la anterior hoguera había quedado bien apagada y no había nuevas columnas de humo en el lugar, pero seguía resultando inquietante que el nuevo acontecimiento tuviese lugar allí, en el refugio en que supuestamente los padres habían podido dejar a sus hijos durante sus manifestaciones, pero supongo que la realidad escolar en aquellos momentos sería un reflejo a menor escala de todo lo que allí pasaba. 

Pudieron ver que había un buggy con insignias policiales a la entrada del edificio. Algunas caras conocidas (Ketchum hablaba con Lucinda y otro policía en el recibidor del edificio, los tres les saludaron con levantamientos de cabeza, pero el agente dle orden les indicó que entrasen a una sala contigua.

Allí les esperaba Uriah mientras la científica a la que habían visto en la grabación de la primera muerte, la doctora McCall, tomaba muestras e información con otro ayudante de una nueva escena del crimen. l sheriff revisaba en una tableta las grabaciones del recinto antes de dirigirse a los enviados de la corporación, señalándoles el cuerpo cubierto por una sábana de plástico plateada, que se elevaba en una ligera pirámide a media altura.

- La nueva víctima es Theresa Upton, 45 años, profesora en este centro.- Fue su saludo. Estaba claro que no se encontraba agusto y que aquel nuevo crimen le había pilado por sorpresa.

Él mismo retiró el cobertor del cuerpo, para que pudiesen ver a una mujer pelirroja, con melena a la altura del cuello, un poco rechoncha, vestida con un traje azul claro, con un copioso chorro rojo en el centro de su pecho, donde asomaba la empuñadura y parte de la hoja de un cuchillo de cubertería plateado. Bajo el cuerpo, más líquido rojo.

- Ha ocurrido hace 25 minutos. No tenemos huellas dactilares. Ketchum la encontró poco antes de que os citásemos aquí. Él dice que había salido de recados dejándola para limpiar un aula y que ella no le había comentado que esperase ninguna visita. No localizo nada en las cámaras del colegio, claro que algunas están estropeadas y el asesino pudo aprovecharse de ello. Todavía estamos registrándolo todo.

Con estas últimas palabras, y mientras seguían revisando más cosas en la tableta, pareció daros vía libre para que os unieseis a aquel macabro picnic.

Marión saludó con la cabeza a los presentes y se dirigió un momento a la científica.

-Doctora McCall-Saludó Marion-. Siento conocernos así, aunque en algún momento hubiésemos querido hablar con usted, siendo como es testigo de uno de los asesinatos. Y aprovechando que vio a la principal sospechosa del  otro el día que ocurrió, puede que nos pudiera decir si notó algo raro en ella. Quizás cuando hayamos acabado de examinar el escenario aquí podamos intercambiar impresiones sobre las muestras recogidas y podemos aprovechar para hablar ya en ese momento, en lugar de tener que ir a molestarla a propósito en otra ocasión. Si me disculpa, iré a examinar a la señorita Upton.

Marion apartó aún más la cobertura, dejándola a los pies de la vícima y, tras sacar su escaner su escáner, empezó a examinar a la víctima. La causa de la muerte era más que evidente, aunque siempre podía haber sorpresas, pero había otras cosas que le interesaban más y los asesinos dejaban en el cuerpo más información de la que creían. La habían asesinado desde delante, así que era posible que la hubiesen pillado desprevenida (quizás alguien que se había acercado a hablar con ella y sacado un cuchillo de repente), pero era más difícil, especialmente si había sido alguien que no conocía bien o de quien tenía motivos para desconfiar. ¿Tenía heridas defensivas?¿Quizás había arañado a quien fuese cuando la habían atacado y había restos bajos las uñas? ¿O pelo de otra persona en su ropa? ¿Y qué había de la herida en sí y de su ángulo?¿Desde arriba o desde abajo?¿con la derecha o con la izquierda? ¿Y con cuanta fuerza? Habían usado un cuchillo de cubertería no era el arma más eficaz. Lo que, por cierto, planteaba algunas preguntas.

-¿Tiene el colegio comedor o una sala de descanso para los profesores donde comiesen su almuerzo? Quiero saber si el cuchillo salió de aquí o alguien lo trajo a propósito. ¿Saben si había alguien que sintiera rencor hacia ella o tuviera motivos para matarla?

El arma parecía improvisada, era difícil imaginar a alguien con intención de matar elegir un cuchillo así, parecía más bien el resultado de otro brote de ira en un momento aparentemente aleatorio que se resolvió con lo que el asesino encontró a mano.

—Quién lo haya hecho ha debido salir de aquí manchado de sangre, probablemente todavía la lleve encima, alguien en los alrededores debería haber visto entrar o salir a alguien… ¿Hay cámaras en las cercanías del edificio que hayan podido captar una huida extraña? El margen de tiempo es muy corto, no habría mucho que revisar…

—Tiene razón Marion, da la sensación de que de nuevo ha sido alguien conocido, cercano, al que permitió acercarse sin sospechar de sus intenciones, quizás el ejecutor tampoco sospecha de sus propias intenciones, pero si se repite el patrón, ahora mismo debería estar siendo consciente de lo ocurrido… en alguna parte.

El marine revisaba la escena en busca de algún indicio de la salida del culpable, un rastro y sangre, una huella, una ventana rota, lo que fuera, que indicase una vía de escape probablemente precipitada.

La doctora McCall estaba usando un kit de huellas en unas marcas de ceniza en el suelo, pero aquello parecía hacer referencia al incidente anterior del que también habíais sido testigos. Usaba esmalte de uñas púrpura oscuro, el primer toque de coquetería que habían visto desde su llegada a la colonia, si es que se podía considerar tal cosa. Era rubia, de pelo liso, y aparentaba tener treinta y pocos años. Las arrugas de su entrecejo parecían bien marcadas.

La mujer, que parecía ser parca en palabras, levantó la mirada para mirar, no sin cierto fastidio, a Marion, pero aun así era consciente de que ella solo hacía su trabajo y que a fin de cuentas tendrían que colaborar si os si, así que trató de componer su mejor expresión neutra, aun teniendo un ligero tic al recordar, inconscientemente, los eventos a los que la nueva investigadora de la corporación hacía referencia.

- Claro, por supuesto, ¿Señorita? ¿Doctora? Corbin.- SI sabía su nombre era porque el marshall se lo había dejado caer antes y no se iba a mostrar más deslenguada y tonta de lo necesario. - Imagino que podremos hablar aquí, si es que avanzamos algo en esto, pero si hubiese cualquier problema, puede localizarme en el laboratorio en horario laboral o contactarme a través de Lucinda.

Tras volver a sonreír, arqueando un poco incómodamente sus cejas, en las direcciones contrarias a su postura común, volvió a revisar las marcas que estaba analizando antes de la interrupción.

El cuchillo que asomaba del pecho de la señora Upton parecía de una cubertería convencional, barata, nada que pudiese haber salido de la mansión del capataz, que parecía ser el único lugar en el que pudiese haber artículos de cierta calidad.

- Si, siguiendo el pasillo, a mano derecha, hay un pequeño comedor para los alumnos, pero ellos emplean cuchillos de plástico. Los profesores suelen comer con ellos o en un anexo a la sala de profesores, al fondo del pasillo principal. Allí la cubertería la traen los propios docentes, así que no le sabría decir si ha salido de allí.- Contestó Ketchum, experto en las instalaciones.

- La señora Upton era una mujer tranquila cuya única labor en la colonia era el velar por sus alumnos. Era más bien afable, pero no se la solía ver acompañada en su tiempo libre. Solía dedicarse a la lectura en los barracones o en las zonas comunes. No soy consciente de que tuviese problemas con nadie, ni tan siquiera con los padres de los alumnos, que tienen lo suyo, no se crea.- Continuó el bedel. - No sé quién le podría tener una inquina tal.

- En ello estoy, señor Taylor, no se crea. Si que hay cámaras en las inmediaciones, peor los malditos amotinados se han dedicado a jugar al beisbol con varias de ellas para facilitarnos más la vida. Hemos podido cambiar algunas a medida que las rompían, pero con el corte de suministros de la corporación, me temo que también están estropeando el día a día de aquellos que trabajamos para la misma. Un jodido círculo vicioso.- Comentó Uriah al marine, desde detrás de su tableta, antes de pasársela a Lucinda para ver si ella tenía mejor suerte con los códigos de las cámaras recién instaladas.

Taylor vio algo que le llamó la atención, sobremanera, en una esquina, junto a la puerta de acceso, había una marca parduzca en el suelo, no sabía a ciencia cierta si era sangre (Muy posiblemente si), pero daba la impresión de que alguien se había limpiado el calzado allí, arrastrando la suela de uno de sus zapatos y tratando de limpiar después el propio suelo, posiblemente con un trapo o alguna tela, pero quedaba un rastro mínimo que parecía mostrar (A duras penas) la textura de la suela de una bota posiblemente calzada por el homicida.

El segurata fue capaz de detectar ligeras marcas similares, que pasarían desapercibidas para un ojo poco preparado, siguiendo por el pasillo y saliendo del edificio, pero una vez fuera resultaba más difícil volver a encontrar una marca tan sutil. Aun así, algo llamó la atención de Taylor, frente a la aparente inactividad reinante en la zona, pudo notar cómo una figura se aproximaba al colegio desde lejos, pareció levantar las manos al verle, pero se detuvo a una buena distancia.

Trevor sospechaba que nadie tenía nada contra la señora Upton, como tampoco lo tenían contra los otros dos fallecidos. Pero empezaba a sospechar un hilo conductor, y era que aquello estaba íntimamente relacionado con la huelga. ¿En qué sentido? No tenía ni idea, pero o alguien estaba tratando de ganar tiempo para algo, o con aquellas muertes estaban dando un mensaje. Todavía no sabían lo suficiente para saber cual era.

- ¿Qué opinaba la señora Upton del conflicto laboral? -preguntó a Uriah.

Trevor sospechaba que más que detener las muertes in situ, debían enfocarse en la causa. Cada vez estaba más convencido de que debían entrevistarse con el o los cabecillas del conflicto, y así se los hizo saber en privado a sus compañeros. Luego revisaría los documentos que se había traído, tal vez hubiese algo ahí de valor para la investigación.

Se le ocurrió otra pregunta.

- ¿Los hijos de todos los colonos vienen aquí? ¿Podríamos obtener un listado de los alumnos de la sra. Upton?

Taylor se aisló de la situación en cuanto tuvo algo de acción en sus manos, seguía los rastros de huellas, si podía llamarse así, cuando le sorprendió aquella figura en el exterior, Taylor tuvo la sensación de que el tipo no quería llamar demasiado la atención sobre su persona, así que el marine miró a su alrededor y se acercó cauteloso sin decir nada hasta que estuvo suficientemente cerca como para que nadie más los oyese.

—Ey… oiga, espere, solo quiero que hablemos, ¿de acuerdo?

Era frustrante las cámaras estropeadas, pero lo que hubiese serviría de ayuda.

-Pueden enviarme a mi ordenador las imágenes que tengan, en cuanto logren acceder a ellas. Iré a ver la sala de profesores mientras tanto. Intentaré ver si hay algún cubierto que encaje con este-iba ya a irse cuando se le ocurrió algo más-. Por cierto, Uriah, ya sé que será dificil con todos los destrozos, ¿pero podría comprobar si alguien se ha llevado algo o falta algo?

- Oh, la señorita Upton es... Era una fiel seguidora de la corporación con poca simpatía por los mineros. No tengo ni idea de por qué la enviaron a trabajar aquí, pero cada día era una migraña para la señora. No cree en las uniones de trabajadores, ¿Sabe? Creía que la mano de obra debía de asumir con agrado cualquier abuso mientras recibiese su salario y sus bienes básicos. No es que ella tuviese un puesto desde el que enfrentarse a los sindicatos, pero tenía muy atravesada a la señorita Tolleson, Blythe Tolleson, la cabeza de la unión de mineros. Creo que con eso ya imaginará su odio por todo el tema del levantamiento. Le aseguro que si se hubiese podido ir de la colonia cuando todo esto estalló, lo habría hecho, pero ya era demasiado tarde.- Contestó el Marshall a Steadman.

- Verá, la colonia no es muy grande, entre nosotros solo hay 20 menores, de edades variadas, así que suelen dividirse por aulas según márgenes de edad. Los profesores suelen rotar dependiendo de las materias, así que a efectos prácticos, Upton era maestra de todos los alumnos. Seguro que en el aula de profesores pueden hacerse con alguna lista de alumnos, o si no Ketchum seguro que sabe dónde hacerse con una.

El hombre mantenía las manos en alto mientras Taylor se aproximaba. El marine pudo notar que cerraba el puño de la mano derecha sobre una pequeña pistola, al menos por comparación, ya que el hombre era bastante voluminoso, pero no parecía aferrarla con ánimo amenazador, era más como si simplemente hubiese terminado entre sus dedos y el hombre no fuese consciente de su presencia. Parecía estar mascando algo, escupió un coágulo de tabaco girándose hacia atrás.

- Supongo que... Hablar es bien... Pero... No sé qué decirle.- Contestó el hombre.

Uriah le dijo a Marion que si, que le mandaría las imágenes, si lograba alguna. - Pues no tengo ni la más remota idea de si realmente puede faltar algo, y tras lo que me comentaba Ketchum de la visita de los piquetes, o de unos indeseables, cuando menos, para quemar parte del mobiliario, resultará un poco difícil precisar si lo que pueda faltar no se lo habrían podido llevar ese comité de la inquisición. Pero bueno, Ketchum, seguro que tú si que sabes qué puede ser valioso o de interés aquí, échanos una mano con eso.

El conserje realmente partió con Marion hacia la sala de profesores, tanto para hacerse con un listado de alumnos como para echar un vistazo en busca de posibles ausencias entre el material del centro. - Lo más valioso que tenemos por aquí son algunas tabletas y proyectores, no sé qué podrían haber tratado de llevarse.- Comentó mientras Corbin echaba un vistazo a la pila que había en una anexo de la sala, donde había un escurridor lleno de cubiertos, vasos y tazas. Si, como le había comentado, cada cubierto tenía unas características distintas, así que no podía saber si realmente el cuchillo empleado en el homicidio había salido de aquella sala o no.

—Tranquilo amigo, que le parece si guarda esa pistola, estoy seguro de que los dos estaremos más cómodos —Taylor hizo aquí un ademan hacia su propia arma y su armadura dejando claro que la tenía más grande y que no era él quien debía sentirse amenazado.

—Solo quiero charlar sobre el colegio, ¿lleva mucho tiempo por aquí? ¿ha visto a alguien salir precipitadamente del edificio, alguien entrar con aspecto sospechoso?

El marine no perdía de vista la posibilidad de que el tipo fuera el responsable, en lugar de un posible testigo, así que mientras hablaba deliberadamente despacio inspeccionaba sus manos y calzado en busca de cualquier resto de sangre. Al mismo tiempo, intentaba mantener el perímetro vigilado, no se sentía cómodo, y quizás no estuvieran tan solos como parecía.

Marion echó un vistazo alrededor, intentando ver si había algo obviamente movido de sitio, o alguna señal que indicase que alguien se había metido allí, aparte de la actividad habitual. O algún documento interesante, como la lista de alumnos.

-No había nadie que le tuviera una inquina personal, pero dicen que  ella sentía poca simpatía por los mineros y que tenía atravesada a la señorita Tolleson. -Preguntó a los otros, mientras abría unos cajones para mirar dentro-¿Es posible que el sentimiento fuera mutuo? Ya la tomaron una vez con el colegio, después de todo.

- Yo creo que con la muerte de Upton (y de los demás, probablemente) están enviando un mensaje. ¿Quien está haciendolo? Es lo que tenemos que averiguar, pero creo, por lo visto hasta el momento, que son los mineros sublevados. ¿A quien se lo envían? A la Corporación, claro.

Miró a Taylor por si necesitaba ayuda.

- No creo que nada de esto sean asuntos personales, al menos no al nivel de que sea el móvil de los crímenes. Más temprano que tarde creo que deberíamos entrevistarnos con Tolleson. Aunque tal vez debieramos hacerlo con un poco más de información.

El hombretón levantó una mano hacia arriba, indicando que se rendía, mientras giraba la pistola entre sus dedos, ofreciéndosela a, mientras caminaba hacia delante a Taylor.

- S... Si, llevo un rato aquí fuera, pensando. Verá, la cosa no tiene sentido, quiero decir... Yo soy la persona sospechosa a la que está buscando... Yo salí del colegio, curioso que nadie se parase a mirar entre los columpios, ¿Verdad? Iba a irme, pero, usted ha visto cómo es este o pesar de que sea un recién llegado, ¿A dónde se huye en un puto crater?

El tipo se quedó a tres metros del marine. Tenía el típico peinado al cepillo que alguna gente aceptaba al ingresar en el ejército como si hubiesen nacido para lucirlo. Había algo marcial en su porte, pero ciertamente estaba descompuesto, mucho. Sus ojos eran un brillo que flotaba en medio de unas enormes ojeras, la piel de su rostro, pálida, dejaba ver varias decenas de pecas azarosas, entre sus dientes asomaban largos dientes, finos, con mucho espacio entre ellos, amarillentos.

- Me llamo Gorefinder, Leon Gorefinder. Soy médico militar.

Taylor reconocía un temblor inquieto que recorría el cuerpo del hombre, seguía en tensión...

- Oh, Blythe (Tolleson) es un cacho de pan, da igual que sea la cabeza del sindicato, puede que sea una mujer seria y que no tenga contemplaciones a la hora de exigir lo que a ella le parece justo para los suyos, siendo cabezota y de mano firme, pero es incapaz de llevarse mal con alguien con quien haya hablado durante más de dos minutos, y la señorita Upton era de una ayuda inestimable a la hora de cuidar de su hija.

Mientras Ketchum hablaba, Marion encontró tanto la lista de los alumnos, asomando de una carepta que habái sobre una mesa supletoria, que parecía pertenecer a Upton, ya que ella misma había firmado la lista a modo de parte, debajo de ella asomaba otra hoja, escrita en papel amarillento, con el logo del bar D'PLACE y su contacto y horarios en la esquina superior derecha. Parecía ser una carta de amor, pero en ella no figuraban nombres y hasta costaba saber si era un borrador escrito por la propia Upton o si era una carta recibida por ella.

- Si, se la han tomado con el colegio, ¿Verdad? Peor esto ha sido demasiado, dudo mucho que esto tenga que ver con... Con esos malditos paletos.- Ketchum siguió hablando mientras la mujer revisaba los papeles. Tras decir la última palabra se dio la vuelta, a Marion no le costó demasiado darse cuenta de que lo había hecho para ocultar que estaba sollozando, peor pareció recomponerse tras un par de respingos.

Algo no estaba bien con aquel tipo, y el arma seguía en su mano, aquí es donde el entrenamiento militar evita que pierdas un segundo pensando en lo que ocurre y simplemente reaccionas, como un jaguar ante un mal paso de su presa, aquí y ahora….

Todo lo que tenía que hacer era inmovilizarlo y desarmarlo, solo eso, nada que evaluar, nada que discernir, antes de poder siquiera darse cuenta ya estaba sobre el pobre desgraciado, ….

Marion cogió la lista y también la carta. Ambas cosas eran de interés, pero no parecía haber allí nada más. Se acercó a Ketchum y le puso la mano en el hombro.

-Siento todo lo que está pasando - le dijo, con autentica simpatía-. Sé que no la traerá de vuelta, pero haremos lo posible por encontrar a quien lo hizo.

Imaginaba que el conserje de un colegio no había aceptado el trabajo pensando que tendría que sofocar incendios y ayudar con las investigaciones de compañeros muertos.

-Y a ese propósito, acabo de encontrar esta carta de amor entre sus papeles. ¿Sabe si ella estaba interesada en alguien o alguien en ella? ¿Es posible que alguien no correspondido?¿Alguien ha rondado por aquí estos días más de lo normal o le ha dejado cosas en el correo?-Le preguntó, enseñándole la carta. Aunque sin muchas esperanzas de que condujera a nada. La carta podía ni siquiera ser reciente, a juzgar por lo amarillo del papel.