Partida Rol por web

El disparo interrumpió el amago de manipulación del androide, que desistió momentáneamente para mirar a Taylor, chasqueando la lengua en un gesto que resultaba espeluznante viniendo de un ser artificial que no tenía ninguna necesidad de parpadear... Pero parpadeó, casi como si fuese una imitación paródica de una reacción tan humana. 

- ¿En serio me vais a hacer rebajarme a vuestro nivel?- Preguntó, todavía con la mano a su espalda.

Con Taylor disparando detrás, Marion disparó de nuevo a Lucas, sin esperar a que la hechizase a ella también con su voz, o lo que sea que usara. Y de nuevo falló.

Se arrojó a un lado, detrás de lo primero que le diese cobertura. Viendo a Lucas llevarse la mano a su espalda, adivinó que él también iría armado, y que no iba a esperar a que ellos acabasen sus balas contra él.

Sabía que no era una buena tiradora, de hecho, había tenido más suerte con los libros que con pistolas. ¿Quizás había otra solución? Había visto el código en el suelo. Pero si Taylor ya lo había usado y no había dado resultado, ¿funcionaría ahora?

-Taylor, ¿usaste el código?-Le preguntó, en voz baja, esperando que los sentidos robóticos de Lucas no captaran sus palabras detrás de la cobertura.

El androide permanecía impasible, imperturbable ante la nueva intentona de Marion, peor de golpe los flashazos naranjas que advertían del encendido del ascensor pasaron a encenderse con un piloto verde, las puertas podían cerrarse en cualquier momento, el ascensor, finalmente, se había reactivado, y el único camino posible era hacia arriba...

—No.— Respondió en el mismo tono. Lo tengo aquí. Taylor mostró el crucigrama a Marion. Aun lo tenía en la mano. Antes que la agotada mente del marine pudiera ponerse a planificar nada, el reflejo de una luz verde llamó su atención. Era el ascensor orbital. No tenía ni idea de cómo lo había conseguido, pero Lucas lo había reactivado. Las puertas podrían cerrarse de un momento a otro.

—Bueno— pensó. Dos pájaros de un tiro. El marine hizo un gesto a Marion para que le siguiera y luego se lanzó al interior del ascensor. Se lo jugaba todo a una carta. El plan: colarse dentro del ascensor. Esperar a que las puertas se cerraran. Atrapados junto a Lucas, colocar el código sobre el androide. Si salía bien, acabarían con Lucas y saldrían de aquel maldito asteroide de los cojones. Lo dicho, dos pájaros de un tiro. Solo esperaba que el código no tuviera un efecto explosivo sobre el robot porque, si fuera así, de aquí a un rato solo serían una bola de fuego en mitad del espacio.

Si Lucas se marchaba en el ascensor...Marion sacó su portátil a toda prisa de la mochila e intentó meter el código de bloqueo del ascensor antes de que el androide pudiera usarlo para salir. Siempre se había considerado una buena mecanógrafa, meter un código debería ser rápido. Pero todo parecía ir a cámara lenta, incluso sus dedos se movía con torpeza irritante, mientras se esforzaba por introducir los comandos de cierre con más rapidez que el perfecto cuerpo mecánico de Lucas tenía en entrar y usarlo.

Mientras el ascensor orbital amenazaba con ascender rápidamente hacia lo desconocido, dejando a los investigadores y los mineros en aquel infierno a medida que el androide había fabricado por diversión, Taylor y Marion actuaron con rapidez y determinación.

Taylor hizo un gesto a Marion para que le siguiera y se lanzó al interior del ascensor. Las puertas estaban a punto de cerrarse. El plan del marine era arriesgado: colarse en el ascensor, esperar a que las puertas se cerraran y, atrapados junto a Lucas, colocar el código a la vista del androide hasta que consiguiese activar su programación, sea cual fuere su efecto.

Marion, por su parte, sacó su portátil de la mochila y comenzó a introducir rápidamente el código de bloqueo del ascensor, abandonando todas sus dudas, miedos y limitaciones mientras conseguía abrir la ventana de las programaciones de seguridad de las infraestructuras de la base, peor no pudo relajarse hasta escuchar el sonido de los anclajes del vehículo volver a cerrarse.

- Parafraseándoos, oh, mierda.- Masculló la silueta del androide, encarando a Taylor, quien se había arrojado con las manos por delante por si el ascensor se cerraba y había logrado alcanzar el papel tirado a media distancia en la dirección de Lucas. El androide terminó por sacar la pistola que llevaba en el dobladillo. - A mí no me gusta hacer esto, esto... Es cosa vuestra.- Mascullaba gesticulando con la pistola en el aire.

Lo que necesitaban era que el androide viese el código, puede que le llegase con un vistazo, peor para eso había que estar cerca y el ascensor no estaba muy iluminado, claro que algunos androides estaban equipados con infrarrojos, visión nocturna y mierdas así de serie...

Mientras, fuera, y siguiendo a Lucinda, distintos currantes del lugar se acercaban en torno al ascensor para ver qué diablos estaba pasando.

A veces las cosas giran de una forma concreta que hacen que tengas una oportunidad. Era algo que había aprendido a distinguir en su experiencia en el campo de batalla. Son como los mecanismos de la vida.  Taylor no sabía si era cosa del destino o de la suerte o hilos movidos por algún Dios.

Fuera como fuese, el marine sabía que ahora estaba ante uno de esos momentos. Uno, no sabía cómo, pero tenía el código en la mano. Dos, Lucas le encaraba. Tres, el androide se distraía con amenazas.

Taylor colocó el crucigrama delante del campo de visión de Lucas y rezó para que los efectos del código no fueran hacer saltar todo por los aires.

Si sólo la iluminación fuese un poco mejor. Tenían el código para inutilizar a Lucas, pero necesitaban que el androide fuera capaz de verlo.

Marion volvió a revolver en su mochila y sacó una linterna. La había comprado justo antes de ponerse en camino, no sabiendo nada de colonias mineras, y de si tendría que estar metida haciendo su trabajo en túneles subterráneos. Por suerte, no había sido así. Pero quizás podrían usarla para lo mismo que la había usado de pequeña, para leer en la oscuridad.

Corrió hacia el ascensor, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, se la lanzó en un arco al marine.

-¡Taylor, cógela!¡Ilumina el papel desde atrás!

Marion, al darse prisa en cerrar los anclajes del ascensor, había dado de lado al cursor del teclado, cuando Lucinda se plantó a su lado, confusa, tratando de pedirle perdón,  causando que el cubículo subiese 50 centímetros de altura antes de bajar con estruendo, en seco, y entonces escuchó un tiro proveniente de su interior. Si Taylor había aceptado seguir su consejo, entonces debía ser el androide el que había disparado... 

Trevor y Ketchum subían de fondo, con sus armas en la mano, peor les llevaría un trecho llegar.

Taylor esquivo como pudo la acometida de Lucas. El muy hijoputa había ido un paso más allá en su carrera de psicópata. De trabajar detrás de una barra como un jodido manipulador hipnótico a disparar a un marine a bocajarro. Taylor se cagó en todos los ingenieros robóticos de esta parte de la galaxia. Fue a reaccionar, pero el ascensor subió y después bajó de golpe. Fue un tram-tram acompañado de un tremendo TRASH. Lucas y Taylor botaron. Puede que el androide fuese resistente a las balas, pero la inercia seguía afectando a su robótico cuerpo. ¡Bien por el jodido Newton!

Taylor se incorporó rápido, agarró el jodido crucigrama e intentó colocarlo delante del careto de Lucas, pero éste reaccionó rápido y le agarró por el tobillo. Taylor sintió la presión antes de volver a caer al suelo. Eran como unas putas tenazas.

Marion tenía el corazón en la boca esperando alguna señal de que era el momento de reactivar el ascensor y abrir la puerta. ¿Estaría Taylor teniendo éxito esta vez? ¿Podría parar a Lucas? ¿O cuando abriesen las puertas habría solo un cadáver, en vez del marine capaz de enfrentarse a todo? Los golpes y ruídos que se oían podían apuntar en cualquier dirección

Pero aunque no quería ponerse en lo peor, tenía que prepararse para ello. Sin alejarse del portátil ni el comunicador, esperando cualquier señal de Taylor de que la cosa había terminado, se levantó y se encaró a los curiosos que se acercaban.

-¡Por favor, que nadie se acerque más! Creo que ya saben quienes somos y que estamos investigando los asesinatos. Hemos encontrado ya al culpable. Lucinda puede corroborar que  hemos descubierto que Lucas tiene capacidad de manipular las ondas cerebrales para manipular el comportamiento de seres humanos cercanos a él-No sabía si lo que estaba diciendo era cierto, pero suponía que sonaba más científico que "ni idea de cómo, pero el robot ese te roba el cerebro", y esperaba que dar la impresión de que sabía de lo que hablaba y lo que había que hacer hiciera que le hicieran caso en lugar de ponerse a discutir sobre los detalles.

Y esperaba que fuese cierto que Lucinda podía corroborarlo, porque no le extrañaría que no tuviese muy claro lo que había pasado. E iba a necesitar el apoyo de alguien en quien los mineros confiaran.

-Que alguien contacte con el Sheriff y le diga donde estamos y que Lucas está dentro del ascensor. Lucinda, ¿puedes ayudar a controlar la situación? Desaloja a los que puedas, y si crees que hay uno o dos que tienen suficiente compostura y experiencia con un arma, pueden quedarse por si sale Lucas. Pero que nadie dispare hasta que yo lo diga.

No estaba muy segura de si era mejor o peor pedir ayuda a los mineros. Por una parte, no quería enfrentarse a Lucas sola. Por otra, no estaba segura de que tener a unos civiles nerviosos y con armas cargadas fuera lo más seguro para ella, o para Taylor si salía. No, cuando saliera. Tenía que salir vivo.

Lucas, con una fuerza que Taylor no esperaría de un humano canijo, peor si de un ser artificial, tiró del tobillo del marine, causando un dolor intenso que hizo que momentáneamente se viera obligado a cesar en cualquier otro intento de resistencia. El androide, con una curiosidad inusual, agarró el crucigrama que Taylor había tratado de ponerle delante. Con sus dedos mecánicos, abrió el papel y comenzó a ojearlo mientras Taylor yacía en el suelo, aturdido por el tirón.

Mientras tanto, fuera del ascensor, Lucinda corroboró las palabras de Marion sobre la capacidad de Lucas para manipular las ondas cerebrales y controlar el comportamiento humano, tampoco tenía ni idea de si era eso lo que hacía, peor era más rápido confirmar lo dicho por la científica. La gente, sorprendida y preocupada, comenzó a retroceder, los que tenían armas las mostraron como señal de que seguirían las instrucciones de Marion. Incluso Ketchum llegó con un rifle, listo para apoyar en la situación.

El tobillo del marine hizo CRACK y luego CRICK. Taylor se retorció de dolor. No pudo más que agacharse y ver como Lucas recogía el código del suelo. El androide parecía sorprendido. Estaría pensando que mierda era aquello o al menos eso es lo que creyó Taylor que pensaría. Por un instante Taylor creyó que todo había acabado. Lucas reconocería que aquello era un código de destrucción y lo rompería en mil pedazos para evitar la muerte por desconexión o explosión. Pero no. Lucas siguió mirándolo. Taylor se quedó quieto. No quiso moverse para no distraer a Lucas y que este siguiera mirando el crucigrama.

La curiosidad mató al gato y los androides sueñan con ovejas eléctricas o eso dicen al menos

Dentro del ascensor, Lucas continuaba examinando el crucigrama, moviendo sus ojos artificiales de un lado a otro mientras procesaba la información. Su curiosidad parecía iluminar aquella verduzca piel artificial. Entonces, algo extraño comenzó a suceder. Emitió un sonido gutural, como un gorgeo, que terminó por reventar su sintetizador vocal, llenando el ascensor con un sonido similar al de un ordenador muriendo lentamente.

La cabeza de Lucas comenzó a derretirse ante la mirada atónita de Taylor. Su rostro se deformó, revelando los huecos de sus ojos y la ausencia de cualquier semblante humano. El proceso fue espeluznante y fascinante a la vez, como si presenciara la descomposición de la propia realidad. Finalmente, un pequeño estallido sacudió el ascensor, y una sustancia lechosa y blanquecina, la sangre de aquel modelo de sintéticos, bañó las paredes del ascensor.

Taylor, asustado y empapado en el líquido viscoso, había sobrevivido, aun tendido en el suelo, e incapaz de ponerse en pie. El causante del caos en el satélite minero parecía haber caído, peor con él también se habían ido sus posibles razones.

El marine podía escuchar jolgorio y griterío en el exterior. Había subido de volumen desde el pequeño estallido de Lucas, pero este también le había dejado parcialmente sordo por unos segundo.

En cuanto oyó la explosión, Marion introdujo las claves de control y se apresuró hacia el ascensor a comprobar lo que había pasado.

Lucas estaba destrozado, gracias al hacedor. Se había terminado. ¿Y Taylor? Taylor estaba en el suelo sin moverse. Marion maldijo y empezó a correr aún más rápido.

-¿Taylor?-Marion se arrodilló al lado del marine cubierto de las entrañas de Lucas temiendo no recibir respuesta.

Al ver el pecho del marine subir y bajar, y a Taylor dirigir los ojos hacia ella, tuvo que contenerse para no llorar.

-Lo has conseguido-le dijo, con una enorme sonrisa, dándole unas palmadas en el hombre, mientras hacía un rápido examen visual para comprobar que no había agujeros obvios, trozos que faltaban o partes en ángulos extraños-Ese tobillo no tiene buena pinta. ¿Algo más?¿Crees que puedes ponerte en pie si te ayudo o llamo a una camilla?

Mientras Marion y Taylor evaluaban la situación, por el hueco de la puerta del ascensor comenzaron a verse las siluetas del resto de los habitantes de la colonia, los personajes a los que habían conocido hasta ese momento. Los colonos miraban con asombro aquella escena surrealista, observando los restos del androide, preguntándose entre ellos si realmente había sido el causante de todo aquel caos. La mezcla de asombro y alivio se reflejaba en sus rostros mientras procesaban lo que acababan de presenciar.

Lucinda, todavía confusa tras su trance, era ayudada en su confusión por Gwen, quien también había llegado hasta el emplazamiento. 

Ketchum llegó, rifle en ristre, listo para cualquier situación de peligro. Observó la escena con una mezcla de alivio y desconfianza, como si aún no estuviera seguro de que el peligro hubiera pasado por completo.

Trevor miraba con incredulidad los restos de Lucas y luego a sus compañeros, sus ojos como platos, cataratas de sudor en su frente. - Fiuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.- Es lo único que pudo decir.

El resto de colonos, que habían mantenido su distancia, murmuraban entre ellos, intercambiando teorías y especulaciones sobre lo que había sucedido.

Taylor abrió los ojos poco a poco. Todo estaba difuso. Vio una sombra junto a él. Era Marion. Mas allá estaba Lucas o lo que quedaba de él. Una capa de una sustancia lechosa y viscosa lo cubría todo incluido el propio Taylor

—Joder— masculló al mismo tiempo que intentó incorporarse.

—Sí es el jodido tobillo.— gruñó. Le dolía una barbaridad. El marine empezó a palparse y a hacer ligeros movimientos.

—Creo que todo lo demás está en su sitio.— El marine miró a los ojos de Marion. Hubo una especie de conexión. Ese tipo de sensaciones que surgen cuando has estado a punto de jiñarla y te has salvado por un pelo

—Estuviste fantástica— le dijo con toda la sinceridad del mundo.

—Ayúdame— le dijo a Marion y se apoyó en su hombro  para poder levantarse. Entonces escuchó voces y ruidos. Miró hacia fuera. Eran los colonos que empezaban a agolparse alrededor del ascensor. Era la típica escena en la que todos aparecen cuando el tema ya está solucionado y no hay peligro.  Era algo que Taylor conocía muy bien. No le importaba. De hecho, solo pensaba en una cosa. En todo el alcohol que había en el D`Palace esperando a que alguien fuera a bebérselo.