Partida Rol por web

El dedo de Saru estaba en el gatillo, tenia la cabeza de aquel monstruo de colmillos gigantes. Si acertaba, y seguro que lo hacia, la presa sobre la pierna del peludo caería.

Justo en ese momento el escamado dijo que no se atacara.

Estas tonto, quieres que se coman al gato. Deja de jugar al buen samaritano para cuando estes solo. No veo porque te empeñas en poner la vida de los demás en juego para divertirte jugando a ser el mas bueno de lugar.

Sí, estaba claro que no se le había pasado por alto que los infructuosos achaques del druida no habían servido de nada con los insectos enjaulados. O qué se había empeñado en quedarse con un huevo de cria de dragón.

Pero el caso es, que fuera por lo que fuera, y molesto cómo estaba, no abrió fuego. Solo el tiempo diría si se había equivocado al hacer caso a aquella petición.

El ataque del felino fue infructuoso, ya que quedó atrapado entre sus fauces y expuesto a ser devorado por la otra criatura. Enseguida conjuré la magia alrededor mía y lancé dos misiles mágicos a la bestia que tenía atrapada la pierna de Lideon.

Los conjuros comenzaron a sucederse y en un despliegue de luces y chispas multicolor, dos misiles de pura magia salieron despedidos de las manos de Kareen e impactaron certeros en el lagarto malherido. Las mandíbulas de la criatura se aflojaron y soltaron a Lideon, al tiempo que el lagarto expiraba su último aliento.

Kvothe por su parte conjuró unas raíces mágicas, que surgieron en torno al otro lagarto gigante, rompiendo las baldosas del suelo para surgir de la tierra, y se enredaron en sus patas y su cola. El lagarto quedó totalmente apresado por las raíces, aunque Lideon y Magd seguían estando a una distancia lo suficientemente cercana como para intentar probar sus suculentas carnes.

Senti como la criatura me soltó, y ahora que el lagarto estaba atado me muevo lo justo para evitar sus pientes y ataques y le atacó con una rafaga de golpes ... mi baile fue aun mas dinamico y asesino, encontrando sitios sensibles y debiles ..., la otra me habia dañado, y este no dañaria a mis compañeros, asi que me dedique con soltura a acabar con ese asqueroso lagarto ....

¡Atacar a un lagartico amarrado, válgame bardo cobarde!  Kvothe, fiel a su juramento a la naturaleza inocente aunque agresiva, espetó contra el felino. 

Dale y dame una oportunidad. 

Lideon buscó el hueco perfecto entre las escamas del lagarto gigante para clavar profundamente una de sus dos espadas. La otra también la hundió en el cuerpo de la criatura, pero no llegó tan profundo como la anterior. Aún asi dejó muy malherido al lagarto que se debatía por librarse de sus ataduras sin mucho éxito.

Pese a no poder soltarse de las raíces que enredaban sus patas, el lagarto gigante atacó a la imponente guerrera que tenía frente a él. La bestia cerró con fuerza sus mandíbulas y, al igual que había logrado su congénere con Lideon, apresó a Magd entre sus fauces. Por suerte la guerrera poseía una armadura que la protegía de los afilados dientes del lagarto, así que lo que podría haber sido un mordisco que dejaría cicatriz, se convirtió en una pequeña herida punzante.

El primero de aquellos enormes reptiles había caído y el segundo se encontraba inmovilizado gracias al druida. A pesar de ello, el bardo atacó al reptil con saña, provocándole varias heridas de gravedad. La guerrera podía rematarlo, pero Kvothe tenía razón. La criatura estaba inmovilizada. Y aunque podría ser una amenaza si se liberaba, algo en el corazoncito de Magd le decía que sería una cobardía acabar con el enorme lagarto en esa situación.

No obstante su opinión cambió de inmediato cuando el lagarto se revolvió para atacarla a ella. De no haber tenido la armadura que tenía, podría haber acabado muy mal herida. Pero aunque no había sufrido grandes daños, el lagarto había conseguido atraparla entre sus fauces. Automáticamente la guerrera agarró el morro del reptil para intentar abrirle las fauces, en un intento de liberar su atrapada pierna.

 -¡Ya nos lamentaremos más tarde de la pérdida de estas criaturas, Maese Kvothe! ¡Pero ahora nuestra salud es más importante!

Si si, pero es sólo un rasguño. le respondió.   Mejor denle una oportunidad, sólo aléjense.   Se disponía a zafar a Magd en cuanto pudiera. 

Ahorita te saco. -le dijo. 

¿Si fuera un chimpancé o gorila tendrían más empatía mis compañeros mamíferos?  -pensó, con su pupila vertidal en una mirada inteligente de druida entre escamas.   ¿O un tigre enjaulado usado como guardia, en el caso de Lideón?   Eran sus dudas.

Mis dardos luminosos dieron de lleno en la lagartija gigante, haciéndola cerrar los ojos en un dulce sueño eterno. El druida, siempre fiel a su voto con la naturaleza, atrapó a la otra criatura bajo unas raíces. Pero aún así, esta fue capaz de morder a la guerrera, que se encontraba al lado.

Volví a conjurar los dardos y se los lancé a la bestia, esperando matarla para que no hiciera trizas la pierna de Magd. Lo sentía por Kvothe, pero yo no comulgaba tanto con los bichos como él... y menos con uno tan peligroso.