Partida Rol por web

Mientras observo bien a Egarth,digo:
-Un placer caballero, espero se encuentre bien-
Con una sonrisa tranquila voleteo a ver a Dirik y digo:
-Y bien Dirik, esperaremos a alguien más, o por fin me diras, por que me buscas-

Ante la sorpresa de todos Eghart el Asombroso se lanza al agua de nuevo. Dirik, se acerca rápido para asomarse.

- Mi**da, que me ahogo, que no se nadar, glop, glop, glop, cof, cof, que me atraganto, que me saque alguien de este pozo de muerte y miseria y... vamos, que alguien me ayuglop, glop, cof, glop-

- Egarth, mueve los brazos que sabes nadar. Sólo que no lo recuerdas.

Dirik esperaba con paciencia apoyandolas manos en las caderas y con un pie ligeramente flexionado algo adelantado.-

- Vamos Egarth supongo que quieres saldar tu deuda y recuperar así la naturalidad de tus actos.

“Pues claro que se nadar ¿Quien se habrá creído este tipo? ¿Es que no ve que simplemente intento escaquearme?”

El plan casi podría haber funcionado, pero la testarudez del anciano se hizo fuerte y finalmente, el orgullo herido le hizo detenerse en seco.

-Ya se que se nadar idiota, uno no puede fingir que se ahoga ni nada.- Tras dar varias brazadas, se acerca al muelle. –Esto en mis tiempos no pasaba, uno podía fingir ahogarse y la gente no le imprecaba. Pedían paz a su alma, le perdonaban todos los pecados y le dejaban morir en paz, pero no le gritaban.-

Tras salir del agua y asumiendo que su “infalible” plan había fallado, comenzó a pensar en cómo librarse de pagar nada a ese tipo, cuando de pronto...

“Debes devolver el dinero”

Y algo en su interior le ordenó que callara, se estuviera quieto y aceptara lo que tuviera que decirle o poderle aquel señor. No sin reprocharse a si mismo una actitud que como bien se señaló, le dejaría sin blanca, decidió obedecer.

-Vale- Se dirigió al aparecido –Jugaré, pero no me pidas hacer nada avergonzante-

- ¿Ahora podemos hablar?-

Con gesto de hartasgo, Lombert pasa la vista del interlocutor al anciano una yotra vez.

Por Dios, esto se está volviendo tedioso, si Dirik no comienza a hablar juro que que me largo de nuevo a la cantina y dejo este asunto de lado. Como puede ser que necesite a ese anciano para comenzar.

Y bien Dirik, puedes comenzar?

Cuando el anciano escucha la pregunta del “contratista”, comienza a reír a carcajada batiente.

-Me recuerdas a una novia que tuve, me decía aquello de “Cariño, ya no hablamos”, y yo no podía evitar contestarla “Leches ¿Y lo que estamos haciendo ahora mismo que es?” Me dejó, pero porque no podía aceptar la verdad. En fin, que me voy por las ramas- Se llevó una mano a la frente como intentado recordar por qué había empezado a hablar en un principio. Por fin se acordó –Que sí, que déjate de preguntas absurdas, y dime qué tontería necesitas que haga-

Entonces se giró hacia el joven que se tropezara al ir a saltar para sacarlo del agua

-Y tu jovencito, aquí los mayores estamos hablando, un poco de respeto. Esto en mis tiempos no pasaba, recuerdo cuando…- Observó la cara de Dirik, su rostro mostraba que la paciencia estaba agotándose –Bueno, porque tenemos asuntos importantes que atender, pero recuérdame que te lo cuente más tarde.-

Y sin más, se situó al lado del hombretón dispuesto a escucharlo.

Ante los comentarios vacíos del anciano, a Lombert solo le queda ignorarlos,uno no debe luchar aquellas batallas que imposibles de ganar.

Recuerdo las pañabras de mi padre, en ocasiones hijo, debes dejar a los mercaderes ebrios, con sus corazones inflamados y la cabeza llena de orgullo vacio, que encuentren un loco y no dos.

El recuerdo de mi padre duele no como las heridas de un puñal, sino como carbones rojos en mi interior.

Dirijo mi mejor mirada de arrepentimiento ante el anciano, mientras hago una de mis mejores reverencias dignas de un principado y digo: Lamento mucho haberlo inmportunado Maese Egarth, espero no haberos ofendido.

Al final, mientras recobro la vertical, doy ese giro de la capa, que hace de una reverencia memorable y volteo hacia Dirik: ¿Podrias continuar?

- Lamento mucho haberlo inmportunado Maese Egarth, espero no haberos ofendido - mientras hace una reverencia.

Luego volviéndose hacia Dirik.

- ¿Podrias continuar?

- Bueno, hablemos pues.

La mañana estaba avanzada y el sol brillaba con intensidad. Los marineros estaban ocupados en su quehaceres y Dirik comenzó a caminar alejandose del embarcadero, invitando con un gesto a sus interlocutores a que lo siguiesen.

- Tenemos un asunto de gran importancia y espero que sus habilidades, maese Lombert estén a la altura de su reputación.

Luego girándose hacia Egarth añade:

- Supongo que querrás saldar la deuda y olvidar y ser olvidado, para no volver a olvidar lo que estás olvidando - Dirik se detiene y mira con expresión exageradamente seria - es tu momento para saldar tu deuda y tus habilidades serán necesarios para llevar a buen puerto esta...llamémosle misión. 

El anciano lo intentó, podía jurar que lo intentó con todas sus fuerzas, lo intentó con ahínco, pero le fue imposible. Cuando intentaba comprender el trabalenguas del tiparraco ese, su cerebro sufría un cortocircuito y todo lo que podía oír era “blablablablablablablabla”. Finalmente se dio por vencido, fuera lo que fuese, debía ser importante pues, por lo general, las cosas aburridas y liosas siempre lo eran. Se resignó, asintió y dijo...

-blabla..., esto, quiero decir... lo que tu digas-

Quizá esta aventura me haga enjcontrar un poco mas de "Umbras", es raro, ha pasado mas de un año y quiza estas personas me puedan servir de algo.

-Espero, poder serviros, pero dejemos de lado mi reputación-

- Eso espero, porque tengo que encomendaros una...llamésmole misión. Una oportunidad para ganar bastante dinero y - volviendose al anciano - una forma de saldar la deuda.

El anciano miró extrañado a su contratista. Una duda razonable había surgido en su mente y requería de respuesta.

-A ver si me aclaro, esta... llamémosla misión, nos va a reportar mucho dinerito, eso está bien. Pero también dices que va a saldar nuestra deuda. ¿Mi recompensa abarcará toda la deuda o sacaré algo de moneditas frescas pa’ mi cuerpo?-

Rodeándose el cuerpo con los brazos, comienza a agitarlos violentamente fingiendo frio

-Hace mucho que no duermo en una cama caliente y como ropa, snif, solo llevo estos sucios harapos ¿Nadie se apiadará de un pobre, pobre anciano que solo quiere vivir en paz sus últimos días de vida? ¡aaaaah que tragedia la mía!-

Con el brazo se enjuago las lágrimas que habían aparecido en sus ojos. Siempre se le dio bien fingir el llanto. Y a pesar del monologo apesadumbrado, su mente solo pensaba una cosa

“Como me de algo, esta noche a la casa de apuestas y... todo al rojo, al rojo, el rojo siempre gana, bien. Seré rico. Que listo soy jejeje”

-  No estás en situación de negociar mi oferta - responde con el ceño fruncido - no te conviene te lo puedo asegurar.

Pareció reflexionar y luego agregó.

- Si tu preocupación es el dinero, no te preocupes por esas "monedillas"

Luego deteniéndose añade 

- ¿Aceptáis el encargo? Os aseguro que valdrá la pena.

Seguramente, seras hombre de mundo y tan solo quiero saber si sabras algo de "umbras", si es así, necesitare tu palabra de que cuando regrese de la misión, me contaras todo lo que sepas al respecto, y por cierto, necesitaremos saber algunas cosas respecto de la "misión" y quizá si la misma demora necesitaremos, "recursos", pero si aceptas a todo, solo hara falta que me des los detalles.
Espero que la misión no sea suicida, pero si lo es, je no tengo nada ni nadie que perder.

Al escuchar la pregunta, un imparable sentido de la responsabilidad se adueñó del anciano.

-Cuenta conmigo, nada me detendrá, nada me impedirá que lleve a buen término esta misión. Solo la muerte podrá detenerme. Déjalo en mis manos.-

Y tras su discurso, se dio la vuelta y comenzó a alejarse

-Así es, ante de que te des cuenta estaré de vuelta con la misión cumplida. Menudo soy yo, nada me ha detenido jamás. Esto está chupado, tú siéntate ahí que no tardo ni cinco minutos. Esta noche volveré y te daré la grata noticia de que he conseguido...-

Entonces cayó en la cuenta, un pequeño detalle sin importancia. No tenía ni idea de cuál era la misión. Frenando en seco, se volvió hacia el contratista y le sonrió tontamente.

-Bueno, casi mejor espero a que me digas que quieres y luego ya, me pongo en camino jeje-

-¿Umbras dices?- el gesto de Mara fue de sorpresa y consternación - ¿Qué aciago destino el tuyo si en tu camino debe cruzarte con estas horribles criaturas?

Sacudiendo la cabeza, como si saliera de un trance añadió:

- ¿Éste es tu precio? ¿Es todo lo que pides, información?

En cuanto la joven habló, el anciano dio un respingo que casi lo tiró al suelo

-Una aparición, una aparición-

Comenzó a caminar hacia atrás tropezando con un adoquín y cayendo pesadamente contra el suelo. Aunque tuvo suerte, su culo amortiguó la caída. Bueno, no fue suerte del todo, pues estando tan escuálido, el frio suelo golpeó contra hueso, resonando fuertemente al impactar. El dolor nacido de este impacto era de esos que tardan un par de horas en calmarse. Sin embargo, el anciano seguía mirando a la chica y señalándola

-¡Aparición, desaparece!... valga la redundancia- Entonces estiró los dos dedos índices de sus manos y los estiró frente a él haciendo la señal de la cruz con ellos y pronunció unas “palabras mágicas” que aprendió hace años para expulsar entes –chu, chu, chu, vade retro, el poder de... ¿Como se llamaba? ¡Ah si! El poder de alguien te obliga, el poder de alguien te obliga...-

Las palabras se las enseñó su madre cuando tenía pesadillas, pero esa es otra historia.

De repente el rostro de la mujer desaparece y de nuevo puedes ver el rostro del mismo personaje que afirma reconocerte. Todo vuelve a la normalidad. Es como si nunca hubiera estabo allí.