Partida Rol por web

Aramin aplica vendas y unguentos a todos,  mientras los revisa,  de acuerdo a su gravedad. 

Atiende primero a la Lobacea,  dejándola sólo con algunas heridas que aún le punzan.

Luego,  echa una mirada a las heridas del guerrero,  cerrandolas y dejando al guerrero sin daño. 

Finalmente pone una gran venda en la pierna del hechicero y lo deja sin daño ni cojear.

Revisan entre las telarañas y el piso,  encuentran entre los restos de algunas carcasas de cuerpos lo siguiente.

Montones de armas pequeñas oxidadas e inservibles. 

Jirones de mudas de ropa, que huelen a encierro u animales salvajes. 

1 especie de perla blanca de tamaño grande.

1 bolsa con 75 PO.

- volvemos al salon principal o seguimos explorando. Ademas encontraron algo de valor adelante. No pude atender eso mientras curaba sus heridas. Por otra parte seria aconsejable ya descansar al menos una hora para que las heridas terminen de cerrar en su totalidad. 

Aramin me trató la mordida de la araña, aplicándone un vendaje. No me dolía la pierna y podía andar bien. Rebuscando por la pequeña estancia vimos los despojos de las victimas de las arañas y alguna cosa de valor.

-"Creo que aquí no hay nada más de interés. Deberíamos de volver a la sala de antes e ir por el otro camino. Sigamos avanzando."

Panacea, antes de salir del lugar, identifica dónde estaban las glándulas de veneno de la araña gigante y los arañuelos.  Se los señala, cuidadosamente, a sus compañeros con el morro, para no envenenarse sin querer ella misma.  

Pareciera que con gestos pidiera que se los llevasen, o que bañaran sus armas en ellos. 

Quien sabe si se encontrarán con seres que pudieran ser afectados con ese veneno, pero, bueno, un poco de eje extra nunca está de sobra para un apuro.

La Lobacea se acerca al cadáver de la araña y empieza a levantar la pata. 

Gael prefería continuar un poco más pues pensaba que no era buena idea parar con demasiada frecuencia. Quería recorrer el túmulo y acabar con las criaturas que lo poblaban, iba a ser una hazaña a su ver.

Cuando la loba se acercó a la araña, no pudo imaginar qué quería.

- ¿Sucede algo, Panacea? No entiendo lo que quieres decir.

- Debe de ser alguna arte druidica de forma bestia que marca a sus enemigos muertos para advertir que no se acerquen mas o sufriran el mismo vil destino. - digo mientras me cruzo de brazos y pongo una expresión seria y a lo mismo agrego - bien hecho pequeña. Ahora podremos continuar sin  peligros  

Tomó por el mango una de las armas y la puso sobre una parte específica de la araña, unos bulbosos sacos llenos de un líquido verdoso.

Seguí con la mirada lo que intentaba decirnos Lobacea.

-"Creo que intenta decirnos que arranquemos los bulbos venenosos de la araña para utilizarlos nosotros."

Entendiendo ahora el mensaje de la loba, el joven observó el cuerpo caído y finalmente optó por negar ante la proposición.

- Yo no embadurnaré mi espada con un veneno, eso es digno de asesinos y no de un caballero, ni de un Taulo. Por mi parte podemos seguir una habitación más y tras ella ir a descansar. Estos dos últimos combates han tenido su dificultad.

Pensaba que sus compañeros tampoco estarían interesados en tal cosa.

- tomemos los bulbos venenosos y vaciemos su contenido en algun frasco si que alguno porta uno. Su veneno puede venderse a buen valor en el mercado. No es necesario mojar sus armas, su veneno no creo que sea de efecto muy inmediato. podemos ir a la siguiente habitación y luego volver por el veneno.  
 

La lobacea movió la cabeza de arriba a abajo, asintiendo a las palabras de Aramin.   Con su patita mostró el lugar donde cortar* para no derramar accidentalmente la ponzoña.

El caballero atendió a las palabras del clérigo pero tampoco pensaba coger ese veneno, no era algo que quisiera hacer ni que le pudiera resultar fácil.

- Mejor dejarlo aquí, no nos va a resultar tan útil siquiera. Por mi parte sigamos.

Expuso con calma esperando la decisión del resto.

- Decidamos mas tarde entonces, sigamos adelante y terminemos de explorar este maldito lugar.

La lobacea bufó, ¿mostrando descontento?

Luego se echó.  Claramente quería un descanso corto... 

Miró a la loba sin poder entender qué pasaba por su mente, sólo veía que se echó en el suelo.

- Una sala más y descansamos, ¿te parece? nos podremos curar de las heridas que podamos tener.

Comentó a la gnoma tratando de que se les uniera en el avance.