Partida Rol por web

Daphnia se acercó al Dothraki con los ojos llorosos. Las mujeres dothraki no lloraban nunca, salvo en casos de desgracia extrema y a veces ni así, Kaleon había visto a mujeres que lo habían perdido todo cuyas aldeas aldeas había sido arrasadas por una horda y que cuyo semblante continuaba mantiendo un gesto inexpresivo. Sin embargo Kaleon sabe que las mujeres de poniente lloran por casi cualquier cosa y dado queno era lo que se dice un experto consolando, no hizo ninguna referencia a la tristeza de la doncella.

Aquí estoy, estoy intentando apostar por mí mismo en las justas de mañana, pero nadie es lo suficientemente estúpido como aceptar. He recibido propuestas para dejarme ganar y para atacar a uno de los partipantes antes del combate.-El dothraki esbozó un gesto de asco e indignación.-Ya había perdido la esperanza, crees que tú puedes ayudarme? te compensaría...-hizo una breve pausa y prosiguó-podría nombrarte princesa de la belleza si gano el torneo.

Si Daphnia había ido a hablar con Kaleon para intentar despejarse, aquellas palabras lo acababan de conseguir. Su sonrisa se atragantó, sustituida por una mueca de sorpresa y confusión.

-¿Perdonadme? Acabáis de decir...que intentáis apostar a vuestro favor, pero nadie acepta, ¿y os han propuesto atacar a alguien antes del combate? - Daphnia no entendía cómo a alguien podía ocurrírsele tal cosa - ¿Pero no ibais a dejaros ganar? Sinceramente, no deberíais hacerlo. Y...¿a quién tenéis que atacar, y qué es lo que queréis de mí?

Si se trataba de él,lo haría sin dudar. Aun teniendo que pagar por ello, Daphnia quería ver su cara borrando esa estúpida sorna.

Kaleon parece ligeramente ofendido ante la duda de Daphnia. Los dothraki nunca se dejan ganar.Un tal Meñique ha apostado una fuerte suma por mí y cierto Lord me ha intentado comprar para que pierda. Estúpido. También me han intentado convencer de que ataque a Jasper. Los he mandado a tomar por culo paseo a todos.

Seguidamente, Kaleon pone una bolsa de monedas en la mesa.Son 200 venados, quería apostarlos por mí. Son 7 oponentes los que tengo, pero me conformo con ganar 4 a 1.-Se entiende que el dothraki no tiene gran habilidad para tratar con la gente y que pide a Daphnia que le busque a alguien para apostar.

Daphnia estaba aún confundida, aunque empezaba a entender lo que quería.

- Entonces, ¿me estáis pidiendo que apueste por vos, y que si ganáis os entregue el dinero de la victoria? Pero vos mismo podéis apostar, ¿por qué preferís pedírmelo a mí? Habéis hecho bien en negaros a perder. Yo misma, y mucha otra gente, sólo hemos venido al torneo para ver luchar a los mejores guerreros. Os temen, y algún estúpido intenta comprar su victoria con dinero. - Era evidente lo de que temían a Kaleon, y hacían bien, porque Daphnia estaba convencida de que si la maestría con los caballos de los dothraki era tal y como la contaban, tenía todas las de ganar. 

- Y respecto a lo de Jasper, ¿quién os ha intentado convencer para que ataquéis?

El semblante de la joven no mostraba lo que pensaba, pero había algo de tirantez en sus labios.

El dothraki gira cabeza a la derecha- Esos dos-dice mirando Erbin Servulian y Venesh Branwulf-Han venido aquí haciendo un teatrillo ridículo, diciendo que Jasper se dedica a insultarme por la espalda, ¿te lo puedes creer? como un eunuco o una doncella mimada. Qué tontería. Además yo me llevo bien con Thundersword.

Seguidamente, cogió la bolsa de monedas y se la guardó. Las razones por las que el salvaje pedía ayuda a Daphnia eran evidentes, Kaleon no conocía a nadie allí y era incapaz de distinguir a un criado de un Lord, en cambio Daphnia era una doncella de una casa notable y se movía por allí como pez en el agua. -Bien, ya me buscaré yo la vida entonces.

¿Erbin? La espalda de Daphnia se tensó de repente, como si de una cuerda se tratase. Intentando no volver a llorar, se pasó las manos por los ojos, como si se los frotara, cansada, y frunció el ceño, hasta asegurarse de que mantenía la compostura. 

No pienso volver a llorar por las palabras de un malnacido.

Tal y como la tensión había llegado, se fue. Más relajada, pudo seguir escuchando al dothraki, aun incrédula por el comportamiento de esos dos.

-¿Y ellos se hacen llamar caballeros? Vos sois mil veces más nobles que esa panda de rufianes, que no tienen otra cosa que hacer que molestar a los que van a combatir antes del torneo.

Ojalá mañana se le caiga la lanza y quede en ridículo.

-Esperad - le dijo suavemente. Viendo que no había sitios libres cerca, o si los había, qué mas daba, Daphnia se acercó y se sentó en el regazo de Kaleon suavemente, intentando que su abultada falda no molestara demasiado. 

-No he dicho que no fuera a hacerlo, sólo sentía curiosidad por vuestros motivos. - No parecía que le costara hablar, pero sus mejillas se habían coloreado tanto como las de una campesina después de un duro día de trabajo al sol. - ¿Creéis que podría conseguir una buena apuesta por vos, si hablo con Meñique?

Lo último lo dijo en un susurro, ya que estando tan cerca de él, solo Kaleon podría escucharlo. De igual manera que se había lanzado a "sus brazos", algo tan impropio de ella, para que nadie intentara molestarlos.

Ha quedado más que claro quién tiene más honor, un dothraki de los que tan mal hablan, o los caballeros, que juraron mantener su honradez ante todo. Que ironía. 

Los dothrakis manifestaban un comportamiento bastante parecido entre ellos, eran muy predecibles. A este comportamiento se le habían atribuido calificatvos como: ladrones, violadores, bárbaros y cosas aún peores, raramente el de nobles. Los dothrakis que vivían en poniente se podían contar con los dedos de una mano y te sobraban dedos, pero era cierto que no saqueaban, ni violaban, tal vez llamarlos nobles no era ninguna locura al fin y al cabo.

Kaleon, poco hábil para interpretar reacciones faciales, si que entendió la incomodidad de la doncella al señalar a Erbin.-¿Qué te ha pasado con Erbin? Es un hombre peligroso, te lo advierto, su amigo Venesh ha insinuado que puede manipular el torneo. No son de fiar.-La joven Yronwood se había sentado delicadamente en el regazo del dothraki, a eso se le llama jugar con fuego.

Ese Meñique del que todo el mundo habla ha apostado una fuerte suma por mí. Esto me está perjudicando porque todo el mundo quiere que yo pierda. Ha demostrado tener habilidad para darse cuenta de que yo soy el favorito, espero que también la tenga para evitar que alguien amañe el torneo.-Meñique no aceptaría una apuesta contra Kaleon.

-Él me ha dicho...- tras un segundo de indecisión, Daphnia decidió callarse. Se llevó una mano al pelo, y se estiró levemente el mechón que le colgaba en su mejilla, nerviosa, aunque lo hizo con demasiada fuerza - No. Mis problemas no son importantes. No incumben a nadie más, y no será la primera vez que intentan humillarme en público. - No deberían importarme estas cosas, ¿por qué seré tan tonta? - Pero, ¿acabáis de decir que Erbin está intentando manipular el torneo? Ya lo que faltaba, además de ser un estúpido, su corazón está tan podrido, como congelados sus dedos - El susurro de Daphnia mostraba su gran desprecio por el norteño, acompañado de una mueca de resentimiento - Esperemos que Meñique sea tan listo como piensa, y haga de este torneo algo tan honrado como la gente de bien queremos que sea.

Daphnia intentó cambiar su posición levemente, pero la falda le molestaba, y casi la hace resbalar y caerse. Resopló levemente algo sobre "estúpidas modas cortesanas", y se agarró a los hombros de Kaleon, hasta que afianzó su posición. Una vez de lado, de tal forma que no estaba tan cerca de él como para que resultara incómodo, ni muy lejos, le soltó.

- ¿Y decís que sois el favorito? Seguro que ahora hay montones de mujeres rogándoos un poco de vuestro amor. Incluso os habrán suplicado algún que otro beso, todo con tal de ser proclamadas reinas del amor y la belleza. Decidme, si no es ser demasiado indiscreta, ¿le habéis echado el ojo a alguna?

La pícara sonrisa de Daphnia mostraba los dos hoyuelos en las mejillas, a juego con el subido tono de piel por el enrojecimiento. 

A la vista estaba que Daphnia estaba coqueteando educadamente con Kaleon. Sin embargo este último no tiene claro como actuar. Los hombres dothrakis toman a las mujeres como un perro toma a una perra, sin chácharas ni coqueteos.

¿Echar el ojo a una mujer? Tal vez, pero yo he venido aquí a luchar y a ganar el torneo, no a folletear con las cortesanas.-Kaleon despierta súbitamente del encantamiento en el que había caído por el perfume y la dulce voz de Daphnia, y vuelve en sí. A pesar de expresarse de manera grosera, no pretende ofender a la doncella.

Daphnia se sorprendió al escuchar la palabra "folletear", y compuso una leve mueca de desagrado. 

Al fin y al cabo es un hombre...¿todos tienen que hablar siempre de lo mismo? Al menos él no ha intentado...

Reprimiendo un escalofrío, y apartando los malos pensamientos de sí, Daphnia le contestó, tras ese corto pero intenso silencio.

- No me refería a eso, Kaleon - Un leve reproche quedaba impreso en la forma de nombrarlo - Me alegra saber que al menos hay alguien que se centre en lo importante aquí, que es el torneo, en vez de hablar mal de los demás, e intentar engañarlos para que se peleen. Simplemente, tenía curiosidad por si habíais ganado admiradoras. 

Recordando algo que le habían comentado, decidió arriesgarse, y pedírselo.

- Eh...tengo entendido que los dothraki son grandes cuidadores de los caballos, y que siempre viajan en uno. Podría...¿podría pediros un favor? - A pesar de no le concernía en nada, Daphnia casi se lo suplicó, porque esperaba  que él aceptara, quería demostrarles que Kaleon era mucho mejor de lo que se pensaban. 

Caballos, susurros al oído y halagos a su bravura, la joven Yronwood sabía como preparar bien el terreno para llamar la atención de un dothraki.-Supongo que sí. Pero sea lo que sea deberá esperar hasta mañana, después del torneo.-Por el tono de su voz, no queda claro si es que no está dispuesto a ayudarla antes por algún motivo en concreto o simplemente porque no le da la gana.

Tras examinar la reacción de Daphnia, dice:-Y bien, ¿de qué se trata?.-Si el objetivo de la doncella era tenderle una trampa, había llegado el momento de abandonar. Insistir solo haría aumentar la desconfianza del salvaje.

-No, si de hecho es algo relacionado con el torneo. - Daphnia no sabía muy bien como plantearle lo que quería decirle, y no quedar como una tonta, así que habló con franqueza - Veréis...cuando estaba en la cena, hace un rato he hablado con un caballero que va a participar en el torneo, y me expresó su preocupación por su montura. Dice que no sabe si resultará herido en el combate, y no quiere perderlo. De hecho... - sonrojándose, la joven se miró los dedos, que entrecruzaba y soltaba repetidamente - él cree que a lo mejor vos intentaríais herir al caballo, para que él cayera y perdiera el torneo. Y...eso me hizo pensar. El torneo es entre personas, entre guerreros, y los caballos sólo ayudan fielmente a su amo. No le haréis nada a ningún caballo, ¿verdad?

Si sus mejillas ya estaban sonrojadas, ahora el rubor se extendió hasta la raíz del pelo. Sabía que era estúpido pedir algo así, sabía que se podría reír en su cara, y que precisamente intentara herirlos sólo para dejarla mal, pero el ver al hombre hablar con tanto cariño de su animal la había conmovido, tanto como para exponerse a hacer el ridículo de aquella manera, por alguien a quien no conocía hasta ese mismo día.

-Po-podéis ganar atacándolos solo a ellos. - Venciendo lo incómodo del momento, Daphnia levantó la mirada, hasta fijarla en su moreno rostro, en sus ojos - Demostrando que sois más honrado y noble de lo que ellos se piensan. Demostrad que no se puede menospreciar a una persona sólo porque provenga de un sitio diferente.

Todos los caballos de las justas llevan armadura completa. No es recomendable que los participantes ataquen al caballo del adversario. ¿Quién te ha dicho esa tontería?- El hecho de que Daphnia dijera algo tan inocente hizo sonreir al dothraki.

Por otro lado-Kaleon se volvió a poner serio otra vez.-Si tengo que matar al caballo para ganar el combate pues lo mato, y si además tengo que ir al establo y matar a cinco potrillos pues los mato también.-Kaleon quiere dejar claro que, aunque los Dothrakis admiren a los caballos, es el caballo quien está al servicio del Dothraki y no al revés.

Honor, fama, honradez, no son cosas que interesen lo más mínimo a un dothraki.

-No creo que fuera necesario matar un caballo para ganar - replicó suavemente. Entendía que no le importara la vida de un animal, igualmente que ella no dudaba en pisar un escorpión si se le acercaba en el desierto, pero para ella había una diferencia, y era lo que significaba el animal para el dueño. Es como tener una mascota, le acabas cogiendo cariño, y verla sufrir es horrible. 

Dándose por vencida, Daphnia enmudeció, incapaz de hacerle comprender lo mal que le sentaba que alguien inocente, por muy animal que fuera, sufriera en una contienda entre guerreros.

-Supongo...que debería centrarme en los combates, que es a lo que he venido, y dejar de lado cosas secundarias - La joven habló al cabo de unos largos segundos, pero se mostraba levemente alicaída, entristecida por la posibilidad de tener que ver al día siguiente morir a un corcel.

Daphnia parecía realmente preocupada por algo que el dothraki no alcanzaba a entender.-Creo que está intentando advertirme de algo que ha oído, será mejor que mañana revise bien la armadura de mi caballo.

Kaleon no se lo podía creer cuando le dijeron que los ándalos ponían nombres a sus caballos e incluso a algunas espadas. Dado que la doncella había avisado a Kaleon (voluntariamente o no) de una posible amenaza, se vio obligado a devolverle el favor, atenuando los temores de la chica.

El Dothraki le cogió una mano a Daphnia. Las manos de Daphnia eran suaves y delicadas, mientras que las del bárbaro eran recias y fuertes. Contrastaban como la noche y el día. Cogió un cuchillo de carne y pinchó a la doncella en la yema del dedo índice, sin llegar a hacerle sangre.-Esto es una lanza normal, como las que se usan en las guerras.

A continuación cogió una cuchara y repitió el movimiento, como si pinchara a Daphnia con ella.-Esto es una lanza de justa, como las que se usarán mañana. Están hechas para empujar y derribar, no para clavarse en ningún sitio, no pueden atravesar corazas.-Entonces recordó un combate que había presenciado en una ocasión.-De hecho podrías clavarla si tienes la suficiente habilidad para acertar en el cuello a tu adversario, y tu adversario es un granjero o un pescador incapaz de esquivar el golpe.-Un dothraki de la talla de Kaleon comentando detalles de combate con una doncella noble de poniente. Aquello era absolutamete inédito y un gran honor para Daphnia, que debería sentirse halagada.

Sonrío con picardía, mientras mentalmente recuerdo el orden que quiero. 

- No se preocupe, Ser Wolmart. Si por algo somos famosos los Lannister es por nuestro dinero... ¿No es así? Tendrá la cifra que considere oportuna, no se preocupe. Pero a cambio... Quiero que ser Dalmau y Ser Rickard se crucen en la primera ronda, Ser Jasper debe pelear contra el Frey, el Dothraki debe pelar contar el mayor de los Karstark. Los demás puestos asígnelos como guste.

Digo pausadamente, mientras sigo sonriendo al hombre.

-Así se hará, mi señora.- Hizo una reverencia hasta donde su flexibilidad le permitía que no era mucho, y se retiró.

Me mantengo un segundo cavilando en silencio, mientras observo el salón. Ha sido una noche larga, es hora de irse a dormir. Sin más, me dirijo hacia mis aposentos, esperando el nuevo día.