Partida Rol por web

- No se preocupe Ser Erbin. - respondí rapidamente pero con calma. - Ser Jasper es un verdadero monstruo como contendiente cuerpo a cuerpo. Creo que rivalizaría hasta con la famosa Montaña. No es ningún deshonor haber caído por golpes suyos. - entendía la preocupación del caballero. A mí me habría pasado lo mismo si Ser Jasper hubiera sido mi primer contrincante.

- De todas maneras, la justa es más una combinación de habilidad y fuerza, y creo que ahí tanto usted como yo podemos aprovechar algo de ventaja. - dije intentando parecer convincente. - Además Ser Jasper es enorme, y ofrece un mayor blanco para una lanza de caballería. - solté una sonora carcajada mientras daba otro sorbo de vino.

- Como ve, ser grande tiene sus desventajas. - miré luego alrededor y volví a posar mis ojos en Ser Erbin. - Además, con algo de suerte a Jasper lo derriba otro caballero antes de que tenga que enfrentarse a usted o a mí. - realmente dudaba esta última afirmación, pero tampoco me parecía correcto dejar a un caballero con tantas dudas antes de una justa.

Lo suyo era que todos estuviéramos animados y en igualdad de condiciones para probar nuestra auténtica valía.

Puede estar seguro que me encantaría tener a mí el honor de ser el primero, Sir.

Las palabras le habían animado, no era su especialidad la justa pero ese hombretón no podía ser demasiado ágil.

Brindemos por su rival, pues, y alzó su copa 

Sonreí y alcé mi copa junto a Ser Erbin. - De acuerdo, brindemos. - y di un sorbo de mi copa.

Luego miré a Lord Branwulf: - ¿Qué se dice en los palcos? ¿Ser Jasper es favorito también para la justa? -

Lord Venesh también dio un trago a su vino para brindar por bravos justadores del torneo. Esperaba ansioso ver si realmente alguien era capaz de tirar de la silla a ese Ser Jasper.

-Ciertamente es el favorito en las apuestas.- Respondió a Dalmau. -Y después de lo visto sería una locura apostar contra él, sería como tirar el dinero. -Miró a los dos contendientes. -Sin animo de ofender por supuesto.

Por supuesto... pensó mientras apuraba su copa de zumo.

- No se preocupe, Lord Branwulf. Después de lo visto yo opino igual. - sonreí. - De todas maneras... si quisiera apostar, ¿con quién tendría que hablar? Digamos que tengo algo de dinero que deseo invertir. - estaba pensando en algunos de esos venados del primer premio del campeonato de tiro con arco. No me vendría mal intentar ganar algo de dinero con las apuestas, ya que si no ganaba la justa era poco probable que consiguiera un mecenas o patrocinador.

-Sí, para divertirnos... - La normalmente habladora joven parecía farfullar las palabras, algo poco usual en ella. 

A pesar de restarle importancia a que los estuvieran viendo, Daphnia poco a poco desplazándolos hasta un lugar más apartado. Una vez colocados en un lateral del enorme salón, el baile continuó como antes, sólo que el espacio era mucho mayor, pero más íntimo. La música se seguía escuchando con claridad, pero los codazos y disculpas habían quedado atrás.

Como única explicación del por qué moverse, Daphnia estiró los brazos, y dio una graciosa vuelta, tan rápida que casi pierde el equilibrio, y tuvo que sujetarse a un brazo del apuesto caballero.

Su respiración era agitada, y las mejillas adquirieron una tonalidad rosada, por el esfuerzo del baile, ¿o por algo más?

Intentó componer una sonrisa de disculpa, pero sus labios sólo se curvaron temblorosamente. Humedeciéndoselos delicadamente, alzó la vista, y le lanzó una intensa mirada, con sus oscuros ojos destellando entusiasmo.

Mantuvo la posición unos segundos, sin bajar la mirada. Parecía estar debatiendo, entre si atreverse o no. Dubitativa, colocó su otra mano en el hombro de Peter y se puso de puntillas.

El beso fue tan rápido como una estrella fugaz surcando el cielo, ya que en cuanto rozó tu mejilla, te soltó y se separó ligeramente, mirando al suelo, con el rubor acrecentándose por momentos.

-Quiero...quiero agradeceros el que hayáis accedido a bailar conmigo, ser.

Las palabras acabaron por devolverle la fuerza de voluntad, y su mirada volvió a recorrer tu rostro, sólo que no se movió del sitio, esperando tu reacción. Esperando algo más. 

Parecía claramente halagado por la conversación general, hasta intervenir

- No sería el primer combate en que un buen combatiente da una muestra e impresiona al palco y acto seguido acepta una buena oferta para retirarse y que una aislada apuesta reciba una buena recompensa - deja caer - sin duda no es de hombres honorables, pero no es el honor el que amasa fortunas - advierte

- ¿Puedo confiar en ti? - Digo tocando su hombro con ternura, mientras seguía bailando junto a él sin apartar la mirada. - Nunca había conocido a nadie tan apuesto y valiente como tú. - Dije sonriendo con timidez. Me abracé a él, mientras seguíamos bailando. - Quizá me equivoque, pero contigo... me siento... me siento segura. Me... me gusta tu compañía...

Mis brazos rodearon al muchacho, mientras yo me acercaba a su oído con ternura.

- Por favor... no me hagas daño... No me decepciones, lord Karstark.

El joven tragó saliva sorprendido por el abrazo de la bella dama. Sintió el aroma de su pelo, su calidez, su cuerpo abrazando al suyo, su sonrisa.

-M-mi señora... - Acertó a decir tartamudeando. -No te decepcionaré, lo juro.

-Supongo que no insinuará que su honor está en venta. - Dijo enarcando una ceja sorprendido. -Yo que tenía mis dragones invertidos en su talento. -Mostró una sonrisa cordial mientras esperaba la respuesta del grandullón.

-Ese es trabajo de la guardia personal de mi padre. No os ofendáis pero solo los hombres de más reputada lealtad pueden acceder a ese puesto de honor.

No sé por qué no me sorprende... Pensó, mientras buscaba algo para picar y seguir la conversación.

Ser Walder no estaba progresando, la posibilidad de vivir en el círculo de una Casa Mayor se le escapaba...tenía que averiguar cómo convencerle de que él valía.

Fiedrich comenzaba a tener dudas sobre lo que le exponía el Frey, tal vez no estuviera tan mal contar con alguien como él en su casa. A fin de cuentas Los Gemelos estaban bajo las ordenes de Aguasdulces y estos eran aliados del Norte desde el matrimonio de Catelyn Tully con Eddark Stark.

-Bueno... - Mostraba sus dudas sin pretenderlo. - Tal vez... no sé, pero no... no podemos... No hay ningún precedente de alguien que haya servido al Norte sin ser del propio Norte.

Jamás hubo un precedente de un Baratheon en el Trono de Hierro, y sin embargo ha demostrado ser mejor rey que Aeris Targaryen; sin olvidar que nos agasaja en su castillo.

Walder sonrió ante su propio ingenio, le había gustado mucho aquella comparación.

Peter sujetó a la muchacha para que no se fuera al suelo cuando dio su graciosa vuelta y sonrió alegrado por la alocada manera de ser de la dorniense. Se sorprendía de la forma de ser de los sureños, en el norte una chica no hubiera sido jamás tan lanzada sin apenas conocerle.

Pero no iba a quejarse. La presencia de la joven cerca suyo le gustaba. Notaba que él también le gustaba a ella, y lo que empezó como una sospecha pareció materializarse cuando ella se sonrojó y con una tierna indecisión se acercó a él para besar su mejilla.

-No hay nada que agradecer... -tomo su mano antes de que la apartara de su hombro y la acercó más hacía si, rodeó su cintura con el otro brazo y su boca se acercó a la de ella para devolverle el beso.

Abracé fuerte a mi acompañante de baile y le miré sonrojada. Sonreí con dulzura y le dije:

- Bueno, mi apuesto señor, creo que debería ir a descansar, debe estar preparado para el torneo de mañana. - Inclino la cabeza en un gesto de reverencia, y espero su respuesta.

-c-Claro mi dama. -Dijo el joven. -Tenéis razón.

Besó su mano y fue a dar media vuelta para marcharse pero se quedó quieto y miró a Darlyn a los ojos. -¿Entonces mañana vendréis a apoyarme en la justa? -Preguntó como si todavía no estuviera seguro de ello.