Partida Rol por web

Una vez fuera del coliseo y sin tanta presión, peleas y empujones, los piratas pudieron echar a correr con más libertad. Había que tener cuidado, todavía había gente que caía fulminada al suelo con esa luz brillante que los abandonaba (¿acaso eso era el alma?) y era fácil tropezar. Y un sólo tropezón podía ser mortal.

A su espalda, sobre el coliseo empezaban a arremolinarse una nubes  oscuras que empezaban a tronar. El viento soplaba con fuerza hacia el edificio principal de la isla. Y un gran aura oscura salía del interior del edificio ganando cada vez más intensidad. Al estar lejos y poder correr, parecía que el mundo recuperaba color, pero este efecto parecía también estar persiguiéndoles. La situación era ciertamente dantesca.

—¡CHICOS!—escucharon un gritó a sus espaldas.

Al girarse, todos vieron a Mustard a unos cien metros con el rostro desencajado. Iba hacia ellos montado en su león de piedra. En sus brazos llevaba apretado algo sobre lo que salían plumas amarillas. Debía de ser uno de sus mochimon, el pato eléctrico de nombre Lem. ¿Dónde estaba Naboru, la lagartija?

No hubo tiempo para preguntarle al respecto, aunque todos se lo podían imaginar, a mitad de la carrera Mustar se desvaneció cayendo contra el suelo y al caer, una brillante luz de color amarilla apareció en su pecho y salió disparada hacia el coliseo. Zakuro, el mochimon de piedra, intentó que su entrenador se levantara pero sólo unos instantes después se desplomó también inerte en el piso.

Viendo como Mustard Fresno, y más importante aún, sus Mochimon habían caído al suelo completamente muertos -o no, pero Max no iba a detenerse a comprobarlo- al artillero le dieron ganas de ignorar las heridas que tenía en todo el cuerpo y continuar corriendo en dirección a la playa.

-¡Tenemos que salir de aquí!. -Dijo lo evidente- ¡Como vuestro Capitán os ordeno que no muráis!. ¡Que luego tenemos menos manos para poner en marcha el barco, hacer guardias o peor aún, jugar a Hombres Lobo de Castronegro en la cubierta!. ¡Así que queda prohibido morirse!.

El artillero quizás camuflado en sus palabras, se mostraba una ligera preocupación por el resto de sus compañeros de tripulación, un cariño proveniente de los lazos de amistad, fraternidad y-

-¡Valeria, tu puedes morirte si quieres!. -Vale, no...

  Usando quizás la motivación de toda una semana en aquel escape era que por fin lograba ver algo de luz en todo este macabro sitio, tal que no se deberían de extrañar mis compañeros si es que no daba señales de vida una vez llegáramos al barco, Por desgracia... la pequeña victoria se vio inmediatamente empañada con lo que le estaba ocurriendo al joven domador.

   * Gasp * - Suspiraba con terror al verle caer, paralizada completamente o quizás fuera el instinto de supervivencia del mismo elixir sabiendo que si volvia a intentar auxiliarle solo me uniría a su aciago destino - . . . - bajando entonces el semblante, para elevarlo casi al instante ante los comentarios de Powder ... aunque discutible... el muchacho tiene razón, no podemos rendirnos ahora... no con todo lo que nos hemos esforzado... -  Cie~erto seño~rita Vale~ria.... ah caminado por estas calles mas tiempo que nosot~ros....  -  buscando a la pirada de rosada cabellera - ¿ sabe de un camino optimo pa~ra lle~gar al pu~erto ?

Al oír a Mustard parece que volvió en sí, alzó la cabeza para ver al muchacho, pero lo que vio fue demasiado macabro para ella. En otras circunstancias, habría intentado reanimarlo, pero dad la circunstancia, a la doctora solo se le ocurrió decir en un tono alterado:

-Seguid corriendo, no miréis atrás y montémonos en la primera embarcación que veamos que nos pueda dar ventaja para salir de aquí. Una vez en él, zarpemos lo más rápido posible.

Siobhan estaba preocupada por sus compañeros y lo único que le importaba en ese momento era que su tripulación saliera con vida de allí.

- Quizás una vez embarcados, podamos usar el poder de Sira para controlar el viento... –pensó mientras no dejaba de correr, esperando que tal como le había pedido Mary, Valeria pudiera dar una indicación de una posible salida rápida.

—El único puerto que hay es el puerto privado de los Morganeer—respondió Valeria mientras corría—. Está al norte de la isla, siguiendo el curso del río. ¿Estáis pensando en reclamarle el barco?

—¿AL NORTE? ¿ESTÁIS LOCOS?—preguntó alarmada Nadire—¡Hay que llegar a la playa cuanto antes! ¡El poder de esa cosa se está extendiendo por la isla!

Una dicotomía se presentaba ante los Piratas de Tong-Hu. Por un lado estaba la posibilidad de ir al norte para reclamarles su premio a los Piratas Morganeer. Eso podía darles el barco que tanto necesitaban, pero se arriesgaban a que el poder de la Parca que se extendía por todo Orre por el momento sin control pudiera volver a afectarles. La otra opción era continuar por la avenida oeste del poblado, alcanzar la playa lo más pronto posible y abordar el primer barco que pudieran.

Mapa de la situación.
   - El indicador rojo es vuestra posición.
   - La circunferencia morada es el poder de la Parca expandiéndose y dañando vuestra alma para acabar absorbiéndola.
   - La estrella amarilla es la localización del puerto privado de los Morganeer.
   - Actualmente huis en la misma dirección en la que se extiende el poder de la Parca. Un cambio de dirección puede hacer que dicho poder os alcance.

ESTADO DEL COMBATE

SALUD FÍSICA
Siobahn - 22 puntos de daño. GRAVE.
Nadire - 21 puntos de daño - GRAVE
Valeria- 20 puntos de daño.GRAVE.
Rendam - 17 puntos de daño. GRAVE.
Max - 15 puntos de daño. GRAVE.
Sira - 12 puntos de daño. GRAVE.

SALUD MENTAL
Valeria - 13 puntos de daño.
Rendam - 11 puntos de daño.
Siobahn - 9 puntos de daño.
Mary - 9 puntos de daño.
Sira - 9 puntos de daño.
Nadire - 7 punto de daño.
Max - 2 puntos de daño.

SALUD ALMA
Rendam - 19/36 puntos de daño.
Siobahn - 7/24 puntos de daño.
Mary - 1/18 puntos de daño.
Sira - 7/24 puntos de daño.
Max - 13/30 puntos de daño.

-¡Si tenemos que ir al puerto más vale empezar a dirigirnos directamente hacia el ya!. -Exclamó el artillero- ¡Puede que huir del centro sea bueno, pero si llegamos al borde de la isla, habrá mucho más recorrido que tomar entonces que si ahora giramos hacia allí!. ¡A no ser que alguien quiera ir en línea recta!.

Quizás fuera lo más inteligente que Max Powder podía haber dicho, a fin de cuentas, recorrer el perímetro exterior siempre iba a costar mucho más que recorrer un perímetro interior de dos círculos concéntricos; aunque tampoco sabía exactamente la velocidad de propagación del poder la muerte.

-¡Sea lo que sea, no hay que detenerse!. -Exclamó el artillero sin parar de correr, siguiendo a Mary Shepherd y al resto de su banda pirata- ¡Quizás se detenga eventualmente!.

- Creo que Nadire está en lo cierto. No deberíamos cambiar de rumbo, más que nada porque no nos encontramos en las mejores condiciones. –intervino Siobhan viendo que podría darse un momento de duda.

- Soy la primera que querría que nos diesen aquello que nos hemos ganado con nuestro esfuerzo, pero prefiero que todos salgamos vivos de aquí a arriesgarme y perder a alguno de vosotros. – continuó diciendo sin aminorar el paso.

Parecía que su intervención había acabado, sin embargo, la doctora propuso una última cosa, seguramente debido al cansancio y la fatiga:

- No dejéis de correr y estad bien atentos, quizás veamos un carro con caballos o algo similar, y eso nos pueda hacer más fácil la huida hasta llegar a la playa – concluyó a la vez que se decía a si misma: - Si salgo de esta voy a estar durmiendo una semana como mínimo.

 Visto que la capitana ya había tomado su decisión volvía la situación mucho mas simple ... limitando las posibilidades era mucho mas facil centrarse y evitar las preocupaciones del "que pasaría si..." , por lo que tomando mi forma animal completa que aunque era ligeramente mas lenta que la que estaba usando... podía echarme al lomo a cualquiera de mis compañeros que se sintiera demasiado fatigado físicamente como para mantener nuestro ritmo.

¡¡  Ba~aaaah !!

Todos siguieron la orden de Siobahn dejando claro de forma explícita quién seguía estando al mando de la tripulación y por qué todos ignoraban las órdenes de Max. Parecía la decisión más apropiada, la avenida oeste ofrecía una vía rápida de huida. Su momento para exigir algo se había quedado esfumado con la aparición de la parca. Paso a paso, trote a trote y metro a metro los piratas dejaron atrás, primero el mortal coliseo y después el poblado.

Cuando llegaron al bosque de pinos tuvieron que bajar el ritmo. A izquierda y derecha otros grupos tuvieron que hacer lo mismo, era muy fácil perderse, tropezar o chocar con un árbol. La parte positiva es que todos ignoraban a los otros grupos, estaba claro que en esos momentos la prioridad de todos era huir. Y así fue como llegaron a la playa. Y ante ellos se encontraron con un pandemonium. No uno como el del coliseo, pero casi.

Muchos barcos ya zarpaban e incluso se cañoneaban unos a otros, en una estampa que recordaba mucho a la llegada a Orre. También había grupos que iban en bote o a nado hacia sus navíos. Con tanto caos, también había quién se había olvidado de lo que habían dejado atrás y había comenzado a pelear.

Y en medio de todo ese caos, cerca del mar, había un pequeño barco. Casi parecía una barca, aunque tenía un pequeño castillo en la popa, un mástil y una vela cuadrada. En su proa había un hombre vestido con una armadura blanca con símbolos religiosos grabados. Llevaba en sus manos un largo bastón que acababan en... ¿una campana? ¡Sí! ¡Una campana! Era de un metal de color verde y sonaba con fuerza incluso en medio de ese caos.

—¡ARREPENTÍOS! ¡ARREPENTÍOS Y VOLVER AL CAMINO DEL SEÑOR!—gritaba el hombre como un loco—¡CAERA LA TORRE DE BETEL! ¡LOS MARES SE TEÑIRAN DE SANRE! ¡LAS TIERRAS SERÁN ABRASADAS POR EL FUEO DEL INFIERNO! ¡SÓLO LOS PUROS SE SALVARAN!

DONG. DONG. DONG. DONG. DONG.

—¡ESTA ES UNA PRUEBA DEL SEÑOR! ¡TODAVÍA PODÉIS SALVAROS! ¡ALEJAOS DEL DEMONIO! ¡RENUNCIAD A SATANÁS! ¡RECHAZAD A BAPHOMET! ¡REPUDIAD A BELCEBÚ! ¡REHUSÁOS DE ASMODEO! ¡APARTAOS DE LA PROSTITUTA DE BABILONIA!

DONG. DONG. DONG. DONG. DONG.

Mary y Max no tardaron de rememorar su corta pero intensa estancia en los calabozos del coliseo donde se encontraron a otro caballero similar a éste. Un caballero que... ¡estaba allí! ¡Junto al tío de la campana! Había cuatro o cinco caballeros más. ¡Quizás incluso era la misma campana! Tenía el brazo en cabestrillo y la cabeza vendada, sin duda había recibido de lo lindo. Como si fuera cosa del destino, los ojos del caballero acabaron en la Mary Caprina.

—¡EL MACHO CABRÍO! ¡EL AVATAR DE BAPHOMET ESTÁ AQUÍ!—gritó señalando a Mary con la mano que tenía bien— ¡SER GOFRIUS! ¡ES UNO DE ESOS DEMONIOS! ¡UNA CONCUBINA DE SATÁN! ¡Y TODOS LOS QUE LA ACOMPAÑAN SON ADORADORES DE BHAAL!

El tal Ser Gofrius levantó la mano y el otro caballero se calló inmediatamente.

—Quedaos atrás y reposad vuestras heridas, hermano—dijo el caballero de la campana—. Yo me encargaré de esa pobre alma corrupta.

El caballero entonces dio un gran salto recorriendo varios metros y cayó en el agua plantándose frente a los piratas, con el agua cubriéndole las rodillas.

—Descansad, hermano—dijo otro de los caballeros antes de saltar del barco.

—Nosotros nos encargamos—dijo otro siguiendo también al caballero de la campana.

Uno tras otro, cuatro caballeros más saltaron por la borda y se posicionaron tras Ser Gofrius. Los cinco  paladines tenían puesta la mirada en Mary y sus compañeros. Por algún motivo, que al menos la mayoría de la tripulación desconocía, parecía que ese grupo iba a ser un obstáculo para abandonar Orre.
 

Aquellos piratas religiosos era un gran dolor de cabeza, por no decir otra cosa, y peor aún, todos ellos se encontraban lo suficientemente heridos como para no poder ofrecer demasiada resistencia a aquellos hombres armados; y el tiempo estaba acechándoles con la muerte en sus talones.

-¡NUNCA ABANDONAREMOS A BAPHOMET!. -Exclamó Max Powder, un poco confundido porque aquellos se refirieran así a Mary- ¡PERO A LA CONCUBINA SI QUERÉIS OS LA PODÉIS QUEDAR!. -Dijo señalando a Valeria.

Al parecer el artillero defendería a Mary, a cambio de Valeria, un cambio que le parecía justo, puesto que la muchacha cabra tenía mayor antigüedad en la banda y le había golpeado menos en el Mini-(Maxi)-Max. - Por otro lado, este giró a ver qué hacían sus compañeros, si preferían luchar o tratarían de huir por la playa, antes de lanzar la primera bomba.

   Ante una situación así era fácil saber que era lo mejor para el resto, el bien mayor por sobre el propio aunque eso costara mi propia existencia ... o lo que quedaba de ella dado a los efectos de aquel mal cataclísmico..., por lo que simplemente tenia planeado bajar la guardia... volver a mi forma humana y ver si con cumplir aquella petición el resto de la banda podía huir de una vez del lugar.

  Solo... que el joven Powder intervino, afectando quizás ese plan inicial... pero dándome quizás ese pequeño empujón de voluntad - Ba~bahammmm - Balaba, aunque como mucho de los anteriores, su significado podía ser interpretado como el espectador quisiera - Baaaa~baaaah, baaarababa ba Maaaaraba - Y entonces tomar una postura defensiva mientras me preparaba para iniciar o huir ante este ultimo escalón.

Siobhan parecía tan atónita como podía estar el resto de los presentes que no habían tenido ningún tipo de interacción con aquellos “fanáticos”. Es más, por un instante hasta se olvidó de lo que venía detrás. Aunque quizás fuera por ese motivo por lo que Siobhan, previa mirada al barco de estos, reaccionó rápidamente.

- Nosotros no somos adoradores de nada. Si hay algún mal en esta isla, es el que está en el centro del coliseo y que justamente ahora se está propagando por toda la isla.

Siobhan, aun apoyada en Nadire, se soltó momentáneamente de ella para seguir diciendo:

- Miradnos, venimos hechos polvo de combatir contra ella y no hemos podido acabar con ese terrorífico mal que se está llevando tantas almas. Aunque… no me cabe duda de que unos inquebrantables fieles como vosotros no dudarán un momento en adentrarse y enfrentarse a ella, seguro que tendrán un mayor éxito que nosotros.

Dicho eso la doctora volvió a apoyarse en Nadire sin dejar de mirar al que parecía el cabecilla de aquel grupo.