Partida Rol por web

El hechicero siguió insistiendo a pesar de su herida. 

Cuenta de veinte hacia atrás, sabrás?​ 

Esta vez tenía que salir bien. 

 Las palabras de Habib, luchando por su vida surtieron efecto sobre el trastornado enano, que embrujado por la criatura de hielo, buscaba su muerte.

 Nada más pronunciás la última palabra el rudo Zulf se vió sacudido por un impcato de viento gélido, aturdiéndolo y obligándolo a protegerse con un brazo. Cuando volvió a mirar el humano ya no estaba.

Habib pudo ver cómo el grandullón enano se quedaba pasmado. Era el momento. Dio un paso a la derecha, apartándose de él y tomó una poción. Era una de invisibilidad. Así que, de repente, había desaparecido. 

Ninguno sabía lo que iba a suceder, y ninguno imaginaría los hechos que a partir de ese momento se desencadenarían. Como si una atmósfera cálida paseara por el lugar, una sensación de calor pasó sobre vosotros poniendo vuestra piel de gallina. ~Tarde~ Suspiró lamentándose la demoniesa lanzando una mirada asesina a Vorth.
Zybax y Vorth lanzaron sus golpes y el monstruo de cuerpo femenino los esquivó, apartándose de ellos, colocándose contra la pared.

Una de las manos de la figura encerrada en el hielo, una mano carnosa y rosada salió de la pared, aferrándose con los dedos a un borde inexistente impulsando el resto de un cuerpo que pareció emerger del hielo sólido como si se tratara de aceite, dejando que esquirlas de escarcha cayeran al suelo.
Una cabeza vacía ocupaba el espacio sobre sus hombros y su mirada sin rostro peinó a quienes allí habían – Dejad de luchar

La demoniesa ya había desistido, el pequeño ser de carne no entendió el mensaje y se lanzó contra los enanos quedando de forma instantánea congelado para luego empezar a derretirse rápidamente y desaparecer cualquier rostro de él siquiera en el hielo que antes pisaba.

Zulf tampoco dejaría de atacar, y ahora olfateaba el aire en busca de su presa ante la sonrisa burlona de la demonio que se hacía la distraída observando la figura que había aparecido y que emergía por completo del hielo encarándose directamente a Vorth.

Os agradezco que me hayais liberado… ¿Cuánto tiempo ha pasado?

~ 30.000 años – Respondió la diablesa- 30.000 años vigilando que nadie sacara esa espada bfff, como se nota que me hago vieja, no deberían atarnos a estas tareas de forma eterna, al final hasta los demonios nos hacemos incompetentes

Pues tu tarea ha terminado, ya puedes desaparecer – Ante la solemne proclamación la demonio solo rió por lo bajo y dejó resbalar su espalda por la pared para sentarse a ver la escena que sucedería… por nada se perdería ver como Zulf mataba a Habib.

El ser emanaba poder, incluso el más insensible de los enanos lo percibiría.

Zybax intentó entender que era lo que estaba pasando, aunque en su estado de frenesí le resultaba dificil hilvanar las ideas. Sin embargo, la presencia del extraño ser, la invisibilidad del humano y el extraño comportamiento de Habib le dictaron su proximo movimiento

- TRANQUILO - gritó mientras se lanzaba sobre su compañero e intentaba derribarlo para acabar el combate - creo que tenemos otro problema - murmuró extrañamente perceptivo

Zulf tienes una nueva tirada de voluntad para negar la sugestión Cd15

B... bu... be...

Vorth ni siquiera estaba intentando articular una palabra. Tan solo mascaba su propia saliva como si un escupitajo se le hubiese quedado pegado al paladar. ¿Era ese el amigo que estaba buscando Habib? Pues era más raro que un enano tuerto.

Zybax alzó la voz y Vorth desvió la mirada hacia Zulf. Había muchos motivos para querer matar a Habib: era de distinta raza, les hacía parecer más bajos en comparación, les había desviado de su misión para venir a morir a este agujero en el hielo... Pero estar dominado no era motivo suficiente para intentar asesinarlo. Además, Habib era majo. Zulf se estaba pasando de castaño oscuro manteniendo esa actitud prepotente de "te mato porque sí".

Mohveg.

Y a continuación de su palabra mágica, una de las esquirlas que se habían desprendido del ataúd de "Mr. ...." empezó a deslizarse sobre el hielo, zigzagueando y rebotando en las paredes. El trozo congelado teledirigido se mantenía acechante. En cuanto Zulf alzase un pie para acomodar su golpe, la esquirla cambiaría su dirección y se escurriría bajo la bota del poseso amigo para hacerle resbalar.

Zybax se lanza contra Zulf y éste cae de espaldas en el hielo  "CLOC" la cabeza suena a hueco cuando golpea con el durísimo suelo y no lucha contra el agarre de Zybax - ¡¿Ha-Habib?! ¿Estás bien? Yo...  no.... creo que estoy bien

He dicho basta - Su voz sonó fuerte, arrolladora y persistente, como una ola que rompe en la orilla y se mantiene unos segundos antes de volver al mar. Zybax vigila bien a Zulf mientras le suelta, pensando que en cualquier momento éste pueda verse presa del hechizo y volver a cargar, pero cuando guarda su arma y la demoniesa desvía la mirada desanimada, los aventureros saben que hay un problema menos del que ocuparse.

El ser avanza hasta Vorth mientras su voz aún se mantiene, parece levitar sobre el hielo porque no hace ningún sonido de pisada sin embargo la túnica que viste llega justo y exáctamente hasta el suelo. - ¿Sabes enano qué espada sostienes? ¿Te ha... dicho algo? - Vorth le mira extrañado

Sostienes a mi carcelero, al Dios Ejecutor que durante nuestro ocaso fué utilizado para encerrarme aquí... pero no temas, está débil, muy débil, demasiado para ser una amenaza ahora mismo, es solo una espada.

Permitidme que me presente, soy #%&ª{+*  - El ser emite unos sonidos ininteligibles y mucho menos imitables - Aunque se me conocía por muchos nombres, soy el Señor elemental del agua, encerrado en mí mismo y conmigo - Echó un vistazo rápido a los enanos - quedó encerrado cuanto encontraron en su paso. No culpo a aquellos que lo hicieron, simplemente sucedió- El ser se dió la vuelta y echó un vistazo al resto de enanos esperando saber qué hacían ahí, y a qué habían llegado hasta aquí.

Zybax respira profundamente mientras deja que el efecto de su furia combativa se desvanezca lentamente - Entonces... esa espada es mágica? - preguntó sorprendido - Quizás los elfos nos la cambien por un par de buenas hachas... y hasta algunas armaduras - propone demostrando su poca pericia a la hora de valorizar el objeto

- Pero... hace mucho que estais encerrado? - pregunta finalmente intentando mostrar un mínimo de educación, lo que le resulta casi imposible

Cuando se le acerca, Vorth no puede evitar que le tiemblen las rodillas. Solo conoce tres cosas inconmensurables: el agua, el hielo y el firmamento, y este ser afirmaba ser el señor de una de esas tres cosas.

Nomemates-nomemates-nomemates-nomemates...

Vorth se arrodilló y alzó la espada usando las palmas de las manos como un altar en el que ofrecer el Dios Ejecutor a esa cosa tan... elemental de agua. Vorth no entendía muy bien qué querría ese ser. Si era la espada, se la daría y los enanos se podrían ir por donde habían venido. Había sido su carcelero, podría guardarle rencor y querer destruirla.

Cuando el Señor de las Aguas se giró hacia los demás, Vorth meditó en la pregunta que le había hecho.

Yo... yo... Sí me ha hablado. Bueno... no con palabras... me... me habló transmitiéndome sensaciones. Una de las cosas que me "dijo" la pude identificar bien, porque es algo que a mí también me tiene pasado. Yo... ahm... Quiero decir, me refiero a que la espada tenía... sé que parece algo absurdo... La espada tiene hambre.

Zulf mira al ser indescriptible que tiene delante, quien se les había dirigido... pero Zulf no tenía qué decir. El había salido de su hogar para ir en busca de Rulf, su hermano, el valiente que partiera para restablecer las líneas de comunicación con los elfos... Pero eso no explicaba por qué estaba en esos momentos en ese templo.

Él había venido empujado por la lealtad, la misma que le hiciera partir de su hogar, ahora le empujaba a desviarse, para corresponder al extraño humano venido de... venido de otro lugar. Entonces le asaltaron las imágenes de momentos antes cuando atacaba le estaba atacando... así como de la voz y la fuerza que le empujara hacerlo.

Sin evitarlo lanzó una mirada fulminante a la demonia. Pero tan pronto como esta llegara, paseó su mirada por los presentes, esperando encontrar a Habib... pu... pu-pudiera ser que lo matara... no... no. No recordaba haberlo hecho, y tampoco estaba su cuerpo aquí.

Confundido, escuchó como Vorth comentaba algo acerca de la espada.

El ser sin rostro ni boca de la que brote su voz que surge a borbotones como un manantial que cae por sus vestiduras sin mojarlas mira a Zybax y asiente - Sí, mágica, así es. No está hecha para estar en manos de mortales

¿Hambre? Sí, claro, yo también tendría si fuera él. Probablemente, unos siglos más y ése imbécil hubiera muerto dentro de la espada. Yo seguiría encerrado claro. Ahora lucha por sobrevivir y pedirá contínuamente sacrificios para alimentarse y volver a salir de la espada.- Responde a Vorth

El Señor de las Aguas se gira hacia Habib para escuchar su discurso - No lo sé hechicero, el universo fluye como el río, y aunque haya quienes intenten encauzarlo, contínuamente tratará de volver a su rumbo original. No conozco Mundo-seco.... solo he conocido un mundo yo hasta el momento en el que todo se dividió y me encerraron aquí

Por último se gira hacia Zulf pero éste guarda absoluto silencio y aunque el Señor de las Aguas también espera algo, el enano meditabundo no tiene tiempo para dioses y recomposición cósmica. Rulf puede estar en cualquier lado, y el presente es todo lo que le interesa a un enano pragmático.

Echa un vistazo al hielo a su alrededor, como si todo fuera nuevo - Bien, si os puedo ayudar en algo estaré encantado, tal vez pueda encontrar a vuestro amigo, o quizá ayudaros a salir de aquí. Debo marchar en mi propia búsqueda, debo recuperar mi poder para ver cuanto ha pasado todo este tiempo y gobernar las aguas que fluyen por el mundo.

Pf... le liberamos de su prisión, y lo que nos ofrece como recompensa solo es indicarnos la dirección. ¡Será rata!

Vorth se rasca el pelo de la coronilla mientras mira reflexivo a la espada. Vorth tardaría una semana antes de morirse de hambre, y dándose un banquete antes del ayuno. Si la espada tarda dos siglos es que mucho ha tenido que comer antes de sellar al elemental de agua.

Vaya...

¡Ey! ¿Y qué hay de ella?-preguntó Vorth, señalando a la diablesa-¿Qué vas a hacer con la mujer de los cuernos?

Habib meditó un segundo la sabiduría que encerraban las palabras de aquel ser milenario. 

En efecto, alabo su saber, Señor de las Aguas, desde que el mundo se dividió, al menos dos mundos nacieron: mundo-seco, donde reina el fuego, y mundo-helado, donde las aguas forman una piedra fría o un manto blanco sobre las cosas de la tierra. Quizá, incluso, existan otros mundos. De alguna manera, lo que fue separado busca reconstituirse. Creo que por ello estoy aquí. Levantó el guantelete. Este artefacto es la clave, aunque no sé cómo. Mi vida es muy corta y pocos mis conocimientos. Sólo sigo mi intuición. Quizá usted quiera ayudarme. Usted conoció el mundo tal como era antes del desmembramiento. Cree que vale la pena?

- Entonces... no podemos quedarnos la espada? - preguntó Zybax sorprendido, - Pero si fuimos nosotros los que la sacamos del hielo y, si entendí bien, así te liberamos? - insistió esperando alguna recompensa por la acción del grupo

- El no-enano quiere encontrar a su amigo y nosotros llegar con los elfos para negociar... pero con una espada magica podríamos negociar mejor - propuso esperanzado - Y si no podemos llevar la espada quizás nos puedas dar algo que a los elfos les interese... como... eh... no se. Cosas para elfos! -

El divino ente mira la espada y la diablesa - No me atañen para nada, ni vuestra existencia mortal ni la reconstitución del universo, éste volverá solo a su cauce cuando deba. La diablesa ya no tiene nada que hacer aquí, puede hacer lo que le plazca, en cuanto a la espada, no me interesa lo que le suceda. Solo advertiros que no es lo que parece ser, es un Dios Ejecutor, y como tal, buscará volver a encarnarse.- Zybax, que vigilaba de reojo a la demoniesa vió en ella una sonrisilla pícara.

El ser mira impasible el guante y lo señala con la mano abierta - Ese guante lo he visto antes. Mientras me encerraban ese guante me atravesó de lado a lado... sin siquiera estar aquí... ni siquiera yo sabría explicarlo, fué como una proyección astral de éste.

¿Vale la pena re-unificar el mundo? - Le devuelve al hechicero para luego alzar las palmas como si tratara erróneamente de encogerse de hombros- ¿Qué sé yo? Los seres vivos se adaptan a cualquier mundo, y no soy yo precisamente quien para juzgar en cual vivían mejor

Vorth aún aferra la espada, Zybax mira de reojo a la diablesa, Habib aún sigue mirando el guantelete y Zulf se mantiene a un lado. - Si no hay nada más que os pueda interesar de mí marcharé ahora. Hay demasiado hielo en este mundo. El agua, requiere de un equilibrio para que la existencia pueda fluir.

Zybax no solía ser el mas despierta de ningún grupo, pero desde pequeño, sus mayores le habían inculcado que pretender un pago por un servicio era lo correcto. Y en este caso, este no parecía ser la intención del extraño ser salido del hielo

- Supongo que os deberíamos haber dejado encerrado. Despues de todo si a vos no os atañe nuestra existencia porque a nosotros debería preocuparnos la vuestra. Pero os hemos liberado. Y simplemente pensais en marcharos. No lo sé. Supongo que los Señores emelentales... - se trabó por un momento con las palabras - ... tienen otras reglas. Pero nosotros pagamos por los servicios prestados -

- Será por eso que no nos aprisonan en el hielo por siglos - se encogió de hombros - Si teneis que iros, iros. Ya le venderemos esta espada a los elfos... y con suerte se "encarnargá" en alguien que os busque para volver a encerraros... por tacaño - completó sin analizar a quien le estaba hablando

Shhh... Shhhh, Zybax.

Jajaja... Él no quería decir eso. Entonces, oh, poderoso Señor de las Aguas, no os interesan nuestros asuntos mortales... Pero comentasteis que sí nos podéis ayudar buscando a alguien o saliendo de aquí. ¿De qué modo? Necesitamos encontrar al amigo de Habib y al hermano de Zulf, y también necesitamos llegar a la ciudad de los elfos. No sé yo qué podríais hacer para hacernos alcanzar nuestros objetivos, pero si os ofrecísteis es que algo teníais en mente... ¿no?