Partida Rol por web

Omega sabía que algo no estaba bien en toda esa situación y, sin embargo, se sentía incapaz de imponerse. Cuando realizó el juramento pudo percibir con total naturalidad como la Quintaesencia que brotaba del aire alimentaba su juramento. Sus palabras estaban siendo entretejidas junto con la magia en estado bruto que había en los bosques gracias a la presencia del Fenix. Probablemente el Juramento le seguiría incluso mas allá de la muerte.

Desde el centro del pecho del Fenix surgieron dos puntos de luz blanca, pura y constante. Ambos puntos descendieron lentamente hacia los Magos y cuando estuvieron a la altura de los pechos de ellos, ambos puntos de luz se transformaron en un Medallón de piedra negra, posiblemente Onix, para cada uno. El medallón tenía tallada la forma de un Fenix, también completamente negro. Prácticamente carecía de brillo el Medallón, sin embargo reflejaba perfectamente la luz.

Ambos magos pudieron sentir que aquellos medallones contenían su propia reserva de quintaesencia y su resonancia era exactamente la misma que la del Fenix.

Cada vez que un ser muera bajo sus manos, el medallón capturará el Alma para purificarla antes de enviarla de nuevo al Ciclo de Resurrección. Es su misión, mis Heraldos, encabezar el cambio que traigo a este mundo. Ustedes dos son el comienzo pero no son suficientes. Necesito 1 Heraldo mas a mi lado. Traigan al Tercer Heraldo, al ser que esté dispuesto a fundir su alma con la mía. Así lograré que este mundo vuelva a servir a los Dioses.

La voz del Fenix no dejaba de sonar profunda en la mente de los Magos. El Fenix agitó sus alas y un polvo anaranjado cayó sobre ellos. En cuanto el polvo tocó los cuerpos de los Magos, comenzó a brillar tenuemente y las heridas se curaron en cuestión de segundos. Todas las heridas y el aturdimiento habían desaparecido, podían ver y oír perfectamente. El calor de la presencia del Fenix ya no les afectaba y podía verlo directamente si se sentían capaces.

¿Donde se encuentra el Manantial mas cercano? Necesito una fuente de Energía permanente mientras ustedes buscan al Tercer Heraldo.

Había decidido enviar al Fenix a la casona mientas buscaban al tercer Heraldo, tenía a alguien en mente, pero primero debía ocuparse de brindarle el nodo a su Dios.  Sería un honor para él, pero temía por sus amigos por lo que decidió que antes de informarle al Fenix donde estaba el nodo le enviaría un mensaje a Emiliano.

-Tengo poco tiempo para explicar.  Envío al nodo a un Dios- en ese instante imprimió la imagen del Fenix en el mensaje y un recuerdo de lo que había pasado desde que el Fenix apareció. -Hónrenlo como corresponde y no le teman, está aquí para ayudarnos-

Luego se dirigió al Fenix.  -Te ofrezco nuestro Nodo, es poderoso y podrás usarlo.  Allí mora mi capilla, les avisé de tu llegada por lo que creo no habrá problemas, sólo te pido seas compasivo con ellos-  Acto seguido envió una imagen telepática del lugar al Fenix 

Observo la escena. Y pienso que con ese poder desatado. Podíamos haber enviado al Fenix a algún manantial controlado por la tecnocracia. De seguro, acabaría con ellos.

Tendríamos un manantial más en nuestro poder... -murmuro.

¿Sabes de alguien que pudiese ser un heraldo adecuado, Dishi?

Quizás... sería una buena ofrenda para los lupinos -murmuro de nuevo.

Lo cierto es que todavía estoy sobrecogida por la visón del Fenix. Su silueta sigue grabada en mi retina. Era tan... bonito.

Asintió ante la respuesta de la mujer, él había pensado lo mismo, cuando el Fenix se marchara hablarían sobre el tema, después de todo todavía tenían un vampiro que cazar.

Dishi... mandaló a un nodo de la tecnocrácia. Que se alimente y los destruya...

Aprieto el puño alrededor del colgante.

Si tenemos un dios de nuestro lado, usemoslo contra el verdadero enemigo.

Recibida la imagen mental de la ubicación del Nodo, el Fenix dirigió su vista hacía la dirección de la Casona. Sus ojos brillaron por un segundo como si de rubíes se tratase. Acto seguido batió las alas con fuerza y levantó vuelo. Por mas que el Fenix comenzó a volar en dirección a la Casona, su luz continuaba perseverante en el aire. A medida que el Fenix se alejaba, el cielo pasaba de ser un claro mediodía a una tarde cerca de la puesta del Sol.

Con la intensidad de Luz que emitía el Fenix, toda la ciudad se había enterado de su presencia y posiblemente ningún vampiro estuviese en las calles en ese momento. Probablemente los más débiles que la Luz haya tomado por sorpresa ya sean historia.

-Lo siento- dijo Dishi -No era mala tu idea, pero ya le había enviado la ubicación de nuestra capilla.  Además, no se si me agrada tanto la idea de enviarlo a mis enemigos-  Todavía estaba sobrecogido por lo que significaba esa aparición, el movimiento en el mundo de los espíritus debía ser importante y quizás, la aparición de aquel nodo fuese algo más significativo de lo que esperaba.

-Volvamos a buscar al vampiro, puede que aún esté vivo, si es así esta será nuestra oportunidad-

Hoy no amigo Dishi -digo con frustración y tristeza. La tenía. Era mía, joder. Una presa tan golosa...

Cassandra se ha hecho una con la tierra. No dudo de que la súbita aparición del Fenix la haya podido dañar. Pero esta no che no cazaremos ningún chupasangre.

Pateo una piedra del lugar y aprieto el colgante con una mano. Tengo que preguntar a Emiliano la posibilidad de que lo funda en mi piel mágicamente, a modo de tatuaje.

Vamos Dishi. Descansemos.

Por cierto. Cassandra está sobre aviso. Ahora sabe lo que somos, o al menos lo imagina, y la próxima vez nos dará caza. Creo que mañana debiésemos intentarlo con otro.

Creo que Nadine sería la opción más lógica y fácil.

-Tienes razón, mejor volvamos a la casona.  El Fénix fue hacia allí y, pese a que le avisé a Emiliano, creo que lo mejor será llegar allí cuanto antes.  Después vemos lo de que vampiro cazar, quizás al ofrecerle a los lupinos la posibilidad de tener un Heraldo entre ellos no sea necesario ofrecerles el cuerpo de un chupasangre.- comenzó a caminar hacia el automóvil –¿Manejas vos?- preguntó mientras hizo sonar las llaves

Los magos estaban planeando abandonar los bosques de Palermo para dirigirse, una vez mas, a la antigua Casona, donde habían enviado al Fenix a que se alimente del nodo que ellos tan celosamente protegían. Antes de que Omega pudiera responder ante la propuesta de Dishi, el Akashico escuchó el ruido casi imperceptible del viento cambiando de dirección e, inmediatamente, alertó a Omega de que se pusiera a resguardo.

Dishi dio un salto en diagonal hacia atrás, con un giro calculado para poder esquivar una ráfaga de proyectiles, guiando su movimiento con la corriente del viento. Omega, por su parte, saltó hacia el costado apoyando sus manos en el piso en una medialuna, con la misma intención que Dishi de esquivar el posible ataque.

Antes de que los dos pudieran concluir sus maniobras evasivas, vislumbraron desde el bosque el fulgor de un arma disparándose exactamente dos veces casi al mismo tiempo. Inmediatamente los dos sintieron el impacto del proyectil perforando su pecho y como el golpe rompía el balance de sus cuerpos en el aire, haciéndoles caer al piso torpemente y sangrando.

Omega podía sentir como la munición quedaba atascada en su cuerpo y ardía como si estuviera al rojo vivo, quemando su carne. La bala había perforado su pulmón derecho. Dishi, por su parte, pudo sentir como el anillo en su mano reaccionaba ante el peligro y endurecía su cuerpo para soportar el daño, aún así no fue suficiente y la bala impactó de lleno en su estómago, perforándolo. Podía sentir como la bala le quemaba por dentro.

Antes de que los magos pudieran levantarse del piso, un hombre vestido de traje, sacó y corbata, caminaba en linea recta hacia ellos desde las sombras. Su rostro era completamente inexpresivo y los ojos estaban fijos en sus blancos. En su mano derecha llevaba una pistola negra, posiblemente automática, sin embargo Omega no llegó a verla en detalle como para discernir el tipo de arma que era. El hombre volvió a apuntar a los magos, preparado para volver a disparar, esta vez, dando el tiro de gracia.

Percibió el sonido de la bala surcando el aire y su instinto le hizo moverse en un intento por esquivar el ataque, sin embargo no fue lo suficientemente rápido y su cuerpo fue impactado, su anillo lo había salvado de una muerte segura, pero aún así la herida que había recibido era fatal.  Era sabido por todos los guerreros que una herida perforante en el abdomen te llevaría a la muerte bien por la hemorragia, bien por la enorme posibilidad de infección.  Podía imaginar como el proyectil había destruido sus tejidos y si había dado en el estómago la perforación haría que el ácido clorhídrico manara quemando el resto de los órganos y agravando el daño.  Otros maestros dominaban el arte de la sanación, pero él desconocía aquellas artes.
Colapsaría en cuestión de minutos, pero al menos intentaría darle una posibilidad a Omega.  En un intento desesperado por acabar rápidamente con su enemigo se propulsó hacia delante utilizando la antigua técnica de la patada del dragón.  Su cuerpo saldría disparado hacia su objetivo y no se detendría hasta impactar atravesando la distancia que los separaba a gran velocidad.

La imagen del Fenix titilaba en mi retina. Su esencia llenaba mis sentidos. Quizás por eso no pude darme cuenta del peligro que se nos echaba encima.

Sólo el ágil movimiento de Dishi me alertó de que algo no marchaba bien. Comencé una acrobacia para ponerme a cubierto. Algo me impacto en el costado penetrando las costillas. El impacto fue tan brutal que me sacó el aire de los pulmones y me hizo perder el equilibrio. Caí al suelo.

Intenté coger aire, respirar y la boca se me llenó de sangre. La cosa pintaba mal.

Alcé la vista para ver qué coño pasaba. Y entonces lo vi... Tecnocracia. La cosa pintaba realmente mal.

Gatee como pude tras un árbol y allí me dispuse a sacar la bala. Como si de la oscuridad y el frío de mi corazón se tratara intenté concentrarme en sacar esa bala que me abrasaba por dentro.

...

Y metérsela al tipo ese entre ceja y ceja. ¿A ver que le parecía?

Dishi saltó con ligereza sobre el hombre de traje. Su voluntad se impuso ante la realidad y su patada voladora impactó de lleno en el pecho de su adversario, con la brava fuerza del viento. La patada de Dishi debería haber causado una ruptura de costillas, clavícula y esternón en cualquier persona promedio, sin embargo el hombre poseía una resistencia al daño sobrehumana. El artista marcial pudo sentir como si pierna ni siquiera se hundía en el pecho del hombre.

Omega, que había logrado resguardarse detrás de un árbol para evitar otro impacto directo y así salvar su vida, había logrado quitarse la bala del pulmón gracias a su magia. Su voluntad de supervivencia sumada a la sentencia de muerte de quien buscaba su destrucción provocó que la bala que había extirpado de su interior volara a toda velocidad en dirección a su enemigo y, por cuestiones del azar diría un observador confundido, la bala dio de lleno en un punto crítico del hombre, la intersección de los huesos de la mandíbula con los del cuello. La bala entró con potencia perforadora y se pudo ver el fulgor de un chispazo proveniendo del cuello del hombre. Que segundos después de recibir la bala y antes de que pudiera accionar su arma, cayó al piso de rodillas con los ojos en blanco.

Dishi, que se encontraba parado a pasos de su atacante, pudo ver de cerca como este se desplomaba en el piso pesadamente. Al mismo tiempo, sentía como la bala en su interior continuaba dañando su cuerpo.

Miro el amuleto del Fenix. Vamos cabronazo, recoge el alma del difunto.

Trabajosamente me pongo en pie arañando la corteza del árbol. Miro a Dishi y luego inspecciono los alrededores.

Vamos Dishi. Yo piloto. Volvamos a la Casona. Tengo un mal presentimiento. Si la tecnocracia anda detrás del Fenix, hebremos dirigido a un grupo de respuesta rápida hacia nuestros compañeros.

Usa uno de esos trucos tuyos y avisa a Emiliano de que estén preparados para enfrentarse a la Tecnocracia.

Me concentro en extraer la bala del estomago de Dishi.

Coge las armas de ese capullo -digo respirando trabajosamente -quiero ver cómo mierdas hacen lo que hacen.

Cayó de rodillas tomándose el estómago, respiraba con suma dificultad a causa de la herida.  Podía imaginar lo que pasaba en su interior, el ácido de su estomago se colaba por el agujero provocado por el proyectil quemando sus vísceras mientras su abdomen se inflamaba con al hemorragia, le quedaba poco tiempo de vida, escasos minutos, nada más, se sentía débil.  El agujero en el abdomen hacía casi imposible respirar, no por el dolor, aquello podía controlarlo, sino por una cuestión biológica, el ingreso de aire a través de la herida provocaba que la cavidad toráxica se comprimiera cada vez que el diafragma se movía, escuchó la voz de Omega, pero no llegó a entender lo que la mujer decía.
Le parecía irónico, uno de los aspectos del Drahma lo había elegido como heraldo, segundos después caía muerto por sus enemigos, renacería, de eso estaba seguro, e intentaría abandonar este mundo de la mejor forma posible, clamando la presencia de un nuevo aspecto de la décima esfera.
El dragon era, en la cultura oriental, la representación de las fuerzas primitivas y la sabiduría, dos de las cosas que le faltaban a este mundo, fuerza para los sabios y sabiduría para los bárbaros, eso es lo que intentaría traer.  Comenzó a rezar nuevamente mientras intentaba canalizar la su fé para así contactar con el espíritu sabio, el espíritu dragón y que este lo guíe y le indique lo que debía hacer.

Omega había logrado quitar la bala del interior de Dishi sin inconvenientes, sin embargo su compañero parecía afectado por el combate, tanto física como emocionalmente. Los ojos de Dishi se cerraron y quedó inmerso en un trance guiado por sus rezos. Mientras Omega esperaba  que el Medallón del Fenix absorbiera el alma de su enemigo, se percató de que la bala le había perforado la garganta. Extrañamente, ni al rededor de la herida ni en la ropa del enemigo había rastros de sangre.

Algo hacía sentir a Omega que se encontraba completamente sola, con Dishi a cuestas y que, pronto, estaría en un peligro mucho mayor. Si sus presentimientos eran ciertos, habían sentenciado a la muerte a sus compañeros de Capilla al enviar al Fenix hacia allá, dado que la Tecnocracia atacaría con todo su poder y los miembros de la Capilla estaban todos divididos en distintos puntos de la Ciudad, por lo que sería imposible que lograsen proteger la Capilla, el Nodo y sus vidas.

La luz que emitía el Fenix aún podía verse desde los bosques, por mas que estuviera lejos, su presencia en la realidad había convertido la noche en día. Cuando Omega intentaba juntar fuerzas para creer que aún tenían oportunidades de sobrevivir, la luz se apagó por completo y la noche completamente oscura arrasó con las pocas esperanzas que le quedaban. La Tecnocracia ya había llegado hasta el Fenix...

Intenté sacar fuerzas de donde no las había y cargar con el cuerpo de Dishi. Con suerte, la Tecnocracia habrá pillado al fenix antes de llegar a la Casona y su refugio estará seguro. Eso esperaba...

La ausencia de sangre le hizo pensar en que quizás el atacante fuese un sintético o algo así. Daba igual, lo importante era llevar a Dishi a un lugar seguro. Tanto él como ella necesitaban descanso urgente. Y ayuda médica urgente.

Recojo el arma del agente y luego cargo con Dishi. Al auto canalla.

Intento sopesar mi lista de contactos. Necesitaba un médico.

Deposito el cuerpo de Dishi en el asiento del copiloto. Conduzco hasta una estación de trenes o buses. La más cercana y tras guardar todas las armas en mi mochila las meto todas, excepto la de la tecnocrácia, en una consigna.

Luego estrello el coche contra un edificio en obras. y me encargo de llamar a una ambulancia. Los hierros de los encoframientos pueden haber atravesado mi pulmón y el estomago de Dishi. Sin balas no llamaran a la poli. No de momento.

Omega metió el cuerpo de Dishi en el interior de auto, le ajustó el cinturón de seguridad y rezó en silencio para que ambos pudieran llegar vivos hasta la Capilla de Rivadavia, donde esperaba que pudieran ayudarlos. En el camino llamó a Briar Rose, la cual atendió de inmediato.

Omega, ¿Estas bien? ¿Donde están? Apareció un Fenix gigante en el medio de la Ciudad y se dirigía a nuestra Capilla. Apareció la Tecnocracia y la Capilla ya esta esta rodeada. Intenté comunicarme con Emiliano, Antoine e Ileana pero ninguno me contesta. Erick y yo estamos fuera de la Capilla... creo... creo que la perdimos.

La voz de Briar no sonaba nada contenta del otro lado del teléfono.