Partida Rol por web

  Al llegar a la plaza luchas contra la multitud por obtener un lugar en primera fila. Por fin, llegas hasta el punto de visión más cercano, y te encuentras con una visión algo fuerte. Como si hubiesen vuelto cien años atrás, dos hombres están aprisionados de manos a dos postes. Un anciano habla entre ellos, recitando ante el público como si fuese un juez. El de la izquierda te parece conocido. Entonces recuerdas que lo viste en la taberna el día anterior. Tiene el hombro y la pierna derecha vendados; por eso imaginas que lleva profundas y serias heridas ¿Qué le habrá ocurrido?

 El de la derecha está aún peor. Sus pantalones están hechos jirones. Va descalzo y sin camisa, lleno de cicatrices. Su rostro delata extrema fatiga. De su boca cae saliva, cual rabioso animal. sus ojos, desorbitados, miran furiosos al público a su alrededor. 

 A tus lados, varios hombres intentan avanzar con látigos, palos de madera y otras armas caseras, dispuestos a torturar a los condenados.

  De entre la multitud, ves surgir un rostro familiar. Es la dama que estaba con aquel extraño hombre en la taberna la tarde anterior. ¿Qué estará haciendo aquí?

    Miro horrorizada lo que la gente está haciendo. Esto es salvajismo!!! Busco con una mirada desesperada, a alguien conocido como para preguntarle lo que está sucediendo, dado que mis ojos no creen lo que ven y no puedo evitar sentirme mal ante lo que tenía enfrente. Empiezo a moverme entre la multitud antes de realizar alguna acción, sino, para mi desgracia podría verme envuelta en tal revuelta.

   Miro con desilución lo que sucedía adelante y, suspirando por ello, decido volver a la casa de huéspedes, resignada ante el accionar del pueblo. Camino un buen trecho con las manos en la cintura y sigo, mientras miro al suelo con un halo pensativo, pero llegando a una conclusión. Cuando uno no debe meterse en cosas del pueblo, no hay que hacerlo. Lo lamento por ese hombre, pero no puedo hacer nada desde mi posición, sólo denunciar esto, pero seguro sin resultados...

¡Yo no mate a ninguna persona!¡Sueltenme!. Grito y trato de safarme de las ataduras.

luego de escuchar al anciano le contesto. Entonces dejeme probar mi inocencia, yo nunca mataria a una niña.

   Desde lejos, puedo escuchar los gritos de ese hombre que me parecía familiar. Sabía que era un extraño y, de algún modo, tal vez podría tener razón. Entonces decido volver sobre mis pasos e intervenir, sabiendo que esto podría traerme inconvenientes o que podría correr la misma suerte que los que estaban a punto de ser torturados y muertos por esos frucutuosos ideales propios de los pueblerinos que se niegan ante la razón del ser humano, dejando de lado su dignidad. Malditos, esto me costará demasiado si logro salir con vida de aquí.

  Al escuchar tus reclamos, la gente alza sus armas y grita aún más, pero aquel anciano interviene nuevamente y te cede la palabra. Adelante, habla. ¿Cómo puedes probar que no has sido tú el culpable?

Yo llegue al pueblo hace un dia, y la tarde de ese dia me perdi en el bosque, alli me ataco un lobo cerca de una cueva. No he hecho otra cosa. Despues volvi al pueblo a pedir auxilio.

  La gente no parece creerte. Nuevamente, intenta avanzar, ahora a empujones. Y en uno de esos avances, tiran a Arleen en medio de la plaza. Entonces se dan cuenta de su presencia. ¡Ella tampoco es de aquí! ¡Puede que sea una bruja!. 

Me logro safar de las sogas y me paro frente a la multitud. Si no me creen los llevare a la cueva en las afueras. Y luego miro al anciano que encabeza el grupo y me acerco a él.

  A la gente parece convencerle tu propuesta.

  Bien - anuncia el anciano, encabezando el grupo - Te segiremos, pero por tu bien debe ser cierto.

Me acerco al anciano y le digo en voz baja: Yo vine a ayudar, a quitarles la maldicion de la noche y dejarlos descanzar en paz.

   Mirando atónita a todos, trato de hablar diciéndoles lo que me llevaba hasta allí- Yo...Yo he venido a in-in-vestigar ehm... los rumores- y trato de sonar lo más seria posible, pero el nerviosismo me hace perder la capacidad de pensar claramente y lo que yo digo suena como una gran mentira.

  Afortunadamente, nadie parece escucharte. En lugar de eso, siguen a Roland en la dirección que él les indica.

  La multitu se arremolina en torno al derrotado King. Lejos de ser el famoso noble que gobernaba financieramente los alrededores, aquel ser dista de semejarse a un humano. Su cuerpo está demasiado demarcado por la exposición a un corto pero duro periodo de vida silvestre. Su rostro muestran infinitos rasgos de locura. En su boca y garganta ves sangre coagulada, pero no presenta ninguna herida, por lo que deduces que será de lo que sea que estuvo comiendo ultimamente.

 Varias personas intentan acercarse y hablar, pero no logran nada más que un fuerte y salvaje gruñido por parte de la presa.

miro a quien encabeza la multitud y le pregunto que es lo que van a hacer con King. Como piensan acabar con él.