Muchas cosas habían pasado en las últimas 24 horas, pero por fortuna todos los miembros de la tripulación del Cuervo estaba a salvo.
La operación de infiltración de Van Ulrich, Quick Mickey y Hoban se había complicado mas de lo esperado, pues los bandidos parecían estar al tanto de su incursión y les habían preparado una emboscada. Por fortuna la rápida intervención de Wyatt y su Sky Surfer habían puesto fin a la situación, aunque Quick Mickey y Hoban habían salido heridos (no de mucha gravedad, eso si) del altercado.
Por su parte Minek y Nadaiba se habían dirigido a Warlock a realizar unas compras y, si aviso previo, se vieron involucrados en lo que parecía un ataque Reaver. Una nave de estos salvajes entró rápidamente desde la atmósfera y desembarcó a un pequeño contingente en el poblado, que e dedicó a sembrar el caos y el terror.
Desde el Cuervo Aryssa fue testigo del ataque y decidió coger su lanzadera e ir en busca de sus compañeros. Al llegar a las afueras del pueblo encontró a Minek y a un hombre y una mujer de la localidad que eran hostigados por varios salvajes. Finalmente los atacantes se fueron, llevándose eso sí a la mujer del pueblo y dejando mal herido al hombre. Minek se salvó por los pelos, pero no había ni rastro de Nadaiba.
Poco después de este incidente los asaltantes se retiraron de Warlock, llevándose con ellos a un grupo de mujeres y niñas.
Una vez seguros de que el peligro había pasado, el resto de miembros de la tripulación del Cuervo se presentaron en el poblado, donde los supervivientes del ataque les ayudaron a curar sus heridas y les ofrecieron refugio donde pasar la noche.
Al indio Nadaiba lo encontraron horas después, tirado en el suelo de la tienda del pueblo (que había quedado totalmente destrozada por lo que probablemente fue un aparatoso combate cuerpo a cuerpo), semiconsciente, con un feo golpe en la cabeza y balbuceando cosas incomprensibles sobre “el espíritu del bosque”. Las gentes del pueblo le atendieron y a la mañana siguiente ya se encontraba como nuevo.
A la mañana siguiente Van Ulrich y su tripulación se reunieron con William Jui, alcalde de Warlock, en la pequeña cantina del poblado.
Los destrozos provocados por el ataque eran bastante menores de lo esperado, con solo un par de casas y el comercio destrozados por dentro. No obstante habían desaparecido un puñado de mujeres y niñas, y el sheriff, un tal Max Spencer, había aparecido muerto en su oficina. Alguien lo había asesinado a sangre fría, disparándole con un revolver. La cosa era aún mas extraña si se tenía en cuenta que los asaltantes solo habían mostrado armas de combate cuerpo a cuerpo (mas concretamente unos desagradables machetes).
- Señor Van Ulrich y compañía - dijo el alcalde - El pueblo de Warlock agradece mucho lo que han hecho por nosotros, aunque como ya han podido comprobar los acontecimientos no podrían ser mas desafortunados...
Era un hombre mayor, probablemente de mas de 60 años, al que los acontecimientos del pasado día, junto con meses de asalto por parte de aquellos bandidos, habían desgastado, dándole un aspecto débil y agotado. No obstante el viejo trataba de transmitir la imagen mas segura posible, consciente de que en las actuales circunstancias su pueblo necesitaba un líder seguro de si mismo.
Junto a él se agrupaban algunos hombres de Warlock, entre los cuales se encontraba el tendero, Michael O-Malley.
A pesar de que el reencuentro con Nadaiba y el resto de la tripulación sanos y salvos había aliviado momentáneamente a Minek, esa sensación duró bastante poco y la culpabilidad volvió a hacer mella en ella provocando que pasara todo el resto de la tarde y la noche encerrada en su cuarto sin hablar con nadie. Algo poco habitual ya que acostumbraba a ser uno de los miembros del Cuervo más vitales y optimistas.
Al día siguiente accedió a salir de la habitación con ciertas reticencias y los ojos hinchados. Probablemente a esas alturas Arhyssa ya había explicado al resto que una de las mujeres que había sido secuestrada por los reavers resultaba ser una antigua amiga de la mecánica pero la susodicha no abrió la boca en todo el trayecto hasta el despacho del alcalde.
Una vez en el lugar, observó apenas una fracción de segundo a Michael antes de bajar la vista a sus propias y desgastadas sandalias totalmente avergnzada.
Probablemente la situación hubiera sido la misma, o incluso peor, de no haberse encontrado en el lugar, pero no podía evitar desear haber hecho algo más.
-¿No es mucha coincidencia que el día que aparecen los reavers asesinen al sheriff...?- aventuró a preguntar apenas con un hilo de voz, por lo que apenas sus compañeros más cercanos alcanzaron a oírla pensar en voz alta.
Lo que estaba claro es que ése disparo no había sido provocado por ésos bárbaros. ¿Y por qué se llevaron a las mujeres y hablaban tanto entre ellos? Algo no acababa de cuadrarle pero esperó que los más experimentados vertieran algo de luz al asunto.
yo ni me acordaba de los puntos de trama >.<
Despues de arrancar la botella de las manos de aquel enquencle cantinero, Wyatt repasa con la mirada el dorado licor que desprendía aquel aroma tan familiar. No se traba de un buén wisky, pero eso a Kinney le traía sin cuidado.
Escuchaba con atención las palabras del viejo alcalde con una expresión algo escéptica através del denso humo que salía de su cigarrillo. De nuevo el licor resvaló por su garganta justo antes de percibir las palabras de Minek.
Hacía horas que no había hablado con la muchacha... Para ser mas exactos; des del comienzo de todo este asunto. Y verla aflijida era algo nuevo para todos.
Aun así Wyatt no movía un solo músculo de su rostro y aquella indiferente expresión seguía allí como si de una mascara se tratara. Cualquiera diría que estaba cabreado.
-La cuestión es, señor Jui...- Empezó Wyatt. -¿como es posible que aquel atajo de matones estuviera esperandonos?- Tras escupir la pregunta guardó unos instantes antes de proseguir. -Dos compañeros han sido heridos... Comprenderá que la posibilidad de un soplo es algo que me pase por la cabeza.- Dice al fín soltado la botella a medias encima de la mesa.
-¿Quién mas, aparte de usted, estaba enterado de la operación?-
Lo acontecido el dia anterior, habia hecho que Dirk sintiera unas ganas terribles de abandonar el planeta. Ya habia visto suficiente, y su cuello habia peligrado mas de la cuenta. Este no es un buen lugar para mi... Pensaba mientras intentaba conciliar el sueño.
Al dia siguiente, fueron llamados para hablar con el Alcalde de la ciudad, y aun sin ganas, pensó que seria bueno reunirse con él, aunque fuera solo para cobrar la recompensa e irse... Pero al llegar a la reunion y ver al resto de sus compañeros, entendió que la tripulacion del Cuervo no pensaba como él... Niños raptados por los Reavens!! Esto no podia acabar bien. A eso habia que sumarle el rapto de la amiga de Minek...
Ya tenemos lo que buscabamos no?? Hemos cumplido, por que seguir escuchando las pamplinas de este hombre... Aparte, es mas que probable que uno de los suyos nos hubiera vendido... Esta ide la rondaba por la cabeza una y otra vez.
Escuchó con detenimiento las preguntas de Wyatt, como si las hubiera formulado el mismo y esperó ansioso la contestacion del Alcalde.
A Hoban no acababa de gustarle la idea de volver a ese pueblo, pero era necesario que fueran a hablar con el alcalde. Todavía quedaban un par de asuntos pendientes. Hoban siempre se apuntaba a las expediciones, fueran peligrosas o no, y ésta, con o sin Reavers, no iba a ser una excepción.
Sin embargo, siempre tuvo la idea de que las personas "importantes" no pretendían hablar con un chaval jóven, sino que buscaban el rango del capitán o al menos la experiencia que dan los años. Por ello se mantuvo en silencio todo el rato, con la mano cerca del revólver y esperando un gesto lo suficientemente sospechoso por parte del alcalde, como para tener la excusa y poder volarle la cabeza al viejo vaquero.
Entonces fue cuando Minek, quien últimamente se encontraba en estado casi depresivo, pronunció la pregunta clave. Una pregunta que todos teníamos en la cabeza pero ninguno había nombrado aún, esperando resolver la cuestión de traición. Seguramente ambas estuvieran relacionadas.
Hoban se acercó a la mecánico y tocándole lévemente la espalda, le susurró al oído: - Minek, si no te importa, luego me gustaría hablar a solas contigo. - Sin esperar más respuesta que un gesto afirmativo de la mujer, Hoban se acercó de manera lenta y con las manos a la vista hacia el capitán y Wyatt que se encontraban más adelante.
- Wyatt,... no le acuses todavía, deberíamos cobrar primero,... si de verdad está en el ajo, voluntaria o involuntariamente, es un asunto que deberíamos tratar una vez tuvieramos asegurada una posibilidad de salir de aquí y seguir volando. Y creo que con el depósito vacío no vamos a llegar muy lejos.
La mirada curiosa del Alcalde, quién Hoban esperaba que no le hubiera oído, hizo que Hoban se callara, no pretendía que el Alcalde tomara una posición defensiva y se perdiera toda posibilidad de comunicación amistosa. Es cierto que nunca había simpatizado con los supuestos líderes de los pueblos fronterizos, pues pensaba que ellos tenían mucha culpa de que ataques como el de ese mismo día acabaran siempre de la misma manera, pero aún así la vía de negocios simpre le había parecido mejor... o al menos, más pacífica.
Así que para disimiular dijo en un tono más alto:
- Venga, deja ya esa botella Wyatt, vas a molestar a nuestro amigo. - Y antes de apartarse de delante de sus compañeros, les guiño un ojo de manera cómplice.
No se si será necesario o no, pero a lo mejor deberíamos abrir una escena para esa conversación con Minek,... sólo pretendo contarle partes ocultas de la historia de mi personaje... creo que Icant entenderá porqué xD
Casi podría adivinarse un leve suspiro que procedía de los fauces de Wyatt tras escuchar las palabras del jóven pistolero. Aunque mantenía la misma expresión, solo desplazó la vista unos grados justo antes de hablar por encima del hombro y sin mirar directamente al chico.
-Lárgo de aqui, Hoban...- Dice con seriedad. Realmente estaba cabreado. -... y llévate a esa hippie contigo.- Tras decir esas palabras aplasta el cigarro en un cenicero que había justo enmedio de la mesa. Despues mira de nuevo al viejo en espera de su respuesta.
-¿Y bién?-
Las preguntas que escuchaba no parecían sorprender al alcalde, que asintió pausadamente, con un gesto grave en su rostro.
- Efectivamente - dijo - ayer tuvieron lugar una serie de "extrañas coincidencias", muchas de las cuales quedan aún por resolver...
Suspiró un instante y quedó en silencio, mirando el reflejo de luz en la botella que Wyatt sostenía. Luego continuó:
- Los detalles de su pequeña incursión... solo los conocíamos el difunto sheriff y yo mismo, que yo sepa - Miró a los lados, hacia las caras de los hombres del pueblo que escuchaban atentamente - es posible que alguien oyese algo, o que corriese algún rumor, pero nada lo suficientemente explícito como para montar una emboscada...
Miró entonces a Quick Mickey y a Hoban, que aún tenía el brazo en cabestrillo por el disparo que había sufrido en el hombro.
- Lamento profundamente lo ocurrido - prosiguió - y el pueblo de Warlock les ayudará en lo posible a curar sus heridas, pero como comprenderán en estos momentos tenemos preocupaciones mas importantes en mente...
- ¡Las mujeres! - interrumpió Michael, con la voz nerviosa y quebradiza. Tenía unas aspecto horrible, como si hubiera pasado la noche en vela, llorando o algo peor.
- ¡Han desaparecido 12 mujeres y 4 niñas! - continuó - ¡Y mi Sally...!
Agachó la cabeza y se cubrió el rostro, sollozando.
- Mi pobre Sally...
- Las mujeres... - dijo el alcalde - ¿tiene alguna idea de para que las raptarían esos salvajes? Se han oído historias...
La voz del alcalde se quebró un momento, como si aquello en que estuviese pensando fuese demasiado horrible como para decirlo.
- Historias - continuó, con fuerzas renovadas - terribles a cerca de lo que son capaces de hacer esos salvajes, pero nunca de que raptasen en masa a tanta gente... viva...
Wyatt asiente ante la contestación del alcalde. Le creía, al fin y al cabo aquellos pobres imbéciles no sacarían nada de sus muertes...
-Yo de ustedes no confiaría en la suerte de sus mujeres.- Dice Kinney recostándose en la silla. Carecía totalmente de tacto, aunque creía que era mejor que aceptaran la realidad tal cual.
Aceptar las muertes y despedirse de los cadáveres o convertirse en uno de ellos. Se trataba de una máxima marcada a fuego en su alma.
Conseguir que los miembros de la tripulación vieran un nuevo dia con sus pellejos intactos ya suponía una tarea complicada visto lo visto, y dedicarse a cazar reavers no entraba en la idea de seguridad que tenía Wyatt.
Habían terminado con el trabajo de las minas, pero Wyatt sabía que quién tenía la ultima palabra era Dirk. De modo que decidió guardar silencio y esperar la decisión del capitán.
Mickey había permanecido a la espera con la mano no herida cerca de su revolver. Ya los habían emboscado una vez, no quería que lo pillaran desprevenido una segunda vez.
"Así que los Reavers atacaron el pueblo mientras estábamos en la mina. Supongo que tuvimos suerte, aunque es extraño que no se llevaran a Minek..."
Mickey se acerca un poco al capitán y le pregunta en voz baja.
-Ya hemos cobrado Dirk? Porque si es así, deberíamos salir de este Wan Duhn Luh lugar.
Wan Duhn Luh = Arruinado.
Lo de la escena a parte me parece un poco excesivo, porque al fin y al cabo estáis en la misma habitación que ellos. Lo que si podéis hacer es poner posts que solo los podáis leer vosotros.
Ok... me parece bien... luego me escribo una historia para Minek... ahora voy a postear para el resto que es lo que parece más "urgente" xD
Hoban, respetando la decisión del veterano, se echó hacia atrás.
Se acercó a Minek y le dijo:
- Minek, no te preocupes, el hecho de que estemos aquí con ellos no va a influir en las decisiones que tomen... Quiero contarte algo, por favor ven conmigo un momento.
Hoban se aleja unos pasos más, tratando de conseguir "intimidad" para el capitán, Mickey y Wyatt, pero se acomoda lo suficientemente cerca para que su fino oído logre captar las palabras que se dirijan. Una vez allí, le hace gestos a Minek para que se acerque.
Minek asintió en primer lugar al joven Hoban, aunque no se movió del sitio en el que parecía haberse quedado anclada, escuchando la respuesta del alcalde y las preguntas del resto de sus compañeros.
Todos parecían igual de desconcertados y varios hechos no parecían cuadrar con lo que se espera de los salvajes reavers, pero nadie podía tener una respuesta concreta por el momento.
-Cada vez dudo más que se tratara de reavers...- Minek frunció el ceño tras el hincapié de William acerca de lo extraño que fuera que las secuestraran sin matarlas. Lamentable, pero cierto. La posibilidad de que quisieran procrear cruzó su mente por un instante, pero los consideraba demasiado bestias incluso para eso.
Finalmente dedicó una mirada silenciosa y fulminante a Wyatt, bastante ofendida. Ya le hubiera roto la botella contra el propio suelo de encontrarse en otra situación pero esta vez ni se molestó a replciar por su falta de tacto, simplemente colocó la extensa tela que cubría sus hombros por encima de su cabeza para cubrirse mejor y se apartó varios metros de la reunión "principal".
-¿Qué es tan urgente?- preguntó a Hoban sin poder disimular su curiosidad y extrañeza.
Hoban inclinó levemente la cabeza hacia el suelo, después le relató a Minek su historia pasada.
Naidaiaba miraba exceptico a todos los involucrados. Todavía se sentía un poco aturdido por el combate y todo estaba bastante confuso en su mente.
'¿Quién habría dado el soplo y con qué objectivo? ¿Estaba relacionado con el ataque de Reavers? ¿De quién hablaba el gran espíritu?'
Naidaba dio dos pasos al frente con la mano en la zona del mayor golpe y el ceño fruncido y sin elevar mucho la voz dijo:
- Amigos, hay muchas respuestas que necesitan ser respondidas. Vosotros las buscáis aquí, entre las gentes de Warlock. Yo debo ir a mi compartimento y meditar con los ancianos para hablar con los espíritus. Ellos tienen respuestas que aquí no encontraremos.
Diciéndo esto dio media vuelta y se retiró a paso lento hacia el cuervo. No le importaba lo que los demás pensasen: Tanto si se les pasaba por la cabeza que estaba loco como si lo hacía para recuperarse de sus golpes. 'No es fácil creer cuando nunca han visto...', pensó.
Una vez Naidaba llegó a su compartimento cerró por dentro la puerta. Se acercó al centro de la habitación y extendió la vieja alfombra ceremonial. Entonces se acercó hacia la zona en que cultivaba plantas y con un cuchillo cortó un pedacito de cactus de una de ellas. Cerró los ojos y murmuró unas palabras. Tras incorporarse y con paso lento se sentó con las piernas cruzadas en la alfombra y comenzó a cantar una melodía en su lengua natal.
Después, con los ojos cerrados, comenzó a comerse en pequeños bocados el pedazo de cactus que había cortado.