Partida Rol por web

Ese "hiiii" parece el chillido histérico de Eco. ¿Habrá visto una arañita? Jusjusjusju... Ese espectáculo ridículo va a ser digno de ver.

Estragón arrastró la precaria cuerda hasta poder asomarse por la trampilla al interior de la cripta. Su gorda papada vestía una sonrisa de autosuficiencia y superioridad.

A veeeeer.... ¿que te ha pasado ahooooora?

El cocinero se tuvo que agarrar el sombrero cuando miró hacia abajo, al interior de la cripta profanada por sus compañeros. Enarcó una ceja, como si no se creyese lo que acababa de ver.

¿Pero qué mierdas...? ¡Por los profiteroles de atún! ¡No me lo puedo creer!

Si esa exclamación era verdadera sorpresa o solo una burla irónica a algo completamente esperado, era algo que solo alguien que estuviese viendo el interior de la tumba podría interpretar correctamente.

Nada hubiera sacado a Sapo del estado de concentración y aislamiento en el que se encontraba leyendo el libro que el gritito de Lilith. A pesar de que la elfa había despreciado un buen libro, algo duro para los profanos pero aún interesante, Sapo lanzó una mirada por encima de las ajadas página hacia Estragón.

- ¿Qué pasa ahora?- Les había advertido a aquellos locos, inconscientes por seguir una fe a ciegas. Las prisas no eran buena compañía, sobre todo para magos, y en especial para los ilusionistas, mucho más si eran gnomos. Sapo tenía la fuerza de un niño humano y su poder, aún bastante limitado a pesar de lo que el pudiera creer, estaba casi agotado pro completo debido a una larga jornada sin descanso alguno. Muy a su pesar dejó el libro apartado a un lado y cambio su agradable tacto por el del áspero de la madera de su pequeña ballesta, previamente cargada. Con ella se acercó al borde de la trampilla, junto al seboso Estragón, y miró al interior. Con uno de sus ojos fijos en su compañero le inquirió.-¿Vas a bajar?- Era una suerte que ambos tuvieran una vista que se adaptaba bien a la penumbra.

Lilith soltó una irónica risa mientras miraba a Estragón y Sapo asomarse por la trampilla: Jajaja, lo siento. He sido yo. Es que... * bajó el tono hasta susurrar: no me gustan las sorpresas.

Se le ensombreció el rostro al mirar a Galdar. ¿Qué...?

Eralion... Un mago caído en desgracia por su propia curiosidad... No creí que te encontraría nunca de un sitio a otro. Había oido hablar de ti. -Se relaja el cuerpo, destensa el arco, se agacha en el suelo, riendo para si mientras remueve el polvo del suelo con la mano.- ¿Mereció la pena? ¿Mereció encontrar la inmortalidad para estar aquí encerrado? Me apiado de ti. Espero que contestes al menos a una preguntas, porque no pienso evitar el no-prenderte-fuego -dijo enfatizando las ultimas palabras. Bien. Dime, como llegaste aquí y a este conocimiento. Como sucumbiste a este final... o principio, de al menos una cárcel tan "elegante". ¿Hablaste con Feriblan alguna vez? ¿Te suena el nombre de Vortigen?. Que le contaste. Podemos acabar esto por las buenas, o por las malas... -Se arremolina el frió en sus palabras, no solo por el ambiente gelido que caía sobre ellos, sino por el propio final que atestiguaban.- Pero siempre podemos alargar tu dolor un poco más. Que quizás seas solo un espíritu, no implica que lo que pueda vincularte a este mundo no pueda hacerte sufrir, o lo que una vez te ato a este plano. -Rebusco en los pliegues de su ropa, mientras una mirada feroz se imponía a su tranquila compostura. No quiero ser descortés, podemos llevarnos bien e incluso si te aburre esta existencia darte un final rapido y digno, incluso indoloro. Tenemos más cosas que hacer, así pues, si quieres, hablemos de un tu a tu... Sin argucias, por favor.

Estragón y Sapo se asomaron, viendo como Galdar había palidecido ostensiblemente, mientras miraba a un lado y a otro, principalmente por encima de los hombros de Lilith. Tras la breve explicación de Lilith, Eco soltó una perorata al aire, al parecer hablando con alguien más, por sus palabras, un espíritu, pero nadie parecía ver nada, pues los de abajo, quizás excepto Eco que se mostraba bastante tranquilo, miraban a un lado y a otro buscando algo.

La propuesta de Eco quedó en el aire. Los segundos se fueron desgranando poco a poco mientras un silencio ominoso llenaba el aire, casi parecía que todos estuvieran aguantando la respiración, esperando respuesta.

Estragón y Sapo comenzaron a sentir un frío intenso, como si el clima de la habitación donde estaban ellos, unos metros por encima de la cripta, hubiera sufrido una brusca bajada de temperatura. Era tan apreciable como el vaho que podían ver delante de sus narices al hablar.

Todos, en ésta ocasión, pudieron escuchar una voz que semejaba varias voces hablando a la vez, que llegara de muy lejos, pero con múltiples ecos a vuestro alrededor. - ¡Feriblan, contesta! ¡No, yo no quería! ¡La dejé porque ya no podíamos vivir juntos! Son cuatro medidas, no dos. ¡Esa bruja elfa!. Jajajaja....la muerte nos llega a todos. - la voz sonaba cada vez más fuerte, más potente, como si estuviera acercándose a vosotros más y más, añadiendo frases sin sentido y desvarios.

- ¿Eres tú, viejo amigo? - dijo la voz, con tal atisbo de pena y esperanza en la voz, que la piel se os puso de gallina y unas lágrimas asomaron a vuestros ojos.

Desde luego, no había contestado a nada de lo dicho por Eco.

Qué susto les había dado Lilith pero al final no fue más que una falsa alarma. Ya iba Sapo a continuar su lectura cuando escuchó a Eco desvariar un poco. ¿Estaría siendo presa de alguna enajenación mental o truco de ilusionista? Descartó ambas cosas pensando en que si fuera así, él como mago, debería de saberlo. De pronto una creciente sensación de frío invadió a los del piso superior. 

- Frrrrío.-Musitó Sapo mientras veía salir vaho de su boca. ¡Un espíritu!Un espíritu podía explicar todo aquello. Por mucho que reflexionaba sobre las enigmáticas palabras que escuchaban no podía descifrar su significado.

Brrrrr... ¡La filatelia! ¡¿Qué pasó con la filatelia?!-bramó al aire, muerto de frío.

Estragón se frotó los brazos para entrar en calor, pero era como si el frío le hubiese cogido también por dentro. Desde luego, Eco había logrado entreabrir un modo de entablar conversación con Eralion. Pero aún faltaba algo.

Sapo... en el laboratorio de alquimia dijiste que aún tenías el medallón que Eralion envió a Feriblan-susurró-. Sácalo. Muéstraselo al espíritu. Quién tenga el medallón podrá hacerse pasar por Feriblan.

Quedaba en manos del gnomo decidir si era él el nuevo Feriblan o si tiraba el medallón a Eco para que el humano continuase la conversación, a ver si así el fantasma de Eralion le hacía más caso.

- Oh, shishishisssshiii.- Respondió todo emocionado Sapo que, cuando iba a mentir solía sisear como una vil serpiente. Atraída por el siseo su familiar Shish asomó la cabeza por la manga tanteando el aire con su lengua bífida. Tentado estuvo de interpretar el papel de su vida pero para ello tendría que bajar ahí abajo y no estaba dispuesto. Sacó el amuleto del mago y se lo tendió a Eco para que volviera a hacer las preguntas pero esta vez pasándose por el viejo amigo de Eralion, Feriblar, como decía Estragón.

Lilith giraba en torno a sí misma con el arco tensado, escuchando por encima de la palabrería de sus compañeros. El discurso sin respuesta de Eco llegó a sus oídos filtrado a través del aire helado, y le hizo temblar al sentir la ferocidad de sus palabras. 

¿Qué es lo que quiere? preguntó la elfa. Procuraba respirar despacio y soltar un chorro de vaho cada vez que miraba a otro lado. El polvo, el vaho, el humo... eran buenos trucos para desenmascarar una presencia invisible. Muéstrate. No conversaré con un ente cobarde, refunfuñó, haciendo una mueca.

Sonrió tristemente, al darse cuenta de lo perdida que estaba ese alma. Se giro hacia Galdar- Quizás sea la única manera de averiguar algo... Y también de acabar todos muertos, pero si queremos respuestas, debemos hundirnos en oscuras aguas abisales, siempre debemos hacerlo... -Continuo el giro hacia la trampilla, estirando el brazo para alcanzar el amuleto que le tendía el corto brazo de Sapo. No quería arriesgarse a que se cayera y quebrara.- Si no navegáramos nosotros en la oscuridad, nadie marcaría el camino hacia la luz y nuevas tierras seguras a los inocentes que fueran detrás. -Tanteo el amuleto, se fijo bien en su forma... se pregunto si seria necesario recitar de nuevo el hechizo... tenia tantas dudas, y tan poco tiempo.- Eralion...que ha pasado contigo al final... ¿Como has acabado aquí?¿Que fue de tus esperanzas y sueños por llegar a donde ningún otro mortal se atrevió, a robarle los mismo secretos al demonio sobre la muerte y la vida?

Respiro para sus adentros, calmado, tan sereno como pudiera estar... por un momento, recordó las vivas llamas de sus sueños.

La respuesta a Lilith fue un silencio ominoso, cargado de tensión y peligro, pero con Eco pasó algo distinto. Nada más pronunciar las palabras, una figura, indefinida al principio, pero cada vez más visible conforme iban pasando los segundos, apareció saliendo de la pared. Al principio era una mera sombra, una sombra que no surgía de ningún cuerpo, pero "salió" de la pared como si saliera por una puerta, y se materializó delante vuestra con lentitud titubeante.

Con la figura llegó el frío de verdad, un frío ultraterreno que os helaba tanto el cuerpo, como el alma. Vuestros dientes empezaron a castañear, a pesar de vuestros intentos por evitarlo, los dedos de manos y pies apenas os respondía, estaban fríos en extremo, y la sensación de hormigueo en ellos se hizo cada vez más patente. Una ligera escarcha recubrió la cripta, así como el laboratorio.

La sombra, materializada, permaneció delante de Eco, expectante.

La sombra, tras largos instantes observando a Eco, comenzó a hablar de forma inconexa: 

- La ví, la toqué, pero no estaba allí.....quizás si hubiera puesto tres medidas en lugar....Gethrame, ella....ah, sí, no sabía que estabas ahí...¡¡PORQUE YO PUEDO!!¡¡JAJAJAAAA!!! ¡Insulso imberbe, nunca te podrás comprar conmigo!!...a......si....eso es.... ¡¡ORCUS!! ¡DUELE TANTO!....- 

Durante el espacio de un minuto, la voz de Eralion surgió de su sombra, que de vez en cuando alzaba un brazo y parecía querer alcanzaros, o levantaba ambos como queriendo tocar la parte indefinida de su cabeza. 

Estragón se llevó las manos al gorro y lo aplastó con cuidado, para poder frotar por encima de la tela a su rata, y que no se le muriese del frío. Percibió unos segundos de vacilación en Eco, y se inclinó más sobre las rodillas para apremiarle.

Pssst... dile algo. Que Gethrame ha muerto, y que ahora él debe descansar en paz... o lo que sea. ¡Lo que se te ocurra!

Lo decía con dos sentidos, porque el cocinero tampoco tenía claro la relación de Eralion con Gethrame.

Si la quería, haber sobrevivido llenaría al fantasma de pena. Todo su trabajo habría resultado en vano, y debería renunciar a su soledad y pasar al más allá.

Si Gethrame era su rival, Eralion la había sobrevivido. Había ganado... y también podría abandonar este mundo con la sensación de haber cumplido su objetivo.

Eco se tenso ligeramente, sabia que todo dependía de como tratara al espíritu... y eso si conseguía primero seguir manteniendo el engaño.

"Eralion, por fin de encuentro. Amigo, estas en tu tumba, es aquí donde reposas, donde has encontrado descanso... aunque creo que no el que buscabas. Soy yo, Feriblan, ¿me reconoces? -Se paro dubitativo, dejando una pausa para ver la reacción del espíritu, para acto después, proseguir.- Estas muerto, y por tu estado, llevas así mucho tiempo. Lo ultimo que supe de ti, ¡era que estabas apunto de encontrar el secreto del mismo diablo! Pero me temo querido amigo, que la persecución de la que fuimos victimas por querer desafiar a la propia naturaleza de la existencia, no acabo en buen puerto para ti. Estas aquí... pero no estas... Pareces atrapado, entre los 2 mundos, divagando. ¡Céntrate! Déjame ayudarte, déjame buscar una solución a tu dolor. Dime si podemos acabar el hechizo, si podemos arreglar el don de la inmortalidad... O prefieres, que acabe con esta trampa en la que te hallas... dime de quien debo vengarme, ¡a quien debo ajusticiar en tu nombre!

Finalizo, pareciendo solemne y altivo en cierta medida, intentando aun así parecer cercano... Si Feriblan era un mago, que también buscaba vencer a la muerte, sin duda, debiera ser altivo, pero la amistad de un objetivo común haría que tuviera cercanía con los que consideraba sus iguales... Pero solo era un supuesto, y esperaba no equivocarse, pues mucho dependía de donde los llevara este camino.

La elfa destensó la cuerda de su arco y dejó que la flecha apuntara al suelo. Escuchó y observó pacientemente la escena, deseando que acabara pronto. Se alejó unos pasos de los conversadores, pero procuró permanecer dentro de su rango de visión. No debía intervenir, y esta vez lo sabía. Debía fiarse de la estrategia que Eco estaba llevando a cabo. Después de todo, ni siquiera conocía al tal Eralion.

Tiritando de frío y con los pies colgando por la abertura que daba al piso de abajo, Sapo observaba todo con los ojos abiertos como platos. Eco tenía el medallón y con él la responsabilidad total caía sobre sus esaldas. Una carga demasiado pesada para que un gnomo debilucho la portara. Una pena que no le quedaran fuerzas para hacer parecer a Eco más convincente o mejorar su aspecto. Sólo quedaba ver el espectáculo. ¿Haría caso el espíritu a Eco o por el contrario los exterminaría a todos? Quizá a él le diera tiempo a agarrar el libro de conjuros y salir corriendo.

El tiempo se desgranaba lentamente mientras Eco realizaba una pantomima delante de una sombra materializada en el aire delante de él y del resto del grupo, que permanecían expectantes a las respuestas que emitía aquel ser del más allá. Galdar apretaba con fuerza su símbolo, mientras con la otra mano sopesaba ligeramente su maza observando fascinado la escena que se desarrollaba delante de él. Un observador avispado pudo darse cuenta que miraba con cierto respeto hacia la espalda de Eco, aprobando el temple y el curso de acción del "cartero".

La temperatura se estabilizó en aquel lugar, haciendo que cada palabra, cada gesto, recordara el frío anti-natural al que estaban expuestos en presencia del otrora mago Eralión, ahora alma condenada. La piedra del lugar crujió ligeramente, provocando un sobresalto en Lilith, que miró hacia los ataudes con la alarma asomando a sus ojos, esperando que las tapas se abrieran y sus ocupantes, largo tiempo muertos ha, salieran de su lugar de descanso con garras insidiosas por delante buscando su dulce y caliente sangre, sus visceras palpitantes, sólo para arrebatarle la vida que los dioses le habían concedido a través de sus progenitores.

La sombra se quedó paralizada en el frío aire ante las palabras de Eco, observándolo con detenimiento y atención. Al terminar de hablar Eco, la esperada respuesta del ser les llegó reverberando y confundiéndose con ecos de su propia voz, dando la sensación de que hablaban con varios seres a la vez, en lugar de uno - ¿...ayu..ayuda....ayudarme...acabar?¡justicia! - en ésta ocasión, daba la impresión de que, entre la confusión mental, Eco, de alguna forma, había conseguido contactar con alguna parte aún cuerda del ser.

La sombra levantó uno de sus brazos, señalando hacia arriba. De nuevo, la voz distorsionada volvió a surgir de la negrura - Caaapilla....ir...yo....caaapilla....no....poderr....caaaapillaaaaa -

Galdar alzó los ojos hacia arriba, mientras el movimiento de sus ojos y su rigidez os indicaban que estaba intentando dilucidar a qué se refería exactamente la sombra.

Eco, y quienes habían entrado en la capilla, entre ellos Galdar, recordaron, y así lo contaron rápidamente al resto, que la capilla de San Cuthbert, Dios de la Justicia, que estaba en la planta baja de la torre-campanario estaba llena de excrementos de Orco, rudimentarios dibujos obscenos y manchas de sangre, maldiciendo e insultando al Dios. Una vela negra permanecía encima del altar cuando ellos entraron, con su luz brillando en medio de aquel desorden. La vela había sido apagada y tirada a un lado por Galdar, pero no habían tenido tiempo de arreglar aquel desorden.

Tras la breve descripción, y haciendo memoria entre todos, Estragón recordó que en alguna ocasión había podido escuchar historias sobre esos rituales que los Orcos solían realizar en sitios sagrados, para eliminar la influencia del Dios enemigo. "Desacralizar" dijo el semi-orco, entre dientes, encontrando en su memoria el término correcto a esa acción.

Pronto supusieron que lo que había que hacer para ayudar a la sombra era devolverle su aspecto a la capilla, eliminar la influencia maligna de los orcos. Tocaba limpiar.

La sombra permaneció quieta y callada, bajó el brazo y contempló, o al menos esa impresión dio, a Eco, como esperando una respuesta.

Aterido por el frío y por la escena, Estragón se contorneó tratando de entrar en calor y reaccionar. Al borde de la trampilla, agitó la manta anudada que colgaba desde sus manos.

Venga... rápido... ¡Tenemos que irnos! No vamos a aguantar mucho más estas temperaturas.

El primero debería ser Eco, ya que se rompió el tobillo al bajar a la cripta. En cuanto Lilith y Galdar le llevasen hasta la vertical de la trampilla, y el humano se agarrase a la manta, Estragón y Sapo, pero sobretodo Estragón, podrían tirar e izarlo hasta el dormitorio. El lanzador de dagas lo había hecho muy bien, y se había ganado también el respeto del cocinero. 

Ayudad a Eco a acercarse hasta aquí. Galdar, tú irás en último lugar.

No tenía nada contra el clérigo, pero necesitarían de todas las manos posibles para tirar de Galdar y su armadura y lograr subirles hasta el umbral de la trampilla.

Antes de ayudar a Estragón a subir a los demás, Sapo recogió el libro de conjuros y lo metió en su mochila con gran esfuerzo.

- ¡Uff!- Pesaba horrores pero que todas las cosas malas fueran así de dulces. Iba a poder estudiar toda la noche. No le importaba no dormir. Al parecer tenían que limpiar de mierda de orco la capilla de San Cuthbert y nadie mejor para ello que alguien Galdar y Eco. Ambos dos tenían esa misión sagrada para con su Dios.- ¡Vamos, subid, rápido!

"Si amigo mio... no te preocupes... te liberare de este tormento, de daré el descanso que ahora anhelas más que la vida misma. Pues tu vida, ya no es vida, ni es muerte." -Haciendo un gesto de leve reverencia, se alejo unos pocos pasos hasta darse la vuelta en dirección a la trampilla. Según se giro, lanza una mirada de alerta y cuidado a Lilith y Galdar. Había terminado esa partida, pero el juego estaba en marcha. Guardo con sumo cuidado el medallon en un pliegue de sus ropas. Noto la mirada de respeto y al mismo tiempo preocupación de Galdar, asintiendo entre ellos de forma leve.

Prosiguió hasta la trampilla, cojeando ligeramente. Esa pierna tardaría unos días en sanar, pero no era grave. Mirando con seriedad, a causa de su estado de concentración, hacia la trampilla. Antes de dar un impulso hacia arriba, esperando que lo agarraran, sonrió levemente a Estragon y Sapo, fue una sonrisa taciturna, casi ensombrecida por el mismo frió.

Con sumo esfuerzo, brinco hacia arriba, notando en el momento en que la gravedad se resistía a dejarlo a escapar, asidero en las fuertes manos del orondo cocinero. Una vez lo hubieran ayudado a subir, miro hacia arriba, taciturno... Sentía pesar por un alma, tan torturada y perdida en su propia ambición, condenada solo por el deseo de conocimiento... Se pregunto, cuantas vidas eran vistas por los dioses, y cuantas olvidadas desde su misma existencia. Cuantas se perdieron oteando el horizonte, y cuantas seguían siendo llevadas por sus manos. Nunca dudaría de los dioses, pero a veces, pensaba que no eran tan poderosos en su haber del futuro, como pudiera pensar el simple mortal que los contemplaba.

Perdonar, me he distraído. -Se acerco a la trampilla, notando un leve pinchazo que le subió por la pierna al olvidar su lesión.- Pfff -Prosiguió a ayudar al resto a subir, pues sin duda Galdar requeriría de un esfuerzo conjunto para conseguir izarlo.