Partida Rol por web

Una fata! Que tremenda coincidencia, las fatas eran famosas por influir las mentes de la gente, como algunos aspectos de la psiónica, sin duda me gustaría hablar con la criatura, pero creo que para ellos son habilidades innatas, más que fruto del estudio, mientras el druida se recuperaba alguien con tacto tendría que hablar.

- Quiora intente no partirle el cuello, es nuestra única pista de momento, y es muy posible que en este bosque haya mas criaturas como él, no queremos hacernos enemigos que no necesitamos vale? El sólo vio mucha gente e intento que bailáramos, no me parece muy grave, dejemos que el druida averigüe que sabe.

Alarico guarda su ballesta y se acerca hasta donde está el druida. Tras observarle, unos instantes, menea la cabeza.

- Vas a tener que hacer algo con tu problema con los perros, druida- murmura, irónico y divertido, para luego hacer un gesto con la mano, como quitando importancia a sus palabras- Es evidente que estos perros son perros de caza. O mejor dicho, lo eran. Sin duda, su dueño los adiestró para cazar humanoides, lo que tú eres. Y probablemente eso motiva que tus ardides druídicos no hayan tenido efecto sobre ellos. No te lo tomes muy a mal.- dijo para, tras esas palabras, lanzar un conjuro de curar heridas leves sobre el druida. Hecho esto miró al tal Pepín y luego, miró a Corvino primero, y luego a Alanis sin poder evitar una sonrisa al observarla- No le falta razón a Corvino. La "buena gente" son seres caóticos, llenos de impulsos incontrolados, y obviamente enemigos de lo humano. Sin embargo... tampoco es desdeñable que no puede ser demasiado poderoso este ser, si tanto miedo le daban unos perros que, heridas a parte, tan poco daño nos han causado. Tal vez sería bueno que quien es capaz de hablar en su idioma le... explicara, la conveniencia de colaborar con nosotros. Después de todo, ha usado magia hostil en nuestra contra.

Pues yo no creo que Genann entienda nada de lo que ese bicho está diciendo. El druida se lo está inventando todo.

Ramond miró a Heian Nailo, sin entender muy bien qué estaba haciendo. El guardia ya se había enfrentado a Quiora en un combate amistoso sin armas, y que alguien quisiese hacerla enfadar era para Ramond algo incomprensible.

Aunque Alarico había impuesto sus manos sobre Genann, Bane no le dió el poder de curarle. La herida del druida seguía abierta. Alarico no seguía a un dios justo, ni magnánimo. El sacerdote se tenía que plegar a los designios de Bane. Y Bane le impedía usar su magia con Genann. Eso no podía ser tomado como que Bane quería la muerte de Genann: después de todo, Alarico sí había usado magia curativa en el druida ayer mismo. Pero tal vez lo que su dios trataba de decirle es que su emisario estaba abusando de la magia de energía positiva. Si Alarico quería ganarse fama de sanador, que rezase a uno de esos mojigatos dioses benignos, no al Gran Bane.

Por lo demás, Pepín seguía siendo el centro de atención.

¡Irxu pikiki fap-fap tora jinxy!

A parte de los comentarios sexistas que Pepín hacía de Alanis, y que tal vez Genann no quisiese traducir, el aliento asqueroso de Quiora enfureció al grilio. Tanto fue así, que hubo una escalada de amigos poderosos con los que Pepín amenazaba a los aventureros: del ent pasó al treant; del treant pasó al dragón feérico; y del dragón feérico pasó al dragón verde. Tan exagerado era, que probablemente (y recalco probablemente) todos esos aliados eran una bravuconada, un farol que Pepín se marcaba para amedrentarles. ¿O tal vez no?

Genann siguió traduciendo...

A la pregunta de Sapo, Pepín respondió que los gnomos no tenían ni puta idea de ser bardos. ¡Ni puta idea! Y que él podía moldear el sonido como un tonto moldearía el éther, así que lo de Ramond era totalmente factible. Y puso como ejemplo el baile de Otto: cuando Pepín trató de hacerles bailar a todos, solo la mente de caca de Ramond fue susceptible de ser manipulada. Esa tendencia, o debilidad, quizás congénita, era lo que permitió que Ramond cayese en su encantamiento musical, y no los demás. Era algo tan inexplicable como que los perros siempre mordieran a Genann.

Al resto de preguntas respondió con tacos. Y de vez en cuando, con alguna frase coherente. Admitió que vió a una tía huír por el bosque, perseguida por un tipo con perros de caza y una ballesta. La cacería avanzó en dirección a las Brumas, al este, y Pepín no los siguió porque trataba de dormirse de nuevo. Pero aunque hubiese querido seguirles por voyerismo o por un sentido innoble y mórbido de ver sangre, un grilio no es tan rápido como un humano, y Pepín se habría quedado rezagado a las primeras de cambio.

Pese a su corto entendimiento, tenía la sensación que el bichejo no les estaba dando la información deseada.

Le meneó con fuerza para hacerle entrar en razón (y quién sabe quizás se le cayese algo interesante de los bolsillos, si tenía alguno).

Quiora seguía con la idea fija de que debían encontrar a una bruja así que el detalle de que el 'señorito' estaba dando caza a una mujer, no le pasó desapercibido.

- Alguien tiene una cuerda? Atemos a este insecto y llevémonoslo a buscar a la bruja.

A ella unas 'brumillas' no la iban a asustar.

Es increíble la cantidad de tacos que puede soltar un bicho tan pequeño como Pepín, debe ser la versión fata de un marinero que esta borracho en una taberna, pero entre tanta diatriba suelta algo interesante al contar la persecución de la mujer, si era alguien con poderes quizás dejo a Aderre como estaba ahora, ya tenían un camino para seguir que no es nada despreciable teniendo en cuenta lo poco que habían logrado hasta ahora.

- Bien ya tenemos una pista para seguir, si vamos a las Brumas podemos encontrar a esa misteriosa mujer, viva o muerta, pero no tenemos nada mejor con lo que seguir - escucha la idea de Quiora - no creo que el grillo nos sirva de mucho, quizás conozca mejor el bosque pero no me fio que no nos lleve a una trampa.

Aunque dejó su opinión dicha, no pensaba que Quiora le hiciera caso, era una mujer fuerte y cabezona, era difícil hacerle cambiar de parecer, pero aún muchos de los otros tenían que opinar, y sobre todo saber que hacer con Gennan, estaba echo una mierda y era el único que supuestamente sabe moverse por un entorno natural.

Atendiendo a las palabras de todos los presentes, Fedora frunció el entrecejo cuando oyó aquella extraña petición de Quiora, la cual no dejó pasar por alto.

- ¿Parra qué querrerr a hombrre cucarracha? Segurro que no serrvirr ni parra anzuelo de pesca. Mejorr olvidarr, Quiorra. Suya pista parreserr suficiente. - Comentó.

Tras eso, acercó a Mandryva a donde estaba el druida, lleno de mordiscos por todo el cuerpo, el pobre. Lo agarró como si de un saco de patatas se tratase y lo levantó, no sin esfuerzo. Posiblemente, la semiorca del grupo lo habría levantado con una mano, pero la norteña debía usar las dos para coberlo a pulso. Tras hacerlo, lo subió a lomos de Mandryva, donde podría moverse, de alguna manera.

- Agarrarr bien rriendas de Mandrryva. Cuidarr mia yegua y acarrisiarr cuello de tanto en tanto. A ella gustarr... Bueno, tu ya entindierr. Serr drruida al fin y al cabo, ¿Da? - Preguntó sonriente.

Después de aquel breve episodio, volvió la cabeza hacía su compañero psiónico, Menon.  La propuesta que hacía era sencilla y lo más fácil, pero la experiencia le decía que no había nada fácil, así que tendría que andarse con ojo.

- Tinierr rrasón Menon. Mejorr seguirr pista. Irr a verr donde estarr esas brrumas. Tal vez encontrrarr más pista que seguirr allí. - Añadió.

Genann miró esperanzado a Alarico cuando este trató de curarle mágicamente pero pronto fue evidente que su dios no estaba por la labor. Con un suspiro y cabizbajo, sintiéndose posiblemente bastante peor que Grilio zarandeado por Quiora, se consolidó en la opinión que su grupo estaba integrado por brutos y cabezones, llenos todos ellos de prejuicios, y demasiado prestos para matar. Y cuando Fedora lo cogió como un saco de patatas para sentarlo a horcajadas sobre su yegua, supo que las hembras del grupo eran las peores de todos.

Sintiendo que su estómago se revolvía, asomó la cabeza por estribor y vomitó el escaso contenido de su estómago.

-No, aguardad -pidió con un hilo de voz-. Quiora, por favor, libera a Pepín. Somos nosotros quienes hemos invadido su hogar y quienes le hemos amenaza, zarandeado y demás y nos ha dicho cuanto sabía. ¿Cómo te sentirías si alguien fuera a tu casa, cien veces más grande que tú y te hiciera eso mismo? -le dijo intentando razonar con ella-. La otra perra -añadió con un jadeo por el esfuerzo-. ¿No ha muerto, verdad? Acercadme hasta donde está. Quiero hablar con ella -Genann no sentía odio por aquellos canes, pese al trato que le habían dado. No era algo que estuviera en su naturaleza. Simplemente los humanos habían modificado su naturaleza, convirtiéndolas en lo que ahora eran. Pero no era su culpa-. Tal vez pueda añadir algo a lo dicho por Pepín -en ese punto se volvió hacia el hombrecillo grillo y le habló en su lengua-. Te pido disculpas por su trato y quiero darte las gracias por tu ayuda. Yo, Genann Gruadhsolus estoy en deuda contigo, Pepín.

Heian no entendía nada de la conversación que estaban teniendo delante de sus narices, pero fuera como fuese Pepín no parecía estar en peligro. Bueno en un peligro mayor quería decir. Por eso el artesano guardó su ballesta y dejó de apuntar con ella a Quiora que a pesar del maltrato que le estaba provocando, no parecía que fuera a hacerle ningún daño grave.

Heian tenía intención de pedirle al grilio que le acompañase y que se uniese a su grupo, le encantaría esconderlo bajo su sombrero y escuchar su música en las noches aburridas. El problema era que no sabía si hablaba común o no, así que iba a resultar muy complicado hacerse entender. Quizá cuando dejase de estar amenazado pudiera tener una conversación con él.

Fedora levantó con facilidad a Gennan, casi al mismo tiempo que Quiora seguia sacudiendo como un trapo viejo al pobre Pepín, nuevamente se llevó las manos a la boca alarmada, cuando escuchó por traducción del druida, que tenia un treant, un dragon verde, y demás cosas. -Quiora!, le vas a safar la columna vertebral!!, deja al chiquitín, no creo que nos sirva de nada más...además, nunca he visto a un dragón verde, y no quiero ver uno enojado por maltratar a su amiguito.-dijo la hechicera sujetando su bastón nerviosamente.

Entre la sarta de insultos que el hombrecillo de voz aguda soltaba, y que hizo que incluso Bigotes, saliera una vez de entre los ropajes d eAlanis para mirar con curiosidad quien producia esa voz de pito, mencionó algo interesante, un hombre daba casa a una mujer que era perseguida por unas perras, y ambos iban en dirección a las brumas.

La chica volteó a ver al resto de sus compañeros...-Yo estoy con Lady Fedora...deberiamos de movernos a las brumas, no creo que ese simpático chiquitín pueda hacer algo más o decirnos algo más interesante, y no sé ustedes, pero ultimamente comienzo a tomarme muy enserio todo lo que tenga que ver con criaturas, y no quiero terminar con mi hermosa cabellera negra achicharrada por un dragón verde...no se que opinan maese Corvino, mi querido Alarico, y el joven Heiann...te parece bien la idea?-dijo mirando fijamente al joven Heiann con su sombrero gracioso.-Sientete en libertad de hablar, no mordemos...muy fuerte...JAJAJA-dijo Alanis, cortando de golpe su escandalosa y aguda risa, un poco apenada por el mal chiste.
 

Era penoso ver al druida manchar todo de sangre. Ni muerto Sapo dejaría que mancharan de sangre a su preciada Lentejuela. Las manchas de sangre salían fatal y en el vital líquido se tranmitían muchas enfermedades.

- Toma Fedora.- Dijo sacando de su zurrón una pequeña poción.- Dale esto al druida, no soporto verlo así.-De hecho le daba mucho asco y repelus máximo.

Con respecto al grillo maleducado...

- La propagación del sonido supone un transporte de energía sin transporte de materia, en forma de ondas mecánicas que se propagan a través de la materia sólida, líquida o gaseosa. Como las vibraciones se producen en la misma dirección en la que se propaga el sonido, se trata de una onda longitudinal, que se trasmite en línea recta, desde el punto de origen. En el aire el sonido viaja a una velocidad de 340 metros por segundo.- Cualquiera con un poco de cerebro podría hacer el cálculo y llegar a la conclusión de que el grillo mentía. Por muy bardo que fuera el sonido era el sonido.

- Una hipótesis plausible sería que Malocchio fuera a dar con una presa femenina más peligrosa de lo que esperaba. Una bruja vistani. Podemos ir hacia las brumas, sí, pero también pueden esperar. ¿No deberíamos ver primero el asunto ese del barco en el río? Quizá los de allí vieran también algo. Si ese grillo no puede describirnos a la mujer de poco nos ha ayudado...- También podían esperar a que un poco más restablecido Gennan hablara con la perra.

Aunque Genann estaba resultando un druida decepcionante, como traductor e intérprete estaba justificando su pertenencia al grupo. Tanto, que usar una valiosa poción curativa con él era perfectamente razonable. Un sorbo bastó para que el cansancio remitiese; un trago largo cerró la herida del cuello. El druida descabalgó de Mandryva y se acercó a la perra herida. Genann ya podía caminar por su propio pie, aunque aún estaba débil por la pérdida de sangre.

La charla con la perra fue fructífera. Corroboró la versión de Pepín: Malocchio y sus perros de caza estaban persiguiendo a una mujer. Además, añadió un poco más de información...

Resulta que aquella noche un lobo salió al paso de Malocchio. Los perros dieron buena cuenta del animal, pero el lobo les retrasó lo suficiente como para que la presa pudiese llegar a las Brumas perpetuas del este. En cacerías anteriores, en los raros casos en los que la presa salía de los límites del bosque de Vulpwood, se le dejaba marchar y Malocchio volvía con las manos vacías al castillo. Pero aquella vez no. Aquella vez, Malocchio se empecinó en perseguir a su presa por las Brumas. Los perros no quisieron seguirle, ya que olían la naturaleza maligna y sobrenatural de las Brumas. Malocchio dejó a los perros y se internó en la niebla, y los perros se alejaron de allí para devorar al lobo que habían derrotado. Esa fue la última vez que vieron al Amo. Desde entonces, han vagado por el bosque procurándose su propio alimento.

Cuando Quiora zarandeó al grilio para vaciar sus bolsillos, un valiosísimo, diminuto y delicado monóculo cayó al suelo. Cuando se estrelló, sus cristales se hicieron añicos, así como los sueños de venderlo por una elevada cuantía.

Alarico meditó sobre la naturaleza de las Brumas. Según sus conocimientos en la materia, las propiedades de la física y la realidad se alteran cuando llegas al borde de un plano o semiplano. Eran lugares de transición entre planos o semiplanos limítrofes. Según eso, ¿la Bruma sobrenatural en los confines del país suponían el fin de esta realidad y el comienzo de otra muy distinta? En caso de ser así, las leyes por las que se regían las Brumas podían ser completamente diferentes a lo que estaban acostumbrados.

Bueno, creo que yo he oído bastantes historias sobre las Brumas. De ellas salen en ocasiones monstruos extraños, o viajeros perdidos con ropas, idioma y color de piel exóticos. Hay historias de personas que se pierden en la Bruma y no se vuelve a saber de ellas...

Pero también lo he vivido en carne propia-dijo Ramond-. Cuando mi guarnición viajó de Falkovnia a Invidia, tuvimos que cruzar las Brumas. Caminábamos en fila, y la niebla era tan densa que a penas veíamos la mochila del soldado que nos precedía en la cola. Una mano la usábamos para agarrarnos a una cuerda que portábamos entre todos, y la otra servía para llevar antorchas y blandir espadas. Escuchábamos gruñidos en la lejanía, y el suelo palpitaba como si cadáveres enterrados luchasen por ascender. Los veteranos decían que cada vez que cruzaban las Brumas, la situación era totalmente distinta, y también estaban desconcertados con lo que estaba sucediendo. Cuando al fin logramos salir de la niebla, faltaba el soldado que sujetaba el cabo de la cuerda en la retaguardia. Las órdenes eran no volver a buscar a los que se perdiesen. Nos limitamos a gritar su nombre a la Bruma esperando que nos respondiese: "¡Lockart! Lockart, ¿dónde estás?". Pero Lockart no contestó. Nunca más lo volvimos a ver.

música ambiental

Un silencio ominoso se extendió tras las palabras de Ramond. Realmente su relato sobre las Brumas sonaba siniestro.

—Lo que dice este hombre es cierto. Y puede ser a un peor. Recuerdo una ocasión en la que viajé con una caravana mercante a los confines orientales de Borca. Deseábamos viajar a Barovia, pero se alzó una niebla muy espesa de un extraño enfermizo color verduzco. Un guía se empecinó en atravesarla y avanzó hacia ella sin miedo. En cuanto rozó sus lindes se puso pálido como la leche y empezó a sacar espumarajos por la boca antes de desplomarse en convulsiones. No pudimos recoger su cadáver hasta horas mas tarde, cuando la niebla se disipó y nos permitió seguir el camino. Un físico examinó el cuerpo del hombre y dictaminó que había muerto por inhalación de veneno.—

—Debemos ser cuidadosos con las nieblas. No estoy muy allá con la idea de seguir una pista que nos adentre en las Brumas y sugiero escuchar al gnomo y dirigirnos hasta el barco que vi antes en el rio. Pero si os empeñáis, os seguiré a las Brumas, aunque desde luego no pienso ir el primero— Entonces recordó en el relato de Ramond, y añadió. — ...ni el último.—

Las historias que había escuchado no solo en ese momento, sino otros días diferentes cuando algunos de sus clientes venían a venderle objetos que habían conseguido en sus viajes de aventureros eran aterradoras. Nailo no tenía ninguna intención de conocer las Brumas de primera mano. Había tomado la decisión de dejar la artesanía y convertirse en un aventurero para encontrar inspiración en su viaje, pero no si eso suponía adentrarse en algo tan peligroso como aquello.

Heian negó repetidamente ante la idea de adentrarse en la oscuridad más absoluta, así que la sugerencia de investigar el barco le parecía mucho más plausible y así lo hizo ver. Creo que lo mejor será investigar el barco antes de adentrarnos en la oscuridad, si es que decidimos hacerlo. No sé si estamos preparados para algo así, somos muy numerosos pero guerreros más fuertes que nosotros me han contado historias que les han acojonado. Yo de momento no tengo interés en verlas, prefiero que vayamos al barco. Heian no solía opinar sobre hacia donde ir o no, en general no solía hablar. Pero parecía que esta vez merecía la pena expresarse y dejar clara su nula intención de adentrarse en las Brumas.

Un gesto de dolor aparece en los ojos de Alarico cuando observa como el valiosísimo monóculo cae al suelo y se rompe.

- Demasiada intensidad, Quiora. Pero bueno, está hecho- comenta mientras se acerca a donde están los pedacitos rotos para, acto seguido, mesarse la barba, pensativo y mirar con curiosidad al feo gnomo llamado Sapo- Buenos razonamientos. Aunque no es raro que uno de esos seres faéricos mientan. Lo extraño sería lo contrario- meneó la cabeza para mirar a Alanis- Creo que Sapo tiene razón. Y también Corvino y Heian. Las brumas no son lo adecuado... al menos mientras haya otra opción. Al fin y al cabo es posible que si entramos en las mismas acabemos muertos, o en cualquier otro lugar, divididos... y desde luego sin capacidad alguna de cumplir con nuestra misión. Y me molestaría mucho que acabaras en otro lugar, Alanis- una sonrisa divertida aparece en sus labios, para luego continuar- ¿Mi opinión? Dejar las brumas como última opción. Que la perra que sigue viva... bueno, ganas me dan de matarla. Pero en mi opinión son propiedad de nuestro empleador. Probablemente deberíamos devolvérsela. Quizás Ramond pueda llevarla y explicar al noble nuestros progresos por ahora. En cuanto al grilio... es evidente que nuestro druida siente simpatía por esos seres, y que ha  obtenido información de ellos. Con lo que la decisión sobre qué hacer con él creo que depende del mismo. Ha obtenido información, después de todo. Pero, Genann, nos ha intentado engañar, y ha usado su magia contra nosotros. Tenlo en cuenta.

Cuando Genann bebió la pócima de la mano de Fedora, sintió como el calor de su magia lo restituía y si bien seguía herido, al menos podía mantenerse en pie, con la sensación de que no era una carga inútil para el grupo. De seguir las cosas como hasta el presente, tendría que replantearse seriamente si seguir con ellos o tomar su propio camino. Eso no le aseguraría la supervivencia, pero sí al menos el no ser una rémora para los demás.

-Gracias, Sapo -dijo en reconocimiento al regalo de este. Tras ello y no sin esfuerzo, aplicó sobre sí mismo un hechizo que le permitiera mejorar su precaria situación actual-. Mmm, mejor, mucho mejor -murmuró para sí.

Tras aquello, escuchó lo que se decía acerca de las Brumas y sintió un escalofrío recorriéndole de arriba abajo. Prefería no intervenir en aquella conversación así que se acuclilló junto a la perra herida. Era un animal estupendo y tan solo la mala suerte había querido que su naturaleza hubiera sido pervertida por la mano del hombre.

-Deja que te sane y así podrás vivir y recuperarte de tus heridas -le dijo al can y mirando los virotes que asomaban entre su pelaje manchado de sangre-. Dolerá, pero eres una perra fuerte y después podrás volver al castillo, vivir en libertad o acompañarnos. Si eliges esto último, prolongaré mis cuidados sobre ti hasta que estés totalmente curada. Te lo prometo. Quédate al menos conmigo hasta que sanes y después elige el camino que desees.

Y así Genann se afanó en su sanación, concentrado en cuanto su maestro le había enseñado, rezando secretamente porque la perra aceptara su propuesta.

-Si se puede elegir, voto por el barco -dijo alzando un instante el rostro- y en cuanto a Pepín, sigo pensando que deberíamos liberarlo.

Panda de cobardicas! Pues no quería volver atrás en cuanto escucharon que unas nieblas mágicas se habían tragado a la bruja que debían buscar para interrogar? Vale que a Quiora la magia no le hacía ninguna gracia. Si le era posible prefería darle una hachazo a tiempo a cualquier mago antes de que pudiese hacer de las suyas. Pero eso de volver tras sus pasos por miedo a lo que pudiera haber delante, simplemente no iba con ella.

Dejó caer al hombre insecto por petición general (otra cosa que no le hacía gracia, ya que el bichillo podría escabullirse y se quedarían sin un valioso recurso), refufuñando algo en orco que sonaba como un reproche.

Como se te ocurra hacernos una jugarreta- amenazó a Pepín- te aplasto como la cucaracha que eres, me entiendes?

El gesto con el que acompañó sus palabras, hablaba por si solo.

Alanis escucho con atención la explicación física del sonido que daba el Gnomo, si sus ojos eran proporcionales al tamaño de su cerebro, aquel pequeñin era un genio en potencia, si no es que ya lo era, se quedó meditando mientras escuchaba el relato de Ramond y de Corvino, tenia emociones encontradas, a Alanis lo desconocido la excitaba (en el buen sentido del termino, no era como que derepente la hechicera decidiera salir correteando desnuda como ninfa en las brumas), pero al mismo tiempo, tenía deseos de sobrevivir, era ella la doncella del lirio blanco, la que iba a continuar la estirpe secreta, se quedó en silencio mirando sus blancas manos, rematadas en unos dedos igual de delicados, en los que lucian unas finas uñas alargadas y bien cuidadas...realmente viendose ella misma, y viendo al resto de sus compañeros Alanis no tenía la pinta en absoluto de ser una aventurera, ni una mujer que se aventurase a salir más allá de los jardines de su casa.

Ante las palabras de Alarico cierta nostalgia invadió a Alanis, le devolvió la sonrisa sin molestarse en ocultar cierta melancolía...¿terminar en un nuevo lugar?, sería algo bueno, un sitio dónde nadie la conociera, donde los caballeros del lirio no vivieran en la clandestinidad, dónde ella no tuviera que preocuparse porque hacer, que decir, por seguir manteniendo el "perfil bajo" que tanto le habian recomendado y que tanto se le dificultaba.

Notó que Quiora no estaba del todo contenta, y sobre todo que Gennan, el que a ojos de Alanis ahora lo veía como un aprendíz de druida ( de otra forma como rayos tenia tan mala suerte con los cánidos), se encontraba mejor de salud.

Alanis exclamó con seriedad -Podriamos mandar al grillo a las brumas y ver que pasa, como sujeto experimen...tal.-desinfló por completo sus palabras al comprobar que sin duda alguna muchos tomarían lo dicho por ella como algo horrible "que bueno que no dijiste lo de mandar a Sapo con el resto de animales a ver que pasaba, o te despellejan viva"...-bueno, parece que solo Quiora, lady Fedora y yo, teniamos intención de seguir a la mujer cazada a las brumas,  para ser hombres curtidos en batallas, me sorprende que teman cruzar las brumas, aunque si...siendo sinceras, no deja de resultarme inquietante, lo desconocido es lo que mas genera temor, no serían tan malas si al menos pudieras ver que es a lo que te vas a enfrentar...pero ya que la mayoria parece declinarse por ir al barco...además si lo robamos, podríamos usarlo como medio de transporte...si alguien tiene idea de navíos.-