Partida Rol por web

Menon hizo gestos de tocarse varias heridas mientras deslizaba la medalla cerca del psicocristral, el cual estaba muy asustado por el daño recibido y estaba deacuerdo en quedarse escondido dentro de los ropajes. 

Desde luego no le tenían muy en cuenta pues no se habían dado cuenta de la daga que llevaba.

Las espadas de Fedora eran más que simples armas para ella, no en vano, uno de sus apodos hacía referencia a dichas armas que portaba con alegría. En un primer momento, pensó en dar vía libre a su personalidad más agresiva, Suse, y dejar que pelease antes de entregar sus espadas bastardas. Pero, por alguna razón, le dió las espadas sin mucho rechistar al hombre que se las pidió. Después de cruzó de brazos y no quitó ojo de aquel tipo ni mucho menos de sus espadas.

Menon, Quiora y Sapo, que ya conocían a Fedora, segura que vieron con extrañeza el gesto de su compañera guerrera. Más aún, cuando esta les miró y les guiñó uno de sus ojos, disimuladamente.

Mientras aquel hombre le susurró aquello a la norteña, esta aprovechó y con un disimulado movimiento, como si se tapase el canalillo con la armadura, aprovechó y guardó la medalla donde nadie pudiera verla, entre sus pechos. Solo esperaba que Suse no apareciese para sacar los pechos a relucir delante del respetable, cosa que le gustaba bastante a aquella nociva y destructiva personalidad suya

Asintió con la cabeza y cuando tuvo al hombre lo más cerca que podía, justo cuando entregó las armas le contestó.

- Cuidarrr mias espadas.... Seguirrrros parrra rrrrecuperrrrarrrr.... - Concluyó.

No comprendió en absoluto por qué aquel bandido le había dicho lo que le había dicho, pero eso de que la llamasen 'camarada', a ella, un semiorco repudiado por todos incluso por las especies de las que provenía su mezcla, le llegó al alma he hizo caso de su advertencia.

Le resultó más extraño aún que no se llevasen todo lo demás que portaba, como su pesado martillo a dos manos o el oro de su bolsa. Esos no eran asaltantes como eran debido.

Vosotros no sois asaltantes como es debido!- anunció la mestiza, incapaz de retener sus pensamientos para sí misma.

-Parecéis más bien unos guardianes. No seréis por casualidad leales a Gabrielle Aderre? Nos vendría de perlas, tenemos un asunto que tratar con ella, y seguro que se alegrará si nos presentáis.

Se dio cuenta que eso sonaba un poco raro y añadió:-No queremos hacerle ningún mal, solo hablar con ella que seguro que es más lista que Sapo y tenemos un misterio que resolver- dijo señalando al feo gnomo.

Sí, ese es Sapo, es muy listo, pero no, lo que queremos resolver no es cómo devolverle la nariz ni nada por el estilo...

Ya se estaba yendo por las ramas, seguro que era mejor callarse.

- Ya me estoy yendo por las ramas, mejor me callo.

Sapo se quedó contento con que ninguno de aquellos hombres le pusieran sus sucias manos encima. No sólo eso, sino que tampoco habían visto su recién comprada daga de plata. El guiño de Fedora no obtuvo el resultado esperado en el gnomo. Licasto, su maestro, le había dado indicaciones sobre lo que significaban según qué expresiones faciales, como la del guiño de ojo, normalmente empleada como paso previo a una relación sexual o como aviso de que lo que se decía era una mentira o "broma". El ilusionista prefirió quedarse con la primera interpretación pensando ya en sumergirse todo él entre los pechos dela norteña, de tamaño similar a los de su testa. ¡Pero cuidado! Amasarlos como amasaba el éter podía tener terribles consecuencias con al psique de su compañera.

Vaya bandidos más raros, quitan las armas, pero no el oro, tampoco parecen sospechar de la existencia de magia entre ellos, quien se dedica sólo a desarmar gente y dejarlas ir para que se venguen? Menon empezaba a tener miedo de lo que les esperaba, sobre todo si la semiorca le daba a los tipos más motivos para sospechar.

- Ya no nos queda mucho, podemos continuar nuestro camino?

Estaba bastante dolorido de los flechazos como para tener ganas de discutir, sobre todo cuando todo el mundo prefería no decir ni pio.

Genann escuchó maravillado las palabras de aquel bandido. ¿Cómo era posible? ¿Por qué les ayudaba? Las preguntas se agolpaban sin respuestas inmediatas, pero lo que les dijo bastó para que el druida moviera su cuerpo y parapetar a Menon mientras este guardaba su medalla y dar la espalda a los demás bandidos y que no le vieran hablar en susurros.

-Clevus, ¿quiénes sois? ¿A dónde os dirigís o dónde está vuestro campamento? Sin armas, no aguantaremos demasiado y lo sabes. Ya con ellas, una simple emboscada ha bastado para vencernos y de habernos obcecado en la pelea, estaríamos muertos. Ayúdanos, por favor.

No es que tuviera un valor sentimental o que estuviera encantado, pero a Genann su palo le gustaba y saber que no les interesaba fue un alivio. No obstante, no le pasó por alto cómo les requisaban las armas a sus amigos. Cuanto más grande, antes desaparecía. Y sin ellas, estaban en un verdadero brete. Ya se había comprobado que con armas, eran bastante torpes aunque acababan sobreviviendo. Llenos de heridas y hematomas, pero sobreviviendo. Ahora sin ellas, su aventura parecía abocada al fracaso y ellos a la muerte.

-No me debes nada, Menon. Harías lo mismo por mí.

Ssssh...-mandó callar Clevus-El del parche es Ardonk Szerieza, líder de los separatistas gundarakíes. Estábamos en el frente norte, pero Valleta mandó aviso diciendo que iban a atacar, así que venimos como refuerzos. No puedo ayudaros, pondría en riesgo mi tapadera.

¡Señor, ya he terminado! ¡Armas confiscadas!

Clevus se alejó de Menon y Genann y quedó en tierra de nadie, cuidándose de que no le pudiesen usar de escudo humano para parapetarse si las flechas volvían a silbar. El hombre del parche bajó de las rocas, y poco a poco sus arqueros también. Algunos de ellos echaron el arco a la espalda y desenvainaron espadas cortas.

Os hemos atacado porque nuestros caminos se cruzaban, y queremos llegar a Valleta con seguridad. En el mejor de los casos sois desertores, y en el peor sois perros rabiosos de Gramley la Garra que habéis logrado pasar bajo nuestras defensas. No es la primera vez que se usa invisibilidad en grupo en una guerra para infiltrarse en territorio enemigo.

En cualquier caso, sois demasiados para hacer prisioneros con seguridad, ya que nos superáis en número. Y yo tengo demasiada prisa como para interrogaros, o para registrar vuestras pertenencias en profundidad. La Piel Verde tiene más instinto que el resto de vosotros juntos: somos leales a la hermosa Gabrielle, pero si dependiese de mí, no dejaría que los soldados bajasen el puente del Castillo de Hunadora para vosotros.

Podéis iros. Las armas confiscadas servirán a la causa. Y absteneos de atentar contra Gabrielle, si son esos vuestros asuntos con ella. Es adivina, lo verá venir.

Quiora se rascó la cabeza pensativa. Le hubiese gustado que en el grupo hubiera un bardo, seguro que así se habrían podido camelar al bandido-guardián, pero la triste realidad es que todos tenían menos empatía que un caracol.

Se iba a quedar sin hacha, lo del arco era lo de menos. La opción de cortarles la cabeza a todos para conseguirla de vuelta, podría significar el fin de su misión y eso no era bueno para su reputación como mercenaria. Lo mejor sería robar otro arma en otro lugar cuando se presentara la oportunidad.

Miró hacia sus compañeros y alzando los hombros con resignación dijo: - Pues al Castillo de Hunadora, no os parece?

Menon siguió con la mirada a Clevus mientras este se alejaba, el hombre estaba jugando con algo muy peligroso, pero no podía menos que admirar su determinación.

El líder del grupo en un alarde de ingenio nos deja pasar a pesar de las sospechas que tiene, desde luego si yo fuera su líder, me olvidaba de volver a contratarlos, al menos seguimos vivos, aunque yo ando bastante mal, los miembros no me sostienen y no sé si podré avanzar.

- Alguien tiene algo de curación? No es que este en mi mejor momento...

Al menos el rumbo parece claro, seguir avanzando y encontrar a la mujer jefe de los amables mercenarios, lo mismo la convencemos para que nos contrate y todo, mejor papel que lo que tiene ahora seguro que hacemos.

-Trataré de curarte -dijo al tiempo que formulaba un conjuro de sanación y posaba sus manos sobre el maltrecho cuerpo del mago. Las heridas se cerraron y la sangre dejó de manar pero la magia del druida no había sido lo suficientemente potente como para borrar todo rastro de herida y así, las cicatrices de las flechas, seguían siendo visibles y mostraban un aspecto fresco. Si Menon no se andaba con cuidado, las heridas aunque no se volvieran a abrir, sí le dolerían.

Genann se puso en pie y tendió una mano al mago para que este se sirviera de ella para también plantarse sobre sus dos pies. Tendría que andar con cuidado, al menos hasta conseguir más curación o un sueño reparador bajo los cuidados del druida, pero podría avanzar.

Y concluido su trabajo, se permitió pensar en la gratuidad del ataque recibido y que tan maltrechos les había dejado. Su pecado había sido cruzarse en el camino de aquellos fieles a Gabrielle Aderre, la mujer que por ironías del destino, era el objetivo de su viaje. Sin duda, los dioses tenían que estar partiéndose la caja a base de buenas carcajadas. Ellos huían de Valleta, los otros se dirigían a ella.

Miró la espalda de Clevus, viéndole partir. No quiso decirle nada sobre Beltis ni el destino de la villa. Cada infierno tenía su momento y lugar.

-Parecer o no parecer, esa es la cuestión -dijo un meditabundo Genann-. No creo que tengamos muchas opciones, así que adelante. Desandar lo andado es absurdo, así que solo nos queda seguir hacia delante.

Sapo levantó el dedo índice para hacer un inciso.

- Si vamos al mismo sitio, entonces las armas no están perdidas puesto que estarán en el mismo lugar cuando lleguemos.- Era un razonamiento lógico que dejaría tranquilos a aquellos que habían sufrido el ultraje de ser desprovistos de sus pertenencias.- Si esa mujer es adivina, sabrá que no íbamos a atentar contra su vida.- ¿O sí?- Podéis pedirle que os las devuelva.

Como dijo Sapo, de manera muy filosófica, todos iban al mismo sitio (hacia la muerte), así que los bienes materiales no importaban en el más allá. Así, los hombres de Ardonk se fueron hacia Valleta, mientras los hombres (y mujer y semiorca) de Sapo se dirigieron en dirección contraria hacia Hunadora.

Tan solo Heian tenía heridas lo suficientemente importantes como para no poder caminar por su propio pie. Cargaron con él y siguieron su camino hacia el este. Llegaron a una bifurcación.

Tancos (3 millas) ->

<- Posada (10 millas)
<- Bosque del Pavor (5 millas)
<- El Crisol (14 millas)

Podían recorrer 6 millas antes de que cayese el sol. No llegarían a la posada antes del anochecer, y tendrían que acampar en el bosque del Pavor, o en las rocas de la Cresta de C'Martan. Desviarse a Tancos les permitiría descansar en un pueblo, pero les haría perder media jornada de viaje.

- Me gustan los bosques.- Dijo sabiendo que lo más probable es que encontrara el apoyo del druida. Aunque, visto el "don" que tenía con los perros, no quería ni imaginar qué podría pasar con sus familiares salvajes, los lobos. No le gustaba caminar, así que la idea de desviarse para ir a Tancos no le agradaba, mucho menos estando sin Lentejuela, sobre la que solía montar tan contento y descansado. Además, prefería la compañía de la naturaleza que la de las personas, donde iba a parar. En la naturaleza podía encontrarse la lógica de las matemáticas en todas partes mientras que, en las persona, la lógica estaba ausente por completo.

La pérdida del arco había desinflado el ánimo de Corvino, ya en baja estima de por si por la posesión anterior y su casi repentina muerte. No es que fuera un hábil combatiente con el arco, pero como herramienta de caza durante un viaje era muy útil. Las bayas y las nueces resultaban menos nutritivas que la carne fresca.

No lo se, Sapo. Respondió ante el comentario del gnomo a favor de la frondosidad. Bosque del pavor. No es que sea un nombre muy esperanzador que digamos. Aunque, quién sabe. Muchos de esos nombres no son mas que habladurias de los campesinos que habitan sus cercanías. Sintió un escalofrío al pensar en aquellos lugares en cuyos nombres no lo eran. La nación de la que provengo, Darkon, era en si misma un gigantesco bosque norteño. Algunas de sus zonas son hermosas y fácilmente transitables. Hay otros lugares en esos grandes bosques, en cambio en, los que ningún ser humano osa posar el pie. Por buenas razones.

El hombre pareció examinar detenidamente dos de los caminos. Intentó recordar algo sobre el Bosque del Pavor o bien sobre la Cresta de C'Martan que le fuera útil para recomendar uno u otro lugar para acampar.

Creo que deberíamos continuar y no retrasar mas nuestro viaje, amigos. Más dejadme pensar un momento si acampar en la cresta sería mas seguro o no que acampar en el bosque. Se mesaba la grisácea perilla mientras pronunciaba estas palabras.

A Quiora le daba igual dormir en el bosque que en un pueblucho sin posada. Si fuera por los enemigos que te puedas encontrar, los aldeanos y asesinos eran igual de peligrosos que las alimañas hambrientas.

- Por mi dormimos en el camino al castillo. Si llegamos a la posada pues bien, sino, donde nos pille.

Según el estado de la semiorca iba a ser mejor dormir al aire libre, todavía andaba algo suelta de vientre y sería mejor para todos dejar que el aire fluyera entre ellos.

Menon no tenía muchas ganas de entrar en debates, estaba físicamente mal, y con poco ánimo después de ver como sus nuevos poderes no le ayudaron en el combate, de nuevo había caído y no pudo dañar al enemigo...si esto se solucionada debería plantearse seguir dando vueltas por el mundo y asentarse en un lugar tranquilo sin peligros, si hubiera estado sólo hace tiempo que lo hubiera matado algún bicho errante.

- Me da igual donde durmamos, mientras estamos todos, seguro que hay más peligros cerca.

-Está claro que tendremos que detenernos y necesitamos que nuestro heridos descansen. El lugar adecuado... Quién sabe. Un bosque es un buen refugio y si uno sabe desenvolverse en él, no le faltará de nada -dijo el druida que cabeceó afirmativamente y con una sonrisa al buen gusto de Sapo. Aquel desnarigado le caía bien por más que fuera raro como una rana con pelos-. Lo bueno sería dar con algún refugio. Desconozco la zona y no sé si hay alguna cueva o gruta en la que poder pasar noche, que sería lo ideal. Un buen fuego a su entrada evitaría muchos problemas si hay animales peligrosos. Aunque si nos desviamos, a pesar de tener que deshacer luego el camino, podremos dormir bajo techado probablemente. Y ellos son lso que más lo necesitan -señaló en referencia Menon y Heian.