Partida Rol por web

Se notaba muy muy rara. Algo le pasaba en el estómago, había perdido el apetito!

- Nooooo! Qué me pasa?! Estamos muertos y esto es el infierno?!

No podía ser de otra forma, una muestra de ello era el  extraño apéndice que le había salido en la cara al gnomo y que seguro terminaría absorbiéndolo por completo, o el pequeño demonio que estaba atacando a Corvino sin compasión.

- Nooooooooo! Todavía soy joven!

La semiorca se puso a correr en círculos alrededor del grupo gritando como una descosida, sin saber qué hacer y asustada como nunca antes lo había estado.

- ¡¡¡¡Desperrrrrtarrrrrr! ¡Desperrrrrrtarrrrr de una ves, Menon, Sapo, Quiorrraaaaa, Alarrrricoooo, viejo Corrrrrvino, tipo del sombrrrrrrerrrrro que hablarrrr poco, drrrrruida amante de perrrrrrros!!!! - Gritaba Fedora sin saber a quién acudir.

La norteña zarandeaba a diestro y siniesto, mientras unos dormían sonrientes, otros roncaban y demás. Sin saber que hacer, se cebó con quien tenía más cerca: Menon. Tanto lo abofeteó que consiguió, no solo despertarlo, sino dejarle la cara marcada.

- ¡¡No prrrrotestarrrr, Menon! ¡Tu caerrrr dorrrrmido en suenio mágico! Fedorrra solo desperrrrtarrrr de tuyo suenio. Ayudarrrrr a desperrrrtar al rrrrresto. Serrrr yo, Fedorrra. No Suse... - Comentó.

Después, se acercó a Quiora y le pellizcó en el brazo, donde encontró algo de pellejo entre tanto músculo verdoso. El siguiente fue, Sapo, que era tan blandito que cuando le pellizcó el ombligo  y lo dejó caer, casi lo escalabra. El resto recibió una buena torta de mano abierta de norteña en todos los morros, más que suficiente para traerlos de vuelta del reino de los sueños.

- ¡Desperrrrtarrrr de una ves! - Les decía como bienvenida.

Heian se quedó alucinado al ver lo que acababa de pasar. No se esperaba nada de eso y se sintió como si hubiera vuelto a abandonar su cuerpo. Aquello le provocaba una sensación bastante extraña, como si ya la hubiera vivido. Aunque lo cierto es que jamás había estado en ese nuevo plano de existencia.

Cuando vio a la hija de Corvino un escalofrío le recorrió su cuerpo. Instintivamente se llevó las manos a su sombrero y por desgracia, ese objeto se había quedado en el mismo plano que su cuerpo. Sin él, Heian se sentía desnudo, era como si le faltase algo y no sabía bien cómo reaccionar.

Se quedó callado como siempre contemplando la doble escena que estaba viviendo, por un lado veía como Fedora abofeteaba su entrañable cuerpo y por el otro sentía ese mundo gris y ceniciento. La sensación era clara, quería salir de allí cuanto antes y algo le decía que todo estaba relacionado con esa niña.

¡Hija! Corvino devolvió el abrazó sel cuerpo ectoplásmico frío e inerte de su hija con otro más cálido, señal inequívoca de que ellos seguían vivos... por ahora.

Las lágrimas inundaron el arrugado rostro de Corvino en una escena que sin duda humedecería los ojos de los mas sensibles de los presentes. No serían lágrimas de verdad, empero, si no una mera manifestación ectoplásmica de las intensas emociones que recorrían su espíritu. Los fantasmas son, al fin y al cabo, seres de emoción.

¿Cuantos años habían pasado desde el terrible suceso? Corvino era más joven cuando su hija murió. No es que fuera un pipiolo cuando tuvo a su hija, pero el paso de los años había echo mella en él; no en cambio en su hija, que había permanecido congelada en el tiempo desde entonces. Si siguiese viva, quizás sería ya una atractiva joven casadera.

Corvino no se preocupaba de la desesperada situación de sus cuerpos físicos. Ahora estaba con su niñita, y eso era lo único que importaba. La abrazó fuerte, como queriendo no perderla de nuevo. ¡No pienso dejarte sola, ¿Me oyes?! Gritó el espectro novato !No otra vez! La culpa torturaba el alma del hombre. ¡Agarra mi mano, y no me sueltes por nada, por nada del mundo! Apretó la muñeca del espectro infantil. No habría forma de soltarla a partir de entonces, salvo que le cercenaran el ectoplásmico brazo a Corvino.**

Sólo tras un largo rato abrazando a su hija  Corvino miró a su alrededor y se dio cuenta de la situación. 

A donde sea que vayamos, mi hija se viene conmigo. Anunció a los demás.

Corvino parecía en estos momentos ofuscado y en un estado irracional. No es que estuviera analizando con la cabeza muy fría el verdadero estado de su situación (su hija está muerta pero ellos aún vivos, etc).

Fue como si lo absorbieran y le hicieran pasar por el cuello de un embudo, desdoblándolo en dos. De un lado su cuerpo, una mera carcasa, y de otro, su espíritu, el auténtico yo. Y si su auténtico yo adquiría allí todo su completo significado, quería decir que aquel era elplano real, y que el de su cuerpo era una simple ilusión, un sueño.

Y ante aquella epifanía, Genann sintió que un agudo dolor de cabeza empezaba a pugnar desde su occipicio con intención de extenderse a todo su cerebro.

Y ante aquella evidencia, dejó de pensar como único remedio analgésico para su incipiente migraña y como solución a su expansión.

Ello no impidió que mirara en derredor y que, pese a todo, considerara que el espíritu, a través del tablero, los había arrastrado a su mundo. Sabía que no era Leyla, pero ello no impedía que su risa de hacía un rato siguiera siendo de felicidad ante la visión de alguien. ¿Era ese espíritu la hija de Corvino? ¿Y era su risa la que había escuchado, una risa de felicidad por haberse reunido con su padre?

-¿Eres tú el espíritu con el que estábamos hablando? ¿Eres tú la que nos ha arrastrado hasta aquí? ¿Puedes devolvernos a nuestros cuerpos? Tu padre seguro que quiere quedarse contigo pero en cuanto al resto... -Genann puso cara de circunstancias. Aquel mundo gris era una mierda. Y no parecían haber perros.

Suse agarró a la serpiente Sish y la zarandeó. En el norte las serpientes no eran temidas, sino cocinadas. Pero cuando la "flecha" de la ouija se levantó, tanto Suse como Sish como Marcella dejaron en paz los cuerpos para prestar atención a lo que acababan de ver.

Yo moví la cosa esa sobre el tablero. Fue divertido, pero preguntabais cosas muy raras. Papá... no aprietes tan fuerte. ¡No me dejas respirar!

La niña muerta no lo dijo en sentido literal. No salía vaho de su boca, ni necesitaba aire en sus pulmones, pero sí ese sentimiento de una hija abochornada por los excesos de su padre. En cuanto se liberó de la presa, agarró la mano de Corvino, contenta porque él estuviese allí.

Nunca me he separado de mi padre. Le he estado siguiendo desde que morí. Pero había una barrera que no me dejaba pasar al sitio en el que pasasteis la noche. Me quedé fuera... sola... esperando...

Desde detrás de un árbol vi a otro espíritu acercarse a la barrera, una mujer. Encontró una grieta y pudo entrar, pero no me atreví a seguirla. Al cabo de un rato, el espíritu regresó de la grieta gravemente herida, y se alejó en aquella dirección-señaló hacia un paisaje que era igual en todas direcciones-. La seguí hasta una mansión, pero no llegué a entrar.

Ya lo tenían. El testimonio de la hija de Corvino dejaba claro que el espíritu no seguía en el campamento gitano, que era la misión que les fue encomendada, pero si querían escarvar más hondo en este misterio, podrían buscar al espíritu de la mujer desconocida y averiguar el motivo de su sufrimiento.

Os enseñaré cómo volver al otro lado, es fácil. O si queréis hablar con la mujer, os llevaré a la mansión.

Alarico observaba todo con un enorme interés. Era obvio que estar en ese mundo de nieblas le producía más curiosidad científica que miedo, aunque también sentía cierta lástima por Corvino y su hija. Era evidente que esa historia iba a terminar mal pero, ¿quién era él para intervenir? Después de todo, ni el padre ni la hija eran fieles de Bane, y ninguno de ellos parecía que pudiera abonar cantidad alguna, o premio, o algo por lo que mereciera la pena ayudarles de alguna forma.

- No te preocupes, Corvino. No pienso alejarte de tu hija y si ella no actúa contra nosotros, tampoco usaré mis poderes contra ella- Alarico se encogió de hombros y aprovechó para poner su mano en el hombro de Quiora- Tranquila, Quiora, saldremos de aquí- dijo con un tono que demostraba profunda seguridad, para acto seguido, volver a mirar a la niña fantasma- En cuanto a tu propuesta, dinos como salir de este lugar, pero llévanos también a la mansión de donde salió esa mujer.

Saber que era fácil salir de allí hizo que el druida suspirara aliviado y no pudo evitar una risilla nerviosa.

-Uff, menos mal -dijo-. Sí, es conveniente que sepamos cómo salir de este plano antes de dar ningún otro paso, aunque estoy de acuerdo con Alarico. Tengo curiosidad por saber más de esa mujer y de las razones de su visita al campamento gitano. Quizá incluso pueda sernos de ayuda llegado el caso. Pero eso sí, en previsión de cualquier represalia o ataque, mejor prevenir y conocer la forma de escapar por si queremos evitar cualquier forma de enfrentamiento. Y si todo va bien, quizá podamos ayudar a esa mujer.

Mansión. La hija de Corvino había hablado de una mansión, algo que parecía casi imposible de existir en medio de aquel páramo espectral. ¿Cómo sería? ¿Y por qué aquella mujer vivía allí?

Él quería salir de ese plano cuanto antes, la niña parecía saber cómo y Heian deseaba saberlo ya. Les dio dos opciones a tener en cuenta que consistían en investigar y también en escapar. A él solo le importaba la segunda, o al menos a priori, pero el caso era que si escapar de allí iba a resultar sencillo entonces tendría la oportunidad de investigar un mundo que jamás antes habría conocido y que muy probablemente no volvería a conocer.

Su mente artista le invitaba a seguir allí, a conocer cada recoveco y aspecto de aquel nuevo lugar pues seguro que estaría cargado de nuevas experiencias que probablemente le servirían para más adelante. No podía dejar escapar esa oportunidad, por muy aterrado que se sintiese o muy desnudo que se notase al no tener consigo su sombrero.

Las palabras y la confianza que mostraba el sacerdote calmó a la semiorca. Si alguien sabía salir de la ultratumba debía ser Alarico así que se propuso a ser su sombra y atizar a cualquiera que le atacase.

Iré donde tú mandes- dijo con resolución.

El clérigo de Bane acababa de agenciarse una fiel seguidora, al menos hasta salir de aquel lugar de pesadilla. 

Bueno como parece que todo el mundo quiere ir a la mansión, seguramente una representación fantasmal realizada por una presencia muy poderosa, Menon seguirá la corriente, pero cuando la gente empiece ha morir saldrá corriendo hacia el borde sin mirar atrás, ya meter el ideas sensatas en esta gente era imposible por lo que lo mejor era que le grupo asumiera las consecuencias de sus actos.

- Bueno, pues si queremos ir a la mansión mejor ir moviéndose, que a mi si me preocupa que mi cuerpo este con alguna de las personalidades no amables de Fedora.

Ir la mansión significaba asegurarse que seguiría con su hija de momento, así que ni se lo pensó:

Llévanos a esa mansión hija.

A Sapo no le daban pena las palabras de Corvino y su hija, era difícil conmoverlo. Lo que le parecía era una estupidez, algo completamente fuera de toda lógica.

- Formáis parte de mundos completamente distintos. Lo más probable es que nuestra estancia en este plano sea algo temporal y tengáis que separaros te guste o no.- Dijo con el dedo levantado en el aire como haría su mentor explicándole algo evidente. A Sapo también le tentaba quedarse con su nariz ,pero prefería no ilusionarse con tonterías.

- Primero escuchemos a la niña para ver cómo de fácil es volver.- No se fiaba un pelo. Seguramente ella querría que su padre se quedase allí pro siempre jamás.- Y luego podemos ver si es viable ir a por el otro espíritu.

- ¡¡¡¡Aaaaahhhhh!!!! ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? - Dijo Fedora, si es que se trataba de ella.

Pero lo cierto es que su voz, tono asustadizo, de mujer angelical, no dejaba lugar a dudas. Xandra estaba al mando ahora, pues Fedora andaba en otro sitio, apaleando a sus camaradas dormidos, y Suse durmiendo, a todas luces.

Es más fácil ir a vuestro mundo desde fuera de este bosque, cuando solo tienes que pensar en ir hacia arriba, vas y punto. Aquí hay que trepar un árbol primero.

La niña muerta se encaramó a uno de los árboles, hasta las ramas deshojadas más delgadas. Se incorporó y levantó las manos, a la vez que sus cabellos dejaban de estar sujetos a la gravedad, y flotaban como un pegote de espaguetis en agua. Hizo un movimiento para impulsarse, y la ingravidez la tragó hacia el cielo. Vieron a la niña levitar alrededor de Marcella y sus otros cuerpos. Luego volvió hasta la rama para bajar con cuidado del tronco.

Es así. ¿Lo habéis comprendido? Ahora os enseñaré dónde está la mansión...

Cruzaron el bosque, y a medio camino se dieron cuenta de cómo se les había complicado el regreso. Con visión caleidoscópica, el cielo sobre sus cabezas les mostraba visiones del Crisol que giraba aunque ellos avanzaban en linea recta. En el suelo, las huellas que iban dejando desaparecían cuando la ceniza se movía y volvía a cubrirlas. Podían volver al plano material en cualquier momento, pero no podían hacerlo en el mismo lugar en el que habían quedado sus cuerpos.

Los árboles retorcidos de tronco gris dieron paso a un jardín verde y frondoso. Y ante ellos, la mansión:

Probaron a girar el pomo de la puerta principal, y comprobaron que no estaba cerrada con llave. Había más formas de entrar: rompiendo una ventana de la planta baja, o trepando por un árbol y rompiendo una ventana de la planta superior. Los cristales oscuros impedían ver el interior. Buscaron también puertas laterales o traseras, pero al dar una vuelta alrededor de la mansión descubrieron que era bidimensional: tenía altura y ancho, pero no profundidad. Por detrás la mansión solo era una forma negra, aunque el jardín se extendía tridimensionalmente también por ese lado.

Viendo cómo lo hacía la hija de Corvino, regresar a su mundo parecía relativamente sencillo, lo cual sin duda era motivo de tranqulidad. Al menos para Genann. Y con aquella serenidad que daba la paz y la seguridad del regreso a su plano, no dudó en seguir a la pequeña fantasma hasta la mansión de la que les había hablado.

Realmente, no era lo que uno hubiera esperado hallar en un lugar como ese, aunque sinceridad mediante, Genann nunca se había planteado qué podría haber en el mundo de los espectros.

Las opciones para entrar eran numerosas. La puerta principal parecía la más lógica. A fin de cuentas, era lo que cualquier persona normal haría y más cuando la realidad demostraba que mucho fondo en aquella casa no había. Al menos en su exterior. De forma vandálica, podrían entrar por las ventanas. la de abajo y la que justo daba al árbol.

-Mmm -se le oyó murmurar pensativo-. Lo normal sería entrar por la puerta pero a sabiendas de que debemos subir a un árbol y desde él acceder a nuestro plano de realidad, preferiría trepar por ese árbol y acceder a la casa desde aquella ventana. Al menos, si las cosas no van bien, tendríamos un punto de fuga rápido. Bastaría saltar al árbol y desde ahí a nuestro mundo.

Heian vio a la pequeña fantasma como tenía que hacer para continuar investigando aquel plano de existencia y aunque seguía aterrado, su mente curiosa le invitaba a seguir hacia delante. Además, la idea de que podrían escapar con facilidad le decía que no había nada que temer, era como si un sexto sentido le dijese que lo que estaba haciendo era lo correcto.

Poco después se toparon con la imagen de la casa, no se podía definir de otra forma porque al no tener profundidad dudaba de lo que pudier haber detrás, pero estaba convencido que una vez que entrasen sí que se encontrarían con un lugar en tres dimensiones. 

Ninguna de las tres opciones le parecía la correcta, entrar por la puerta principal podría ser peligroso y usar las ventanas una salvajada. Por eso se quedó callado, una vez más, mientras confiaba en que la hija de Corvino fuese quien les indicase la manera correcta de entrar.

Cuando vio al pequeño monstruo de pelo apelmazado volver al mundo de los vivos con aquella facilidad, Quiora estuvo a punto de seguirlo. Pero entonces recordó la promesa hecha a Alarico y le siguió como un perrito que se ha dado cuenta que su amo va por mal camino pero se resigna a obedecerle, echando continuas miradas atrás con cara de desazón.

Hasta que perdió de vista las huellas y el lugar  al que debían volver. Suspiró y continuó adelante esta vez sin mirar más atrás. Se habían perdido.

La caserona que tenían en frente era rara. Algo en la mente de la semiorca le indicaba que no era real y que cruzarla podría alejarlos más del punto de escape donde yacía su preciado y verdoso cuerpo, el cual guardaba su atesorado apetito entre otras virtudes.

Pues si había que meterse dentro del inmueble lo mejor era llamar a la puerta, claro que Quiora no tenía ni la paciencia ni la educación que eso implicaba.

Agarró el pomo de la puerta principal y entró.

Holaaaaa? Hay alguien?- llamó al asomarse.

El espíritu pintaba todo bastante fácil, pero Menon no terminaba de creerse nada, todo el mundo tenía claro que era la hija de Corvino, simplemente pudo haber leído la mente del grupo y decidir que el fuerte recuerdo de Corvino por su hija la hacia una elección de forma ideal...

Una vez situados frente a la mansión y hablando de como entrar, la semiorca ya tomo su decisión, bueno decisión, hizo lo que le salió de su verde órgano reproductor... que vida más sencilla la de actuar por el simple impulso, aunque Menon tenía la certeza de que esa era una vida breve.

Pues si nada devora a  Quiora habrá que entrar adentro.

- Quiora grita si ves algo raro!

Era evidente que Alarico no las tenía todas con él. No era que desconfiara de los seres ultraterrenos es que... Oh, bueno, a qué negarlo. Sí, desconfiaba. E igual que desconfiaba, estaba preocupado. No sería ni la primera ni la última vez que hacer tratos con los no muertos resultaba peligroso o nocivo para los vivos.

Así que estaba atento, tratando de recordar todo lo que sabía sobre los reinos de los muertos, así como sobre la interpretación de los actos de los seres pensantes, vivos o no.