Partida Rol por web

Vale, si. Entiendo. Respondió a su hija cuando ella le aclaró a que se refería el espectro de Leyla.

Escuchó las sabias palabras de Menon. Estaba bastante de acurdo con él.

Tienes razón, Menon. Y matar a un vistana nos traería problemas con los vistani.

A pesar de todo creo en la justicia. Sugiero que respetemos las leyes de los vistani. Le diremos a Eva y al Capitán Vicenzo lo que nos ha contado este espíritu, y ellos decidirán que hacer con su marido Raúl, si es que deciden hacer algo.

Me parece lo más correcto.

Se dirigió al espíritu.

Tenga paciencia. Seguro que su pueblo hace lo más justo.

La norteña, junto a su camarada mestiza, asentía a las palabras de la verdosa, pues hablaba por ella misma al decir aquellas palabras.

- Da. No ofenderrr, mujierrrr, perrrro Fedorrrra no querrrrerrrr tenerrrr prrrrroblemas con brrrrujas si poderrrrr evitarrrr. Solo prrrrreocuparrrr encontrrrrar mias espadas... - Dijo apesadumbrada al acordarse de sus espadas bastardas.

La revelación de Leyla provocó un escalofrío en la espalda del druida. No se trataba de que ellos fueran los culpables de su transitorio estado y que pudieran ser objeto de su ira, no, sino que ella había sido traicionada por su marido, por el hombre que técnicamente hubiera debido amarla y protegerla, por el padre de su hijo al que, con su traición, había dejado huérfano. Sin saber si era cierta o no aquella afirmación, pero sin razones de dudar de un espíritu, al que la mentira le venía grande y de la que no podría obtener ningún provecho, Gennan sintió que una rabia ardiente se apoderaba de sus entrañas. De haber tenido frente a él a aquel infame vistani, le hubiera golpeado con su bastón hasta romperle las costillas.

No obstante, aquello no era posible en las presentes circunstancias, por lo que su hambre de justicia debería esperar a regresar al plano material.

-Estoy de acuerdo con Corvino -dijo asintiendo ante las sensatas palabras del viejo-. Creo que Madame Eva debería saber la verdad de lo ocurrido en el seno de su campamento y que ella misma sea la que aplique justicia de acuerdo con las reglas de los vistani, que sin duda serán las del hombre y las de los dioses. Leyla, ¿alguna objeción?

Pero en aquel punto, el druida reflexionó un segundo, el fuego que lo había consumido un tanto aplacado.

-Leyla, tu marido es un cabrón que privó a un hijo de su madre. Pretendes hacer lo propio. ¿No crees que es demasiado para Niko? ¿Que le provocáis un sufrimiento innecesario? Tu deseo de venganza, ¿no podría canalizarse de otro modo?

Heian escuchaba la conversación sin participar en ella. No entendía la razón por la que tendrían que preocuparse por aquel fantasma y cuando escuchó las breves palabras de Menon no pudo evitar asentir ante ellas pues estaba plenamente de acuerdo. Luego el resto propusieron que lo mejor sería hablar con quien fuera el líder de lsu grupo y que se encargase de impartir la justicia necesaria. 

Aún así, Heian no terminaba de entender en por qué iba a gastar minutos de su tiempo en hacer nada de eso. Por si acaso seguía escuchando a ver qué decían, a ver si algo de lo que comentaban le resultaba suficientemente interesante como para que captase su atención y se dignase a mover un pelo por ayudarles.

Mientras esperaban a que el dueño de la mansión regresara se entretenían de cháchara con el espíritu de Leyla. Sapo asintió a las palabras de Corvino y de Genann. Estaba de acuerdo. Como mucho podrían decirle lo que había pasado para que la anciana vistana impartiera "justicia". Aún así no le hubiera gustado estar en la piel del joven Niko. Saber que su propio padre había sido el culpable de la ausencia y muerte de su madre...No, ese niño no iba a crecer sano mentalmente, por mucho que Genann viera innecesario matar a su padre.

Uno de los soldados de la Garra, cuando ya me tenían prisionera y no ganaba nada más contándomelo, fue el que burlonamente me reveló que habían sido sobornados por Raúl. Además, antes de eso, yo ya percibía que mi marido se interesaba más de la cuenta por Marcella, que imagino que será su móvil. Desconozco si es correspondido-respondió a Menon.

Ante la pregunta de Genan, la hija de Corvino miró alternativamente a su padre y a Leyla.

¿Perdonar a Raúl por el bien de Niko? Mmmh... No me lo había planteado, la verdad. Supongo que... No, no. Entiendo que pueda resultar difícil para Niko, pero Raúl le ha privado de tener una madre. Raúl le ha hecho mucho daño a nuestro hijo con sus actos. Esta venganza también la hago por mi pequeño. Es el ojo por ojo, esa es la ley vistana, la venganza es el modo correcto de proceder según mis costumbres.

Pero es cierto que no tengo porqué ser yo quién imparta Justicia. Del mismo modo en el que os pedí ayuda para matarle, también podemos pedírselo a la raunie Madame Eva. Gracias, anciano-dijo a Corvino-. Sin duda tu sabiduría te aparta de la senda de la venganza. Pero Marcelle es sobrina de Madame Eva, y si la joven corresponde a mi Raúl, el criterio de Madame Eva podría verse comprometido. El adulterio también le implica a ella, salvo que Marcelle no ame a Raúl. Lo haremos a la vez, jugaremos a dos cartas. Raúl morirá por mi mano o por la mano de Madame Eva, lo que suceda primero.

Debo descansar. Cuando me haya regenerado por completo, iremos juntos al campamento.

Pasaron las horas. El dueño de la mansión no llegó a hacer acto de presencia el resto del día. Cuando todos estuvieron listos, siguieron a Leyla, que guiada por su odio se dirigió hacia el campamento gitano. Llegado su momento, treparon por los árboles de la isla de bolsillo y pasaorn a levitar en el mundo material. El bosque del Crisol se veía de manera muy distinta a como ellos lo conocieron cuando estaban en sus cuerpos. Todo resultaba irreal y amenazador.

Tardaron un rato en darse cuenta de que sus cuerpos habían sido movidos del lugar en el que se realizó la ouija. Desde allí vieron la barrera espiritual de Madame Eva. Brillaba con un fulgor azul cegador, pero en ocasiones, por unos instantes, lograban ver el interior del campamento vagamente, distinguiendo sus cuerpos en el suelo. Rápidamente, el fulgor azul se volvió a hacer intenso por un rato. Volvieron a abrir bien los ojos para ver la situación y buscar modos con los que interactuar.

En serio no queréis que le pegue una paliza?- preguntaba a sus compañeros cada poco tiempo, siempre obteniendo la misma respuesta.

Aburrida, se quedó jugando con la tetera hasta que Leyla les dijo que era el momento de ponerse en marcha, momento en el que dejó caer la pobre tetera y esta se hizo añicos.

Con la alegría siguió al espíritu por el camino que marcaba hasta el claro del bosque; por fin iba a reunirse con su adorado cuerpo y recuperar el apetito. Pero se llevó una gran decepción al ver que los cuerpos no se encontraban donde los habían dejado y que tendrían que superar las defensas mágicas de la poderos bruja para llegar a ellos.

Y cómo pasaste tú la vez anterior?- Eh, listilla?- inquirió a Leyla

El espíritu sólo quería vengarse, no entraría en razón de ninguna de las maneras, y ahora tendrían que volver con ella a sus cuerpos y enfrentarse de nuevo a los vistani, y a Marcella, la única que se había mostrado dispuesta ha ayudarles, tendría que pagar en caso de tener sentimientos por un mal hombre?

Estaba deseando abandonar esta dimensión que engañaba sus sentidos y amenazaba con abotargar su voluntad, no quería convertirse en un espectro perdido en el vacío, cuando quedaban tantas cosas por hacer en el mundo.

Por un instante, parecía que Leyla se planteó seriamente la petición de Gennan, pero finalmente la sed de venganza de aquella mujer despechada se impuso sobre cualquier otra consideración. El druida suspiró con aire derrotado. Niko sería la principal víctima y nada ni nadie podría prever cómo marcaría su carácter y destino la muerte de sus progenitores. Pero nada bueno se auguraba.

Siguió a la comitiva en silencio, pensativo. Todo el odio de la vistana se basaba en las palabras de uno de sus captores. En su opinión, nada ganaba con ello, pero no era lo que Gennan pensaba. La atormentó en el peor momento, sembrando la duda, rompiendo el lazo que la unía con su marido y en el presente, vagaba buscando venganza. Objetivamente pensado, era peor que el propio hecho de haberla matado tan cruelmente. En cuanto a Marcella, que aún estaría junto a sus cuerpos tendidos, la había visto. Y había visto a Raúl. La muchacha era una belleza y podría tener a quien quisiera. Él... bueno, dudaba que sus aspiraciones, de existir, hallaran respuesta en ella. 

-¡Vaya mierda! -exclamó viendo que su viaje había concluido no donde lo empezaron sino en los límites del campamento vistani. Ser un espíritu no le gustaba y echaba de menos su cuerpo material, así que centró sus agudos sentidos en localizar la posición de sus cuerpos, echando un somero vistazo al campamento que ardía con un perturbador fulgor azul. 

Miró a Quiora , respondiendo a su pregunta:  —Eva nos lo explicó en su momento ¿recuerdas?. Leyla pasó la anterior vez porque el lugar que elegimos para quemar el cuerpo de Alanis estaba justo en el borde de la barrera. El fuego abrió una brecha en la barrera, por así decirlo. Leyla sólo tuvo suerte y estaba en el lugar preciso en el momento preciso. —

Resopló: — No podemos esperar a que un vistani vuelva a meter la pata y rompa la barrera; no creo que tengamos tanta suerte.—

No podía estar mas de acuerdo con Genann   —Si que es una mierda, sí. Parece que los cuerpos están demasiado lejos de nuestro alcance.—

—No hay forma de poder llegar a ellos. Necesitamos la ayuda de otra gente. Gente viva.— Se mesó la barba, pensativo.

—Habrá que llamar la atención de alguien del interior del campamento, pero hay que procurar hacerlo sin asustarles.—

— ¿Alguna idea?— Al hacer esta pregunta, miró de reojo al gnomo . Sapo tenía una especie de inteligencia extraña y la peculiar cualidad de tener ocurrencias de lo mas originales.

Por otro lado, Corvino no supo vislumbrar si el gnomo le estaba devolviendo la mirada indicando con ello que le había escuchado o bien si la errática mirada del ojo estrábico enfocaba a cualquier otra parte.

—¡Se me ha ocurrido algo!— Dijo Corvino sobresaltando a todos.

—Eeeehhh... Genann, Leyla... ¿porqué no me acompañáis a dar un rodeo alrededor del campamento a ver si podemos ver a mi perro? Quizás nos pueda ser de utilidad.—

Intentó esconder a Leyla una señal con el pulgar que le hizo Corvino a Menon, Sapo y Alarico, como indicando que se llevaba a Leyla lejos de allí mientras el resto perpretaban algo.

Su gozo en un pozo. Cuando el espíritu vengativo expresó su necesidad y deseo de descansar, Sapo pensó que tendrían oportunidad de conocer al poderoso ente que había diseñado tan magna mansión donde todas sus necesidades se veían colmadas al instante. A pesar de que abandonar la casa mágica le producía pena, se animó al saber que Leyla podía guiarlos de nuevo a sus cuerpos, o lo que quedaba de ellos. Se pasó la mano pro su apéndice nasal recuperado. ¿De verdad quería volver a ser un gnomo sin nariz? Sólo los miembros de su raza podrían comprender la dicotomía que suponía tener que elegir entre la vida terrenal sin nariz, o una vida fantasmagórica de cuerpo completo.

- Seguramente Marcella nos haya metido dentro del círculo protector para que puedan saquear nuestros cuerpo a gusto.- Expuso haciendo gala de un racismo inaceptable para alguien que se considerara "buena persona". Luego pensómejor y se dio cuenta de que Marcella no se había quedado sola. Fedora era su única esperanza para que su cuerpo incosnciente se conservara incorrupto, alejado de aquellas asquerosas manos vistani.

Afortunadamente para Corvino, Sapo no se había fijado en el gesto del pulgar. Si hubiera sido así no se hubiera cortado en preguntar qué significaba aquello. No comprendía ese signo. Quizás hubiera pensado que Corvino, como muchos humanos que habitaban esas tierras, sumaba con los dedos, algo que para el gnomo era impensable. No el pareció mala la idea de que fuera a buscar a su perro. los animales eran más nobles que los humanos y de sentidos más agudos. Descartando la idea del fuego, que Corvino había tenido que volver a explicar a la sesera hueca de la piel verde, a Sapo sólo se le ocurría romper otro elemento de la abjuración que protegía el campamento.

También sabían que los cascabeles atados a los árboles que bordeaban el campamento formaban parte de la abjuración.

- Puesto que no podemos hacer un fuego para romper la barrera- Dijo una vez Leyla no estaba delante.- nos queda el otro elemento que sabemos que forma parte del la protección levantada por Madame Eva: los cascabeles. Concentrando el poder espiritual que tenemos podríamos hacerlos sonar. Incluso, entre todos, hacerlo caer.- Seguro que los vagos de los vistani que habían puesto los cascabales se podía haber descuidado y no atarlo en condiciones.- Si no conseguimos romperlos puede que consigamos llamar la atención de uno de ellos y entonces...- Dejó las palabras en el aire. Entonces poseerlo para usarlo como un instrumento para avisar a Fedora y recuperar sus cuerpos. A ellos les habían poseído y no era algo tan horrible, después de todo. Pasados unos días ya apenas recordabas la impotencia, la humillación que suponía la violación del cuerpo y ver tu mente relegada a un segundo plano.

Era evidente que la situación no gustaba nada a Alarico, que había mantenido, desde hacía horas, un profundo silencio, un tremendo mutismo. ¿Se habían vuelto todos locos o qué? Lo peor era que no podía culpar a nadie de estas cuestiones salvo a sí mismo. Debía haber seguido caso de su razonamiento y haber vuelto al cuerpo, y no actuar como un... como un idiota.

Bueno, se excusó mentalmente, al menos no nos hemos perdido y tenemos a la vista nuestros cuerpos. 

Y pensó: ¿era posible con telequinesis empujar al cuerpo fuera de la barrera protectora para de esa manera volver a salir? Sin decir aún nada, levantó una mano mientras contaba. Si todos empujaban un cuerpo en una dirección...

Heian se sentía fascinado con su nueva forma de ser. Desde que había salido de su taller había vivido montones de aventuras y la de convertirse en un ser fantasmal era la que había puesto la guinda a aquel pastel. Pero lo cierto es que no podrían permanecer así siempre pues terminaría siendo un problema para sus cuerpos.

De hecho, cuando fueron a recuperarlos se dio cuenta de que así podría ser ya que los habían desplazado y a saber qué era lo que querían hacer con ellos o con los objetos que portaban.

Escuchó las sugerencias de todos sus compañeros y las palabras del gnomo fueron las que más les convencieron. Podrían usar los cascabeles para llamar la atención y después poseer a alguien. El problema es que seguro que hacer todo eso consumía mucha energía y Heian no estaba muy seguro de querer gastarla. Así que esperó en silencio a ver si alguien se ofrecía voluntario para aquella hazaña 

Intentad lo de los cascabeles, pero aunque los hagáis sonar ellos no sabrán si los agita el viento o un fantasma. Yo, mientras, iré a acompañar a Corvino a por ese perro.

Leyla se alejó con Corvino, y la hija del humano les siguió. Gracias a eso, si cortaban los cascabeles y abrían una brecha en el campo de fuerza, podrían entrar sin que la esposa vengativa les pudiese seguir. A pesar de todo, ver el interior del campamento era muy difícil. Tan solo unos pocos elegidos consiguieron vislumbrar lo que allí ocurría...

Un parpadeo y pudieron ver el anillo más exterior del campamento. Había dos caballos atados a una rama. En uno de los árboles estaba el búho de Genann. También estaba el pesado carromato en el que dormía Madame Eva.

Dos parpadeos y pudieron ver a los vistani (Niko, Marcella, Raúl...) durmiendo en sus mantas en el anillo intermedio del campamento. Sus cuerpos estaban justo al lado, amontonados. Estaban todos: Sapo, Quiora, Genann... En el anillo intermedio también estaban los objetos de los vistani, bolsas, navajas, instrumentos musicales...

Tres paradeos y pudieron ver el centro del campamento. El Capitán Vicenzo y Fedora estaban despiertos, junto a la hoguera llameante, de la que sobresalían varios troncos manipulables. El perro de Corvino y la serpiente de Sapo estaban también allí, buscando el calor.

Cuatro parpadeos después, y Genann tomó perspectiva. Sus ojos fantasmagóricos lograron enfocar el exterior del campamento, los árboles, los cascabeles.

*** Plano material ***

Los durmientes del grupo tenían la cara roja y amoratada. Incluso alguno estaba hechando un hilillo de sangre por la nariz, frente a una mujer sudorosa y jadeante.

- Ufffff. ¡Por todos los pingüinos de Nortalia! ¡Es qué no piensan despertar nunca! - Gritaba a los cuatro vientos el cuerpo de la norteña, manejado por la psique de Suse, su alter ego medio maliga.

En cuanto recobraba un poco las fuerzas, volvía a emprenderla a guantazos, con la mano abierta, para intentar despertar a todos aquellos. Ahora tenía a Sapo entre sus manos, tras haber dejado al tipo del sombrero con más mala cara que los pollos del Pryca  un troll con cagaleras.

- ¡Vamos, Sapo! ¡Despiérta de una vez! ¡Me aburro de estar sola! ¡¿Dónde demonios está esa santurrona de Fedora cuando quiero descansar?! - Iba pregunando, sin dejar de dar guantazos a diestro y siniestro.

*** Plano rArO ***

Mientras tanto, en otro plano de existencia, el aparentemente llamado Crisol o como la norteña lo llamaba: El coño de la Bernarda El plano de los fantasmas raros o lo que fuesen.

La guerrera no hacía mucho caso de las palabras de aquella mujer que deíca ser un espíritu o algo parecido, y mucho menos de los fantasmas raros que había visto pulular por el lugar. Las palabras de Sapo hacían que la norteña se preguntase que tipo de droga de consumo propio ocultaba el desdesnarizado, pues ahora presentaba su nariz en lugar de aquel asqueroso orificio cadavérico.

Con todo y con eso, seguía mirando con desdén al del sombrero, pues seguía sin fiarse de la gente callada. Además, seguía pensando que era medio mujer, pues quién se pondría como apodo "El Hombre", siendo un hombre.

- Yo serrrr mujerrrr. No nesesitarrrr apodo la mujierrrr parrrra demostrrrarrrr que serrrr mujerrrrr. Solo tenerrrr que ver mios pechios.... - Pensaba interiormente mientras se miraba de reojo sus voluptuoso busto.

- ¿Cascabeles? - Pensó ante aquella ocurrencia, aunque rápidamente la tal Leyla corrigió diciendo que no serviría de mucho.

Así, lo único que le quedaba era atender a las palabas del mago. Pues para la norteña, los magos eran los más listos. Y el único mago era Sapo. Feo incluso con nariz si, pero mago al fin y al cabo. Le tocaba ser el lumbreras, después de todo y por encima de su tamaño. Así, Fedora se agachó y le habló.

- ¿Poderrrr haserrrr eso? ¿Cómo consentrrrrarrrr poderrrr espiritual? Última vez yo consentrrrrarrrr poderrrr no pasarrrr cosa buena... - Terminó la frase pensando en aquella última vez que concentró todo su poder, sin poder decir en qué situación¹.

Quiora se estaba impacientando, ver su cuerpo tan cerca pero tan lejos a la vez le ponía de mal humor. Lo primero que hizo fue ir directa hacia el campamento, pero chocó contra algo invisible. Volvió a intentarlo pero con más empeño aunque el resultado fue el mismo.

La tercera vez cogió carrerilla y concentró toda su fuerza, con la mala suerte que, al retroceder, golpeó los cascabeles que colgaban de los arbustos.