Partida Rol por web

Por el flanco trasero, Sapo lanzó una rociada de color que hizo que dos de los lobos tuviesen un ataque epiléptico en la tierra. Eso bastó para evitar que pudieran atacar al propio Sapo, a Lentejuela o a Menon.

Por el lateral, Alarico hizo huir a uno de los lobos mientras Genann trataba de contemporizar con un primo lejano de los perros. Lógicamente el animal no atendía a razones. Otro de los lobos se lanzó sobre la mula del sacerdote, haciéndola retroceder hacia el terraplén que llevaba al río.

Por la vanguardia de la expedición, los lobos mordieron a Quiora, a Fedora y a su caballo Mandryva en una pata. Fedora hundió su espada en un costado. Un rayo de fuego llegó desde la mano de Menon para rematar al lobo herido.

Al ver rota la formación, los dos lobos restantes dieron un rodeo por el este hasta encararse con Sapo, Menon y Lentejuela.

Sin comerlo ni beberlo una pila de lobos se tiró hacia ellos aparecida de la nada. La semiorca fue lenta de reflejos, pero cuando se dio cuenta de lo que ocurría sacó su arma dispuesta a ofrecer algo de resistencia. Activó sus guanteletes mágicos para probar si eran tan bueno como el oro que le habían costado, y enseguida se sintió más fuerte.

A qué sabrá la carne de lobo? - pensaba mientras manejaba su hacha con eficacia pero no con la fuerza deseada.

Alarico lo tenía claro. No era ni mucho menos el mejor combatiente, pero no podía permitir que los lobos cegados se reincorporaran con lo que se acercó a los dos inconscientes y aprovechando su quietud, hundió su maza en el cráneo del animal, eliminándolo.

El alivio inicial pro ver que dos de los lobos caían con su magia se tornó en pánico al ver que otros se escurrían por otro lado para atormentarlo con sus fauces llenas de babas y microbios. Lentejuela, Menon y él mismo eran un bocado fácil y jugoso para los animales. No iba a dejar que le mordieran tan fácilmente. Parecía que el gnomo apuntaba con un ojo a cada lobo pero el resultado fue certero. Un pequeño virote se clavó en el pecho de uno de los hambrientos animales.

Sapo y él mismo estaban aguantando al embestida de los lobos, mientras los otros daban espadazos para eliminarlos, el kalasthar decidió que lo mejor era ganar tiempo para que les ayudaran los demás por lo que conjuro un charco de grasa entre los lobos y ellos mientras retrocedía como Sapo.

Contra todo pronóstico, Genann logró convencer a uno de los lobos para que se marchase. Una lagrimita se le saltó al druida del ojo: cada día que pasaba estaba más cerca de poder hacer lo mismo con un ominoso perro.

Los ataques de Sapo, Fedora y Quiora no eran lo suficientemente letales como para dar muerte a más enemigos. El lobo que estaba atacando a Mandryva dejó el caballo y se encaró con su dueña.

Alarico fue el que tomó la decisión más arriesgada, avanzando hacia dos lobos inconscientes que podían despertarse en cualquier momento. De los dos lobos que se habían reposicionado por ese flanco, uno estaba más preocupado por mantener el equilibrio sobre moco ectoplásmico. El otro atacó, dando con sus fauces contra una dura armadura.

Quiora siguió enfrentándose al lobo que intentaba morderla. Maldita sea! Cómo se parecía a su mascota perdida Firulais. Algo más pequeño y menos lustroso sin duda, pero con rasgos similares. Esas orejas puntiagudas, esos colmillos sarnosos, esos ojitos como dos pozos sin fondo...

Su ataque falló.

Pasito a pasito, suave, suavecito, me voy cargando a todos los lobitos...

Le gustaban los mecanismos y una ballesta no dejaba de ser uno de ellos, aunque sencillo. Ponía el virote en el canal, tensaba la cuerda y apuntaba colocando la culata en el hombro. Aunque el virote era pequeño la tensión de la verga hacía que saliera disparado como si Sapo fuera un forzudo, nada más lejos de la realidad.

¡Clack!- Sonaba el mecanismo cuando apretaba el gatillo. Música para sus oídos.

Alarico tenía claro que no iba a dejar que los dos lobos derribados dieran más problemas al grupo. Su fuerte no era el combate, y dos lobos más podían ser luego una pesadilla. Con lo que, a pesar del lobo que le amenazaba, lanzó un golpe brutal contra el que estaba aún inconsciente, reventándole el cráneo. Luego dio un paso hacía el otro tendido, buscando repetir la jugada.

El resto parece que tiene la situación bastante a su favor, por lo que Menon decide echar una mano a la mula, el animal lleva bastante con ellos y no merece morir a manos del lobo, con presteza concentra la energía en un rayo de fuego que parte veloz hacia el lupino.

Los lobos mordieron a la mula de Alarico en el muslo y a Quiora en el tobillo. Era como cuando la semiorca jugaba con Firulais: adorable, pero hacía daño. Quizás por eso a Quiora le costaba tanto acabar con su enemigo esta vez. Genann trató de convencer al lobo que estaba sobre la grasa ectoplásmica de que también debía irse, pero bastante tenía el lobo con tratar de mantener el equilibrio. Fedora mató al lobo que había atacado a Mandryva, y era lo que se merecía.

En la retaguardia, Alarico golpeó a uno de los lobos inconscientes. Cuando el lobo que había al lado del sacerdote abrió las fauces para abalanzarse sobre el humano, el virote de Sapo se hundió en el cráneo del animal. Alarico no se dió cuenta de que su golpe no había sido suficiente hasta que vió al lobo golpeado despertar y ponerse en pie, confuso y dubitativo. Menon, por su parte, era el único que parecía preocuparse por la mula de Alarico, pero su rayo fue insuficiente como para espantar al depredador.

Habiendo tanto lobo lo que le costaba a Sapo era encontrar a uno donde apuntar fuera tarea más o menos sencilla. La extraña magia de Menon tenía a un lobo haciendo equilibrios así que hacia ese disparó otro virote.

Menon intenta terminar con el lobo pero entre los saltos y rebuznos falla su disparo.

No iba a poder aguantar muchos más mordiscos así que se obligó a olvidar el parecido razonable de su enemigo con su supuesta mascota y golpeó con fuerza.

Mientras Alarico despertaba al otro lobo dormido, Quiora mató a su lobo y al que atacaba a la mula del sacerdote. Menon seguía malgastando poder psiónico en tiros errados a la vez que Sapo seguía alardeando de su puntería. Sin embargo, el virote se clavó en el lomo del lobo al que Genann estaba intentando calmar. De pronto, el animal saltó desde el charco de grasa y derribó a Genann en el suelo mientras le mordía el brazo.

 ¡Drrrruidah abrrrasa-árrrboles, cuidado! ¡YO SALVARRR SEXY CULO TUYO!

Fedora caminó hasta Genann y lanzó un tajo superfluo que marcó una fea cicatriz en el ojo del lobo. Genann, por su parte, interpuso el bastón y se puso en pie para luego retroceder un par de pasos.

La situación quedó así: el charco ectoplásmico de Genann se evaporó por completo; los dos lobos que sufrieron la rociada de color estaban conscientes con sendas brechas en el cráneo; el tercer lobo estaba enzarzado con Fedora tras la huída cobarde del druida.

Musitando una maldición Alarico ataca a uno de los lobos aturdidos y cegados deseando terminar el trabajo empezado. Pero la fortuna no estaba desde luego con él. ¿Han oido eso de que todo lo que puede salir mal, sale mal? Pues eso mismo. Exactamente eso mismo.

Viendo que sus rayos no estaban consiguiendo nada, Menon decidió ayudar a Fedora atacando la mente del lobo para que no pudiera morderla.

Concentro su mente sobre la del animal y lanzo su poder con toda la malicia posible.

Dos abatidos!

Echó de menos no tener la habilidad de curtir pieles, qué buen montón de pelaje iban a desaprovechar. Se podría haber confeccionado un abrigo de invierno, o al menos un abalorio para su largo pelo.

Tendría que conformarse con arrancarles algún colmillo para su colección.

La semiorca, ahora salpicada de la sangre lupina, se giró hacia los que aún quedaban en pie, accionó sus guanteletes mágicos como le habían enseñado (tenía que decir algo así como 'dame tu fuerza Pegaso') y con un fiero rugido se abalanzó sobre uno de ellos.

Quiora mató a dos de los lobos antes de que Alarico pudiese meter la pata o Menon pudiera intentar afectar la mente de la bestia que atacaba a Fedora. Tras eso, Fedora dió muerte al último de los lobos cortándole la cabeza al más puro estilo de Quiora. La semiorca arrancó un colmillo de lobo para su colección y el grupo pudo continuar su camino.

Esa estuvo cerca...-dijo la fata desde su jaula.

El bosque se extendió muy poco más desde allí: como un muro blanco mortecino, la bruma se extendía a izquierda y derecha. El Gorro Rojo olisqueó el aire...

Snif, snif... Lo más importante que debéis saber sobre las Brumas es que es tan importante el dónde como el cuando. El cómo también, a los Poderes Oscuros les chiflan los muertos y los desesperados. Pero como ni estáis muertos ni desesperados, centrémonos en el dónde y el cuando. A la izquierda...

El grupo llegó a la orilla del río. El muro de niebla se extendía perpendicular al río. Gorro Rojo les dió el alto. Esperaron... Esperaron... De pronto un brazo de neblina empezó a avanzar lentamente río arriba, no más de veinte pies, para al final detenerse.

Es el momento. Meteros en el río cubierto de niebla.

Genann probó con su bastón, probando la profundidad del río. Cuando normalmente el caudal permitía navegar a barcos de poco calado, el druida se encontró con un caudal de arroyo. Su cayado se hundía un par de dedos en el agua antes de chocar con las piedras redondeadas sumergidas.