Partida Rol por web

El miedo puede ser un arma en manos de l persona idónea, y el clérigo malvado era una de ellas. Annael utilizaba una técnica defensiva, el clérigo se mantenía en la distancia y el semiorco cargó como un berserker. La maza del clérigo se incrustó en el estómago del temido semiorco haciéndole doblarse y caer al suelo inconsciente en medio de un baño de sangre.

- ¡Elmond, estabiliza al semiorco, yo me ocuparé del clérigo!- gritó el elfo a su compañero.

- Venga, lucha conmigo, veamos quien es el próximo en caer- le retó el guardabosques al clérigo de Cyric

Al ver caer a su compañero semiorco, Elmorn se preocupó. En ese momento recuerdó a sus otros dos compañeros, el paladín y el explorador, que se habían marchado. - Si hubiésemos sido 5 las cosas serían diferentes. Annael se ocupó de distraer al clérigo y Elmorn aprovechó para acercarse junto al cuerpo caido de Dench y puso sus manos sobre las heridas causadas por la maza mientras rezaba a su dios para que le curase.

La espada larga del elfo encuentra por fin una avertura en la armadura del clérigo clavándose en la carne pero un giro inesperado evita que profundice la herida. Elmorn reza a su Dios devolviendo la consciencia a Dench quién se encuentra un poco confuso pero con ganas de partir cráneos. El Clérigo no puede contener a tres guerreros y decide jugar su mejor baza dirigiéndose hacia la mujer encadenada.

El elfo vio que el clérigo de Cyric aprovechaba la oportunidad y se dirigió hacia la mujer. Con un ágil movimiento de su espada, logró cortarle el paso, propinándole un tajo sugún intentaba salir de la lucha cerrada.

- No quieras marcharte tan rápido, aun nos queda algo por resolver- le dijo desafiante.

-AAgg..-El clérigo cae al suelo escupiendo sangre. Intenta vanamente moverse pero su cuerpo no le responde. Un susurro sale de su boca mientras un halo púrpura y negro se forma entorno a su mano, una mano que se acerca hacia la mujer poco a poco...

Las cosas fueron mejor de lo que esperaba. En cuanto cayó Dench la pesadumbre dominó su ser y pensó que morirían a manos de ese malvado clérigo, pero Annael con una maestría digna de los mejores espadachines acabó con él y Dench estaba de nuevo consciente.

Elmorn se acercó a la mujer y mientras la desataba le habló. - No te preocupes, ya pasó todo. y le preguntó. - ¿Quién eres?y ¿qué pretendía hacer exactamente contigo este tipejo?

El elfo se quedó al lado del clérigo al que acababa de abatir. Mirándolo fríamente le dijo.- No des nunca la espala a alquien con el que estás luchando.- Luego limpió su espada en los ropajes del clérigo y envainó sus armas.

Lugo al ver que su oponente había muerto, se acercó a Dench, visto que Elmorn se ocupaba de la chica.- Que tal te encuentras- le preguntó interesándose por el grandullón semiorco.

El elfo cabece, viendolo todavía todo doble.

- Estoy bien, nunca mejor. Pero este malnacido ...

Dench coge el hacha, y sonrie siniestramente al clérigo maligno.

- Está ya muerto- le dice Annael a Dench al ver como mira el cuerpo caído del clérigo-. Y antes de que lo dejes hecho picadillo te pediría que me dieras tiempo para ver si lleva algo de valor o que nos sirva.

Dicho esto el elfo se agachó y registró al clérigo para ver que poseía.

La armadura del clérigo es una armadura de placas y malla (bonif.+7 a la CA, +0 a DES, la velocidad se reduce en dos casillas, valor aproximado 600 piezas de oro)

Una maza ligera e inusualmente alargada, casi del tamaño de una espada. Con aristas cortantes en la cabeza.

Un anillo con un topacio engarzado. (tirar tasación)

25 piezas de oro y 50 de plata en una bolsa.

Un medallón del dios Cyric. (tirada de tasar)

La mujer aterrada, comienza a llorar abrazando al clérigo.-Bendito sea Lazhánder por enviarte a salvarme.-La mujer solloza, pero habla como apremiándoos.-Rápido debeis liberar a los otros cautivos. Están abajo en las celdas vigiladas por...(llanto incontrolado) esas...no ellos...gente.- 

- Pues vayamos abajo a liberar a los demás. Dijo a sus compañeros y diriiéndose de nuevo a la mujer. - No me ha dicho su nombre, usted vaya detrás nuestro y en cuanto haya peligro se esconde en un lugar seguro. Miró el anillo y el medallón del clérigo, guardándolos en su alforja junto a la bolsa con el dinero. - Los guardo yo y cuando hayamos terminado con esto repartimos el botín que hayamos consegido. Vosotros coger el arma y la armadura.

- Señora, no la entiendo ¿Vigilados por quien?

- Hágale caso al clérdigo, señora, sabe lo que se dice- comenta el elfo mirando los bosillos y demás sitos en los que el clérigo pudiera haner guardado algo.- Y estaría bien que os pudiera decir qué son lo que vigila las celdas y cuántos son- comentó sin parar de buscar.