Partida Rol por web

En el sanatorio Leiath había pedido polvo de diamante y en ese momento, Onfale, vestido con una especie de saco con aberturas, se había preguntado si es que tenía pinta de llevar encima polvo de plata.

- Creo que usas esto para algún tipo de conjuro, si no recuerdo mal.- Le dijo a Leitah sin esperar a que nadie pusiese pegas a que se quedara el polvo de diamante y el de plata. Practicamente esperaba lo mismo del bastón. Negó con la cabeza a la propuesta del enano "rebanacabezas".- Es un bastón rúnico. Nos pemitirá manipular la mente de humanoides y monstruos. Se me ocurre que quizá pueda sernos útil para la subasta. Creo que lo lógico es que lo guarde yo.- Otra posibilidad era Alice, pero aún tenía la marca de la baba en la mejilla, de lo profundo que había dormido.

Así que aquellas criaturas habían sido controladas por el slaad... Pero, por qué no les afecto el aura de protección de Leiath para el control mental? O sí les había afectado y estaban actuando bajo propia voluntad? Era Diamabel verdaderamente un ángel o era otra criatura del averno enmascarada de ser celestial?

Leiath seguía teniendo muchas dudas, pero con el agotamiento que llevaba encima poco iba a poder aclarar.

Una vez los vivos estuvieron estabilizados, la bruja se dedicó a Rannhard. No permitió que nadie saquease sus ropas ni sus objetos más personales.

- Preparemos una pira funeraria en el patio. Debemos quemar los cuerpos.

En aquellas tierras, dejar un cuerpo enterrado era una invitación a la corrupción de la carne, y no en plan natural de gusanos y tal, sino a que se levantase de nuevo en busca de venganza.

Después de la ceremonia deberían descansar por turnos, aún no se podía confiar en esos amalghomos. Y a propósito, que eran los amalghomos? Era la primera vez que veía uno en verdad.

Onfale - se permitió preguntar mientras se ocupaba del anciano caído- Has dicho que estos seres se llaman amalghomos. Qué son exactamente?

Se preguntaba también por qué Diamabel no les había liberado de su maldición ni se había dado cuenta de que un agente maligno del caos se encontraba entre su rebaño, con la facilidad que tenían los seres celestiales en detectar el mal.

El eunuco respondió a LEiath, encantado de poder compartir sus vastos conocimientos.

- Los amalghomos son personas modificadas con magia hasta tener deformaciones, mutaciones y partes animales que les confieren distintas aptitudes. En el caso de la criatura azul le había provisto de alas para volar. Sus gargantas transformadas son capaces de imitar voces y sonidos de animales. Un amalghomo transformado puede recuperar su forma humana con un conjuro de restauración mayor, pero los amalghomos que son hijos de otros amalghomos se ven obligados a vivir con su horrible aspecto sin que la magia pueda hacer nada por evitarlo.

Vinthrael observa el cielo nocturno en busca del angel, queria estar preparado para cuando volviera, no sabian muy bien como iba a reacionar al ver todo lo ocurrido.
Como parecia que aun no iba a regresar, se dirigió hacia Ivanhoe, parece que el resto estaba ocupado despertando a los dormidos y revisando los cuerpos en busca de pistas.

Aun tienes una oportunidad de salir vivo de esta situación - dijo sin medias tintas al amalghomo - Quiero que nos digas todo lo que sabes de lo que ha ocurrido, todas las órdenes que has recibido tanto de Krogg como de cualquiera de los otros y cualquier cosa que pienses que puede hacer que mi amigo... - señaló con la cabeza a Thimaz - ...no desee probar si su hacha sigue afilada tras acabar con la columna vertebral de aquel que os dirigia. Puedo ser magnánimo, pero no cuando uno de mis compañeros ha muerto y cuando las vidas de los demás han estado en peligro por vuestras acciones. Tan solo tienes una oportunidad, no la desaproveches.

Era mas que evidente que el monje pensaba llegar hasta las últimas consecuencias si era necesario. Era un hombre bueno, pero tambien duro cuando era menester.

Ivanhoe mantuvo las distancias con Vinthrael, trotando en paralelo al muro que le impedía salir de la abadía.

Judas avisar de vuestra llegada... él venir corriendo desde el portón, asustado. Krogg decir que vosotros venir a cazarnos. Que nosotros tener que defendernos. Faust ordenar que pelear. Diamabel parar pelea. Tras enterrar a Enric y August, en las cocinas, preparar veneno de gárrala. Faust ordenar que no decir nada a Diamabel. Cuando vosotros dormir, nosotros luchar por la memoria de Enric y August. Ese ser el plan... pero todo salir mal. Más amigos muertos... Vosotros traer la calamidad a la abadía...

Nosotros no ser monstruos... ¡Vosotros ser los monstruos!

Mientras hablaba en el huerto, Vinthrael vió a Thimaz dirigirse hacia el cementerio con unos cubiertos.

Mientras, en la planta baja del torreón, Leiath impedía que el cadáver de Rannhard fuese saqueado como si de un vulgar slaad verde se tratara. Onfale se quedó con el bastón rúnico, eso sí. Con el tema de la pira, Sasha discrepó con un aplomo impropio de él.

¡No! Nosotros enterramos a nuestros muertos. Quemarlos es de pueblos primitivos. Estos monjes no usaron muertos vivientes contra nosotros, su cementerio estaba intacto. No hay motivos para creer que vayan a profanar los cadáveres con la nigromancia. La fe de los amalghomos será respetada. Yo mismo cavaré sus tumbas si nadie más quiere ayudarme.

La pala aún seguía apoyada en el muro. Sasha salió en dirección al cementerio, y como sus piernas eran más largas, alcanzó a Thimaz obligándole a esconder los cubiertos tras la espalda.

Maese enano-saludó, antes de seguir hacia el cementerio, arruinando los planes de Thimaz de comerse a August.

Dragov verificó en la planta baja que ni Claude, ni Hesse, ni Goethe eran seres malvados. Los que ya están muertos como Krogg o Faust, obviamente, ya no tenían ninguna ideología ni valores que escudriñar.

La bruja iba a argumentar con Sasha lo equivocado que estaba y por qué algunas tradiciones eran mejor enterrarlas, pero de sus labios no salió palabra alguna. Sentía que el joven monaguillo iba a tener que aprender como lo hizo ella; a golpes.

Para demostrar que no tenía nada en contra de dioses 'mindunguis' como en los que creía Sasha y el resto de los que habitaban la abadía, le prestó al seguidor de el 'Señor de la Luz', o como quiera que se hiciera llamar aquella deidad, la pala de Néstor Lármika para facilitarle la tarea de enterrar a sus muertos.

Sin embargo puso un pero.

- Rannhard no pertenecía a tu fe, así que déjame a mi la decisión sobre qué hacer con su cuerpo. Esta noche meditaré y mañana vemos qué hacemos con él, de acuerdo?

Después del profundo diálogo religioso, Leiath preparó al anciano para que su cuerpo se preservase lo mejor posible durante el descanso y, cuándo hubo terminado, dejándole bien limpito y acomodado, se puso a preparar un guiso. Bueno más bien el típico caldero que ya conocían todos los miembros del aquelarre. Contenía un puré insulso de aspecto verduzco que, pese a no ser muy vistoso, sentaba genial al cuerpo. No en vano provenía de la propia Hala.

Compartió unos cazos con los Amalghomos que se recuperaban de sus heridas, mientras que se interesaba por su salud, demostrando así sus buenas intenciones.

Lástima que estuviera fuera de sus manos el quitarles aquella cruenta maldición. Se prometió que en cuanto encontrase a un sacerdote con suficiente poder para sanarles, volvería para ayudarles.

Por su parte, Thimaz aún con cubierto en mano, miraba desde la lejanía con cierta pena la tumba recién hecha del Amalghomo Buey, así como se maldijo por no haber recordado aquella pala que encontraron en aventuras pasadas... Quizás, y con algo de suerte, si la tuviera en sus manos, podría haber hecho un agujero del que Sasha no pudiera salir hasta que el delicioso aroma de Buey a la Brasa llegara a sus fosas nasales... Pero ya era demasiado tarde.

-Por las barbas de mi tía... -Dijo el Enano ya desesperanzado mientras volvía al lado de Leiath a por el "segundo plato" del día- Con lo que me apetecía carne... Bueno, supongo que más verduras para el Terror de las Hortalizas estará bien...

Quizás "Horror de las Hortalizas" fuera más rimbombante, pero Thimaz no daba más de si para conseguir dicho epíteto, pero pese a todo ello, estaba contento con llamarse así. Dicho esto, acompañando a la maga de Hala, aún con hacha en mano, por si algún Amolghomo quería "pasarse de listo" con ella.

Después de lo del veneno de gárrala el eunuco veía la insulsa comida de Hala con otros ojos. Iba a pasar un tiempo hasta que volviera a rechazarla. Le agradeció a Leiath el gesto y se dispuso a prepararse para un merecido descanso. ¿Serían capaces de descansar con Diamabel aún por ahí y los amalghomos supervivientes con deseos de venganza? Esperaba que la muestra de fuerza del Aquelarre bastara para contenerlos.

Cuando estuvieron fuera de las indiscretas miradas y oídos de los amalghomos comentó sus inquietudes al grupo.

- Si lo que ha dicho Ivahoe es cierto parece que Diamabel no tiene nada que ver. Usando el báculo el slaad pudo controlarlos puntualmente. Aún así no sabemos cómo reaccionará el ángel, o incluso los amalghomos que han sobrevivido.- La verdad es que no era incierto que habían traído la perdición a la abadía, aunque sospechaba que la telaraña de Stradh había llegado hasta allí, controlando al suplantador.- Y necesitamos un descanso.

ya sabeis que yo necesito descansar poco, asi que si no os importa, me echaré a dormir ahora, mientras cenais, asi podré estar despierto en cuanto acabeis y velar vuestro sueño - lo cierto es que el anillo siempre le habia resultado muy util - quizá deberiamos proveernos de algunos mas.

Sigo teniendo mi conjuro de cubículo de descanso. Apunto la mag que empezaba a despertarse de la bien merecida siesta. 

Tras enterrar a los amalghomos, Sasha devolvió la pala de Néstor Lármika agradecido y asombrado por su magia. Cuando Ivanhoe vió el cadáver de Krogg transformado, empezó a plantearse cosas. Esa seguía siendo su mejor garantía: la prueba de que Krogg no era lo que aparentaba. Cuando llevaban treinta horas seguidas despiertos ya no necesitaron del veneno de gárrala para caer como moscas, tratando de hacer turnos de vigilancia y esas cosas por seguridad.

Diamabel llegó al atardecer con Betsy desmayada en brazos. Katya acababa de despertar, y todos estaban más o menos espabilados.

¿Un slaad verde?-preguntó al ver a Krogg, comprendiendo mejor la situación.

Betsy se despertó de golpe.

¡NgyaaaAAAAAAGH...!

Se revolvió en los brazos del ángel, tratando de zafarse del agarre, revolviéndose y desplegando las alas. Un chorro de líquido salió de entre sus piernas escamosas.

Está a punto de dar a luz... No sé qué hacer, no tengo experiencia con seres tan... tan biológicos.

Diamabel se encargó de sujetar a Betsy y tumbarla en el suelo. Calentaron agua. El parto se alargó durante toda la noche. Para Onfale fue un momento clarificador que le recordaba su propia carga. Sasha se desmayó de la impresión. Los que asomaron la cabeza, por tres veces, no fueron huevos de reptil... Fue un parto al estilo de los mamíferos. La primera bebé tenía cabeza y pezuñas de ternero, pero su piel era escamosa. El segundo bebé tenía seis ojos y lengua bífida. La última niña era perfectamente humana y preciosa... salvo por dos pequeños cuernecitos romos sobre la cabeza.

¿Alguno de vosotros quiere darle un nombre a alguno de los bebés? Creo que sería un buen gesto de paz después de tantas muertes.

No quedaba mucho más que hacer allí. Amanecía. Al fin tenían unos minutos para ellos, para rezar y estudiar sus libros.

Emplead alguno de los nombres de los caidos por la maldad del que se hacia llamar krogg. - sugirio el monje - parece que fueron engañados o dominados, seria como dar una segunda oportunidad, aunque sea de forma figurada

-Desayuno -Sugirió Thimaz mirando fijamente a la que tenía partes de buey. Al parecer para aquel enano el hecho de no poder haber probado bocado alguno de una buena pieza de carne lo había dejado hambriento, o al menos con aquella pequeña espinita clavada. Sea como sea, su opción había sido dada.

Ayudó a dar a luz a aquellos monstruos, no sin dejar de darle vueltas a la criatura que Onfale portaba en su vientre.

Había tenido la esperanza de que Diamabel ayudase así mismo al perfumista a acelerar su gestación y quizás poder dar a término el embarazo en la propia abadía, pero viendo la poca idea que tenía el ángel de todo en general, temió que no iba a ser el caso.

Necesitaba hablar con el celestial. Necesitaba aclarar muchas cosas y no quería irse de ahí dejando tantos cabos sueltos.

Pero primero, lo primero.

Leiath se había adelantado para prepararles a todos un buen desayuno, uno digno de los héroes que eran, uno que llenaría la panza hasta del hambriento Thimaz.

La mesa estaba repleta de sabrosas ambrosías; carnes que aún humeaban recién salidas de las ascuas, frutas y verduras que decoraban cada plato poniendo el color en la mesa. También había dulces, pastas y pasteles para los más jóvenes del grupo. El aroma a café recién hecho se mezclaba con el perfume de un vino, que pese a estar delicioso, no producía efecto de embriaguez.

La bruja recibió a todos con una inmensa sonrisa en los labios, orgullosa de las viandas que Hala le había permitido preparar para su gente e invitados.

Tras los manjares, Leiath se preparó para enfrentarse de nuevo a Diamabel.

Le cogió por banda y le preguntó si podían hablar un momento a solas...

Podríamos llamarla Enriqueta. Dijo cogiendo a la niña humana con los pequeños cuernos mientras comenzaba a acunarla. Sera una niña inteligente que seguirá los caminos de la magia y se convertirá en la maga más poderosa de la tierra. Para ello tendrá que seguir las enseñanzas de un mago pervertido del cual tendrá que huir, buscando poder y riqueza para poder vengarse de él. Pero en el camino se encontrará con personas que se convertirán en sus amigos y se dará cuenta que la venganza no es el verdadero camino, que el propósito de su vida es seguir con su nueva familia. Entonces las lágrimas comenzaron a aflorar en los ojos de la maga, que tuvo que pasar la niña a otra persona antes de salir corriendo para llorar disimuladamente en una esquina.

La bruja había estado meditando gran parte de la noche. Últimamente lo hacía muy a menudo y le servía para controlar ese terrible carácter que tenía de nacimiento y que la podría terminar convirtiendo en un ser reconroso y retraído. O ya lo era?

Agradeció a Diamabel el aceptar reunirse con ella en privado. No era que no quisiera que el resto escuchase la conversación, sino que pensó que si volvía a meter la pata con el ángel, al menos ella sería la única responsable y la única a la que castigaría.

Puedo preguntarte por qué sigues en este lugar, 'cuidando' de esta gente? Sabes que no están a salvo si no hacemos algo para remediarlo.- Lo de cuidar era bastante relativo ya que no podía ni identificar un agente del caos infiltrado en sus filas.

Entendía que pudiera haberse quedado allí como penitencia, pero también podía ser porque no pudiera usar su habilidad innata de teletransportarse a su plano natal, y si ese fuera el caso Leiath podría ayudarle.

- Sabes que podrían ser curados de su maldición verdad? Por qué no has buscado un sacerdote que les alivie de sus males? Están ellos también pagando algún tipo de penitencia? La mujer alada parece enajenada. Dejarías que intentase aliviar su pesar?

Hizo una pausa, todavía tenía mucho que expresar, pero antes prefería escuchar lo que tuviese que decir.