Partida Rol por web

Lief, ¿has visto alguna vez un elfo? Lief, ¿ha pasado un elfo por aquí? Lief, lief, lief... ¡Me vais a gastar el nombre!-dijo, a pesar de que no habían dicho su nombre ni una sola vez-. Hará uno o dos días vi a un elfo acompañado de un grupo de humanos paseándose por el castillo. Así que sí, he visto un puto elfo. A saber dónde está ahora. Supongo que muerto. Los guapos como ese no duran mucho en un lugar como este.

Y ahora, si no tenéis más preguntas, cerrad la puerta cuando os vayáis.

Lief bajó la mirada y volvió a sus anotaciones.

- Mmmh... ¿Y un no sabrá por casualidad donde se encuentra el salón con el cuadro de "Tatiana"?. Por lo que parece debe ser una chica muy guapa que trae locos a los vampiros. ¿No será subiendo esas escaleras?- dijo señalando a las de caracol del fondo.

Gestionar el servicio era algo siempre complicado, parece ser que incluso para un señor vampiro. La desidia y la poca profesionalidad no era un problema exclusivo de Barovia y eso Onfale, como gestor de un harén, lo sabía bien. Encontrar al elfo en aquella mansión, desconocida para ellos, puede que les llevara tiempo, y era eso, precisamente, lo que les faltaba

- Ya encontraremos a Rathandal después. Vayamos a completar nuestra misión primero. Ya escuchasteis a Sascha.- Onfale lo tenía claro. No podía dejar caer la noche y que les pillara en el castillo. Stradh no era el único problema que podrían encontrarse allí, ni mucho menos, entre otros, seguro que habría cientos de engendros vampíricos.

Algo dentro de Thimaz le daba a entender que la persona que repetía Lief cada dos por tres quizás se llamara Lief, pero porque ya no tenía más preguntas que hacerle a ese tal Lief, o al menos a ese posible Lief, este simplemente se encogió de hombros y volvió a sacar la cabeza del marco de la puerta a la espera que alguien le diera una daga a los bebés o que Onfale los abortara tardiamente.

-Iré preparando los cetros solares entonces... -Comentó el Enano sacando un cetro solar con el que iba a atormentar a Rathandal.

La bruja de Hala se alegró de que sus compañeros cambiasen de opinión. No tenía ganas de buscar a Rathandal para verlo lloriquear delante de un cuadro de una mujer.

- Bueno, pues si vamos a las criptas...- sacó el mapa que había dibujado en el Templo del Ámbar- podemos bajar esas escaleras hasta la planta de la entrada, luego recorrer este pasillo largo-dijo señalándolo en el mapa- hasta la capilla, y ahí las escaleras a la derecha nos deberían dejar justo donde queremos.

No sabría deciros nada de ese cuadro...

Lief se puso en pie, y su silla cayó hacia atrás chocando contra el suelo. Resoplaba como un búfalo.

¡He dicho...! ¡... que...! ¡... CERRÉIS LA PUTA PUERTAAAAAA! ¡UGGGGGGH!

El grandullón se giró hacia la puerta mientras hiperventilaba. Los dedos de sus manos se plegaban en un puño y se volvían a abrir con nerviosismo. Seguramente el grupo de Sasha no se puso tan pesado cuando se toparon con Lief, pues en la oficina no había rastros de lucha.

Onfale se apresuró, silencioso como era, para cerrar la "puta puerta" antes de tener que enfrentarse a aquel gigantón. Todo auguraba que cumplir la misión no iba a ser coser y cantas, a pesar de que Stradh ya estuviera muerto.

- Vamos. Por el otro lado antes de que nos aplasten la cabeza.

Por su parte Thimaz ya tenía un cetro solar sacado deseando proseguir con aquella investigación del castillo y poder golpear a Rathandal con aquella arma improvisada, o al menos tocarle un poco la moral a lo que ya tuviera encima en esos momentos el elfo vampiro.

-Bueno pues... -Dijo hacia Leiath- ¿Nos vamos ya?.

-Vaya malas pulgas tiene ese-susurró para luego dirgirse al grupo- Sí, bien, volvamos por donde hemos venido y vayamos hacia la capilla. Terminemos con la misión antes que la maldición del dragón vuelva a golpearnos.-

Y volviéndose a Thimaz terminó diciendo:- Ya tendrás tiempo después de eso a buscar al duende orejudo, ¿le parece mi querido maese enanano?

Aunque el aguerrido guerrero enano tenía bastantes ganas con atormentar a aquel elfo vampiro por motivos quizás justificados aunque fueran a todas luces (incluidas las del cetro solar) claramente injustificados; había algo más importante para Thimaz que molestar a Rathandal, y eso era Leiath, por lo que cuando le dijo de ir a otro sitio primero este aceptó sin dudar.

-Lo que usted diga, -comentó inclinando la cabeza toscamente mientras guardaba el cetro solar nuevamente- vayamos a donde sea...

Al cerrar la puerta dejaron de ver a Lief. Los gruñidos se fueron mitigando hasta un ligero murmullo, lo que hacía pensar que el gigantón se estaba calmando. El sobresalto pareció distraerles del problema "slaad", se olvidaron de matar a los dos bebés y deshicieron el camino escaleras abajo hasta el recibidor.

De allí pasaron a un largo pasillo con tapices históricos y cuadros, algunos de mujeres bellas, pero ahí no estaba el elfo, claro. Abrieron las puertas dobles hasta llegar a la capilla. Dos hileras de bancos a izquierda y derecha seguían hasta el altar dejando un pasillo entre ellos.

Ante el altar de piedra había una plañidera de espaldas, con un vestido blanco de novia y un velo ocultando su cabellera. Estaba arrodillada hacia el altar, con las manos por delante (tal vez sosteniendo un ramo de flores).

Snif, snif, snif...

Dejando a la doncella de lado, la capilla tenía dos pasillos de diez pies de ancho en su pared oeste. El pasillo más al sur llevaba hasta una escalera de caracol que subía y bajaba, el que quería usar Leiath para llegar a las catacumbas. El pasillo más al norte llevaba a unas escaleras que subían. Ambos tenían un tramo con dos hornacinas, con dos estatuas de piedra flanqueando el paso.

Onfale lanzó una rápida mirada a la plañidera. Pensaba que aquel castillo era un gran peligro a pesar de la muerte de su Señor, como ya había comentado, y además, por desgracia, parecía todavía lleno de gente. Gente de la que el ex-eunuco no podía dejar de desconfiar. A lo largo de su camino con el Aquelarre se había topado con muchos enemigos.

- Esperad. Tomemos nuestras precauciones a partir de aquí.- Comentó a sus compañeros.- Dejad que me adelante para inspeccionar el terreno.- Miró a el monje para que estuviera pendiente. Era rápido como un rayo y, si si se presentaba algún problema podría contar con él para acudir a su rescate. Mejor eso que esperar la ayuda de un enano paticorto.

Aquel aguerrido enano no se separaba de Leiath, mirando fijamente a aquel otro posible enemigo que había en el castillo; realmente toda esa zona estaba plagada de amenazas, primero un par de bebés gritones, luego un tipo de espaldas y con tapones en las orejas y ahora una mujer llorando... ¿Qué más amenazas habría más adelante?. ¿Un perro con tres patas?. Había que estar preparados...

-. . .

El enano no dijo nada, tan solo se preparó.

Ya llevaban en esto demasiado tiempo como para caer en la trampa de aquella plañidera. Seguramente sería un espíritu atrapado del pasado y si la molestaban tomaría represalias. Pero en ese momento lo mismo daba. Primero era la misión, luego la exploración; eso le había quedado bien claro cuando sufrió el efecto del geas.

- ¿Estás seguro que quieres ir solo? Se supone que esto ya lo han limpiado los que han venido con Rathandal y no creo que encontremos mucha resistencia, o por lo menos eso espero. Pero bueno si te hace ilusión...- y antes de que terminase la frase, el perfumista ya se había ido.

- En fin, no nos quedemos aquí, esa figura me da escalofríos. Bajemos las escaleras a cierta distancia así, si escuchamos que le pasa algo Onfale, podemos ir a socorrerlo.

La presencia de Leiath más atrás permitió que Onfale no tuviera que encender ninguna otra fuente de luz. Las escaleras bajaban un poco, terminando en una pared. La mampostería era distinta a la de las paredes, como si ese muro lo levantaran hacía poco. Onfale se puso a revisarlo por si contaba con alguna puerta secreta. Entonces...

¡BOM!

Ante la mirada atónita de Leiath, Thimaz, Alice y Vinthrael, las paredes curvas a izquierda y derecha de la escalera de caracol se movieron súbitamente, cerrándose dónde antes estaba su compañero.

 ¡Onfale!-. Alice se llevó las manos a la boca, para no atraer la atención de la novia de la capilla. Bajó la voz, visiblemente afectada-. Te... tenemos que... encontrar... algún interruptor... algo... tenemos que recuperar el cadáver... llevarlo al dragón...-susurró, dando a su compañero ya por muerto.

El acceso hasta Onfale estaba bloqueado por los dos muros que se habían salido de su sitio, dejando un resquicio entre ambos por el cuerpo atrapado del maestro de harén. Milagrosamente, Alice encontró un ladrillo suelto que retiró los dos muros. Onfale estaba ensangrentado en mitad de las escaleras. Leiath bajó los escalones y comprobó las constantes. Él había sobrevivido. Sin lugar a dudas, la buena alimentación a base de festines de héroe había sido lo que había marcado la diferencia.

Todo aquello lo habían provocado ellos. Cuando robaron el mapa del castillo en el Templo de Ámbar, obligaron a Strahd a hacerse con el arquitecto Dhavit Uthurlan para añadir nuevas trampas a su guarida. Ahora el castillo tenía mecanismos mortales que no figuraban en los planos. También cabría esperar que el grupo de Sascha, o bien no había pasado por aquí, o bien había contado con la maestría de Leisl para encontrar la trampa que Onfale no vio.

Cuando las paredes se cerraron sobre Onfale la primera impresión que tuvo Thimaz fue exactamente eso mismo que Alice había pensado, que ahora en aquel grupo había dos muertos, Onfale se había unido a Vinicius en el más allá, por mucho que este último siguiera atormentando al enano con su presencia ominosa.

-Mmmmm... -Comentó Thimaz acicalándose la barba- Creo que hay trampas. Deberíamos tener más cuidado. Vinard usa tus habilidades fantasmales y desactiva las trampas. -Le dijo a Vinthrael- Así si te aplastan las paredes o el techo simplemente las atravesarás.

-¡Ay, por Hala bendita!- exclamó la bruja al ver como Onfale era aplastado sin ningún miramiento como una cucaracha.

Corrió para ver si aún quedaba algo con lo que poder resucitar, pero no iba a ser necesario, aún notaba un hálito de vida en su sanguinoliento cuerpo.

Leiath procedió pues a cerrar las heridas con la ayuda de la energía positiva.

Otra vez. Pero mucho peor ahora. Fue aplastado en unos segundos y por su mente parecieron horas en las que múltiples imágenes y recuerdos pasaban delante de sus ojos. Luego el dolor hizo que cayera inconsciente. Abrió los ojos cuando el toque de Hala insufló de nuevo vida en su maltratado, pero completo, cuerpo.

- Jo-der. A esto es a lo que me refería con ir adelantado. ¡Cof,cof! Muchas gracias.- Dijo mientras cogía entre sus manos la de la Leiath. Cuando pudo ponerse en pie su mente se puso a cavilar y no pensaba en nada bueno. ¿Cómo diantres habían hecho Sacha y Pequeña Zorra para matar a Stradt?- Ni siquiera nos hemos parado a pensar que los que aquellos dos mequetrefes nos han dicho sea cierto.- Su mente podría estar manipulada. Ni se le pasaba por la cabeza que Pequeña Zorra fuera mejor que él en lo suyo. ¡Jamás! Si ella era Pequeña Zorra él era La Gran Zorra.- Tendré que ir con mucho más cuidado aún.

Alice volvió a desplegar "parte" del mapa. Habían descartado las escaleras de K18. Les quedaba por revisar:
-La ruta K17-K15-K14-K8-K9-K21 para bajar a K73.
-La ruta K17-K15-K14-K8-K7 para rodear el castillo y entrar en K25 para bajar por el sótano K62 hasta K79.
-La ruta K17-K15-K14-K8-K9-K21 para subir a K35 cruzando el K36 para bajar por K64 hasta el sótano K65, y de ahí a K79.
-La ruta K17-K15-K14-K8-K9-K21 para subir a K35 cruzando el K36 y K37 para bajar por K83.
-La ruta K17-K15-K14-K8-K9-K21 para subir a K35 cruzando el K36 y K37 para bajar por K46 y K20 hasta el sótano K71, y de ahí a K79.

Alice miraba por encima del hombro de Alice el mapa de enorme castillo. Ya sabían a qué se enfrentaban a ninguna tontería, y estaba plagado de habitaciones, escaleras y recovecos. Con un delicado dedo marcó el camino que él escogería*, aquel que menos recorrido hiciera por el interior del castillo. Tampoco les aseguraba que la entrada al sótano estuviera libre de peligros.