La maga, a través del humo, calculó la posición aproximada de los lobos. ¡Malditos Canis lupus! ¿Por qué no os vais a cazar conejos como el resto de vuestra maldita raza? Dicho esto, lanzó una segunda bola de fuego hacia donde estaba la mayor concentración de lobos, priorizando siempre la seguridad de sus compañeros antes que el daño a las criaturas. No quería volver a confesarse con Leiath ni tener que hacer penitencia por haber atacado a los suyos.
Bola de fuego