Partida Rol por web

Ja, adivina esto no lo viniste venir. Sonrió para sí la maga, pero como siempre Hollín estaba dispuesta a dar la nota. Adivina no saber adivinar, Craaa…. adivina no ver venir al resto del grupo… Craaa….

¡Dichoso pajarraco, como no te calles hoy te quedas sin cena¡ Alargo la mano para hacer callar al cuervo pero este se escapo volando a uno de los arboles cercano. La reprimenda de la maga solo era para guardar las apariencias delante de la adivina, pensaba lo mismo que el cuervo.

¿Qué tal el viaje? Dijo dirigiéndose al resto del grupo que venía con el carro, mientras mostraba una sonrisa cínica. Seguro que cómodo y espacioso.

Siento alivio al ver llegar al resto del grupo sano y salvo, pero no pierdo de vista a la adivina y sigo pendiente de escuchar sus explicaciones sobre lo que pretende que hagamos por ella.

Flame miró atónita a Viktor. No podía creérselo. Otra vez él.

Por alguna razón se le heló la sangre al verle, y más cuando se puso a recordar viejos tiempos como si nada hubiese ocurrido. Luego preguntó por Silverio, aquel estúpido e insufrible bardo, cuyo único recuerdo que tenía de él era la ballesta y que las brumas le habían arrebatado. Y también preguntó por otro, cuyo nombre seguía siendo impronunciable, tenía que ser el gnomo. ¿Ambos habían terminado saliendo con vida? El caso es que ya no lo recordaba bien, las brumas estaban afectando a su memoria, y quizá ahora se sentía un poco más cercana al enano Ulmo.

El caso es que Flame no sintió alegría de ver a su antiguo contratista, y mucho menos al verse rodeado de quien estaba. Si no los había visto mal aquellos gitanos parecían ser de la misma raza que los polizones de El Miseria y cuya presencia les había costado más de un disgusto, tanto a ella, como a los demás tripulantes. Aún recordaba la vieja cara de la anciana, al tiempo que los maldecía a todos justo antes de caer por la borda.

Ahora sus compañeros hablaban con una adivina, sin duda eran vistana, y los vistana eran gente de la que mejor huir, o al menos no enfadar. Esta vez jugaba con ventaja, Flame sabía quienes eran ellos, pero ellos no sabían quien era ella. Además de que ahora se había hecho más fuerte y tenía mucho peor genio. Las cosas habían cambiado.

Luego volvió a mirar a Viktor, no estaba mal quedarse allí parada contemplando todo a su alrededor, así que se dirigió hacia él como si fuera un antiguo amigo, y en lugar de abrazarle o darle un par de besos, decidió tenderle la mano y charlar con él.

Cuanto bueno por aquí. Dijo al verle. La verdad que ellos dos sufrieron un peor destino que yo. Por lo menos yo me salvé, y el gnomo también. Aunque no sé que fue de él una vez logramos bajar del barco. ¿Y usted, qué le trae por aquí?

Con un mínimo gesto de cabeza, el enano saludó a los recién llegados. A pesar del poco tiempo que había pasado con ellos, el viejo se alegró sobremanera de verlos sanos y salvos a todos. De hecho, como no podía recordar nada más allá de las nieblas, el guerrero habría podido asegurar que llevaba la vida entera junto a aquel hatajo de alocados jovenzuelos.

Casi sin darse cuenta, el enano aprovechó que el segundo Viktor se levantó del tocón para saludar a Flame y se sentó él en tan cómodo lugar.

-¡Ains! Las piernas no me llevan...

Es una larga historia. Cuando llegamos a tierra, mi señor Leo Dilisnya...

El otro Victor, el Barón Watcher, se pone tenso al saber que el amigo de Flame sirve a un amo que le arrebató a su esposa, mató al Conde Strahd y masacró a la alta nobleza que asistió a la boda de Sergei y Tatyana.

...acogió a los gitanos que habían ido de polizones en el barco. La maldición se había roto, aunque ya solo quedaban cuatro niños. Melinda y tres de las niñas habían desaparecido sin dejar rastro. Continuamos nuestro viaje por tierra, y nos encontramos con Lord Cosco, Barón de Lechberg y padrino de mi Señor. Pero el Barón Cosco no veía muy bien la presencia de los gitanos vistani en su comitiva. Dilisnya dijo que su padrino pretendía matar a los niños por la noche, así que me ordenó que los pusiese a salvo. Escapé a tiempo, con los cuatro vistani.

Estuvimos vagando durante meses en la frontera Baroviana, temiendo que Cosco hubiese enviado algunos hombres a rastrearnos. Hace un par de semanas se levantaron unas brumas, y nos cobijamos en ellas, construímos una cabaña... Los tres niños varones quedaron allí. Creo que los recelos de ese hombre hacia los vistani se debían a la extraña maldición que afectaba a la niña vistani. La gitana crecía a pasos agigantados... Hasta que la pequeña Eva se convirtió... en ella-dijo señalando a la adivina.

Viktor, querido, deja esas historias para después-dijo retomando la palabra-. Antes de que la llegada del grupo de Flame me interrumpiese, les estaba hablando sobre la misión... Necesito que me traigáis tres armas. Tres armas de un alto valor. No tengo dinero para pagaros, pero si puedo intercambiar ese tesoro por buenos objetos mágicos. En las últimas semanas he aprendido que si imbuyo parte de mi esencia para crear una pieza de artesanía, esa pérdida supone que mi crecimiento prematuro se ralentiza. Y no quiero envejecer demasiado rápido, tengo que cuidar de mis hermanos y mis hijos.

No os daré detalles sobre las tres armas todavía, pero sí os puedo hablar del calibre de la recompensa. Pociones... pergaminos... varitas... quizás algún arma o armadura mágica menor... tengo docenas de objetos maravillosos que he fabricado estos últimos días. ¿Armas de plata? A la gente le gustan las armas de plata, mantienen a raya a los licántropos. También tengo armas de plata. Tengo exactamente los objetos que deseáis, mi don de adivina me permite anticiparme, pero me he centrado más en la cantidad que en la calidad... y es que sois muchos, y siempre habrá objetos tan valiosos que las tres armas que busco no serían suficientes para un trueque justo. ¿Queréis un castillo mágico flotante? Eso... eso las tres armas no podrían pagarlo.

Fosco no encuentra nada valioso. Estas personas salieron de Vor Ziyden de la misma manera precaria que los tres Barones del pueblo: con poco más que la ropa puesta. Pero al escuchar la propuesta de la gitana, a los ojos de Fosco le empiezan a hacer chiribitas. Esos tesoros deberían estar en el carromato de Eva Zarovan... y cuando Fosco se cuela en el carromato, lo comprueba por sí mismo: anillos... botas... cinturones... escudos... capas... Hay de todo, y seguramente mágico, pero Fosco no se lo puede llevar todo en su pequeña mochilita, además que tampoco sabría distinguir la artesanía mágica del simple objeto de lujo. Ni saber cuales son las propiedades mágicas sin las artes de Onfale.

Sin duda no puedo llevarme todo... La gitana se enfadaría y me descubriría pienso el joven Fosco que babea ante todas aquellas cosas. Y parecía que en la feria era un tipo honesto, pero ya no estaban allí su madre para decirle lo que está bien y lo que está mal... 

El mediano parece un torbellino por el campamento, va y viene, desaparece y reaparece en sitios recónditos. Mientras sus compañeros hablan el parece intentar conocerse todo el campamento. Para sus compañeros sin duda un alivio, para Onfale el principio de una tormenta. Al rato el joven mediano se acerca por la espalda a Onfale le tira de su capita con dos jalones suaves. Cuando este le mira susurra Hay algo que no me gusta aquí* Sin duda una mentira de Fosco, el cual esperaba que el mago dedujese. Sería la excitación del mediano la que hizo meterse en un papel de asustadizo lo que pudo impedir que el mago no se diese cuenta de la mentirijillas del mediano. Finalmente para que este saliese de dudas le guiño un ojo. No había dudas para el mago. El mediano tenía algo. Acompáñame....

Mi talla...soy un vanidoso

Cuando sintió los pequeños tirones de Fosco se sorprendió de nuevo por la habilidad del mediano para desaparecer sin que se diera cuenta de ello. Había estado absorto escuchando las palabras de aquella enigmática mujer que hablaba de jugosas recompensas de peligrosas misiones y estudiando la reacción de Wachter ante el conocido de FLame .

Las palabras de su pequeño amigo le intranquilizaron. ¿Qué ocurriría?¿Qué le pasaba a todo el mundo? ¿Por qué lo elegían a él para contarle todos sus problemas e intrigas?.  Con gesto cansado acompañó al mediano tratando de llamar poco la atención.

El mediano se lleva aparte a Onfale. Mira bien por todos los lados que no haya alguien cerca. Saca dos anillos, un libro y una capa. Jijijiji rie feliz el mediano. El libro es como pago, para ti. dice el mediano creyéndose que es un libro de magia, porque para Fosco todos los libros con garabatos son libros de magia. Dime que son estos anillos y esta capa! dice frotándose las manos. ¡Yo encuentro cosas y tú me dices que son! Ese era el trato

Flame sabía lo que era tratar con vistana, no le hacía ninguna gracia. Aunque sabía que negarse a ayudarles podría terminar en sufrir alguna maldición o algo mucho peor. Por un lado estaba el hecho de obtener una serie increíble de objetos mágicos que aquella mujer decía poder proporcionarle. Pero por otro lado estaba el problema de trabajar con ellos. Eran enigmáticos y tergiversaban todo a su antojo. Trabajar con ellos podía ser arriesgado, pero no hacerlo también.

A pesar de eso, Viktor parecía haber permanecido junto a ellos. Después de todo lo que había sucedido quizá le hubiesen hecho algún hechizo o algo para controlarle. Poseían un poder y una magia superior a la de los humanos normales, y más aún cuando aquella niña que había conocido ahora era toda una mujer.

No sabía el qué, pero sin duda, no confiaba ni en ella, ni en ninguno de los que le acompañaban. De todas maneras se mantuvo a la espera de ver la reacción de los demás. Quería saber qué es lo que pensaban al respecto.

Onfale se quedó ojiplático de nuevo. El mediano era una caja de sorpresas.

- ¿Estas loco?¿De dónde los has sacado?- La primera reacción del mago fue pensar en si alguien descubría que Fosco había robado aquellos objetos.- Esa mujer tiene pinta de poder rizarte la polla como el rabo de un cerdo sólo con la mirada. - Pero al ver el libro su rostro cambió dejando ver una media sonrisa.- Bueno, ejem,  por echar un vistazo no creo que pase nada.

Objetos mágicos…. Muchos objetos mágicos. Los ojos de la maga se abrieron de par en par y estuvo a punto de dar un paso hacia delante y ofrecerse voluntaria. Pero había algo raro, había muy poca información y cuando alguien daba poca información era porque ocultaba algo, y en la mayoría de las veces ese “algo”, era algo malo. Además las adivinas siempre eran arpías astutas que se aprovechaban de los incautos.

La pelirroja torció el gesto. Me parece muy bien, que haya recompensas. Pero necesitamos saber algo más sobre las armas, ¿Qué son? ¿Dónde están? La maga bajo un poco el tono de voz ¿a quién pertenecen y por qué las quieres?

Puede que los objetos valgan para pagar las armas, pero pagaran los peligros a los tendremos que enfrentarlos para conseguirlas. 

Estoy con la maga- añadió el guerrero- una buena recompensa y tan poca información siempre supone problemas. Y no es que tenga reparos en meterme en problemas, pero al menos a uno le gusta estar informado- aunque claro, que diese toda la información era algo que uno ya no podía saberlo con certeza. 

Ay...-suspira, condescendiente-¡Qué poca dicha es que la fortuna le venga de cara a uno! Cuando un vistani le quiere mal a alguien, le desea buena suerte.

Algunas cosas me las voy a callar igual, porque saberlas implica un gran bochorno. Yo me entiendo.

Las tres armas forman parte de una misma colección, y están en un mismo lugar, con lo que se pueden conseguir de una sola sentada. Rápido, aunque con esfuerzo, porque a día de hoy están custodiadas por un grupo heterogéneo de monstruos. Pero ya estáis acostumbrados a luchar por vuestras vidas, ¿no? Tampoco puedo especificar mucho sobre las aptitudes y cualidades de vuestros enemigos, ya que la adivinación solo da pautas.

Y aunque custodiadas, no tienen dueño. Lo que os propongo no es robar, ni saquear, ni profanar. No suponen ningún quebranto de las leyes de los hombres ni de los dioses, y no seréis malditos ni perseguidos por tomarlas. ¿Un alivio, no es cierto?

Y aunque no tengan dueño, antes sí lo tuvieron. Y cuando caigan en mis manos, yo se las regalaré como ofrenda de paz a quién es el legítimo propietario, para ganarme sus favores y obtener su protección. Esa colección pertenecía al Conde Strahd Von Zarovich, que lamentablemente no está en condiciones de recuperarlas...

¡Pues claro que no está en condiciones de recuperarla! ¡Según Victor Watcher, Strahd está muerto! Como diría Hollín... ¡vaya mierrrrrrda de adivina, que no sabe que el Conde ya no vive para mostrar gratitud! Aunque con legítimo propietario puede referirse a un heredero, y en ese caso la cosa ya tendría más sentido.