Partida Rol por web

Al ir bajando las escaleras saco la honda y cargo un proyectil para estar preparado en caso de que nos encontremos alguna sorpresa. Sus compañeros aseguraban que la parte superior estaba despejada, cuando la abandonaron, pero la temible niebla que llena el valle como si fuera un lago, me hace pensar en las cosas que han podido salir de ella.

Al ver a Rufus tratando de arañar la puerta de la habitación me acerco a ella con intención de abrirla. Pregunto a Fosco con la mirada si detecta a alguna trampa y luego observo a los compañeros esperando a que se preparen antes de abrir la puerta.

Azaron desenvaina su espadón. Estaba claro que la torre tendría alguna que otra sorpresa y que habría limpiar alguna de las plantas de enemigos. Mejor estar preparado para lo que se avecinaba. Se mueve, posicionándose detrás de Klasius, pero dejándole espacio para no estorbarle.

- ¡Esperad!- El mago dejó caer las palabras como una losa. Su intención no era asustar a sus compañeros, pero de repente le había venido a la mente un pensamiento. ¿Acaso ellos no veían lo que él veía?- Aquí pasa algo raro, si es que no es suficientemente raro que nos hayamos...teletransportado aquí como si nada.- Observó como aquel engendro semihumano rascaba la puerta.- Esta no puede ser la torre donde nosotros estuvimos. Fosco, ándate con mucho ojo, dame sólo unos minutos. -Bueno, no al menos en la misma línea temporal.- Es imposible que no quede rastro de la explosión que hubo aquí la última vez que estuvimos y que mató a mi maes...a aquel viejo loco. Esto me huele a chamusquina.- Se acercó a Alice y a Leiath, las únicas que podían entender lo que él quería decir. Habían estudiado juntos ya durante un tiempo, habían hablado de hechizos y conjuros, por lo que sus mentes estaban lo suficientemente receptivas para la loca idea que corría por la mente del  perfumista. 

- ¿No podría ser que la poderosa gitana nos haya traído a otra línea temporal? Quizás atrás en el tiempo,  cuando aún no habíamos llegado aquí y la explosión no había tenido lugar. Si es así, puede que la trampa siga ahí, o incluso que el viejo loco no esté muerto y su pupilo siga rondando la torre. - El mago escrutó los rostros de sus compañeros, sobre todo aquellos no duchos en la magia.- Pensadlo un momento.  ¿Cómo si no explicáis que no haya restos de nuestro paso por aquí?

El pobre Fosco que no entiende de que diantres habla el ungido mago Onfale, cesa en su actividad momentáneamente para mirar al comerciante de perfumes. Su cara de preocupación es un poema. ¿Podría ser cierto lo que dice? Si eso es verdad... ¿¿entonces esto es un sueño?? dice confuso el pequeño mediano que no entendía de que diantres hablaba el mago. Su pequeña cabecita hervía intentando concentrarse, como podía ser un sueño y como podía serle tan difícil despertar... Creo que no es un sueño... dice tras unos minutos de ardua reflexión. Mientras los demás hablaban el iba a continuar con su minuciosa exploración. Y entonces se fijó lo cerca que estaban Klasius y Azaron... era curioso como este último le había dejado de dar miedo. Cuando fue? pensaba por poner una fecha... seguramente cuando vio a la abominación y darse cuenta que había cosas peores que Azaron y su espada... Ya no me das miedo, sabes?  Le confiesa el mediano al guerrero, afirmando con la cabeza y con una extraña expresión de seguridad. Tras esto continúo con su faena...

Flame tendió una mano sobre el hombro del preocupado Onfale. No es eso lo que yo había pensado exactamente, pero al final la conclusión es la misma. Debemos investigar lo que nos ha dicho la adivina, ya no nos queda más remedio, pues de lo contrario moriremos. Pero efectivamente, dice asintiendo con la cabeza mientras mira a su alrededor. Yo también pienso que o no estamos en el mismo lugar, o no estamos en la misma época. Sea lo que sea debemos movernos con cuidado, y cualquier dato que sepamos sobre esta torre juega a nuestro favor. Aunque no debemos tomarlo como una premisa cierta.

Con estas brumas tan cerca, las cosas nunca son lo que parecen. Concluye al tiempo que desenfunda su espadón preparada para enfrentarse a cualquier mal que pudiera acecharles a partir de ese momento.

En verdad la magia de la adivina era poderosa y podría haberlos trasladado a otra época. Pero para qué meterles en una torre llena de nuevos peligros si la de su tiempo estaba abandonada? Podría ser simplemente que la torre tenía nuevo habitante? Todo era tan confuso.

Con precaución se colocó algo distante de la puerta, detrás de Azaron y Ulmo, con los que se encontraba más protegida. Aprobechó la cercania con el enano para solicitar a su diosa algo de curación.

-¡Bobadas!--espetó el enano poniendo los brazos en jarra--¿Qué más da dónde o cuándo estemos? ¿Acaso alguien puede asegurarnos que no cambiamos de lugar o tiempo la primera vez que nos envolvieron las brumas? Lo importante es que, en caso de que Onfale esté en lo cierto, igual ya no nos encontramos en la era del lobo. ¡Je, je, je!

-Dame el pico, anda--solicitó después al mediano--Veamos si recuerdo cómo se hacía...

Cuando la bruja de Hala se acercó a sanar sus heridas, el viejo le besó en la mano:

-Gracias de nuevo, mi señora.

No respondió el mediano al enano. Con rostro serio. Aún no! Cuando llegue el momento te lo dejaré. Bajo mis condiciones... luego sonrió y dijo Y si no pico yo, jaja! después continuó con su oficio.

Bueno, él ya lo había dicho, y al ver que todos sus compañeros se preparaban para lo peor el perfumista hizo lo mismo. Untó los dedos en la cera adecuada que guardaba en su bolsito, para luego frotarlos hasta que sus componentes se volatilizaron. Su paladar se llenó de las esencias a cuero curtido, que le dejaron un regusto amargo al final.

- Lammmmmmm , ¡¡muladhara varma!!.- Una flor roja de cuatro pétalos apareció en el vientre del mago sólo durante un instante para después desaparecer, dejándole eso sí,  una protección mágica. Tras el conjuro tomó a Perezoso con su mano diestra, se sorprendió de su ligero peso y la estabilidad con la que lo sostenía.

- Leiath...- Se dirigió a la bruja de Hala.-...muchas gracias.- Acabó agradeciéndola a la mujer sus cuidados, pues al menos, físicamente, se encontraba mucho mejor.

La maga aún estaba aturdida después del hechizo de la adivina, si es que era un hechizo y no una maldición, como para pensar en viajes temporales o cambios de planos. Puede que esto no se deba a la magia de la adivina, sino a un efecto de las brumas.  Ya hemos visto como las brumas no trasportaban a otros sitios o por lo menos nos desviaban de nuestras rutas unas distancias imposibles de recorrer. No, creo que esto no es un efecto de la adivina. Aunque la adivina había mostrado grandes dotes, la pelirroja se negaba a otorgarle tan gran poder.

En ese momento se dio cuenta que había vuelto a perder a Trompicón, ¿Dónde estará ese caballo? Seguramente en el campamento de refugiados o con el resto de gitanos. Se lamentó sin saber si lo volvería a ver al dócil caballo. En cambio el cuervo seguía sobre su hombro, era un alivio saber que el pajarraco bocazas seguía con ella. 

Cuando Fosco terminó de buscar trampas, Klasius giró el picaporte y dió un suave empujón. La puerta empezó a abrirse lentamente, y según abría su ángulo mostraba más y más de la habitación. El cuarto estaba limpio, los marcos de las ventanas en perfecto estado. Los dos cofres estaban cerrados (habían quedado abiertos en la última visita), pero con la misma disposición original de la torre Stabcrow: uno a pies de la cama, y otro en la esquina. El armazón no estaba desnudo esta vez, sino que tenía una brillante y nueva armadura completa. Y la cama... la cama era la que estaba cambiada. Sábanas limpias y un dosel estaban donde antes no había nada. En la cabecera de la cama, colgado de la pared, había un cuadro ecuestre con la imagen de un humano joven de armas, con coraza y la espada en alto. La puerta que da al salón de estrategia está cerrada.

Rufus arroya a los dos medianos que hay junto a la puerta y se tira en la cama, mordiendo una de las almohadas y soltando un puñado de plumas del relleno.

Jajajajaja Reía Fosco mientras estaba en debajo de la lluvia de plumas de relleno. Luego se puso serio y fue a los cofres. Primero a uno y luego a otro. Mirando si había trampas (Si no las hay lo abro y miro que hay dentro). Luego se puso a rebuscar por toda la habitación en su búsqueda de algo útil o para los suyos. RUFUS! Deberías aprender a hacer esto...Es más... RUFUS BUSCA! ordena a su perro. Y sin prestarle atención por si hacía lo mandado se puso a buscar él sólo.

Eh…muh..eh. Creo que no deberías de buscar en esos cofres. Dice la maga titubeando mientras se frota los ojos. No mientras no sepamos a quien pertenecen. Pero estaba segura que el pequeño mediano haría lo que quisiera. Era obvio que alguien vivía en la torre o que a había abandonado hace poco. Por mucho que le pesara a la pelirroja la hipótesis del eunuco iba tomando cada vez más fuerza.

La maga se quedó detrás de todo el grupo esperando que en cualquier momento algún caballero o incluso el propio conde entrara por la puerta a la habitación.

Rufus, por supuesto, no le hace ni el menor caso a Fosco. Sin la ayuda del perro, la inspección lleva más tiempo. El baúl que hay a los pies de la cama no parece tener trampas, pero cuando el mediano intenta abrirlo se encuentra con que está cerrado con llaves. Usará sus ganzúas después.

Al pasar al cofre de la esquina y empezar a examinarlo, la tapa se levanta sola, y una grande lengua rosada de unos cuatro pies de largo asoma y lame al ladrón. Haría bien Fosco en hacerle caso a Alice más a menudo. Y a la gitana, que Eva les dijo que fueran a buscar las armas y están aquí de paseo. Cuando trata de zafarse de la lengua, unas telarañas de babas atestiguan que está pegado. Ajeno a todo, Rufus sigue mordisqueando la almohada.

-¡Mierda!- Es lo único que le dio tiempo a decir a Onfale cuando su lacayo cayó en la trampa. Si hubiera tenido tiempo para usar su laboratorio podía haber fabricado grasa o disolvente, ¿por qué no había memorizado el versatil conjuro?. No se lo perdonaría , pero...

Espera un momento, Onfale aún hay algo que puedes hacer.- Pero tendría que esperar a que le diera tiempo a reaccionar.

Sorprendido por el cambio en el interior de la habitación, el despistado enano se encontró admirando el cuadro del caballero cuando se desencadenó el ataque sorpresa sobre el mediano.