Partida Rol por web

Un perro con un arma. Se llevó las manos a la cabeza. Hasta dónde podría llegar aquel travieso mediano? Los llevaría a todos a la perdición.

Dos semanas. Sí. Necesitaría un par de semanas con su madre para enderezarle! Si saliesen de esta, tendría que llevarselo un tiempo a su pueblo.

Flame desarmó al sabueso a tiempo, antes de que nadie resultara herido. Puff, menos mal-pensó aliviada la bruja.

Aquella enigmatíca mujer trepadora le empezaba a caer bien pese a sus arranques de mal genio.'Leia', los más peques del pueblo la llamaban así, ya que no podían pronunciar bien su nombre. Esos buenos recuerdos le provocaron una sonrisa.

Estoy contigo- respondió a Flame- Movámonos antes de que Fosco encuentre otra forma de matarnos.

Esta bien, está bien... Flam, tranquila! dice a la mujer agresiva, que venía como una moto a quitarle la ballesta al pobre Rufus Este será tu regalo! Si tanto lo ansías... Estamos en paz, Flame. Ya no te debo nada* Dice Fosco obedeciendo a la guerrera y haciendo una reverencia... Luego va a Rufus con una sonrisa maléfica y le da el escudo de hierro. Esto si que puedes usarlo tranquilamente, bonito. miró el hacha tan bonita que se había llevado, miró a Rufus y luego a Flame No creo que sea una buena idea, Luego se acercó a Onfale Creo que este hacha es mágica... me lo puedes aclarar?

La verdad es que sacar el cadáver del cofre fue una tarea repulsiva.  Los jugos estomacales desprendían terribles olores mezclados con la putrefacción del cuerpo. El mago se tapaba la nariz y boca con la mano, y tomó el medallón con el pañuelo, limpiándolo de los restos de pegajoso y asqueroso líquido.

- Alice, ¿quieres ver si es oro?. Seguro que ese cuervo tuyo hace más cosas que parlotear.- Le tendió a la maga el colgante.- Pongámonos en marcha antes de que yo también eche el desayuno fuera.

Al acercare a Onfale y ver a su amigo putrefacto a sus pies. Miro con cara de asombro Veo que estás ocupado, mejor lo dejamos para después... Aunque igual Leiath... se acercó a la curandera y le preguntó amablemente Leiath, creo que este hacha es especial, es diferente. Yo no entiendo de estas cosas. El comerciante solía decirme que era cada cosa, es muy sabio. Igual tu... dice con dudas. Ejem! Puede ser útil para alguno de nosotros. Creo que es un gran hacha, sabes? dice el mediano a la curandera.

-Es un urgrosh enano--espetó el viejo guerrero cansándose ya de tanta pamplina--¡Puff! ¡Venga, hombre! ¿Os falta mucho o qué?

Fosco se volvió al enano. ¿Y no lo quieres? Hmm... Y lo que es más interesante ¿Igual permaneció a tu amigo, Onfale? dice señalando el cadáver putrefacto a los pies de Onfale... Ulmo. Conocías a aquel tipo? dice volviéndose ¿Reconoces ese símbolo? Supongo que es absurdo preguntar, pues no te acuerdas de nada... claro! Pero podrías hacer un esfuerzo, sabes?

-Guardala, mi buen Fosco. Más tarde podremos estudiarla con más detenimiento.

La maga tomo el medallon que le paso Onfale y empezó a examinarlo sin mucho entusiasmo, lo único que le importaba era salir cuanto antes de ese horrible edificio; luego se lo paso Hollín que empezó a picotearlo y recórrelo con la vista.

Enano, no te impacientes- replica mientras observa como sus compañeros se limitan al buen trabajo del saqueo.

Craaaack... Dieciocho quilates. No estar mal. Si es chapado, unas cincuenta monedas. Oro mazizo, quizás quinientas. Hollín no estar seguro de su valor.

Alice tampoco. En un primer momento, a falta de que alguien proteste, el medallón lo guarda Alice... el escudo lo lleva Rufus... la ballesta pesada y los cinco virotes lo lleva Flame... y el Ugrosh, demasiado pesado para Fosco, lo lleva Rufus en sus alforj... en su mochila.

Sin ganas de seguir explorando las otras dos habitaciones de la planta (sala de guerra y cocina-comedor), el grupo baja las escaleras. En el segundo piso ya están a la altura de la Bruma, puesto que desde el exterior, por las saeteras, se cuelan hilos de niebla fría que les cala la piel. La falta de luz no permite ver mucho, la vez anterior aquí había camastros, barriles y cajas: el dormitorio de la tropa. Ni siquiera la visión en la oscuridad de Ulmo logra ver las camas aquí, pero más que nada porque son una fila de nueve personas a lo largo de una escalera de caracol, y Ulmo todavía no ha llegado a esa planta.

Leiath sacó el guijarro y rezó a sus diosa para que lo iluminase, quedando asi descubierta la estancia donde se encontraban.

-¡Eh!, ¿qué demonios pasa ahí delante?--grita preocupado el enano desde la retaguardia del grupo--¿Por qué os paráis?

Después de unos interminables segundos, el inquieto veterano de guerra comienza a descender por un lateral de la escalera estrujándose contra sus compañeros.

-¡Mmmmppff! ¡Mmmmppff!

- ¡Puta niebla!- Masculla Onfale como si fuera un vulgar enano. Lo que les faltaba ahora era que todo quedara impregnado por aquella niebla demoníaca.  El ruido que hacía el grupo todo junto no le hacía mucha gracia, pero estaba claro que el sigilo era algo imposible. Una pena.  Bajar en fila india por las escaleras era un engorro. Sólo quería que aquello acabara pronto y pudieran salir de aquella siniestra torre lo antes posible.

Uy! Niebla que divertido. Ahora saldrá Nikeras de ella! dice un poco ilusionado mientras sigue el descenso del enano. Ya que han dejado un hueco para el enano también podía aprovecharlo el listillo del mediano. Al llegar se puso delante de Ulmo y le miró como diciendo Yo soy primero!, al darse la vuelta y verlo todo tan oscuro mejor hubiese sido que Ulmo fuese primero. Así que se pone a mirar por donde pisa, alerta de todo lo que pueda salir de ahí. Me acuerdo aquel bicho feo que le salió al tontode Andaas... espero no ande por aquí.

Con la luz de Leiath, la sala se ilumina. Todos se reunen en la planta del destacamento. Esta sala también ha cambiado. El olor a pis de rata ya no está. Los barriles de comida podrida presentan alimentos frescos. Pero las camas han sido movidas: la mitad de ellas están ahora en el techo, boca abajo, como un espejo del suelo. Claro que no es tal espejo, en el techo no hay ni un Azaron, ni una Alice, ni las cajas y sacos de alimentos. Hollín vuela y picotea la madera de uno de los somieres del techo atestiguando que no es una ilusión.

A pesar de que la mitad de los camastros están ahora arriba, quedan suficientes plazas en el suelo para que todos duerman a pierna suelta. Claro que han decidido ir directos hacia las mazmorras... así que continúan bajando las escaleras. Los medianos van delante, que no se diga que son cobardes. Y mientras esperan su turno para bajar, los siguientes aún miran con recelo a las camas del techo.

EL singular mediano Fosco no le hacía gracia ir primero, pero al ver que Klasius también iba primero parecía que una especie de orgullo por hacerse el marchito brotaba en él, obligándole a bajar antes que los demás. Algo sin duda bastante estúpido después de que un cofre de tesoros intentará engullirlo. ¿Que nuevo ser querría probar un cacho de Fosco? Rufus debería venir del primero. Con su escudo no hay nada que temerpiensa el mediano...

Onfale camina silencioso con la boca abierta ante la vista de las camas en el techo. Aquello era harto extraño, pero lo único que hizo fue agarrar más fuerte la empuñadura de su Perezoso. Aquella torre era más siniestra que antes y la angustia se apoderaba del mago a cada paso que daba.