Partida Rol por web

Las brumas se lavantaban, la oscuridad caia. Esa noche muchas duda quedaría resueltas, pero seguramente no muchos podrían contarlo. Si no había forma de saber quien estaba infectado o no, iba a ser una masacre.

Lo siento mi queria Flame, esta maldición me es tan desconocida como el medio para curarla. Espero que la bendición de Hala nos haya protegido en los combates de adquirirla, aunque no sabría decir - responde a la enigmática mujer guerrera.

-No sería sensato, las noches de luna llena, mantenernos todos en alerta? Podríamos hacer guardias y dormir durante el día.

Fosco miró a Flame y le dijo... Uf... esto huele a trato con la gitana... ¡Yo paso de meterme en tus tratos! ya que la última vez aún recuerda como había ido y había regresado casi con las manos vacías.

Fosco era su lacayo pero aquel kóbold no le iba a tomar el pelo, así que le dio un capón en su pequeña cabeza para hacerlo callar. Quería ser tan intrépido como Klasius, que se había cargado a uno de ellos sin miramientos. Sin embargo, tuvo que reprimirse para no soltar un ¡ay! y que no se dieran cuenta de que se había hecho daño en el dedo. Disgustado le dio el extremo de la cuerda Fosco.

- Todo tuyo, pero  no dañes mi preciada cuerda de seda.- Los gemidos de aquella lagartija le habían traído recuerdos de lo bien que lo había pasado con aquella cuerda y su suave tacto.- ¿Quien desea hacer el interrogatorio?- Dijo una vez lejos de superviviente reptiliano.- Sería fundamental saber si han sido contagiados de licantropía o qué extraña situación es ésta.- Sopesaba las palabras de Leaith sobre las guardias y si los heridos por ellos podrían estar afectados del mal. No quería enfrentarse a una Flame licántropa por nada del mundo.

La Espada Gemela tiene razón... Es el mordisco el que contagia la maldición.

La voz de la gitana traspasaba las Brumas aún antes de que se hubiesen formado completamente. Después la niebla se hizo tan intensa que ocultaba la luz despedida por las hogueras del campamento. Para cuando la neblina se desvaneció, el carro de los heridos y el carromato gitano formaban delante de la columna de refugiados.

También se había movido Xyrkjirk. Atado solo por hombros y manos, el kóbold había huído en dirección a la orilla del Vasha. Detrás suya, la cuerda llevaba hasta el liviano Fosco, que había sido arrastrado por el suelo hasta que el polvo del camino le había llenado la boca impidiéndole dar la voz de alarma. Delante, Viktor Das Vracken apoyaba la punta de la ballesta sobre el morro del pequeño Xyrkjirk. La punta relucía con un brillo plateado similar al del espadón de Flame o la daga de Klasius.

También era exótica la manera de apuntar con su ballesta. Das Vracken mantenía su mano buena en el gatillo, mientras que el brazo envenenado por el diablillo permanecía en horizontal, para apoyar el mástil, en lugar de sujetar con la mano. Suda como si tuviese fiebre, y está en penosas condiciones. Su dolencia ha ido a peor.

Tengo belladona en mi carruaje. Evitaremos la transformación, pero primero debo examinar a los heridos, para comprobar quiénes están infectados...

Eva avanza por el campamento con su prominente barriga cada vez en un más avanzado estado de gestación. Mira a los ojos a los trillizos, a Flame y a Fortich. Busca el interior animal en su interior, la bestia salvaje que duerme a la espera de la próxima luna llena.

Todo correcto. Ninguno está maldito. Y no es la única buena noticia que traigo... Vuestros familiares y amigos heridos, pueblo de Vor Ziyden, están ahora a salvo en Lechberg. Y el carro en el que nos lo llevamos no ha vuelto vacío: también traemos carne, cortesía del carnicero del pueblo. Se acabaron los tiempos del hambre. Hoy celebraremos un gran banquete. Ya falta poco para el final de este viaje.

La gente vitorea a la gitana, que se ha llevado todo el protagonismo después de que fuesen los extranjeros los que hiciesen todo el trabajo. Les ha eclipsado totalmente.

CHUCRUT MALO! MALO Y una torta fue a parar a la cara del trasgo. Comportate o te daré otra! ¿Qué es eso de escapar? Yo soy bueno, te trataré bien. Ahora comportare o te daré otra. Esque vaya con chucrut... no va e intenta escapar el muy ... vaya idiota... Joder, mira como me ha puesto el tío imbécil decía por lo bajini Fosco mientras se limpiaba. ANDA, TIRA, TIRA!! QUE TE VOY... y levantaba el brazo como para ostiarle. Bueno... tampoco hay que volverse loco.. Cómportate que no estoy de humor!

De nuevo apareció la gitana, cosechando también esta vez los méritos por los esfuerzos y los riesgos del grupo. En silencio la miré desde la distancia. Volvía a convencer a los refugiados con palabras alentadoras y estos la adoraban como su salvadora.

¿Donde estarían si no llega ser por nuestra aventura?

Era lo suficientemente sabio para saber que era un gesto loable el traer comida para alimentar al grupo, pues seguro la situación sería crítica sin el alimento, pero no me fiaba de que fuese generosidad su gesto, si no un medio para conseguir lo que buscaba... fuese lo que fuese.

Los dientes de Onfale rechinaban de furia contenida al ver como el kóbold arrastraba al inútil de Fosco.

- ¿No sirves ni para eso? Otro error como este y lo paso por la daga.- Su adorada cuerda de seda corría más peligro que Lovina al cuidado de Wachter. Después se quedó observando el campamento. - Por cierto, ¿dónde tienes a Rufus?- Ese perro era tan tonto que ete tú a saber dónde se había metido. La aparición de la gitana había hecho a todo el mundo olvidar su magnífica actuación. ¡Qué se le iba a hacer! Otras oportunidades vendrían. Al menos no había usado ningún hechizo y nadie estaba contagiado.

Flame respiró tranquila al escuchar las palabras de Madame Eva. Estaba claro que no había sido infectada, pues se sentía igual que siempre. Pero ahora que ella lo había confirmado, logró respirar mucho más tranquila.

Después se limitó a contemplar a los compañeros que había allí. Esperaba que se pudiera poner en acción pronto, pues como decía la adivina, había llegado la hora de que todo aquello llegase a su final...

Alabada sea Hala! Por fín Eva estaba de vuelta. Con ella en el campamento se sentía mucho más segura. Además traía comida! Sin duda aquella mujer era un regalo enviado por su diosa.

Madame Eva, - se dirigió a la adivina con un aprofunda admiración en los ojos, una vez había terminado de oscultar a los alli reunidos- podríais mostrarme cómo se prepara el antídoto para curar la licantropía? Yo podría ayudaros en administrarlo, o si no me veis muy capaz, quizás alguien de mi grupo pueda aprenderlo...

Su mirada descendió hasta el abultado vientre de la vistani: deberiais tomar algo de reposo -dijo preocupada por el continuo ajetreo al que sometían a la mujer en aquel estado.

-¡Zzzzzzz! ¡Zzzzzz! ¡Zzzzzz!

Cierto donde está Rufus... Seguro que por aquí cerca...

Nonononono...-dijo Xyrkjirk según se le acercaba el amago de torta de Fosco-¡No más pupa! ¡Yo portar bien! ¡No más pupa!

Madame Eva daba largas a Leiath. Era plena noche, y estaba agotada tras teletransportar dos carros por las Brumas. Moler la belladona en un mortero no tenía ciencia ninguna, pero se comprometió a explicarle mañana a Leiath las dosis adecuadas según el número de mordiscos y la corpulencia del paciente. Se excusó y se metió en su carromato.

A pesar de ser madrugada, el resto de la gente no volvía a tumbarse. Aprovechando la luz de la luna llena y la carne, los refugiados empezaron a preparar una buena churrascada. Los trillizos, aunque heridos, se sentaron junto a las hogueras para comer y festejar con los demás. Más allá, Rufus restregaba sus genitales contra la pierna de un dormido Babras.

Dos cadáveres de kóbold seguían allí, en medio de la algarada. Algún granuja de Vor Ziyden los empaló con una rama gruesa, montando un espectáculo de títeres.

¿Va a ver carne para Xyrkjirk, tztztztztch?

El kóbold se relamía, babeando el suelo. Puede que no fuese tan malo ser prisionero si lo ataban con cuerdas de tacto suave y le dejaban roer algún hueso. Que los humanos hiciesen lo que quisieran con los otros dos kóbolds caídos. Total, eran unos débiles que no merecían misericordia. No habrían durado nada en el ritual de Kurtulmak de la mayoría de edad. Ni en el festival kóbold de la primavera, con toda esa sangre y violencia. Uf, y jamás ganarían en el juego de "pega la cola al gorrogubuaseth". El gorrogubuaseth se los habría papado al primer intento.

Parecía que Madame Eva lo tenía todo controlado así que Leiath, después de ayudar a los heridos y conjurar algo de agua para agregar a la cena que se preparaba, se permitió algo de relax.

-Flame, Azarón, permitidme vuestras melladas espadas.

Cuando la cena estuvo hecha se sentó al lado del fuego para compartirla con los refugiados, intentando ofrecerles algo de consuelo y esperanza hablando sobre las incontables virtudes de su diosa y que no los abandoraría.

Esperó a que Babras se despertase al olor de la cena (no dudaba que eso ocurriría ya que había visto el apetito del guerrero enano) para preguntarle si se encontraba totalmente restablecido en su fuerza. Si él estaba bién, usaría el conjuro que tenía preparado para ella misma, todavía se sentía muy débil.

Si no habían sacado nada a la cria de kóbol en el interrogatorio que esperaba le efectuase Onfale, al día siguiente tendría que pedir a su diosa algún conjuro para ayudar en tal fin. Con esas ideas en la cabeza, cansada y con el trabajo hecho, se fue a dormir a su impecable tienda.

Por increíble que parezca, Babras no se despierta a pesar de la escandalera que hay en el campamento y, sobre todo, a pesar del delicioso aroma a carne a la brasa. El guerrero enano se nos está haciendo demasiado viejo. Pronto llegará el día en el que se quede dormido para siempre.

Miré con reproche el espectáculo de los cadáveres denigrados por los refugiados pero me quedé aparte sin hacer ningún comentario. Me limité a volver a mi saco de dormir y tratar de conciliar el sueño, esperando descansar lo suficiente para estar preparado para lo que las brumas trajeran en la jornada siguiente.

Las palabras de chucrut enternecieron al mediano, que palmeo con cairño al kobold. claro, qe habrá comida! jua ja ja! además con su cinturón lo toca para curar a chucrut. Un cinturón copiado por medianos orientales al cinturon original de klasius.

Los demás miran con espectación cómo el toque de Fosco sobre el kóbold no le cura ni el más leve rasguño, y el único cinturón que usa para sujetarse los pantalones no es más que un trozo cutre de cuerda, y que si en algún momento la mascota de Rufus y lacayo de Onfale creyó tener un cinturón de curación fue fruto de la mente trastornada del propio Fosco.