Partida Rol por web

 El barbudo entrecano asintió ante la presentación pero aguardó a que terminara de hablar para no interrumpirla.

 - Un placer conoceros. Pero mayor lo es saber que no buscáis hostilidades y compartís la idea de encontrar refugio.- Comentó con su voz, la cual parecía tener un tacto de terciopelo, si es que la voz se pudiera comparar con el tacto.

  Asintiendo con el gesto de Onfale, quien carga con la niña, Nikeras toma su lanza, a modo de cayado y emprende la marcha con el perro lobo pegado a su vera.

 - No, encontramos la niña tambaleándose, sola y perdida, en la niebla.

 Sin agregar nada más el hombre se internó en la espesura. Sin lugar a dudas en el bosque, una vez restablecida la visibilidad, el hombre parecía estar como en su casa. Sus pasos le conducían sin prisa hasta frutos maduros, desde bayas y fresas silvestres a un grupo higueras, setas comestibles, tubérculos, raíces y huevos. Y, cuando encontraron unos conejos en una zona despejada, con su honda abatió a uno antes de que pudiera esconderse en la madriguera. Zicko también dio cuenta de un ave, un tipo de faisán, gordo y de plumaje colorido.

 Pero lo mejor fue como casi sin pretenderlo, en medio de la espesa cortina vegetal que conformaban matorrales y árboles, el hombre encontró una gran roca plana, la cual estaba bien enterrada en uno de sus extremos mientras que el otro quedaba al aire, conformando una especia de visera. Un lugar lo suficientemente grande como para que el... improvisado grupo se cobijara lejos de miradas indiscretas y al amparo del viento y la humedad.

 Nada más llegar se puso manos a la obra a repartir piezas con la ayuda de su cuchillo, logrando despiezar las piezas con rapidez, dejando que los perros se comieran sus entrañas y cabezas, y preparando el resto de la carne para preparar un tipo de estofado con parte de los tubérculos. Sin lugar a dudas ese tipo sabía lo que se hacía.

 - ¿No tendréis un puchero... o un yelmo de metal encima... verdad? 

La bestia se veía acosada por todos los frentes y sangraba abundantemente. Aún así y todo resistía. Pero no podría aguantar eternamente. Azaron, ignorando el nuevo mordisco volvió a la carga, lanzando un poderoso golpe contra la cabeza del animal. Lo que él pensaba que había sido un golpe fue un fallo: la magia de aquella criatura le hizo errar. 

Insisto yo en llevar a la niña, hombre perfumado. Es mi hija. Se llama Lovina*. Nos internamos en la niebla y en un momento de despiste ella se soltó de mi mano. Mi nombre es Victor...-dudó antes de pronunciar su apellido-Victor Watcher.

Victor arrebata la niña de los brazos de Onfale y la lleva en el colo. La niña sigue inconsciente durante los siguientes minutos, con la gente avanzando en paso ligero, colina abajo. Cada vez más lejos de las Brumas. Descabalgado de su perro, Fosco tiene problemas para seguir el ritmo con sus cortas piernas. Se va quedando atrás poco a poco. Va a tener que darles el alto y desvelar su posición... y dar explicaciones de porqué estuvo oculto todo este tiempo. Si no lo hace, acabará solo, y con ese estúpido Rufus abandonándole por otros nuevos dueños.

¿Victor Watcher? Ese nombre a Alice le suena. Es un caballero de brillante armadura, aunque ahora no viste armadura ninguna. Fue nombrado caballero por el Conde Strahd Von Zarovich, debido a su valor en batalla durante la guerra con los invasores Terg. Consiguió un buen posicionamiento a raíz de casarse con la infanta Oleka Dilisnya, hija del Boyardo que gobierna el territorio de Borca. ¿Cómo se llamaba la hija que tuvieron los Watcher? Sí, Lovina. La información concuerda. Lo cual no significa que sea cierta, puede ser un truhán haciéndose pasar por noble.

En un cúmulo de mala suerte, uno de los tentáculos del monstruo se pincha con una afilada y deshojada rama de árbol, a la vez que muerde un trozo de roca en el suelo intentando comerse a Klasius. Esto último le cuesta un par de dientes. Con su tentáculo bueno, logra golpear al recién llegado Peersan, que se incorpora al combate cuerpo a cuerpo con su espada y con tan mala puntería como el resto de sus compañeros.

La velocidad de Fosco no era la suficiente, tuvo que guardar su cuchillo para poder seguir la marcha. A Fosco le gustaba la calma y tranquilidad que le reportaba el bosque y no entendía que prisa tenían aquellos humanos que más que andar corrían. Intentó llamar a Rufus con un sílbido, como solía hacer su hermano Posco, sería la nota errónea, sería que el maldito Rufus estaba pendiente del loro de la chica, pero no había manera de que el perro de las narices le hiciese caso. Sería el miedo a perderse o quizás perder al bueno de Nikeras, o la comodidad de Rufus, seguramente fueron todas lo que hizo que Fosco saliera.
ARF! arf! NIKERAAAAS!! ARF arf! Por clemencia...ah...esperad a este mediano! Ya extenuado y con un poco de miedo, Fosco optó por revelar su posición. Rufus! VEN! Ordenó a su perro, pero nuevamente ignoró esta orden. Maldito perro de los demonios! Tenía que haberme fugado con una vaca! Serguuro sería más obediente Fosco ni se presentó...fue directo farfullando a su perro ignorando al grupo entero. Intentó montarse en Rufus el cual no dejaba de moverse y mostrarse reticente a que el mediano se subiera, Fosco seguía con su hilo gruñón Maldito... estate quieto. Quieeeeeto! Joder... Párate quieto! Maldito hijo de perra... GRrrrrr!!! Una vez Rufus se estuvo quieto y Fosco pudo sentar su culo en la montura de su perro, resopló tranquilo, su rostro se serenó y dijo Ya podemos seguir, Nikeras, buen hombre. Le importó poco las dos mujeres o el hombre. Una vez más Rufus miró al loro de la chica hizo un movimiento brusco, pero finalmente Fosco pudo controlarlo. Hecho un ojo al loro, con un ojo más cerrado y una expresión de asco, miró al negro pajarraco para maldecirlo Maldito loro demoníaco! farfullaba Fosco.

Ajeno a todo lo que se llevan entre manos aquellos jovenzuelos, el tozudo enano lucha ferozmente contra los elementos (¿o era consigo mismo?). El caso es que, por mucho que lo intenta, hoy la maldita cadena armada parece no querer dejarse dominar.

-¿Estaré comenzando a perder facultades? ¿O quizás son más síntomas del puñetero golpe en la cabeza?

¡Oh!, exclama la pelirroja, es un placer estar en su presencia, Sir, luego hizo un amago de reverencia desde el caballo a Victor, no esperaba encontrar a alguien como vos en estos caminos. Comentadme, si es que se puede saber, que os trae por estos derroteros. Si necesita ayuda puede que saque un par de monedas, los nobles siempre tienen una bolsa bastante abultada.

Cuando llevaban un rato caminando otro niño empezó a gritar detrás de ellos, ¿y quién es este?, pregunto incomoda Alice, ¿por qué nos espiabas? Le conocéis. Vio en las miradas del grupo signos de asentimiento, así que si lo conocéis. No sabía que dos mujeres y un cuervo fuéramos una gran amenaza. Pero  insistís en vigilarnos, niño, yo me preocuparía de este. Señalo al cuervo que revoloteaba libre entorno al grupo. Es el más peligroso, puede sacarte los ojos simplemente por una moneda de oro. El cuervo descendió y se poso en el hombro de Alice y empezó a picotearla cariñosamente en la oreja, mientras graznaba...Oro...Oro…oro…

Al llegar al claro pidió ayuda para bajar a la mujer. Muy bien Trompicón, cuando lleguemos a un pueblo te daré el cubo de manzanas que prometí, acompaño la frase de un par de golpes al costado del animal. Luego bajo y saco una muda de viaje de las alforja, comenzó a vestir a la mujer acomodándola en la parte más  resguardada del refugio, Nikeras, cuando puedas podrías mirarla. Dijiste que tenías algunos conocimientos de curación. Agradecería mucho tu ayuda, y seguro que mi amiga también.

Finalmente desaparejo a su montura, Tu herida deberá de esperar, primero van las personas. El caballo de la mujer mostraba una gran herida que recorría casi la totalidad de uno de los cuartos traseros.  Y tú, Hollín, dijo al cuervo, haz algo y vigila las cosas.

Mis ataque siguen sin dañar a la criatura pero el trabajo en equipo parece que tiene sus frutos y el final está cerca para el enemigo.

De nuevo lanzo un zarpazo con la cuchilla y por fin mi mano siente la resistencia de la piel al quebrarse y una sonrisa aparece en mi rostro al ver brotar más sangre. No ha sido un golpe demasiado dañino, pero algo es algo.

Cuando oyó las explicaciones de Alice pensó ¡Lo sabía! Vamos que la arrollaste con el caballo jeje. De nuevo una media sonrisa jocosa se perfiló en sus labios. Pero se le borró completamente cuando oyó como se dirigía la mujer al tal Víctor.

¡Ups!

Había metido la pata hasta el fondo al parecer.Si este hombre era conocido, quizá un noble de la zona, tratarlo como lo había hecho era imperdonable. Inmediatamente cambió su actitud frente al extraño. Le daba igual que el cambio fuera brusco y pareciera forzado pues debía enmendar su error.

-Oh claro, como no,  Lovina, preciossso nombre. Sólo quería...ehm..ejem...protegerla. No sabíamos quien era usted, sólo soy un pobre extrangero en tierras extrañas y desconocidas para mi.

Cuando Fosco salió correteando y maldiciendo, Onfale tranquilizó a la mujer.

- Ese pequeñajo iba con nosotros, también estaba perdido en la niebla.

Había que reconocer que Nikeras era una grata compañía. Ya fuera de la espesa niebla, encontrar cobijo y alimento le resultaba un juego de niños. En cuanto llegaron al improvisado refugio y pudo comer y beber  un poco se encontró mucho mejor.  Se dedicó a peinarse el lustroso cabello y a estar lo más presetable posible. Se acercó a Alice para pregntarle entre susurros.

- *¿Acaso conocéis a este hombre, Víctor?¿ Es algún noble de la zona?- Los ojos azabache de Onfale brillaban  con interés.

Aunque parecía mal herida aun le quedan fuerzas para golpear... Ahhh, que escozor...- maldita bestia, muere de una vez engendro.

Cuando escuchó a la señora pelirroja llamarle niño, no hizo más que lanzarla miradas de muerte. Ni respondió a sus claros ataques... mira que rebajar el talento de Fosco a un mero espía... sin duda esa camarera irritó al mediano, además el loro no hacía más que darle ganas de trincharlo con su estoque y servirlo de cena [Descuídate un segundo a tu loro y vivirá en mi estómago! pensaba mientras miraba al loro, a la vez que se paseaba la lengua entre los dientes con gran apetito. Iba con gran porte encima del caballo y lanzando miradas desairadas a la pelirroja, su farfulleo no se vio interrumpido tras la hazaña de subirse a Rufus. Mira que llamarme niño... hay que estar cegata! Que se habrá creído... hmmm... y encima se presenta con una mujer desnuda. Seguro que la ha secuestrado! O a saber que hacía en la niebla con ella, vete tu a saber.... Por lo que a mi respecta, bien podría haber estado haciendo rituales oscuros... Incluso bien podía haber sido ella la que crease esta maldita niebla Una vez encontrado el alojamiento, por el bueno de Nikeras y encima algo de comida, el mal genio de Fosco se vio cesado, incluso llegó a relajarse de gran manera.
Se acercó a Nikeras y a un nivel casi inaudible para el resto el comentó
Nikeras... Tu...¿Te fías de la pelirroja? Nosotros explicamos bien como llegamos a esta situación y ella no ha hecho más que desconfiar y halagarnos con su inteligencia (dijo con gran sátira)Creo que nos deben explicaciones... Una niebla, una mujer acaballo, con un loro y una mujer desnuda... Discúlpeme, pero bueno no es...algo malo se trama ahí! Además usted se ha portado muy bien, les ha conseguido refugio, comida y ahora les prestará ayuda, creo que está más que reconocida su buena intención y maneras!

 No habiendo nadie que portase un trasto en el que cocer los alimentos como un estofado o una sopa, el hombre tomó  unas piedra haciendo un cerco y con un pequeño fuego bien alimentado empezó a cocer los tubérculos y la carne, asándolo todo. Con la fruta, en cambio preparó una pasta aguada con algo de agua y se la tendió al espadachín.

 - Esto es para Lovina, estando tan cansada necesita tragar líquido o alimentos fáciles de tragar, a falta de una sopa con esto tendrá que bastar.- Dijo con el tono que usaría un médico de familia, próximo y familiar, pero con respeto.- Eso y el efecto de su padre deberían ser suficiente.

 Una vez atendida la niña y cociéndose los alimentos, el canoso montaraz se acercó a la pelirroja.

 - Ahora veamos a esa mujer. Has dicho que es tu amiga... ¿cómo se llama?- Dijo mientras se acercaba con ella a la rubia muchacha que yacía inconsciente y magullada bajo una capa.

 El hombre examinó por encima la mujer, sorprendiéndose ante el rombo de metal que había incrustado en su piel.

 - ¿Y... esto qué es? ¿Ya lo tenía antes del incidente? No parece se clavara este metal recientemente...

 Una vez terminado el examen superficial miró a la pelirroja, estudiando su rostro y su preocupación para con la rubia.

 - Su estado es delicado, estaba muy debilitada por la inanición y eso junto al atropello la dejaron exhausta, debería recuperarse pronto con descanso y alimento... pero. No le vendría mal un empujoncito.- Dice el hombre con rostro afable, restándole seriedad al asunto, haciendo que sus azules ojos iluminaran su rostro.

 Sin más se inclinó sobre la muchacha al tiempo que una mano tocaba el suelo, de hecho más que tocarlo lo que hizo fue sacudirla levemente para que la arena suelta y las hojas muertas se posaran sobre su mano, como si quisiera unir la mano a al tierra. Con su mano puesta entre los dos pechos, justo a la altura del corazón, tomó aire soltó su cálido aliento con un delicado soplo sobre la maltrecha muchacha tras emitir unos quedos silbidos parecidos a un idioma.

 Al terminar el pequeño ritual, el rostro de la mujer se relajó y su respiración cobró mayor intensidad y regularidad.

 - Ahora está sumida en un profundo sueño, ve dándole un poco de esta compota.- Dice entregándole otro puré de frutas.

 Tras ello el hombre se apartó un poco, sacudiéndose despacio el polvo de las manos y se acercó al perro lobo, al que le quitó los correajes de la barda y lo acarició. Susurrándole unas cálidas palabras. El can se tumbó a su lado y sacó la lengua respirando con intensidad mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

 Cuando el olor de la carne y la verdura le indicó que esta ya estaba cocida, el montaraz se la retiró y la dispuso en raciones sobre grandes trozos de corteza. Momento en el que el mediano le susurró unas palabras. Nikeras le miró y tras un momento respondió.

 - Todo a su debido tiempo, joven mediano, deja que los espíritus se serenen. Deja que los estómagos se llenen. Estoy convencido que en breve tendremos las respuestas que buscamos.

 Tras lo cual se retiró a un lado y empezó a comer mientras reflexionaba sobre los acontecimientos de las últimas horas.

No tiene sentido que hable ahora sobre mis asuntos, Milady-contestó a Alice-. En realidad, hasta yo me hallo confuso. No sé dónde estoy ni cómo he podido llegar hasta aquí.

Cuando Victor recibe una gran hoja con pulpa de fruta para su hija, su atención se centra en Nikeras.

Sería arriesgado darle de comer eso a mi querida niña. Has demostrado que sabes encontrar alimento, pero no que sepas distinguir las bayas venenosas de las comestibles. Para comprobar tus conocimientos... ¿estarías dispuesto a catar esta pasta antes de dársela a Lovina? No confiaría en una persona que no estuviera tan segura de sí misma como para coherentemente asumir los riesgos que ella misma ha provocado.

Todos observan. Incluso Flame, que recupera la consciencia tras las atenciones médicas de Nikeras. Una lástima, porque era el conejillo de indias más factible para dar a probar la fruta como catadora de venenos involuntaria.

Tras el golpe tremendo asestado por Peersan y el ligero corte producido por Klasius, la bestia tiembla tratando de mantenerse en pie. Es inútil. Está muy débil y cae. Los héroes han vencido a un gran peligro a costa de gastar muchos recursos y recibir muchas heridas.

Graaauw...

¿Qué es eso? ¿Hay otra criatura como ésta en los alrededores?

Graaagrauwwww...

Grrrrrrrrrauw...

Graauuuuuuuw...

Graaaaaaauw...

Como luciérnagas en la Bruma, numerosos pares de ojos rojos empiezan a brillar en la distancia. Es posible que haya tres o cuatro de estos felinos gigantes por cada superviviente. No hay esperanza. Lo único que pueden hacer es correr por sus vidas.