Finalmente los héroes llegan al centro comercial, donde descansa el codiciado Octaprisma. ¿Estará de oferta?
Los hombres de armas llegan tras una corta caminata a través de la selva a una zona totalmente desforestada. El lugar está vigilado por otros hombres de armas, aunque parecen más ocupados en pavimentar con grava la explanada que ocupa el claro mientras refunfuñan frases cómo "Esto no es lo que decía el contrato" o "No me apunté a la academia para esto". El centro del claro está cercado por una empalizada de madera, y por encima se ven sobresalir vigas de edificios en construcción y algún que otro tejado completo. En el exterior de la empalizada hay montados varios pabellones de acampada y por entremedio hay gente transportando herramientas y otros que miran alternativamente las contrucciones y sus pergaminos anotados y van diciendo "ajá". No parecen hacer nada en particular.
Los hombres os traen ante hombre fornido que parece estar escuchando la parrafada indescifrable intercalada con "ajás" con que lo está martirizando un escriba. Bueno, en realidad el escriba es el único al que le parece que le escuchan, pues ignora completamente la expresión de tedio de su acompañante y sigue de forma animada y entusiasta su exposición, señalando para enfatizar varias anotaciones de su pergamino. Mayoritariamente pone "ajá".
Señor, volvemos de patrulla. Hemos encontrado a esta gente que quiere verle. Creo que es por el centro comercial.
Ah, y de momento no hay noticia del Gigante de las Siete Cabezas.
El hombre fornido desplaza su atención desde un infierno imaginario en que todos los demonios se llaman Ajá hasta vosotros. El escriba no parece darse cuenta y sigue su informe.
¡Bienvenidos, mis primeros clientes! Lamento que hayais hecho el viaje demasiado temprano, el centro comercial aún no está abierto. Pero podeis esperar a su apertura en nuestras instalaciones. Seguro que podemos alojarles el algún sitio hasta entonces. Hospedaje a precio de amigo, que son los primeros clientes. Diez dólares al día ¡Una ganga! En menos de tres mese tendremos el lugar listo para la inauguración y...
¿Y no sabe que esta construyendo en una isla protegida...aquí es donde se aparean y crean la descendencia de las moscas azulesanaranjadasdepatasverdes? Más conocida como mosca del pantano.
Miro a Onish con pasmo.
"Creo que olvidé la medicación... esto no puede estar pasando..."
Sin esperar a que nadie diga más, "realza" las palabras de Onish, señalando, muy exaltado...
-Yo exijo que devolváis a los nativos el "Plomo Perdido", en caso contrario, invocaré al Gigante de las Siete Cabezas para que os expulse!!! Y si aparece el Gigante sabréis que no he sido yo del todo, pero que sí podría haberlo sido, puesto que si no soy yo, quien lo hace, qué ignorante habrá sido? Está muy claro.. no? E=mc^2!!! -Muy convencido..-Y.. de paso.. A ver dónde está la sección de anteojos... Que empiezo a ver mal...
Antimonio, no creo que...
la experiencia le demuestra que existen palabras como "exijo" que producen dolor
¿Los nativos? ¿Moscas de pantano? ¿El cuento ese del Gigante de las Siete Cabezas?
Ya veo, sois ecologistas. No soporto los ecologistas. No me dejan tirar la basura donde me da la gana. Recoged vuestras basuras y vuestras ropas de flores e id a llorar a la tribu de los Siannnnnnnnabi. A ver así si esos indigenas se marchan de una vez.
No somos ecologistas, somos consumistas...
Aquí mi amigo gasta más que su mujer y yo tengo ganas de gastarme mi dinero en su local.
La expresión del hombre muda del enfado a la ilusión.
¡Ajá!... digo, ¡Vaya! Eso cambia las cosas. El consumismo es el mejor amigo del hombre. O por lo menos, del hombre que vende a alto precio y poco coste. Me llamo Manellon, y soy el propietario de este sitio. ¿En qué os puedo ayudar?
Mira al señor Manellon con aire de "a saber qué"
-Hum.. Verá Sr. Mallorn... Queremos el plomo... Ya se lo he dicho... Y no diga que no se lo he dicho porque sería una falta de deshonradez al respecto del cuadrado del séptimo hijo... Está clarísimo.. -Mira a Blue de reojo, y añade en voz baja, sólo para él...-Por qué no somos ecologistas?
Porque los ecologistas mueren más que los consumistas, y él puede tener el trasto ese que nos interesa.
El plomo... ¿Que yo tengo plomo?
Manellon parece desconcertado. Sin embargo un hombre de negocios de Ankh-Morpork nunca llegaría a las tasas de tráfico de influencias, explotación laboral y uso abusivo de la oferta y la demanda a las que ha llegado este individuo si se permitiera ceder a las dudas.
¡Por supuesto que tengo plomo! ¡Del mejor! Lo tenemos en varios colores, del que pesa y del que es ligero como una pluma, en lingotes de varios tamaños y además lo envolvemos para regalo sin coste adicional. Eso sí, ya le puedo anticipar que no es barato...
Moooooooooomento señor Manellon.... yo como encargado de la faccion consumista de los Indigenas venimos a pedirle que nos ayude a satisfacer nuestras necesidades... un gran brujo llamado AdamSmith nos hablo de la verdad de la llamada Mano Invisble del capitalismo... y el nos dijo que usted nos hablaria sobre eso...
¡No! ¡No voy a hablar de nada! Largaos de una vez tú y tu tribu de los terrenos de MI aparcamiento. ¿No os ha desaparecido vuestro ídolo-dios? Pues hala, a buscarlo a otra parte.
¿Soldado, por qué habeis dejado entrar a éste?
Técnicamente, señor, seguimos fuera.
El mercenario le señala la entrada de la empalizada, varios metros más allá.
Coñón se acerca a Manellón y se agacha, hasta que su cara queda sólo a un palmo del comerciante.
- ¿Qué?
Incluso desde varios metros de distancia se puede apreciar que el comerciante pasa un mal rato, es muy muy difícil soportar semejante aliento.
Oh, no se lo decía a usted, caballero. Usted es muy bienvenido aquí. Seguro que necesita alguna espada nueva. Nunca se tiene bastante de eso, ¿eh?
¡Tú! Lleva a este hombre a la armería y enseñale todo, a ver si hay algo que le guste.
Pero... son NUESTRAS armas, señor. Es decir, las mias y de mi compañía. Supongo que nos pagará lo que le cuesten al... caballero.