Partida Rol por web

Aquellas extrañas sirenas seguían revoloteando a nuestro alrededor, como si nada de esto les importase, como si su única motivación en la vida fuera jugar con nosotros. 

¿Cómo es posible que podamos respirar como los peces en el agua, si no tenemos branquias como ellos?

En ese momento las palabras de Samantha me vinieron a la mente.

Sus esbirros parecen ausentes, parecen espectros. Sus cuervos… ¡Sus cuervos no son de este mundo!

Me pregunto si Ella en verdad es real, si no existe tan solo porque nosotros queremos que así sea.

Ella es un misterio silencioso, un sueño casi irreal pero presente.

Sin siquiera meditarlo, la respuesta salió de mi boca, casi como un susurro. No sabía si era la respuesta, pero por algún motivo, en aquel justo momento, aquella respuesta involuntaria me parecía lógica.

-Porque así lo creemos, porque así os imaginamos, porque sabemos que podéis hacerlo.

Las hermosas criaturas entre cánticos continúan con su enigma, siempre con movimientos sensuales que recorren por todo el grupo, entre coros aparentemente inocentes tratan de tocar a la pequeña Bárbara pero esta se aleja, con unas risitas se acercan al sacerdote, después prestan atención a las palabras de Guiraud.

En cuanto las “sirenas” escuchan las palabras del monje sus figuras comienzan a cambiar, su imagen se desdibuja, transformándose en horrendas mujeres marchitas que, atenazándose sus propias gargantas, parecen ahogarse en un silencio
agónico y desesperado mientras se pudren rápidamente. Todo esto sucede de forma fugaz, mientras una de ellas agarra fuertemente el tobillo del sacerdote arrastrándolo en dirección al foso, Tristant no parece tener la fuerza necesaria puesto que hunde sus manos en la tierra pero no logra detener su avance.

Sus otras dos compañeras se sitúan delante de la víctima que grita pidiendo auxilio, se encuentran a 15 pies del foso.

El sacerdote no pudo hacer nada para evitar que los cánticos de las sensuales sirenas lo atraparan, por alguna extraña razón estaba deseando que ellas lo llevaran allá donde fueran para disfrutar de su compañía eternamente. Pero esa ilusión se desvaneció cuando Guiraud hizo uso de su ingenio para contestar a la enigmática propuesta de las criaturas, sin preveerlo una de ellas agarró fuertemente su pierna mientras la tan sensual imagen se desvanecía entre sus ojos para poder ver su auténtica forma. 

El sólo había escuchado que estas criaturas existían en cuentos y leyendas que errantes bardos cantaban por los pueblos. Dejó caer su guja y violentamente trató de resistirse a la fuerte fuerza que lo arrastraba rezando una plegaria a Pelor por que sus compañeros acudieran a su auxilio. 

Al final, los monstruos son monstruos. Aquella frase tan repetida en su clan resonó en su cabeza con fuerza: no importa lo humanos que puedan parecer o lo seductores que sean, son monstruos y nunca jamás puede uno fiarse de ellos. Aunque Kaysa había amenazado a las sirenas y no dejaba que le tocaran, su actitud perdía peso al no ser respaldada por sus compañeros, que, en vez de ponerse a la defensiva y prepararse para combatir, se quedaron meditando el acertijo de las mujeres de cuatro brazos. Para colmo, el elfo parecía saber la respuesta, pero no parecía querer decirla. Kaysa blandió el hacha ante ella para mantener alejadas a las mujeres monstruosas y escuchó al monje dar una posible respuesta. 

Como no podía ser de otra forma, la situación se torció en cuanto lo oyeron. El clérigo había bajado la guardia ante los encantos de las mujeres y pagó el precio: de pronto se convirtieron en espantosos cadáveres pútridos con los rostros contraídos en muecas de dolor. Las espantosas abominaciones agarraron a Tristant y trataron de llevárselo al agua, sin duda para ahogarlo y convertirlo en uno de los suyos. A juzgar por los débiles intentos del sacerdote de resistirse, iban a conseguirlo.

-¡Atrás, abominaciones!-rugió mientras cargaba con el hacha silbando en el aire-¡Soltadle!

El hacha encontró con facilidad el camino hacia la pútrida mujer, que estaba demasiado centrada en arrastrar a Tristant como para poder esquivarlo.

En el momento que Guiraud respondió al acertijo, las sirenas comenzaron a cambiar de forma y una de ellas tomó a Tristán, enseguida lo arrastró hacia las aguas del río, rápidamente Kaysa atacó atacó la sirena y siguendo su ejemplo me lanza contra la criatura en cuestión.

No tenía claro si había dicho la respuesta correcta o no, pero parecía que aquellos seres estaban sufriendo a causa de ella. Por desgracia, Tristant no había sido capaz de librarse de su agarre y si no hacíamos nada, acabarían arrastrándolo al fondo del foso.

Al ver que mis compañeros estaban atacando a la criatura, me acerqué a Tristan rápidamente y lo cogí de un brazo, intentando tirar de él. Desgraciadamente, el barro provocó que mis manos resbalaran, impidiendo salvar a Tristant de tal lúgubre destino.

Rápidamente acudís al rescate de vuestro compañero que está al borde ya del foso, Kaysa arremete con su hacha a la sirena que mantiene atrapado al sacerdote pero otra de ellas se interpone, cuando el filo de su arma toca a la marchita criatura esta se deshace  en una nube como si de polvo se tratase dejando tras de sí un grito de agonía desesperada, lo mismo ocurre con Behar que atraviesa sin problemas a la segunda sirena con su espada larga que queda oscurecida por el resto de polvo negro.

Después Guiraud trata de apresar a su compañero tras la nube suspendida en el aire, cuando consigue verlo agarra su mano, pero no consigue afianzarla y se le escurre entre sus dedos. Acto seguido la sirena restante cae al foso llevando consigo al sacerdote que cae irremediablemente…

Arrastrado hacia la muerte, el viejo sacerdote comienza a pensar que tal vez ese debiera ser su final, que Pelor lo había dispuesto todo para llevarlo consigo y reclamarlo en los cielos como un sirviente del más allá. A Tristant no le molestaba la idea de juntarse con su creador y no tenía miedo al más allá, pero en un último intento por tratar de seguir sirviendo a su dios en el plano físico mira a los ojos de la criatura y se gira para agarrarse de lo primero que vea, una piedra, ramas, a su compañero Guiraud o en última instancia al borde del foso para evitar caer junto a su depredadora.

Con un último esfuerzo Tristant se agarra al borde de piedra antes del foso pero aún tiene su pierna atrapada por la sirena que emite sonidos cada vez más agónicos y desesperados, pero no cesa en su empeño de tirar al sacerdote a una muerte casi segura.

Pronto las manos del sacerdote no pueden soportarlo a el y el peso de la criatura que se desliza por su pierna parando en seco el tobillo, parece que pronto caerán los dos...

Nuestros esfuerzos no pudieron evitar que Tristán sea arrastrado al foso, pero el fuerte deseo por vivir del sacerdote hacen que en el último minuto logre aferrarse a un borde de piedra.
Kaysa al ver eso se lanza rápidamente para sostenerlo, por lo que al igual que ella me lanzo a su ayuda para no dejarlo caer.

A la vez que Kaysa y Behar tratan de ayudar a evitar la muerte el ya cansado sacerdote trata de corresponder y agarrarse con fuerza a sus compañeros, la sirena que seguía atrapando su tobillo se había convertido en un problema así que intentó golpearla con la pierna que tenía aún libre para tratar de zafarse de su agarre.

Gracias a la ayuda de sus dos compañeros el sacerdote se impulsa sin problemas, pero el peso de la sirena hace mella en sus esfuerzos por subirlo a la superficie. La criatura no para de chillar agónicamente tratando de llevarse a tristant consigo, el sacerdote no puede más con el peso de ambos y cae al foso irremediablemente.

Pero antes de caer consigue agarrarse a una piedra que sobresale de la pared, después propina sendas patadas a su depredadora, esta debilitada cae al foso deshaciéndose en una nube de polvo en suspensión. Después el grupo consigue llevarlo sin mayor problema a la superficie tirando una cuerda,  cansados os lleva un minuto tomar aliento...

-Me cago en la madre troll-dijo Kaysa, cuando por fin el sacerdote estuvo a salvo y pudo sentarse en el suelo. Al final, casi habían perdido a Tristant: las sirenas tenían más fuerza de la que parecía, y faltó muy poco para que el clérigo fuese arrastrado a la húmeda muerte que le esperaba abajo. Finalmente, por suerte, de un par de buenas patadas el monstruo se deshizo en humo, y pudieron salvar a su compañero.

-El próximo que tenga ganas de resolver acertijos, que se vaya a la biblioteca-dijo, limpiando el hacha del polvo de sirena-Está claro que esto es una feria de monstruos, y solo se puede hacer una cosa con ellos. 

Se levantó y se dirigió hacia el centauro, que aún seguía impasible en el puente. 

-¿Por dónde íbamos?-le dijo, con tono de enfado, con el hacha preparada en la mano-Ah, sí. O te apartas o te aparto. 

El centauro resopla, golpea con un fuerte estruendo el estandarte que carga en su siniestra y dice lo siguiente:

- Habéis sido muy atrevidos al venir hasta aquí, sobretodo un pequeño grupo como el vuestro no será rival para lo que estos muros esconden, Ella no permitirá que rompáis el círculo ni mucho menos que os llevéis a la muchacha. Estas tierras están amparadas bajo la protección de mi señora, el Valle de Nentir ha cambiado a través de los siglos, ni las invasiones orcas pudieron hacer nada contra su poder.

El centauro presenta un aspecto de naturaleza cambiante bastante inestable. A vuestros ojos de repente parece envejecer y su apariencia es delgada y decrépita, al momento vuelve a revelarse a la vista fuerte y sano, tal y como lo percibisteis al acercaros

Todo esto sucede como en una visión que se desvanece al instante, recobrando su aspecto la normalidad.

- No sois dignos de parlamentar con la reina, si tan osados sois abalanzaros sobre mi pues no pasaréis por este puente a no ser que sea bajo mi cadáver. Sin embargo, si os consideráis tan astutos no tendréis problema en contestarme al siguiente dilema: ― ¿Cómo me las arreglo para comer hierba y así alimentar mi cuerpo de caballo? -.

Después de plantearos el dilema el ser mitad hombre resopla de nuevo, el baho sale de sus orificios nasales pues el aire alrededor del castillo se torna más frío a cada paso que avanzáis, sus fuertes músculos se tensan ante una apariencia imponente que a pesar de todo no parece ofensivo sino todo lo contrario.

Con un suspiro de alivio vi como mis compañeros salvaban a Tristan de lo que hubiera resultado una muerte bastante trágica. Aquel último golpe de suerte había hecho que hubiera salido airoso. No sabía si había dado la respuesta correcta o no, pero nos habíamos librado de esos bichos sin luchar, y aunque me costara admitirlo, el hecho de que Tristan casi hubiera muerto se había debido más a nuestra ineptitud a la hora de salvarlo que a otra cosa.

Cuando Kaysa se volvió al centauro, su respuesta calmada y su actitud no hicieron más que confirmar mis sospechas. Quizás pudiéramos abrirnos camino sin tener que luchar. 

-Chicos, no creo que debamos precipitarnos. Quizás, podamos salvar este obstáculo con nuestro ingenio, en vez de a la fuerza.

Miré al centauro de nuevo, el cual permanecía impasible, mientras intentaba averiguar la respuesta a tan extraño enigma.

Carajo, volvemos a lo mismo, otro maldito acertijo.
Porque tendrían que ser estas pruebas las que Ella nos ponga, pensé que seria más fácil matar criaturas que resolver acertijos

Reflexionando en las palabras que Samantha dijo días atrás el sacerdote piensa que tal vez todos los esbirros de Ella no son más que ilusiones que existen por que asumimos que son así, atrapadas entre dos realidades paralelas que se manifiestan al mismo tiempo, producto de nuestra imaginación que les da vida y poder. 

Pensando en la manera de contestar al dilema, ordenó sus pensamientos y con decisión se aproximó al centauro, enterró su pesada guja en la tierra y con firmeza dijo lo siguiente rezando a Pelor por que aquello no le llevara a la misma situación vivida a escasos minutos.

- No eres más que un siervo de tu señora, sin voluntad y sin vida propia, por lo tanto, tu cuerpo de caballo no necesita comer, al igual que tu cuerpo de medio-hombre -

- Yo creo que es posible que esto sea así, que una criatura como tú pueda existir y si existes es porque a nadie se le ocurre plantear ese dilema, así pues al carecer de vida no existe obstáculo que nos impida pasar y encontrarnos con tu señora pues somos dignos de vernos con ella.

Después de decir esto iluminó su guja con el poder sagrado que le había otorgado Pelor y golpeó con fuera el cuerpo de caballo de la bestia tratando de intimidarlo.

Como si de un destello se tratase todos quedáis deslumbrados cuando la guja del sacerdote golpea el cuerpo de la bestia, después de la sorpresa tratáis de aclarar vuestra visión para ver lo sucedido. 

El cuerpo de lo que era la imponente criatura ahora se trataba de una versión delgada, decrépita y anciana de si mismo. Arrodillado ante el sacerdote su mirada casi ciega, sus ojos grises como el cielo miran al frente apollado sobre su viejo estandarte que ahora permanece rasgado por el paso del tiempo.

- Veo que sois más astutos de lo que parece a simple vista...tiempo ha que campaba joven en los campos de batalla con mi tribu, lamento mucho haber sobrevivido a todo para acabar sin honor derrotado por el tiempo y las palabras de unos viajeros...

Su cuerpo de caballo no resiste más y cae a un lado del puente dejando el camino libre, el centauro logra con dificultad incorporarse, acariciando su blanca barba dice lo siguiente.

- Si queréis acabar con mi señora no podré impedirlo pero no creáis que será tan sencillo pues ELLA es fuerte y su poder es tangible y real. Recordad que nadie conoce su verdadero nombre pues se ha perdido para siempre en las eras del mundo...es una pena que también sea su debilidad...

- Por favor deseo morir con honor, los ancestros así lo habrían querido.

Con actitud orgullosa se incorpora sobre su estandarte parece respirar con dificultad, permanece quieto mirando al horizonte, seguramente recordando tiempos mejores.

Por suerte, aquella vez sus compañeros sí acertaron. en cuestión de segundos, el centauro se convirtió en una ruina tambaleante y débil, una sombra de lo que fue. Les habló sobre su pasado, y finalmente dijo que quería morir con honor. Aunque Kaysa le despreciara por pertenecer a aquel circo de monstruos, aquello sí lo respetaba. Se acercó a él con el arma en la mano. 

-¿Y qué sería morir con honor para ti, centauro?