Partida Rol por web

El sacerdote esperó su turno para subir la cuerda, para mejora su capacidad de escalada enganchó su guja a la espalda para que no lo molestara durante la prueba. Por seguridad ató el final de la cuerda en su cintura por si se daba el caso de que fallara en su intento sus compañeros pudieran aguantar su peso.

-  Allá vamos...

Sin problemas todo el grupo consigue subir a lo alto del muro, allí únicamente están las defensas del castillo con un hueco en el que podrían caber 2 personas a lo ancho como máximo, en los extremos las almenas terminan este pasillo defensivo, las puertas que acceden a las almenas están totalmente cerradas. Tal y cómo habéis subido bajáis sin problema.

Un poco al sur se aprecia el brocal de un pozo. Nada más acceder al patio los ronquidos que se venían escuchando por partida triple cesan en un silencio total. Una especie de enorme perro guardián con tres cabezas, asoma por encima de las tablas de lo que una vez fue un pequeño almacén para la guardia (12). Con un ágil salto cruza sobre las tablas que quedan del pequeño cobertizo, se despereza y se dirige hacia los intrusos, lentamente...

En vez de las fauces normales de una bestia similar, ésta tiene tres, que babeantes, muestran hileras de colmillos en un trío de amarillentas dentaduras. Las tres cabezas del monstruo muestran el brillo de un ser consciente de vuestra presencia y muy furioso por la misma razón. La aguda ira que lo precede no es nada comparado con lo que su hostilidad os reserva. Extiende sus patas y se estira, desentumeciendo su cuerpo mientras una de las cabezas os pregunta.

- Oh pero ¿Qué tenemos aquí? - (Cabeza izquierda)

Esta cabeza tiene voz aguda y sibilina.

- ¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡ES CO CO CO COMIDA????!!!! - (Cabeza derecha)

Esta cabeza no parece estar muy cuerda, abre los ojos como platos, tartamudea y parece ansiosa y babeante.

- ¡¡Callaos!!, ¿Cómo osáis interrumpir nuestro descanso? (Cabeza central) 

La voz de esta es más profunda que la de sus hermanas, parece que es la que está al mando. Como ha sucedido con los otros dos guardianes, una visión cuidadosa os permite apreciar como la criatura envejece rápidamente en una visión fugaz. Además, en la visión sus cabezas forman un grotesco amasijo que parece incapaz de moverse y de actuar; mostrando a una horrenda criatura enloquecida ante la imposibilidad de conservar su propia existencia. 

De nuevo la cabeza central se levanta con orgullo relamiéndose - Si dependiese de mi os despedazaría vivos como a los que vinieron antes que vosotros (babea abundantemente) pero la guardiana no permite ese tipo de "acciones" si no planteamos lo siguiente...Con un rugido, las tres cabezas hablando a la vez, proponen: ― ¿Cómo me las arreglo para saber qué cabeza controla qué parte de mi cuerpo? 

Por fin, lograron subir sin más incidentes. Una vez arriba, Kaysa les susurró:

-Por aquí tiene que estar el hijo de puta que me mordió. Necesitamos su sangre, así que con él, nada de hablar ni de acertijos. En cuanto le veamos, atacadle. 

Igual que habían subido, lograron bajar, y continuaron por el patio con todo el sigilo del que fueron capaces, que no fue mucho. En cuanto entraron en el patio, de los restos de un cobertizo salió el nuevo integrante de aquel circo maldito: un inmenso perro de tres cabezas, cada una soltando distintas amenazas. Kaysa preparó el hacha, pero entonces la última cabeza les planteó un acertijo, como los demás. La bárbara bajó el hacha con consternación. 

-Supongo que querréis volver a jugar a los acertijos-dijo con disgusto a sus compañeros-Muy bien, adelante. Si no funciona, lo haremos a mi manera. 

-Bueno, esto tenía que pasar tarde o temprano. Ya era hora de que algo nos diera un buen combate. 

Kaysa alzó el hacha y empezó a correr hacia el perro, aunque sin soltar su habitual grito de guerra. Tampoco quería que les oyese todo el castillo. 

Celingandir se dispuso a resolver el acertijo que había propuesto violentamente la criatura, pero cuando su compañera abrió la boca se llevo la palma de la mano por su rostro ante la impetuosidad de la bárbara, a la que estaba más que acostumbrado a los largo de sus viajes como compañeros. La orgullosa bestia no tardó en ceder a la provocación de sus palabras atacándonos irremediablemente.

El mago se preparó para el combate y rápidamente corrió a una posición segura esperando a que sus compañeros lo adelantaran al cuerpo a cuerpo. De su elegante túnica sacó una especie de varita ennegrecida por su extremo y con unas palabras élficas evocó un haz de chisporroteante energía azul  que fue lanzado hacia el cancerbero, formando un constante arco de relámpago entre el y el monstruo.

- Ita in istari!!

Mantuvo la presión del poder del rayo cegador sobre el cancerbero para incrementar los daños sufridos por el conjuro.

Tristant se horroriza al no poder haber resuelto el enigma antes de que una bestia de tal tamaño se nos echara encima. Pero lo más importante era salvar la vida antes de que ese monstruo de tres cabezas acabara con sus vidas.

Después el clérigo, como era usual en el, se acercó para poder auxiliar a sus compañeros en caso de que resulten heridos, a la distancia suficiente para volver a irradiar la todopoderosa luz de Pelor.

El mago elfo desata el poder de sus artes arcanas proyectando un virote que forma un arco voltaico con el propio monstruo, la piel hecha cenizas del cancerbero lo hacen aullar de dolor, después el mago dirige una plegaria en forma de haz de luz que quema parte de su pelaje.

Esto no detiene al Cancerbero ataca con una furia desmedida, se acerca cargando a Kaysa con sus tres cabezas rugiendo babeantes, lanza sendos mordiscos a la bárbara y a Celingandir, ambas dentelladas se clavan en vuestra piel desgarrando parte de vuestros tejidos.

La tan cuidada túnica rubricada del mago se impregna ahora de sangre fresca, este cae al suelo insconsciente tapándose las heridas torpemente, pero el arco eléctrico que mantenía con el cancerbero se corta con la suficiente potencia que degolla la cabeza izquierda, la sangre debería brotar del cuello cercenado pero las quemaduras del rayo apenas la dejan salir, el monstruo se retuerce de dolor.

Después con su última cabeza trata de morder a Guiraud pero este lo esquiva con gracia felina de un salto dándose de morros contra el suelo con un rugido de impotencia.

Aquel bicho iba a ser duro de roer, eso estaba claro desde el principio. Kaysa rugió, y se dejó llevar por la furia, la furia bestial del oso de montaña que había cazado con sus propias manos. Su fuerza ahora le pertenecía, era suya por derecho de sangre y por derecho de conquista. Sus músculos parecieron crecer, y sus ojos se transformaron en los del oso, mientras su piel se endurecía como una armadura. El monstruo esquivó su hachazo, pero no importaba: ahora el oso y ella eran uno, y su fuerza le daba alas en el combate. 

-¡Ven aquí, criatura inmunda! ¡Atácame si es que puedes! 

El cancerbero era sin duda un enemigo formidable, de eso no cabía duda. En apenas unos segundos había aguantado nuestros ataques y había destrozado a Celingadir, el cual había conseguido cercenar una de las cabezas antes de ser herido.

-¡Tristan, dejamos al mago en tus manos! -Grité al tiempo que me preparaba para la batalla-.

Reuniendo mi energía interior me dispuse a atacar a aquel monstruoso ser. Espada en mano y poniendo en práctica años de entrenamiento marcial me acerqué a él, esperando alcanzar su enorme cuerpo con alguno de mis ataques.