Partida Rol por web

En busca del Templo del Mono

2~ Un Alto en el Camino

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15/06/2016, 14:04
Ming Yeoh

Preguntaste acerca de tu tío, lo que provocó en Yeoh una pequeña risita, desganada y mal acompañada por una mirada algo triste.

Tu tío está descansando, Rui. Ha encontrado un lugar cómodo en la trastienda, cerca de la cocina, así que yo no le molestaría en un rato salvo que sea importante.

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15/06/2016, 14:07
Kippei Gennosuke

Kippei masticaba despacio, como si tratase de separar los componentes de la comida. Comenzó a mirar el bollo, a través de la apertura que había hecho con su primer mordisco, y frunció el ceño, preocupado.

Comida... ¿qué ser? -Preguntó señalando el interior del bollo, mirando a Ming Yeoh- Shunito dice tigre no come cosa no carne...

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15/06/2016, 14:11
Ming Yeoh

Ming atendió a la pregunta del chico volviendo a sonreír, deseando hablar de la receta como parecía querer hacer Kippei en un principio. Sin embargo, al descubrir la verdad tras la pregunta, agitó la mano con fingido enfado.

¡Bah, tonterías! Lu Yan es un tigre y come verduras, y mi difunto marido era un lobo y nunca dejó de comer un plato que yo le pusiera en la mesa. ¡Y sin rechistar! -Añadió alzando la voz, así como su barbilla- Las verduras son muy buenas, así que no dejéis nada, ¿me habéis oído? -Amenazó a ambos con el dedo.

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15/06/2016, 20:16
Rui Wu-San

El chico de las islas del este aceptó mi petición con una tímida sonrisa, cogiendo otro de esos bollos y probándolo. Mientras comía la pieza que me había cedido, echaba una mirada furtiva a Kippei de vez en cuando, dándome cuenta por su rostro como había algo que le extrañaba en aquel manjar.

Pero antes de que este desvelara su preocupación, pregunté a la señora Yeoh por mi tío. Esta rió ante mi ocurrencia, aunque chocaba con ello su triste mirada. Me aconsejó no molestar a mi tío a menos que fuera importante, alegando que este descansaba. Aguanté entonces un suspiro, frunciendo el ceño con molestia, pero girando mi rostro hacia otro lado para que la mujer no lo viera; pero sí pudo hacerlo Kippei, bajando mi mirada en cuanto me percaté de ello.

Alcé mi rostro al volver a escuchar la voz del chico preguntando por la comida, diciendo que según Shunito un tigre no comía otra cosa que no fuera carne.

Otra vez lo del tigre… Y la señora Yeoh sin dejarme preguntar a mi tío.

La mujer no tardó en responderle quitando todo el valor a las palabras de Shunito, alegando que tanto Lu Yan, un tigre, como su marido, un lobo, comían verduras o lo que se terciara. No instó entonces a comer y no dejar nada, haciendo un gesto de amenaza con su dedo, pero mi mente estaba en algo bien distinto de lo saludables que eran las verduras.

Y ahora también el lobo… ¿Me está tomando el pelo?

Mis carrillos se hincharon ligeramente al resistir un bufido, expulsando el aire con suavidad tras unos segundos. Lo sentía, de veras era así, pero no podía aguantar más.

- Disculpe, señora Yeoh, pero creo que deberían explicarme de una vez que es eso de ser un tigre, o un lobo, o el que sea el próximo animal que vayan a mencionar. – dije seria, con un ligero tono de reproche, mirando también a Kippei un momento antes de devolver mi mirada a la mujer. – Si no me lo cuenta usted, iré a ver a mi tío ahora. – añadí, esta vez sí con un claro tono de incomodidad, sin comprender a qué venía tanto secretismo de todo el mundo hacia mí.

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15/06/2016, 20:23
Kippei Gennosuke

Los vivaces ojos de Kippei se movían de lado a lado escrutando todo, a pesar de su interés en atender a vuestras palabras. Puede que lo que su escaso lenguaje le impidiera entender pudiera ser rellenado con detalles y gestos. Y un gesto fue el que vio tras la negativa de la señora a queRui molestase a su tío. El joven japonés detuvo su boca antes de dar un nuevo bocado al bollo, apartando la mirada pensativo.

Cuando preguntó a Yeoh por la comida, su respuesta le hizo sonreír. A Kippei no le disgustaba la carne, pero el sabor de las verduras le recordaba a su hogar, a su madre, a su vida anterior a Shunito. Comer aquel bollo no sólo mitigaba su excesiva hambre, también le hacía feliz.

Aunque sólo pudiera ser por un rato.

Entonces fue cuando abriste la boca, exigiendo respuestas acerca de los tigres y los lobos. Kippei se encontraba masticado un bocado y detuvo su mandíbula, mirándote de reojo. Tragó como pudo aquel trozo y dejó el bollo sobre la mesa, apoyando sus manos en los muslos y agachando la cabeza.

Yo... disculpas, hablar lo que no debe. -Comenzó con humildad- Señora casa sangre lobo, conoce lobo, tigre, sabe mucho. Rui sobrina sangre Lu Yan Khan. Yo no entiende ella no conoce tigre. Ella sangre tigre, futuro tribu, ¿por qué ella no conoce? -Preguntó con bastante vergüenza, apoyando con ello tus exigencias.

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15/06/2016, 20:42
Ming Yeoh

La señora Yeoh frunció el ceño ligeramente cuando comenzaste a hablar, dejando patente cierto nerviosismo. Tus palabras de advertencia eran una clara amenaza, aunque eso quizás fuera lo de menos. Había hablado de más, y no encontraba forma de dar marcha atrás.

Pero ¿realmente quería dar marcha atrás?

Antes de responderse a esa pregunta, Kippei tomó la palabra, con esas formas tan suyas. Costaba entenderle, por su limitado vocabulario y porque, seguramente, estaba muy nervioso al meterse en un asunto que no le concernía directamente. Pero la señora Yeoh encontró en el argumento del joven el empujón que necesitaba.

Rui... como te dije antes, ciertas cosas no son para las gentes sencillas. Aunque, algunas gentes sencillas, como yo, como tú, terminamos sabiendo demasiado... -Comenzó a explicar con aire melancólico, lanzando un suspiro- En nuestro mundo no hay únicamente hombres y animales. Hay mucho más, dioses en el cielo, espíritus que nos observan desde el otro mundo, seres oscuros y aterradores... y magníficas criaturas maravillosas. -Explicó con aire emocionado, desviando una tierna mirada hacia Kippei, quien no pudo sostenerla y terminó por agachar su rostro avergonzado- Hay seres que caminan entre nosotros con la forma de hombres, o bestias, mas no son una cosa ni la otra. Mi esposo era uno de ellos, un honorable lobo Hakken. Tu tío Lu Yan es un tigre Khan, como también lo es Kippei. Se que es difícil de creer, Rui...

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16/06/2016, 01:52
Rui Wu-San

Mientras Kippei comía aparentemente contento, yo no era capaz de hacerlo, dándole vueltas a aquel asunto de los animales que se empeñaban en ocultarme. Así, decidí exponerle mi inquietud nuevamente a la señora Yeoh, exigiendo mi derecho de saber de qué se estaba hablando ante mis propias narices.

Lo hice de la forma más contenida que pude, aunque claro era mi descontento, y provoqué que hasta el tranquilo Kippei se azorara. Vi como este dejaba el bollo que sostenía y puso sus manos sobre sus muslos, agachando también la cabeza, en aquella postura tan formal. Estaba ya preparada para lo que pudiera decirme, convencida de que me pediría con su ya característica timidez que fuera más respetuosa o algo parecido; pero no podía estar más equivocada.

Aunque con suma educación, Kippei comenzó a hablar para apoyar mi postura. A pesar de su limitación con el lenguaje, entendí claramente como decía que la señora Yeoh tenía sangre de lobo y conocía a estos, así como a los tigres, preguntándose por qué yo no conocía al tigre si llevaba sangre de este.

¿Sangre de tigre? ¿Futuro tribu? ¿Qué quiere decir todo eso exactamente?

Me quedé mirando a Kippei atónita mientras se expresaba, dedicándole una tierna mirada cuando preguntó por qué yo no sabía sobre todo aquello tan avergonzado. Cada vez estaba más convencida de que todas las gentes de Japón no podían ser de aquel modo, y que su actitud ante la vida venía de ese gran corazón que latía en su pecho.

Dirigí la vista hacia la señora Yeoh, esperando escuchar algún tipo de respuesta. La mujer pronto comenzó a hablar, retomando sus anteriores palabras acerca de la gente sencilla, únicamente para negar que ella y yo lo fuéramos; dejando claro que conoceríamos cosas que el resto de los mortales no. Lo hizo con aire melancólico, y tras emitir un suspiro me explicó como nuestro mundo estaba habitado por muchas otras cosas desconocidas para mí. La miré con extrañeza, pensando en si la mujer estaba en sus cabales, si acaso se habría pasado con el licor de arroz; pero su rostro emocionado se dirigió a Kippei, que avergonzado volvía a apartar su mirada, como si con su silencio apoyara las palabras de la mujer.

Ming continuó hablando, desvelándome la existencia de esas criaturas que sin ser bestias u hombres vivían entre nosotros como tal; y frente a mi conmocionado rostro, me confesó qué era su marido, qué era Lu Yan, y también ese chico que se mantenía cabizbajo, y al cual dirigí mi mirada en ese momento.

- Difícil de creer es poco… - respondí a la mujer, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar mientras observaba a Kippei, como si intentara buscar en su aspecto alguna prueba de que no era lo que parecía ser. – Sangre de tigre… Por eso me preguntaste lo de mi tío, ¿No? – le dije al chico, aunque sin esperar una respuesta, volviéndome de inmediato hacia la señora Yeoh. – P-pero a ver… - empecé a decir, nerviosa, tratando de ordenar mis ideas. – Me e-está diciendo que mi tío es un tigre… ¿Un tigre de verdad? P-pero… ¿Cómo? – pregunté, visualizando en mi cabeza la imagen de ese viejo borracho que no se despegaba ni un momento de esa calabaza mágica, para acto seguido verle luchar contra los hombres de Bing Bing, haciendo unos movimientos imposibles. - ¿E-en qué consiste eso? ¿Y en qué me afecta a mi? No entiendo que es eso de sangre de tigre, y lo del futuro, y la tribu, y… y… - dije de forma demasiado apresurada, deteniéndome para ponerme en pie; para intranquila y algo asustada, comenzar a moverme por el escaso espacio del reservado.

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16/06/2016, 13:19
Kippei Gennosuke

Kippei atendió a las explicaciones de la señora Yeoh con respetuosa atención. Y sin embargo, hubo un momento en que se vio obligado a apartar la mirada. Fue cuando Ming le miró con ternura, tras nombrar a las criaturas maravillosas. Lo hizo lleno de vergüenza, pero al fijarte detenidamente, te diste cuenta de que también con dolor. El motivo escapaba a tu comprensión, y debías atender al resto de la explicación de Yeoh, pero te diste cuenta de que el japonés no volvió a levantar su rostro, ni durante la explicación de Yeoh ni mientras preguntaste seguidamente acerca de ello.

D-difícil cree... -Dijo en un murmullo cuando tu voz se ahogó al ponerte en pie, caminando de un lado a otro en el escaso espacio disponible- Difícil entiende... -Añadió, levantando la vista con ojos enrojecidos, mirando a la señora de la casa, quien sin saber el motivo exacto se vio invadida de una profunda lástima- ...que no ve con ojos suyos.

La señora Yeoh parecía comprender lo que el chico decía, llevándose las manos al pecho, a ese lugar donde colgaba oculto bajo la ropa el colgante que le entregase su esposo. Se puso en pie y se acercó a la cortina, deslizándola ligeramente y comprobando el exterior. Tras asegurarse de que todo estaba en orden, miró a Kippei y asintió con la cabeza.

El joven japonés cerró los ojos, cansado. Con un gesto de dolor, deshizo el nudo de su cinturón, comenzando a desprenderse de la parte superior de su ropa. Al hacerlo, pudiste ver un cuerpo delgado, fibroso, malnutrido, en cuyo torso se marcaban en exceso las costillas por la falta de alimento. Apenas había carne sobre esos huesos, aunque más llamaba la atención las diversas marcas oscuras que salpicaban su piel, moratones acumulados a buen seguro por el mal trato recibido por su maestro, así como alguna que otra cicatriz.

Kippei cerró los ojos, concentrándose, controlando su respiración. Parecía en total calma, en paz, como esos monjes peregrinos que pasaban de cuando en cuando por tu aldea, mostrando sus cuentas en repetición de mantras que les ponían en comunión consigo mismos. A pesar del hambre, de los golpes, de la vergüenza, el japonés parecía tranquilo.

Hasta que abrió los ojos, y todo cambió.

Sus ojos brillaban. ¡Brillaban! Poseían una luz propia, un reflejo iridiscente de una llama en su interior. Y mientras esa llama crepitaba, su cuerpo comenzó a crecer, a ganar masa muscular. Mus brazos se alargaron, ganando musculatura, su cabello se despeinó en mechones rebeldes y salvajes, sus orejas se alargaron, ascendiendo por los laterales de su cabeza, y en su rostro viste hincharse sus pómulos y estrecharse las pupilas brillantes de sus ojos felinos.

Kippei, o esa cosa en la que se había convertido, giró su rostro y te miró, y al abrir la boca viste unos incisivos afilados, como los de un depredador. Y sin embargo, su mirada felina seguía cargada de esa lástima, ese dolor, esa culpa. Sólo pudo mantenerte la mirada un instante, antes de agacharla y mirar al suelo.

Esto sólo muestra. -Dijo, con una voz que no parecía la suya, mucho más grave y cavernosa- Puede cambia más. T-tú cree ahora.

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16/06/2016, 22:52
Rui Wu-San

Soy una persona, ¿Cómo voy a tener sangre de un tigre? Eso es una auténtica locura, no puede ser. Tratan de engañarme, tiene que ser eso… Y odio las mentiras, y los secretos… Sea lo que sea de lo que trata todo esto no me hace ni pizca de gracia. Sangre de tigre, la sangre de mi padre…

No dejaba de moverme en el reducido espacio, cruzando mis brazos y descruzándolos, nerviosa, pensativa, dudando de todo y de todos para tratar al instante de autoconvencerme de lo que me habían dicho.

Sólo paré cuando escuché la voz de Kippei, siendo la de la señora Yeoh la que esperaba haber escuchado antes para darme algunas explicaciones. El chico se había mostrado dolido con aquel asunto, aunque no sabía el motivo de ello, y no fue hasta entonces cuando volvió a levantar su rostro. Dijo algo sobre la dificultad de entender, sobre ver con tus propios ojos, o eso comprendí de sus palabras.

Intercambió miradas con la señora Yeoh, mientras yo me ponía más y más nerviosa, y la verdad es que también me estaba enfadando. Estaba claro que esos dos se estaban comunicando, sabían de qué hablaban y yo estaba ahí, sin comprender nada, volviendo a dar paseítos en tan pequeño lugar.

Entonces la Señora Yeoh abrió ligeramente la cortina y comprobó como iban las cosas fuera, cerrando después esta y asintiendo con la cabeza a Kippei. El chico comenzó entonces a deshacerse de su cinturón bajo mi atónito rostro, viendo como después se desprendía de la parte superior de su ropa. Su cuerpo, fibrado aunque muy delgado, con unas costillas muy marcadas, contaba con varias marcas oscuras además de algunas cicatrices.

Se me removió el estómago ante aquellos moratones, desviando unos segundos los ojos hacia su rostro lleno de dolor; pero a pesar de las marcas, ese dolor que reflejaba su gesto no parecía fruto de los golpes. Sus señales me recordaron a las mías, las que pocos años atrás me habían acompañado en ocasiones, siendo testigo de tantas y tantas cosas.

Volví a recorrer aquel maltratado cuerpo con mi mirada, hasta subir por su esternón hasta su cuello y finalmente a su rostro, viendo como respiraba con gran concentración; haciendo que a pesar de todo lo padecido consiguiera transmitir una inmensa sensación de serenidad. Y de pronto, sin esperármelo, abrió los ojos; unos ojos de los que no podía despegar los míos, siendo estos algo de otro mundo.

Brillaban como la más cálida hoguera, y crepitaban como esta, mostrando aquella especie de llamas irradiando luz en su interior. Pero aquello no era lo único sorprendente. Junto a aquel cambio, su volumen comenzó a aumentar. El desnutrido cuerpo se cubría de grandes músculos y sus brazos crecieron de forma sorprendente. Su rostro también se transformó, desde sus pómulos a su cabello, pasando por sus orejas.

No podía creérmelo, me froté los ojos para comprobar que aquello no fuera una ilusión, y al hacerlo y ver que Kippei me miraba mostrándome aquellos afilados dientes, retrocedí de espaldas; chocando contra la pared. Sus ojos continuaban mostrando esa misma tristeza de antes, pero aun así no pude evitar asustarme ante lo que tenía en frente.

¿Y Lu Yan puede hacer eso también?

Kippei habló entonces, con una voz muy diferente a la que le conocía, para decir que eso sólo era una muestra. Podía cambiar más. ¿Todavía más? Aquello parecía una locura, pero lo estaba viendo con mis propios ojos. Y como bien había dicho el chico, ahora podía creérmelo, no me quedaba otro remedio.

- ¿P-p-pero cómo? – tartamudeé, con las palmas de mis manos apoyadas en la pared tras de mí, llena de nerviosismo y confusión. - ¿P-por qué? ¿Es una especie de maldición? – pregunté tratando de tranquilizarme, mirando a ambos de forma alternativa. – Porque mi padre no era un tigre… N-no lo era, yo… Yo lo sabría si así fuera… - concluí en voz baja, agachando mi rostro y cerrando los ojos con fuerza unos segundos.

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24/06/2016, 02:23
Kippei Gennosuke

El japonés observaba tu reacción con aquella mirada que era ya más animal que hombre. Sin embargo, estaba alimentada por un brillo especial, igual que había sucedido justo antes de cambiar. Era una especie de aura serena que daba a su rostro vagamente felino un aire de tranquilidad y confianza. Como tener delante un enorme tigre, y sentir que en nada se diferencia de un cariñoso gato doméstico.

Pero la sensación no dura mucho, tan sólo hasta que nombras a tu padre, eso y la reacción que acompaña a tus palabras. Esa mirada serena se vuelve fuera, salvaje, apenas un destello antes de que Kippei agache su rostro y lo gire hacia un costado.

Su ahora robusto y grácil cuerpo comienza a menguar de nuevo, volviendo a ser el chico que habías conocido en un principio. Tan sólo una cosa no regresó: los moratones y las marcas de heridas habían desaparecido.

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24/06/2016, 02:32
Ming Yeoh

Ming Yeoh permaneció junto a la entrada todo ese tiempo, vigilando la cortina y mirando a Kippei de reojo. Tus reacciones no le pasaron desapercibidas, pero tardó en reaccionar. Quizás creía que le correspondía al chico dar respuesta a tus preguntas, al fin y al cabo era su pueblo del que hablabas. Sin embargo, Kippei se vio sumido en un silencio doloroso de origen incierto, y una vez en la forma de un chico normal y corriente, la señora de la casa regresó a sentarse a la mesa.

No es ninguna maldición, pequeña, es todo lo contrario. -Explicó con ilusión en su expresión- Es una bendición, ser criaturas por encima de los simples hombres... Aunque a veces sea un camino muy duro que recorrer, una vida exigente. -Desvió la mirada hacia Kippei, que echó su rostro a un costado. Ming volvió a mirarte- Hasta donde yo se, tu padre nunca cambió. Llevaba la sangre del Tigre entró de él, pero no era uno. No todos los que la portan son bendecidos. No recuerdo si tu abuelo lo era... -La señora frunció el ceño, pensativa- No se si Lu Yan me lo contó alguna vez, creo que no...

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26/06/2016, 04:15
Rui Wu-San

Mientras formulaba aquellas preguntas a Yeoh y a Kippei, la mirada del chico permanecía serena, transmitiendo una peculiar calma; que desapareció de repente poco antes de que yo agachara la mirada, mostrando una extraña fiereza.

¿Acaso habrá notado que…? No, eso es imposible. No hay modo de que sepa a qué me refiero.

Docenas de preguntas e ideas recorrían mi mente, haciéndoseme eternos los segundos transcurridos hasta que la señora Yeoh comenzó a darme una respuesta. Alcé entonces la vista, viendo como esta volvía a sentarse junto a la mesa y sorprendiéndome al encontrar en Kippei nuevamente la forma de aquel chico extremadamente delgado. Aunque algo había cambiado en él.

S-sus marcas…

Las palabras de Ming negaban que aquello fuera ninguna especie de maldición, afirmando que se trataba de todo lo contrario; aunque aquel don conllevaba una vida exigente. Vi entonces como la señora Yeoh miraba a Kippei, vivo ejemplo de ese tipo de vida a la que se referiría, y mi rostro se ensombreció al ver cómo este apartaba el suyo.

Pero la mujer hizo que volviera a mirarla al continuar hablando, contándome que mi padre también tenía la sangre del tigre pero que nunca había sido uno, ya que al parecer no todos los portadores llegaban a serlo. De la condición de mi abuelo, sin embargo, no supo decirme nada.

Me quedé pensativa a ese respecto, todo el asunto de la sangre de tigre, de las transformaciones o no, pero parte de mi pensamiento continuaba dedicado a Kippei. Volví a mirar al chico con tristeza, tomando su ropa y acercándome a él, tendiéndosela sin mirarle directamente, algo ruborizada por su desnudez.

- Siento si… Si he dicho o hecho algo inadecuado. – me disculpé mirando hacia otro lado, sin saber si podría haberle ofendido de algún modo sin darme cuenta; todo aquello era demasiado nuevo y extraño para mí, quizás no había reaccionado muy bien.

Tras ello me volví hacia la señora Yeoh, queriendo formularle una nueva pregunta.

- Entonces… ¿Por qué? ¿Por qué Lu Yan sí y no mi padre? - ¿Sería ese el motivo por el que mi madre rechazó a Lu Yan? ¿Ella lo sabía? - ¿Por qué algunos son bendecidos y otros no? – pregunté haciendo uso de esa palabra que la mujer utilizaba, “bendecido”.

¿Realmente algo así es una bendición?

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29/06/2016, 16:26
Kippei Gennosuke

Al acercarle su ropa, Kippei bajó su mirada hacia su propio torso, como si acabase de recordar su semi desnudez. Se encogió sobre sí mismo, gesto con el que resaltaba aún más la escasez de carne sobre sus costillas y la columna. Con agradecimiento, esa protocolaria forma de inclinar la cabeza, aceptó las ropas preparándolas para cubrirse de nuevo. Sin embargo, se detuvo al oír tu voz.

I-iie... iie... Ehm, N-no, no, nada malo. -Aclaró el joven, nervioso, volviendo a inclinarse mirando al suelo- Tú no siente, t-todo bien.

Tras aclarar ese tema, prosiguió vistiéndose, con lo que viste eran varias prendas superpuestas que se cerraban con diversos cinturones. El resultado quedaba bastante holgado, y aún así lo bastante cerrado como para guarnecer del frío.

Permaneció atento mientras hablabas con la señora Yeoh, acercando su mano a otro de esos bollos y llevándose a la boca un pequeño mordisco. Sin embargo, de fijó en que tu pregunta sólo obtenía de Ming una mirada de incredulidad, mientras se encogía de hombros. La mujer no tenía una respuesta que ofrecer.

Nadie sabe. -Intervino finalmente, tragando con dificultady quedando unos instantes en silencio antes de proseguir- Capricho dioses, Shunito dice. Sólo así explica ser tigre quien no merece. -Su rostro se ensombreció de nuevo, quedando patente el motivo de tal explicación, las circunstancias en que esa bestia que era su maestro esgrimía ese argumento. Era él quien no merecía ser lo que era, a ojos precisamente de quien debía enseñarle a serlo.

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11/07/2016, 14:26
Rui Wu-San

De reojo, pude ver como Kippei tomaba las ropas y agradecía mi gesto de tan formal modo, aunque al hablarle la serenidad de sus protocolarios gestos se vio perturbada; actuando de forma nerviosa.

Se apresuró a disculparme, diciendo que no había dicho nada malo, ante lo que esbocé una tenue y triste sonrisa antes de volverme hacia la señora Yeoh y dejar que el chico se vistiera tranquilo. Importaba, claro que sí, bastante tenía él con soportar a aquel desgraciado que desataba su rabia en aquel flacucho cuerpo, más lo que supondría esa vida de la que apenas sabía nada, pero que le convertiría en un monstruo a ojos de muchos; bastante era vivir eso para que alguien como yo se comportara de aquel modo, cuando él sólo había pretendido ayudar.

La mujer no parecía saber responder a mis preguntas, y fue Kippei quien se atrevió finalmente a hacerlo, explicando que según Shunito se trataba de un capricho de los dioses, y que por eso quienes no lo merecían también llegaban a transformarse. Los vivarachos ojos de Kippei se apagaron, todo su rostro se ensombreció. Estaba claro lo que eso significaba, y no pude evitar adoptar un gesto de asco y absoluto desprecio.

- No me creo eso. Lo que diga esa mala bestia no debería ser tenido en cuenta. – dije con tono recio mirando hacia abajo, pensativa. – No le creas. – dije mirando a Kippei, a modo de orden más que de petición. – No puedes darle ese poder sobre ti. – añadí con mis ojos clavados en los suyos, girando después mi rostro hacia un lado.

Temía haber sido una impertinente, pero esta vez me daba igual. Ese Shunito era un hombre, tigre, o lo que fuera, despreciable; y me hervía la sangre sólo de pensar en todo lo que Kippei pasaría a su lado, porque estaba convencida de que lo que habíamos visto sólo era la cima de la montaña.

- Hay algo que… – comencé a decir, volviendo a mirar a Ming y al chico. – Hay algo que no entiendo.En realidad hay muchas cosas que no entiendo, pero… - ¿Por qué permaneces con él? Si te trata así, y no te cree merecedor… ¿Por qué te enseña? – pregunté con confusión a Kippei, mirando después a Ming. - ¿Es que…? Los que tenemos sangre de tigre… ¿Somos familia? – señale a Kippei, y después a mí, repitiendo el gesto un par de veces más.

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22/07/2016, 09:32
Kippei Gennosuke

Negaste las palabras de Kippei, aquellas que parecía aceptar de ese maestro suyo que más pareciera un amo rabioso. El desprecio que esa mala bestia sentía hacia el chico había enraizado en él, hasta el punto de asumir, al parecer, su pensamiento como cierto. El muchacho agachó la cabeza uniendo sus manos nervioso sobre su regazo, pero no respondió.

Te fijaste, sin embargo, en la expresión triste y molesta de Ming Yeoh mientras le miraba. Había algo en ella, un atisbo de comprensión, que no de aceptación. Y una gran lástima.

Sin embargo, seguiste preguntando, incapaz de comprender la situación. ¿Por qué le instruía ese hombre, a pesar de despreciarle tanto? El rostro de Kippei se ensombrecía con cada palabra, hasta que una de ellas, la última, le provocó una reacción inesperada. Familia. Fue oírlo, y el chico elevó su mirada súbitamente para mirarte, con un estremecimiento. Tan sólo para volver a agachar su rostro, hundiendo la cabeza entre los hombros.

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22/07/2016, 09:41
Ming Yeoh

La señora Yeoh también pareció percibir el gesto, pues se revolvió con incomodidad. Tomó la palabra, quizás por arrebatar la atención al chico y dejarle con sus pensamientos, con los fantasmas que le atosigaban. Ahí había un pasado, de eso estaba seguro. Y mucho dolor. Los tigres eran seres maravillosos, pero sus vidas no acostumbraban a ser sencillas.

Es un... deber sagrado. -Respondió con tono neutro, antes de lanzar un suspiro- Si se encuentra un cachorro sin maestro, y tienes conocimientos suficientes como para enseñarle, es tu deber hacerlo. Le guste o no, Shunito es el maestro de Kippei, y carga esa responsabilidad hasta el día en que este muchacho sepa lo suficiente para seguir su camino en solit...

De repente, la conversación se vió interrumpida. En el exterior, en el comedor, se oyeron voces, un gran barullo, gritos. Alguien, con gran autoridad, pedía ayuda con urgencia. había gran movimiento, se oyeron mesas arrastrándose, sillas que se caían, algunos cuencos rotos. Yeoh se acercó a la cortina, apresuradamente. La descorrió ligeramente, y sus ojos se abrieron como platos, mirándoos inmediatamente.

Permaneced aquí. -Os dijo, preocupada- No salgáis, ¿de acuerdo?

Y con tan sólo esas palabras, salió del reservado, dejándoos solos y en silencio.

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22/07/2016, 09:57
Kippei Gennosuke

Kippei había alzado su rostro antes de que Ming Yeoh detuviera su explicación. Lo que la interrumpió ya había alcanzado sus sentidos mucho antes, y por su expresión se trataba de algo grave. Cuando la señora Yeoh salió, el chico tigre se quedó mirando a aquella cortina, y sólo dijo unas pocas palabras, en un murmullo.

Huele a sangre...

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02/09/2016, 14:31
Rui Wu-San

Al negar las palabras de Kippei, al pedirle que no creyera a esa mala bestia, el chico de las islas del este se quedó en silencio; agachando la mirada con cierto nerviosismo. Mis palabras tampoco parecieron gustar demasiado a Ming Yeoh, aunque por la bondad que había demostrado, intuía que la mujer estaría de acuerdo con ellas.

Continué hablando, preguntando, para tratar así de montar aquel rompecabezas que poco a poco iba tomando algo de forma. Kippei continuó callado, mirándome únicamente un momento ante mi pregunta final; y la señora Yeoh tomó la palabra, respondiendo a mi pregunta en un tono neutro.

Pero antes de terminar su explicación, comenzaron a escucharse voces y otros ruidos que hicieron a la señora Yeoh acercarse a la cortina y echar un vistazo fuera. Sus ojos se abrieron como platos al ver qué era lo que sucedía, y preocupada nos pidió que nos quedáramos en el reservado antes de salir.

Entonces me giré para mirar a Kippei, que desde antes ya parecía alerta, y observé como miraba aquella cortina con un inquietante gesto.

¿Es que también puede ver a través de las cortinas?

Su murmullo no tardó en llegar, haciendo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal.
Sangre… ¿Era capaz de pericibir algo tan sutil? ¿Y qué estaba sucediendo ahí fuera?

- ¿S-sangre? ¿Estás seguro? – pregunté, en voz baja yo también. – Si es así, a lo mejor es una simple pelea, quizás debería salir a ayudar a la señora Yeoh. – comenté, dirigiéndome hacia la cortina.

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02/09/2016, 14:57
Director

El joven japonés se limitó a asentir asegurando su afirmación, aunque acto seguido ladeó la cabeza hacia un costado, con el ceño fruncido. Intuiste que no era la vista el sentido que estabs usando, sino el oído. Los sentidos de los Tigres debían ser extraordinarios.

Pero, como los tuyos sólo eran los de un ser humano, te acercaste a la cortina, dispuesta a comprobar lo que sucedía fuera, y a salir al exterior en ayuda de vuestra anfitriona si era necesario. Sin embargo, cuando te asomaste fuera algo te hizo volver a cerrarla apresuradamente, descorriendo únicamente el grosor de un dedo para observar sin ser vista.

Ahí afuera había un rostro que te era muy familiar.

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02/09/2016, 15:06
Zang Li

El siervo de ese noble al que llamaban Bingbing se encontraba en medio del comedor, que parecía estar convirtiéndose en una improvisada enfermería. Un buen número de hombres bien armados, entre los que pudiste reconocer a los hombres que trataron de llevarte por la fuerza en tu casa, se desplegaban por el lugar, apartando comensales y haciéndose dueños de varias mesas donde tendían con menos cuidado del que debían a cuatro de los suyos que sangraban profusamente por grandes heridas producidas al parecer por algún tipo de bestia.

¡¡En nombre de mi señor, Fan Bingbing, exijo atención médica para mis hombres!! ¡¡Hemos sido atacados por un demonio!! -Gritaba, con las manos unidas a la espalda- ¡¡Traed un maldito curandero, mujer!! -Ante él, la señora Yeoh se mostraba preocupada por los heridos, e impartía instrucciones entre sus trabajadores para que trajeran agua y vendas, ignorando en parte la arrogancia de aquel hombre. Sin embargo, Zang Li no dudó en detenerla sujetándola por un brazo con fuerza- Buscamos a una joven que viaja sola, o en compañía de un viejo. ¿Han pasado por aquí? -Preguntó con cara de pocos amigos. Pero, a pesar de la negativa de Ming, hizo un gesto a uno de sus hombres, que reclutó a varios más para, por lo visto, registrar el establecimiento.

Te giraste, sobresaltada, al notar que el báculo comenzaba a vibrar, resonando contra la pared de madera en que estaba apoyado. Fue cuando te diste cuenta de que Kippei estaba al fondo de la sala, tratando de empujar unas tablas sueltas de la pared. ¿Buscando acaso una salida?