Partida Rol por web

Una vez dentro de la cápsula, todo pareció transformarse en un mar de calma. Desnudos, con el único movimiento visible (y evidente) del miembro de Harry, era como si nada malo ocurriese ni pudiese ocurrir. 

El cuerpo de Gemma invitaba a perderse en él y a medida que el frío iba desapareciendo, la idea le parecía a Harry más atractiva. Gemma, por el contrario, actuaba como si fuese una enfermera profesional, sin reaccionar emocionalmente y esperando a que sus servicios, fuesen necesarios.

En cualquier caso, el espacio en la cápsula era mínimo, por lo que las opciones eran muy limitadas.

Pero los minutos no parecían estar dispuestos a transcurrir plácidamente.

Un piloto rojo se encendió en el interior de la cápsula. En la superficie del piloto había un símbolo: O₂.

- ¡Tranquilo Hate! - Le pidió McFadden. - ¡Estamos juntos en ésto! ¿Le disparé a esas cosas recuerdas?

McFadden estaba casi tan nervioso como Hate, aunque en el todavía no había cundido el pánico. Aunque poco faltaba realmente. Por lo tanto, no era él el más indicado para infundir tranquilidad en otro. 

- ¡Qué estemos rodeados de alienígenas asesinos no es culpa de Smith! ¿Verdad? - Le preguntó al capitán, quién debía confirmar tal extremo. - ¿Verdad? - Dudó entonces Roger. ¿Y si realmente Hate tenía razón? - Llegar a esta zona muerta, que la nave se quede sin energía, no hay trajes para todos, los aliens en el cargamento y... - Aquel soldado empezó a sumar dos más dos. - ¿Y ahora más de esas cosas aquí dentro? Demasiada coincidencias, ¿no cree capitán? - Le miró fastidiado. - ¿Qué tiene que decir a eso, Smith?

John se había quedado en shock, sorprendido por la seguidilla de calamidades. Primero el accidente de Stamets y luego aquella maldita nave, que después de revivir, decidía volver a  morirse. Pero no todas eran malas, la criatura estaba muerta, y pronto llegaron sus compañeros. John trataba de pensar alternativas para rescatar al doc, era en todo lo que pensaba, hasta que algunas palabras sueltas se colaron en su conciencia. Lo último que faltaba, un maldito motín.

- Bueno, calma, todos, maldición. Stamets está en shock y el doc tal vez muerto o a punto de morir. Hate, suelta ese caño porque te juro por mi tía Margarita que te meteré una bala en la rodilla y perderás ese andar tan elegante para siempre -lo encañonó. Luego habló a McFadden. ¡Por supuesto que yo no tengo nada que ver en esto, maldita sea! Pensé que había trajes suficientes, y desde luego no esperaba que nos disparen y tener que quedar varados aquí. Al próximo que vuelva a hablar de coincidencias extrañas en esta situación lo hago saltar por la borda. Luego cuando estemos todos vivos y en destino veremos como saldamos cuentas. Ahora, Milton, ve que puedes hacer para revivir esta puta nave, McFadden, cuidanos la retaguardia porque puede haber más de esos jodidos bichejos, y alguien que me diga lo que hay en esos putos contenedores de la Greta. 

El cuerpo de Harry era bastante agradecido, pero su miembro no dejaba de moverse, lo cual me incomodaba porque me empujaba ligeramente entre las piernas. A pesar de todo, comprendía su reacción y sus palabras eran completamente ciertas. Era un halago para mis diseñadores, aunque no era la primera vez que descubría que los hombres, tampoco eran demasiado exigente.

Como estábamos a escasos milímetros y sabía de la incomodidad que una proximidad así suponía para un hombre, cerré los ojos y me dispuse a analizar mis sistemas, cuando noté un pequeño pitido, casi imperceptible. Abrí los ojos y vi el piloto. El sistema de oxígeno estaba fallando.

Decidida, miré a Harry.

-Harry, no te preocupes. Te suministraré oxígeno durante todo el tiempo que pueda. Respira con normalidad.

Abrí la boca y junté mis labios carnosos con los suyos. La saliva se deslizó entre nuestras bocas y el aire comenzó a fluir con naturalidad hacia sus pulmones. Sabiendo que podíamos tener que permanecer así durante algún tiempo, regulé la cantidad de oxígeno al mínimo para asegurar su supervivencia y acompasé movimientos de mi pecho para conseguir ralentizar el suyo. Su vida dependía de que fuese capaz de relajarse y minimizar el consumo de aire.

Viendo lo que se avecinaba, intenté ponerme de pie, despacio, ayudado por Tristán, mi dulce Tristán. Apoyé la espalda en la pared, notando cómo la tensión iba en aumento. Hate se había vuelto un desquiciado y era un peligro para el resto en ese estado; además, había insertado la duda en los demás con respecto a las intenciones del capitán. Inhalé fuertemente y apreté los dientes, aguantando el dolor. No me quedaba mucho tiempo y ahora estaba consciente, no se por cuánto tiempo.

-"Dejaros de gilipolleces todos. El capitán sabe tanto de estas malditas alimañas como cada uno de nosotros. Esa que está ahí nos la encontramos en el pasillo, y ninguno de los dos habíamos visto nunca una cosa así. La guapa y sexy cara del capitán así lo reflejó. Ahora lo importante es trabajar en equipo y conseguir arreglar esta nave. La Greta está perdida, por lo que me contáis, y creo que Doc también. No da tiempo en ir hasta allí con un traje que no sabemos si hay en esta nave. Aquí tenéis una oportunidad de sobrevivir, siempre que acabéis con esos bichos. Así que poneros manos a la obra de inmediato, so ovejos, y dejaros de miraros la verga. Lo primero es volver a conectar el soporte vital y lo segundo arreglar los motores, el resto irá poco a poco. Intentad ir siempre por parejas, por si sale otra criatura de esas. El fuego las mata, como podéis ver, pero tened cuidado. Yo voy a acercarme a la enfermería, no me queda mucho tiempo. Allí debe de haber una cápsula de cirujía. Si llego a tiempo puede que os pueda echar una mano después." Dije con voz débil, mirando las invisibles manos; tenía los brazos estirados.

Empecé a andar por el pasillo para dirigirme a la enfermería, medio arrastrándome por las paredes. No miré atrás, a ninguno de mis compañeros. No quería que olieran el olor a muerte, a pollo quemado, a meada de sarasa...

Sin esperar demasiado las respuestas, John tomó a Stamets que necesitaba asistencia urgente. Lo tomó por debajo del brazo, aunque el otro seguía sosteniendo su arma, temeroso de que aparezcan más de aquellos seres.

- Vamos, busquemos la enfermería. Milton, por favor, hay que conectar esta nave cuanto antes.

Smith se dirigió hacia la salida, llevando a Paul como buenamente pudo, mientras los demás permanecíais en la zona de ingeniería. Había mucho que hacer y muy poco tiempo.

Ahora no se trataba solo de la vida de Paul, sino de la de todos vosotros. O recuperabais la nave, o no habría nada que hacer.

Smith se dirigió hacia la salida de ingeniería, subió con dificultad por las escalerillas, empujando y tirando de Paul, que cada vez mostraba signos más evidentes de estar sucumbiendo al dolor y la hipoxia, y se dirigió hacia la enfermería.

Cuando las puertas se abrieron, el capitán tenía el rostro bañado en sudor, acrecentado además de por el esfuerzo, por el calor sofocante del traje. Prácticamente tiró encima de la camilla a Paul, cuyo pecho ascendía y descendía con fuerza, haciendo lo que podía por aspirar la última bocanada de aire que su traje podía proporcionarle.

En cuanto Paul se colocó completamente dentro de la cama, una cámara transparente empezó a cubrirle completamente y en su superficie aparecieron sus signos vitales.

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En la pantalla también salió un pequeño aviso:

"CREANDO ESPACIO PRESURIZADO.... CREANDO ESPACIO PRESURIZADO............... ESPACIO INTERIOR PRESURIZADO"

Segundos más tarde, aparecía un pequeño laser que atravesaba con precisión quirúrgica el casco de Paul, partiéndolo por la mitad. Paul abrió la boca para respirar, tomando oxígeno casi de manera ansiosa.

En el panel apareció otro aviso.

"DETECTADOS DAÑOS GRAVES EN EXTREMIDADES ANTERIORES.... RECOMENDACIÓN.... SUTURA FOTÓNICA.... IMPLANTACIÓN CIBERNÉTICA.... TRATAMIENTO CON A-4836..... TRATAMIENTO CON A-2921.... TRATAMIENTO CON I-0927.... PULSE PARA CONFIRMAR.... PULSE PARA CONFIRMAR....".

Para Rook, el capitán y su complice Stamets, sabían actuar muy bien; lo había amenazado con su arma y después se había marchado ignorándolo. No quería dar importancia a sus palabras cuando sí la tenía. Y MacFadden tenía razón, le había quitado de encima a algunas de esas criaturas, pero eso no demostraba nada. « Mierda!! iban a morir allí, perdidos en la nada y tenía que encontrar al culpable»

—No pienso ir desarmado, así que podéis venir si queréis, pero no tendré miramiento con ninguno de vosotros.